La lucha por la supervivencia humana fue, en el Paleolítico, con el medio
natural y con sus competidores de otras especies animales. Como la vida era muy dura, sólo unos pocos llegaran a los 40 años de vida y los que lo lograran, tendrían una vejez difícil, aquejados de diversos dolores. La supervivencia de la humanidad se logró en gran medida gracias a la vida comunitaria: su ingenio y sus descubrimientos técnicos.
Homínidos recolectando frutas,
hierbas e insectos para alimentarse. La alimentación del hombre prehistórico dependía básicamente de la recolección de plantas y de la ingestión de insectos y animales pequeños. Los primeros seres humanos cazaban presas pequeñas, pero con el desarrollo de la vida comunitaria y la tecnología de caza, el Homo Erectus pudo convertirse en un depredador de animales salvajes o grandes. Las bandas familiares vivían generalmente en cuevas, que los protegían del frío y la humedad, situadas en terrenos donde abundaba la comida. Estos lugares tenían áreas de actividades bien definidas, así, el interior contaba con un lugar para encender la hoguera y áreas sagradas para las ceremonias y entierros; y el exterior, tenía zonas para trabajar pieles y chozas de estación cálida. Homínidos dominando el fuego y cociendo comida En esta etapa comenzó una diferenciación de labores entre hombres y mujeres, mientras que los primeros cargaron con la tarea de obtener el alimento cazando animales, las segundas debían cuidar a las crías.