En este texto, Marx, partiendo de su concepción dialéctica y materialista de la historia,
realiza un análisis de las revoluciones burguesas de 1848 hasta 1851. En este periodo Marx señala el proceso mediante el cual se pasa de una monarquía republicana a una republica burguesa, de la dominación de una persona en representación de una parte de la burguesía a la dominación de la burguesía completa. En este proceso Marx identifica tres momentos fundamentales en los que señala el papel de la lucha de clases: el periodo de febrero, el periodo de constitución de la republica y el periodo de la republica constitucional. El periodo de febrero, caracterizado por la declaración de un gobierno provisional que hace la asamblea constituyente en febrero de 1848 después de la caída de Luis Felipe, constituyó un intento por ampliar la participación electoral de los privilegiados políticos y derrumbar la aristocracia financiera. Este intento se apoyo asimismo, en el carácter provisional del gobierno en el que todos los partidos con diversos intereses encontraron cabida, dentro de los cuales estaba el partido proletario que declaró por ejemplo la republica social.
El periodo de la constitución de la republica que va de mayo de 1848, fecha en la que
se reunió la asamblea constituyente, hasta finales de 1849, se caracteriza por un claro rechazo a las medidas tomadas en el periodo anterior, lo que posibilita la configuración la republica burguesa por medio de la asamblea constituyente compuesta por representantes elegidos en las elecciones nacionales. Se caracteriza por tanto también por el debilitamiento de la clase proletaria que sin embargo reacciona en las reivindicaciones de junio, pero que finalmente es derrotada, dado el apoyo de diversos sectores de la población a la burguesía republicana, hasta llevar al proletariado a una posición políticamente débil.
Esta burguesía republicana desempeña en los dos periodos anteriores un papel
fundamental puesto que es la encargada de que la dominación burguesa adquiera un carácter republicano y no monárquico. Esta burguesía republica, o llamados también republicanos puros, era un grupo de personas que tenían en común el recuerdo de la antigua republica, el nacionalismo francés, el odio a Luis Felipe y la oposición común de todas la burguesía a la aristocracia. Estas características llevaron al fortalecimiento político de esta burguesía republicana puesto que recibía apoyo de diversas fracciones de la burguesía, consolidándose en un primer momento, con puestos importantes en el gobierno provisional en el periodo de febrero y en un segundo momento, apoderándose de todos los puestos de la asamblea constituyente después de sacar a los representantes sociales apoyándose en las reivindicaciones de junio. Esta dominación de la burguesía republicana duro hasta finales de 1849 y tiene como resultados principales la redacción de la constitución republicana y la declaración del estado de sitio en parís.
Esta constitución republicana, dice Marx, no difería radicalmente de la constitución de
1830, y dejo salir a flote contradicciones que apremiaban un cambio. Fundamentalmente, esta constitución promulgaba todas las libertades, de prensa, de educación, de religión; sin embargo, cuidaba que estas libertades no representaran un peligro para el orden social, es decir el orden social republicano burgués. Asimismo, la contradicción entre el poder del presidente, que era mínimo, y el poder de la asamblea constituyente, asegurándose como poder dominante, era insostenible. Esta constitución por tanto, abogaba por los intereses de esta clase republicana, entrando en contradicciones que llevaron finalmente a su caída, propiciada también por los realistas, gran burguesía defensora del régimen monárquico y por los socialistas, que los republicanos se empeñaron en eliminar, proceso que favoreció la llegada al poder de Luis Bonaparte.
El tercer periodo, la republica constitucional que comienza el 8 de mayo de 1849, fecha
de la reunión de la asamblea constituyente, hasta finales de 1851 cuando esta fue disuelta, se caracteriza principalmente por las contradicciones en los intereses y en la forma de actuar de cada clase, fracción de clase o partido que permitieron como resultado finalmente la consolidación de Luis Bonaparte en el poder. Los revolucionarios, los miembros de la asamblea constituyente, los realistas, los miembros de la montaña, todos abogaban por diferentes intereses, incluso dentro de los mismos partidos, que entraban en contradicción. Por ejemplo, las coaliciones del partido del orden, del que surge directamente Luis Bonaparte, los legitimistas y los Ornelanistas, cada vez mas encontraban menos puntos en común chocando continuamente aunque mantuvieron su dominación política. Según Marx este partido representaba la lucha entre diversas fracciones de clase de la burguesía, la burguesía terrateniente y la burguesía del capital, buscando que esta clase en su totalidad se estableciera en el poder y no solo una parte. Por otro lado, los miembros de la montaña, el partido socialdemócrata, recogían a miembros de la clase pequeño burguesa y de la clase obrera, puesto que estas veían sus intereses ahogados por el partido del orden.
Después de la asamblea constituyente estas dos fuerzas, que representaban la lucha
de clases de la época, entraron en franco y abierto choque, dejando como amplio ganador al partido del orden, que mediante la violación de varios artículos constitucionales al bombardear roma, llevo a los miembros de la asamblea constituyente de la pequeña burguesía a abandonar esta y a tomar las armas, lo que termino con la representación del partido social demócrata en la asamblea constituyente. De esta manera, el partido del orden consolido su poder, acabando con la republica constituyente y con el partido social demócrata, otorgando la mayoría del poder a la asamblea constituyente y dejando como presidente a Luis Bonaparte quien finalmente terminaría por disolver dicha asamblea.
Puede observarse como Marx utiliza su concepción del materialismo histórico y la
lucha de clases para realizar un análisis profundo de los acontecimientos históricos en Francia, de lo que él llama la segunda revolución francesa. En este análisis es fundamental el choque de intereses entre las distintas clases tomando especial importancia los choques entre fracciones de clase y por tanto el choque de intereses al interior de cada clase. De la misma manera, Marx señala las alianzas estratégicas que en épocas específicas pueden consolidarse entre clases divergentes gracias a intereses comunes particulares, como el caso de la unión de la clase proletaria y de la clase pequeño burguesa en el partido social demócrata.
Es de resaltar asimismo, como el análisis marxista muestra como primordial el proceso
histórico en el desarrollo de los acontecimientos presentes, demostrando por ejemplo la influencia de la imagen de Napoleón, y en general de los acontecimientos de la primera revolución, en la segunda revolución francesa, señalando sus puntos comunes y sus divergencias. Este tipo de análisis también lo lleva a fundamentar implícitamente la incapacidad de una revolución basada en acontecimientos pasados para transformar radicalmente la sociedad y así concretar su idea de la revolución proletaria como un proceso de ruptura con todo proceso histórico anterior.
Finalmente, es importante reconocer la profundidad del análisis marxista en la
interpretación de los acontecimientos desde 1848 hasta 1851, reconociendo procesos como los que llevaron a la caída del partido de la montaña y a la subida de Luis Bonaparte, como procesos de movimientos de toda la población organizada en clases y en búsqueda de la defensa de intereses propios y no como procesos fomentados solo por una parte de la población francesa. Sin embargo, cabe resaltar que este análisis está basado en las concepciones filosóficas del autor y aunque es de gran validez para comprender a profundidad este proceso histórico, puede realizarse desde otra perspectiva filosófica que permita ver otros aspectos que este análisis puede obviar.