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CBarran. TS. Trabajosocietalogía 07
CBarran. TS. Trabajosocietalogía 07
Agradezco la oportunidad que me han brindado para compartir este texto que, no obstante estar
eslabonado a mi línea investigativa, se me ha escapado porque –conciente de su incompletud-
quiere seguir siendo escrito por cada uno y una de ustedes cuando, releyéndolo crítica-autocríti-
camente se apropien de él, lo potencien, redimensionen y relancen sobre la base de las
experiencias y esperanzas que ustedes tanto como quien les habla, hemos venido configurando
por los caminos de esta nuestra América Latinoiberoindoafrocaribeña1, hoy interpelada por el
pensamiento y la praxis de Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Manuela Sáenz, Simón
Rodríguez, Artigas, San Martín, José Ignacio Abreu e Lima, Francisco Morazán, Martí, Sandino
y, antes que todos ellos, por el nunca bien reconocido, comprendido ni ponderado testimonio
histórico del Prócer haitiano Toussant de Louverture, artífice de la primera revolución
antiburguesa –exitosa por lo demás y, para colmo de los racistas, negra- del mundo que las
superélites imperiales le siguen cobrando al pueblo haitiano, así como el de tantos héroes y
heroínas de nuestros procesos independentistas de hoy y de siempre.
Se trata de un texto pletórico de incertezas e inconclusiones. El lector y la lectora persistente
recorrerán tres apartados cartesianamente inconexos pero unificados por un criterio epistémico
Ponencia magistral presentada al Seminario Internacional de Trabajo Social con motivo del lanzamiento de la Carrera de Trabajo Social de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, 20-24
de mayo de 2007, con la cooperación de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Ryerson de Toronto. Forma parte de una investigación financiada por el Consejo de Desarrollo Científico
y Humanístico de la Universidad Central de Venezuela.
Profesor investigador de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Central de Venezuela. Directivo fundador de la Universidad Comunitaria Bolivariana de Venezuela. Presidente-
Fundador de la Red Latinoiberoamericana y Caribeña de Trabajadores Sociales (RELATS). Representante por la República Bolivariana de Venezuela ante la Junta que organiza el proceso de
constitución de la Asociación Latinoamericana de Enseñanza e Investigación en Trabajo Social (ALAEITS), cbarran@reacciun.ve; www.relats.org; http://reconceptualizacion.googlepa-
ges.com/cesaraugustobarrantesalvarado; http://listas.reacciun.ve/mailman/listinfo/relats-l
1 Esta denominación, no pretende ser más que una hipercondensación de las diversas representaciones sociales que sobre la supuestamente única y homogénea identidad latinoamericana, han construido los
,
actores globales, panamericanos, pannacionales, multilaterales y trasnacionales que emiten discursos diferenciales que procuran institucionalizar una diversidad de planes (políticas, programas, proyectos y
operaciones) políticos, cada uno absolutizando alguna identidad como si fuera total, así sea iberoamericana, indoamericana, caribeñolatinoamericana, latinoamericana, hispanoamericana, afroamericana... Sin
pretender aportar a la amplia literatura existente sobre este tema ni, mucho menos, solucionar el problema de las identidades de la América que no es el Norte geográfico pero sí es el Sur que se está
construyendo epistemológicamente, con la condensación ofrecida queremos simplemente señalar la complejidad de la construcción de identidades de las configuraciones sociales poscoloniales, algunas de
cuyas características más relevantes en estos tiempos de globalización e imperio, son el mestizaje, la multiculturalidad, la hibridación cultural, la colonialidad del poder y el poder colonial. Sobre estos temas –
hoy geopolíticamente problematizados desde lugares que los centros de poder pudieran juzgar como fuera de lugar- hay una abundante literatura en inglés, francés y castellano que potencia la producción de
conocimientos alternativos a la epistemología hegemónico-dominante. Dados los límites de esta comunicación, sólo me permito recomendar la lectura de Quijano (1997), Mignolo (2007, 1999, 1998, 1997,
1995), Dussel (1998, 1995), Quijano y Wallerstein (1992), Wallerstein y Balibar (1998), Klor de Alva (1992), Rivera y Barragán (1997), Lander (1997, 1998), Mato (1994, 1995) Jácome (coorda., 1993),
I.
En atención al significante de la temática que nos ha convocado, conviene señalar que el
concepto globalización puede ser mejor comprendido si nos aproximamos a sus relaciones con un
medio centenar de términos más.
La terminología a que hacemos referencia y que aquí utilizamos de manera libre y
complementaria, va, entre otros, desde el operativo término de globalización (Ianni 1996, 1999;
Beck 1999, Mato 1995) y mundialización (Arrighi, 1994; Chesnais, 1994; Szentes, 1985;
Wallerstein, 1989), hasta los conceptos de imperio no reducido exclusivamente al dominio
estadounidense (Hart y Negri 2000), imperialismo neomercantilista referido a los Estados Unidos
de Norteamérica (Petras 2003, Chomsky 2004; Power 2005), posmodernidad (Varios 1988,
Follari 1998, Heller 1997, Lander 1998, Lanz 1997), y sistema-mundo moderno (Wallerstein
1974, 1980, 1989 1996) o moderno/colonial (Mignolo 2001), pasando por las metafóricas
nociones de sociedad del conocimiento o de la información (Negroponte 1996, Joyanes 1997,
Masuda1984, Piscitelli 1998), sociedad en red (Castell 1998a, 1998b, 2001), sociedad del riesgo
(Beck 1998, Giddens, Bauman, Luhman y Beck 1996), modernidad reflexiva (Beck, Giddens,
Lash 1997) modernidad pesada y modernidad líquida (Bauman 2000), sociedad del espectáculo
(Debord 1990), sociedad de la imagen (Baudrillard 1998), y para no dejar de lado dos términos
políticos innegablemente controvertibles, menciono el neoliberalismo en tanto ideología
justificadora del capitalismo, y el socialismo del siglo veintiuno cuya discusión ha sido puesta en
el escenario político internacional a propósito de los procesos constitucionales y democráticos de
diversos países de nuestra América. Y mejor paremos de contar pues la lista es muy larga y su
sola enumeración –ya no digamos su análisis- nos llevaría un tiempo mucho mayor del asignado
para esta comunicación.
Es así que en aras de poder avanzar nos enfocamos hacia el referente empírico que es común para
toda la terminología mencionada: los “Tiempos Modernos” -para evocar la famosa película
sordomuda de Charly Chaplin-, los tiempos actuales, la época actual que, para unos, es de
cambios más o menos acelerados y más o menos profundos (de allí la idea de crisis que una vez
superada en algún plazo, todo será mejor dentro del sistema anterior que quedará remozado y
listo para seguir siendo remozado, es decir, cambiado en algo para que nada cambie en él), y para
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enemigo (los sinónimos en términos imperiales son terrorista, populista radical, palestino, iraquí,
iraní, sunita, shiita, libanés, chavista, evomoralista, sandinista…, pero también el oponente a
vencer es la naturaleza: sus ríos, mares, playas, veredas, flora, fauna,…toda una cantera
disponible para su depredación y mercantilización…), frente al cual toda estrategia –integradora
o desintegradora, violenta o consensual- es válida para asegurar la mayor cuota de ganancia
económica posible. Si no, seremos derrotados, perdedores y por lo tanto absolutamente
prescindibles.
Y como en la lógica del mercado la derrota, la pérdida, la carencia son hipótesis negadas,
adquiere sentido crucial la siguiente situación que largamente extraigo de Bauman (2000:99):
“George Hazeldon, … tiene un sueño: una ciudad diferente de las ciudades comunes, en las que los
extraños de aspecto amenazante emergen de las esquinas oscuras, salen sigilosamente de las calles
sórdidas y se amontonan en los barrios bajos. La ciudad soñada…es más bien una versión actualizada, de
alta tecnología, de la ciudad medieval, protegida por gruesas murallas, almenas, fosos y puentes
levadizos, una ciudad aislada de los riesgos y los peligros del mundo; una ciudad hecha a medida de
individuos que desean controlar y monitorear su propia proximidad … una mezcla de claustro y
fortaleza…la parte del "claustro" ha sido imaginada (como una) ciudad de diversión y gozo
compulsivos en la que la felicidad es el único mandamiento...La parte de "fortaleza", sin embargo, es
genuina. Heritage Park, la ciudad que Hazeldon está a punto de construir … se diferenciará de otras
ciudades por su aislamiento: cercas eléctricas de alto voltaje, vigilancia electrónica de los accesos,
barreras y guardias armados…Adentro, habrá todo lo que una buena vida necesita para ser completa y
totalmente satisfactoria:…negocios, iglesias, restaurantes, teatros, áreas de recreación, bosques, parque
central, lagos llenos de salmones, campos de juego, pistas de aerobismo, campos de deporte y canchas
de tenis... y lugares vacíos para agregar cualquier cosa que una vida decente demande en el futuro, según
los cambios de la moda…”
“Destacamentos enteros de jóvenes empresarios pletóricos de fuerza vital ocupan las cabinas
delanteras de los jets transoceánicos, mientras que las traseras están repletas con un contrapeso de
profesores panzones como yo, que vuelan para asistir a conferencias interdisciplinarias celebradas en
lugares agradables…este cosmopolitismo cultural recientemente adquirido se limita al 25% más rico
de los estadounidenses” (Bauman 2004:57).
Entre las víctimas de esta lógica se encuentra alrededor del 80% de la humanidad, que ha sido
liberada de toda sustentabilidad, de toda posibilidad de intercambio o, lo que es lo mismo pero al
revés, condenada a la impiedad de la exclusión, al esclavaje y a la servidumbre.
No sé si existen estudiantes y colegas que pudieran encontrarse dentro del 25% hiperprivilegiado.
Tampoco conozco el número de los que estando dentro del 80% megaexcluido quisieran
pertenecer a dicho 25%. Lo que sí me parece estar bastante claro es que la idea del progreso
unilineal y ascendente postulado por el teleologismo positivista-evolucionista, quedó
definitivamente cuestionada cuando el liberalismo mercantilista clásico y neoclásico dejó de ser
creible y, por ello:
1) Primeramente, debió ceder el paso al keynesianismo y al denominado estado de bienestar
-que en nuestra América sólo existió como ilusión (que nunca fue ampliada a una sociedad de
bienestar) de una armonía que se reputó al papel de colchón amortiguador que fue
eficientemente desempeñado por una clase media pacata, arribista e individualista, aunque
muchos colegas, académicos, analistas, cientistas y humanistas, siguen creyendo que el
denominado modelo de clase media sí existe, aunque con quebrantos de salud, y otros,
continúan añorando aquella ilusión de armonía.
2) Posteriormente, ya transvertizado en neoliberalismo, pretendió legitimarse sobre los hombros
del declive y consecuente deslegitimación del estado en su versión cepalina, pero en esencia,
como reacción ante el ascenso de los movimientos populares y el incremento de la conciencia
política frente a la cual el imperio no tenía argumentos válidos. Por ello optó por la
instauración de dictaduras militares de las cuales la de Pinochet es la más brutalmente exitosa
para la estrategia imperial. Esto por cuanto tras diecinueve años de dictasuave (término
socarrón acuñado por Pinochet para significar la fase militar del neoliberalismo) y otros
tantos de la denominada concertación (fase civil del neoliberalismo) entre demócratas
cristianos y socialistas tipo Blair, como Lagos y Bachelet, observamos que las fuerzas
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políticas populares contestatarias continúan estando excluidas del sistema político y que el
relativo éxito macroeconómico no se traduce en justicia redistributiva pues Chile ostenta el
segundo lugar después de Brasil y el décimosegundo del mundo con la distribución del
ingreso más injusta (PNUD 2004); asimismo, visualizamos una disciplinada sociedad de
control que se autocensura, tutelada por la casta militar y policial: los únicos supraciudadanos
que, además, usufructúan sin control alguno el producto de ciertas exportaciones (vgr., 10%
del monto bruto de las ventas del cobre), lo que les da mayor suprautonomía. Finalmente,
observamos huellas sicosociales y simbólico-culturales del dolor -que muchos quisieran
olvidar y no todos pueden bien ocultar- provocadas por la larga y cruenta noche neoliberal en
diversos sectores poblacionales, a los cuales pertenecen no pocos trabajadores sociales y
trabajadoras sociales.
Concluyo este apartado diciendo que la relación capital-trabajo está, por decir lo menos, en
drástica reconversión global. Carlos Marx ya lo decía hace más de cien años: el capitalismo no
produce riquezas, sólo ganancias cuyas cifras astronómicas pertenecen a las megaempresas
trasnacionales. Y, preguntamos, si el sistema global sólo produce ganancias que no
necesariamente significan creación de riqueza, ¿cuál es la razón para que se le considere
insustituible?
Varios intentos de respuestas han sido propuestos por las muchedumbres que vienen participando
en los Foros Sociales Mundiales y para las cuales una globalización no capitalista (¿socialista?)
es posible. ¿Cómo no va a ser posible mundializar la solidaridad y la fraternidad, los estados
sociales de justicia y de derecho, la democracia participativa y protagónica como valores
universales, el control social de los capitales especulativos y la creación de instancias
democráticas, plurales y multipolares de gobernación mundial?, ¿cómo no va a ser posible la
universalización del cuidado amoroso de nuestra Madre Tierra tanto como la valoración y el
desbloqueo de los poderes morales y creadores de pueblos y naciones tanto como de las
dimensiones técnicas, poéticas, estéticas y espirituales, que son consustanciales a la materialidad
propia del ser humano?, ¿cómo no va a ser posible universalizar el impulso vital, el elam creador,
el sentimiento oceánico intuido por el poeta, amigo muy querido de Freud, Romain Roland, así
como el sentimiento cósmico, la necesidad de infinito, la necesidad de absoluto y la necesidad
de un ideal a las que se refirieron Vasconcelos y Mariátegui?
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Finalmente, ¿cómo no va a ser posible universalizar la integración entre los pueblos y naciones
del sur, que también existe y desde hace algún tiempo viene siendo construido
epistemológicamente?, ¿cómo no va a ser posible construir sueños tales como el de pertenecer a
un mundo inefable que ofrezca la seguridad absoluta de que ya nadie puede caerse de él (Freud
1975:7-11), o el de construir un mundo en el que los pueblos y naciones puedan comenzar a
construir sus propios proyectos de inmortalidad por sus propias obras, o el de una sociedad en la
que el gobierno hecho estado y el estado hecho gobierno asegure a todos sus miembros la mayor
suma de democracia, justicia, seguridad social y felicidad, tal como lo soñó nuestro Libertador
para la Patria Grande latinoamericana?
II
Los años noventa del siglo pasado y el septenio actual son testigos de nuevos y profundos
cambios en la cartografía política, social, cultural y económica latinoamericana, y
fundamentalmente en la ontoepistemología moderno-imperial, la cual está siendo deconstruida
desde nuestra compleja, diversa, sincrética y multicultural latinoiberoeuroindoafroamericaneidad.
Algo ha comenzado a cambiar –esperamos que para siempre- en nuestra América. El
neoliberalismo en tanto ideología legitimadora del capitalismo, ha quedado deslegitimado en
diversos países: la República Bolivariana de Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay,
Bolivia, Ecuador, Nicaragua…, y, aunque sigue gozando de una nebulizada salud en Chile,
México, Costa Rica, Colombia…, el ALCA o TLC ha sido derrotado por el ALBA (la
Alternativa Bolivariana para la América liderada por Venezuela) y el proyecto en marcha de la
integración de la Patria Grande, una de cuyas cristalizaciones fundamentales es el
repotenciamiento del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), la creación reciente de la Unión
de Naciones del Sur (UNASUR) y una serie de instrumentos financieros (Banco del Sur),
energéticos (Petro-América, Petro-Caribe, Petro-Andina), mediáticos (TELESUR) y médico-
quirúrgicos (Misión Milagro Internacional), ha vuelto a poner sobre la palestra de la discusión el
papel de las multitudes étnicopopulares, a las que se han sumado sectores de clases medias y
altas, que han construido –valgan los términos sicoanalíticos- registros imaginarios, simbólicos y
reales distintos a los de los años sesenta y setenta del siglo pasado.
Es así como las clases, pueblos y naciones que hoy configuran –valga la redundancia aparente-
muchedumbres multitudinarias de carácter étnicopopular con movimientos moleculares inéditos,
han venido construyendo organicidades con las nuevas fuentes de constitucionalidad,
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III
Resulta vox populi entre estudiantes y colegas que el trabajo social, de factura angloeuroyanqui,
se encubó y tuvo sus desarrollos más notables en el transcurso, primeramente, de la larga crisis
del capitalismo liberal y, posteriormente, del no menos largo proceso de reconstitución del estado
liberal-abstencionista hacia formas de estado providencial o de bienestar, en relativa
correspondencia con las olas globalizadoras o redespliegues del sistema capitalista y de las
estrategias de articulación de la modernidad dependiente, dentro de la cual se produjo el auge
efímero del movimiento de tendencias conocido como reconceptualización del servicio social.
También es sabido que, con diversos matices propios de la especificidad de cada país, en nuestra
América resulta ser paradigmática –aunque con desarrollos desiguales- la historia de la demanda
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2 En la República Bolivariana de Venezuela desde 1942, año de la graduación de la primera camada de trabajadoras sociales, el nombre oficial de la profesión es trabajo social y el asignado a las
1979) y hasta hace poco tiempo llamé EL TRABAJO SOCIAL QUE ESTABA POR HACERSE EN NUESTRA AMÉRICA
LATINA, y que hoy feminizo y denomino, a manera de provocación fraterna pero sin concesiones
éticas, políticas ni intelectuales, LA TRABAJOSOCIETALOGÍA DE LA LIBERACIÓN QUE ESTÁ SIENDO PUESTA EN
A Modo de Inconclusión
Siguiendo nuestra subjetividad hemos realizado un recorrido que nos ha permitido proyectar
espectros de una problemática crucial para los trabajadores sociales y las trabajadoras sociales, sin
pretender llegar a respuestas, mucho menos contundentes. Quizás por ello mismo, hayamos
ofrecido la impresión de complicar más que facilitar la comprensión de los desafíos implicados en
nuestra provocación epistémica. En realidad se trata de un no-texto pues el verdadero está por ser
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escrito por quienes decidan apropiarse de él, lo rescriban y relancen de cara al desafío que tenemos
de reinventar al mismo tiempo el futuro de cada uno de nuestros países y, por ende, de la
trabajosocietalogía que seamos capaces de pensar en vinculación sinérgica con los proyectos de
vida que los pueblos y naciones de nuestra América están, unos, intentando y, otros, poniendo
efectivamente en marcha.
Quedo a disposición de quienes tengan a bien alimentar mi esfuerzo reflexivo. Sin cartabones.
Sin paradigmas, pero no sin principios.
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