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1996 sólo existía una universidad que absorbía el 13% de sus egresados de secundaria. En el 2010,
ese indicador se elevó hasta el 81.8%. Otros casos destacados son los de Apurímac, San Martín y
Tumbes donde el porcentaje de absorción de egresados de la secundaria local aumentó en 46.2,
36.3 y 31.7 puntos. Hay cinco departamentos en donde los niveles de absorción de egresados de la
secundaria local por las universidades locales decreció; de ellos los que registran el mayor
decrecimiento son: Huánuco (-10.8 puntos), Lima (-9.4 puntos) y Arequipa (-7.9 puntos).
Es probable que sin el explosivo aumento de universidades, sin exámenes de ingreso menos
exigentes y sobre todo, sin costos accesibles de las pensiones de estudio, no hubiera sido posible
que miles de alumnos accedan a estudios universitarios. Ciertamente que no siempre esta
tendencia se asocia a la calidad del servicio ni a un ingreso más rápido a esas casas de estudio. Los
datos del Censo revelan que si bien hay un examen de admisión considerado importante para casi
el 70% de estudiantes de universidades públicas y privadas, en el caso de las primeras se
matricularon previamente en una academia pre universitaria el 43.3% y 22.6% de estudiantes de
universidades públicas y privadas. Al comparar estas cifras con las de 1996 se encuentra que
disminuyeron en 10.3% y 24%, según se trate de universidad pública o privada, lo que es un
indicador de mayor flexibilidad en el ingreso.
Es relevante destacar que las diferencias en la matrícula del pre grado por sexo casi no existen. Los
hombres representan el 51.1% de los estudiantes de pre grado. Tampoco existe casi diferencia
entre la edad de egreso de la secundaria de estudiantes de universidades públicas y privadas
(16.6% y 16.5%, en cada caso). Las diferencias tampoco son significativas cuando se analiza el
indicador edad de ingreso a la universidad: en promedio, a las universidades públicas lo hacen a
los 18.6 años y los que van a universidades privadas a los 19.1 años.
Este dato es relevante cuando se observa que el porcentaje de egresados de la secundaria que
ingresó al año siguiente a una universidad disminuyó en 3.5%, alcanzando el 2010 el 33.7%.
Asimismo disminuyen, aunque ligeramente los estudiantes que interrumpen sus estudios (23.5% a
22.7% entre 1996 y 2010. Además, en la composición de estudiantes según grupos de edad se da
una estructura significativamente diferente. En las universidades públicas el predominio de
estudiantes entre 20 y 24 años es amplio: 51.6% frente a 39.7% en las privadas. Ello obedece
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principalmente a que el porcentaje de estudiantes menores de 20 años en las universidades
privadas es 9% mayor que en las públicas; también lo es tratándose del grupo de edad entre 25 y
más años. Los exámenes de ingreso, más competitivos en las universidades públicas son un factor
que incide fuertemente en estas diferencias; el otro factor que estaría influyendo es el de
eficiencia académica, expresado en el número de años que demanda concluir una carrera
profesional y que resulta más alto en las universidades públicas.
Con excepción de quienes siguen las carreras derecho y medicina, la mayoría de los estudiantes
completan sus estudios de pre grado en cinco años. La distribución de la matrícula en función de
este indicador muestra que los que cursan el primer año son el 26.6% en las universidades
públicas y el 34.2% en las privadas; en cambio, en el quinto, sexto o séptimo año están el 23.9% y
15.5%, respectivamente. Ello refleja una distribución de la matrícula más pareja en las
universidades públicas que en las privadas; en estas últimas, las de reciente creación pueden tener
mayor número de estudiantes en los primeros años, asimismo puede suceder que las tasas de
deserción sean más altas en el primer año, al no encontrar el estudiante que la calidad de la
enseñanza no es la esperada. La deserción también se produce por desaprobación de cursos; en
especial, las matemáticas. De acuerdo a los datos censales, la Universidad Nacional de Ingeniería y
la Universidad del Pacífico tienen cifras relativamente menores de alumnos en el primer año
equivalente de estudios, con 18,5% y 21,3% respectivamente, en contraste con la Universidad
Católica Los Ángeles de Chimbote con 42,9%, y la Universidad Privada de Huánuco con 46.7%.
El I Censo Universitario encontró que en 1996 el 78% de los estudiantes de universidades públicas
y el 47% de los de universidades privadas provenían de un colegio estatal. Se deducía de esta
información que existía una buena proporción de alumnos egresados de colegios estatales que
podían financiar sus estudios superiores. La situación en el año 2010 muestra que los estudiantes
de universidades públicas que procedían de un centro educativo estatal se mantenían en un
76.2%, en tanto que en las universidades privadas esa proporción se elevaba al 54%.
Los estudios de Maestría son el 79.1% de la matrícula, los de II Especialización 13.7% y los
Doctorados 7.2%. Contrario a lo que sucede en el pre grado, son las mujeres las que representan
el mayor porcentaje de la matrícula (51.8%); en especial, en los estudios de II Especialización
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donde participan del 60.3% de la oferta. Además, son pocos los departamentos en donde el
número de mujeres que siguen post grado es menor que el de varones; es el caso de Amazonas,
Ayacucho, Cajamarca, Huancavelica, Junín, Loreto, Madre de Dios, Tumbes y Ucayali.
Entre quienes siguen el post grado obtener el bachillerato les tomó, en promedio, 1.3 años luego
de culminar sus estudios correspondientes. Mientras en las universidades públicas los estudiantes
obtienen el título profesional en 2.4 años en promedio, en las privadas lo consiguen en 2 años. Los
alumnos de post grado de la Universidad Nacional de Tumbes, obtienen el bachillerato a los 0.1
años como promedio. El tiempo para obtener el título profesional es muy desigual: los estudiantes
de post grado de la Universidad Nacional de Ingeniería tienen como promedio 4.4 años, en
marcado contraste con los de Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo que apenas les
tomó 0.4 años; es decir, en esta universidad se obtiene el título profesional en un tiempo mucho
menor al promedio registrado para obtener el bachillerato del conjunto de universidades.
Reflexión final:
Este informe no avanza en un análisis pormenorizado de la situación de cada universidad cuya
data se puede encontrar en la publicación del Censo. No obstante, debe destacarse que varios
indicadores reflejan las grandes diferencias de calidad entre universidades, las cuales se expresan
en gran medida en los costos que cada una de ellas invierte por estudiante, en los porcentajes de
personal de planta y contratado, en la pertinencia de la oferta y en la potencialidad que tienen de
hacer investigación, sobre todo investigación relevante para el desarrollo y la sociedad. Tres de
cada diez profesores no ha seguido un estudio de post grado, un tercio no recibió capacitación
para el ejercicio de la docencia, apenas un 15% de los que poseen un post grado lo hicieron en
fuera del país y solo 20% participan en instituciones científicas y/o culturales. El que un 60.8% de
los estudiantes del pre grado piense emigrar a otro país, sea para continuar estudios de post grado
o trabajar expresa por un lado, una cierta insatisfacción con la formación que han recibido, y por
otro, que en el país no tienen oportunidades de trabajar o que fuera encontrarían una perspectiva
de vida mejor. Allí algunas de las razones por las que no existe universidad peruana que se ubique
entre las mejores del mundo en ninguno de los sondeos internacionales.