Está en la página 1de 11

A

Grande
Cavalgada
Leia o texto com atenção...

Num certo dia um paciente de um manicômio


psiquiátrico bate à porta do diretor do hospital.
Como vai,  doutor? Posso entrar?
Claro que sim. O que você deseja?
Bem, doutor. Eu quero lhe dar um presente.
Um presente? Mas que presente?
É um livro. O nome dele é A GRANDE CAVALGADA.
Muito interessante. Mas quem é o autor?
Sou eu, doutor.
Você? Mas como foi isso?
Estou internado aqui há muitos anos e tive bastante
tempo para escrevê-lo.
Estou muito impressionado. Se você foi capaz de
escrever um  livro, é porque já está curado.

Vou assinar a sua alta imediatamente.


E o autor do livro foi embora feliz da vida.

Mais  tarde o diretor do hospital iniciou a leitura do


livro.
Vide a seguir...

(Livro: A grande Cavalgada)


 
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocot
ó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poc
otó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Po
cotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.P
ocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocot
ó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poc
otó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocot
ó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poc
otó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Po
cotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.P
ocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocot
ó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poc
otó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocot
ó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poc
otó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Po
cotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.P
ocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocot
ó.

-1-
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poco
tó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Po
cotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poco
tó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Po
cotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poco
tó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poco
tó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Po
cotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poco
tó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Po
cotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poco
tó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poco
tó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Po
cotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poco
tó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Po
cotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.
-2-
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó

Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó

Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.

-3-
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.P
ocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Po
cotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poc
otó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poco
tó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocot
ó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó
.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó

Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.P
ocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Po
cotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poc
otó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poco
tó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocot
ó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó
.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó

Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.P
ocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Po
cotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poc
otó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poco
tó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocot
ó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.

-4-
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocot
ó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poc
otó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.P
ocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocot
ó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poc
otó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.P
ocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó

Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocot
ó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poc
otó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.P
ocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.
Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocot
ó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Poc
otó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.P
ocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó.Pocotó

e Pocotó (ufa!)

 
- 178 -

También podría gustarte