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A veces se quiebra eso que se cree, o mejor, eso que se quiere creer.

Las premoniciones, la creencia en lo oculto, las cajas negras… lo desconocido.

Pensar que lo conocido podría ser explicado. Pensar que se debería desear explicar, conocer,
descubrir. Pensar que esas explicaciones pueden llegar a extinguir el misticismo, el aire particular
que tiene eso que aún no se comprende. Pensar que tal misticismo es el que hace que algunas de
esas cosas valgan la pena.

Y es que sí, se busca alcanzar un conocimiento del ‘todo’, pero, realmente… qué tan posible llega
a ser?, y qué pasaría una vez que todo sea conocido (¿?). Olvidando el punto que se alcanzaría
luego de llegar esa consumación del saber, tan sólo considerar que todo es cognoscible es
complicado. Desplazando el hecho básico de que la verdad absoluta y cognoscible como tal no
existe porque no puede ser más que el consenso de opiniones o de información obetenida por
algo o alguien que a su vez puede ser dependiente de un tercero con opinión, la verdad no llega a
ser más que una aproximación. Dejando esto de lado, se podría considerar, además, que cosas
como las premoniciones o las profecías, el origen de algunas emociones, de algunas ‘necesidades’,
son difíciles de ‘diagnosticar’. Bueno, quizá para muchos/algunos de estos ‘temas’ pueda haber un
conocimiento científico de base, pero es ese conocimiento algo más que el descriptor de un
fenómeno? Podría alguna vez llegar a predecir legítimamente las transformaciones que se podrían
darían en un sistema dinámico y tan variable como es el social? Es decir, ese conocimiento podrá
consistir en cosas que sucedieron y que sí, dieron origen á X ó a Y ‘eventos’, o que sí, que hay un
fenómeno cuantificable y eventualmente predecible bajo ciertas condiciones, pero ¿puede la
ciencia dar cuenta del rumbo que toman esos fenómenos, y de la importancia que pueden cobrar
en otros sistemas a tal punto de generar unos alternos?

Es curioso. Personalmente me gusta lo errático porque sí, la curiosidad que sucita la ambigüedad y
el deseo que existe por tratar de ‘determinarla’ existen. Lo contradictorio es que siguen existiendo
la fé y el deseo de encontrar ese tipo de cosas. Contradictorio porque creo en el caos como un
sistema aparentemente anárquico, pero en donde realmente hay reglas subyacentes que modelan
la forma en que se comporta el sistema. Contradictorio porque a pesar de admirar esos sistemas
por el simple hecho de no hacer evidentes esas reglas, sigo queriendo creer que hay cosas sin
patrón, y a veces, sigo evadiendo incluso la oportunidad de buscar su explicación.

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