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Lo siguiente se recita después de hacer las necesidades físicas (luego de haberse lavado
debidamente las manos). Está prohibido recitarla en o cerca del cuarto de baño (a una
distancia mínima de 2.40 metros).
Bendito eres Tú, Eterno, nuestro Di-s, Rey del Universo, que formó al hombre con
sabiduría y en él creó muchos orificios y cavidades. Es obvio y conocido ante Tu
Trono de honor que si uno de ellos se obstruyese o uno de ellos se abriera, sería
imposible existir aún por un instante. Bendito eres Tú, que curas a todos los seres y
realizas maravillas.
Tras vestirse prolijamente, uno puede decir esta oración para encauzar correctamente la
vida desde la mañana:
Luego recite los siguientes dos versos, el primero a un volumen para sólo escucharse
uno mismo, el segundo en voz baja. Mientras recita se los recita hay que tener en mente
que (a) el Eterno es absoluto, infinito y la única verdadera existencia, (b) diciendo estos
versos, se está coronando al Eterno como Rey sobre uno mismo y que (c) el Eterno es
Rey sobre toda la creación, espiritual y física, incluyendo todo tiempo y espacio, sobre
el cual sólo Él rige.
Para gente de todo origen nacional y étnico, basadas en la Palabra de Di-s como fue
preservada en la tradición judía:
1. En caso de presentarse una necesidad, sea física (salud, dinero, hijos, etc.) o espiritual
(alegría, fuertes tentaciones, etc.) uno debe rezar siempre a Di-s. Rezar a algo
(¿alguien?) más o no rezar muestra que una persona confía en algo aparte de Di-s para
sus necesidades, lo cual sería, en efecto, como adorar a ídolos. Claro está, no existe
garantía que Di-s dé a una persona exactamente lo que desea, sino que dará lo que la
persona realmente necesita; como seres limitados, realmente no sabemos qué es lo
mejor para nosotros. Más aún, Di-s siempre nos escucha y responde a nuestras
plegarias, aunque no sepamos necesariamente cómo y cuándo.
2. Además de lo anterior, uno debe rezar por lo menos una vez al día. La plegaria es
para el alma lo que la comida es para el cuerpo. La mantiene viva y en bienestar,
dándoles fuerzas para afrontar el día. Así como nosotros no podemos estar sin
alimentarnos, no podemos esquivar la plegaria ningún día. Esto se aplica incluso si uno
no se siente "inspirado" para rezar, de hecho, esto se aplica si uno no se siente como
para rezar. Respecto a nuestra esencia espiritual, la plegaria es la CAUSA, no el
resultado. Si esperamos al "sentimiento" correcto, nos perdemos de mucha energía
espiritual necesitada. Cuando la plegaria se siente como el trabajo, sabemos que será
exitosa.
4. Antes de iniciar la plegaria, uno debe dar por lo menos una moneda (quizás algunos
centavos) para tzedaká ("caridad", pobremente traducido del hebreo). La moneda debe
ser separada, por ejemplo, en una lata o caja con una ranura en la tapa, para ser
reservada específicamente al pobre o a programas de estudio de Torá. Si uno está en
duda, puede siempre dárselo a un rabino ortodoxo en una sinagoga o ieshivá; él pondrá
el dinero para un uso correcto. Dando tzedaká mostramos piedad hacia los otros y en
regreso, Di-s mostrará piedad hacia nosotros. No importa cuántas veces hagamos
buenas obras ya que no debemos asumir que tenemos suficiente mérito para obtener las
bendiciones de Di-s. Siempre debemos pedir por la piedad de Di-s, sea cual sea lo que
debamos merecer, y Él responderá.
5. La plegaria debe ser realizada en una atmósfera donde exista temor de Di-s, en
condiciones de recato. Uno debe estar propiamente vestido (los hombres deben
preferentemente vestir una cubierta para la cabeza, incluso si sólo es una gorra). Los
rezos nunca deben ser realizados en un baño u otro lugar desagradable. Las puertas de
los baños cercanos deben estar cerradas. Los hombres no deben ver a las mujeres
durante la oración porque puede distraerlo de la única atención que se le debe dar a Di-
s. En las sinagogas, los hombres y las mujeres se encuentran en dos secciones,
separados por una división (las mujeres no pueden liderar grupos donde se incluyen a
hombres ya que sus voces podrían tener el mismo efecto de distracción). A menos que
fuera imposible, la plegaria debe ser siempre hecha en un lugar cerrado, frente a una
pared que no tenga espejos, fotos u otras imágenes potencialmente idólatras. Está de
más decir que uno no debe rezar nunca frente a una estatua de cualquier tipo (algunas
estatuas o figuras aparentemente inocentes son consideradas idólatras por la Torá y uno
debe aprender las reglas para evitar poseer por accidente algún ídolo o equivalente. Las
cruces cristianas están desde luego incluidas en tal categoría.
6. La plegaria se cumple por medio del habla, siendo una acción y por ende una buena
obra y no a través de meros pensamientos. Los pensamientos espirituales son bonitos,
pero a menos que se hagan físicos, no cumplirán la Voluntad de Di-s. De hecho, es
mejor rezar con sus propios labios mientras la mente se encuentra distraída, que pensar
sobre la plegaria sin decirla. Incluso una plegaria sin atención mental adecuada tiene un
efecto positivo aunque ésta gana un tremendo poder cuando participan los
pensamientos. La plegaria debe siempre ser hablada (es decir, susurrada o en voz baja)
lo suficientemente alta como para que uno mismo pueda oírse pero no tan alta como
para distraer a quien reza cerca. En otras palabras, el acto más importante es que los
labios se muevan sin importar que tan alta o baja es el habla. Solo una persona que
lidera un grupo en la plegaria puede hablar en voz alta de tal manera que todos puedan
oír y mantenerse.
Los rezos deben ser dirigidos, en habla y mente, solo a Di-s. La plegaria nunca debe ser
dirigida a algún "intermediario" ni debe terminar con "...en el nombre de...". Cuando
uno reza a través de cualquier intermediario, Di-s deja de escuchar nuestras plegarias.
Rezando únicamente a Di-s quitamos nuestro principal obstáculo entre nosotros y el
Creador, Quien nos sostiene y se encuentra listo a escuchar, mientras estemos listos para
hablar con Él -- y sólo a Él. Como Di-s lo indica en Su Biblia: "Antes de Mí ningún dios
fue formado, ni habrá nada después de Mí. Yo, solo, Soy Hashem y fuera de Mí no hay
ningún salvador" (Isaías 43:10-11).
7. Por lo menos en pensamiento, las plegarias de uno deben estar dirigidas hacia la
ubicación del Templo sagrado de Jerusalem. Si bien es cierto Di-s está "en todas partes"
(de hecho, Él está sobre todo concepto de espacio y tiempo), Su santidad (incluso hoy,
cuando el Templo no está levantado en su lugar) lo más importante es el lugar del
Templo. Actualmente muchos prefieren dirigirse hacia el Templo a la manera de los
judíos (en los Estados Unidos esto significa hacia el este); en todo caso, uno debe
pensar que sus plegarias están siendo escuchadas en el sitio del Templo.
Dado que no somos gigantes espirituales como los tzadikim (líderes justos) de las
épocas bíblicas, no sabemos cómo poner debidamente nuestros rezos en palabras. Es
por eso importante leer nuestras plegarias de textos escritos, palabra por palabra,
haciendo cada plegaria aplicable a nuestras únicas circunstancias y necesidades.
Los Salmos (un total de 150) son plegarias sagradas elaboradas para todas las
necesidades posibles; las palabras se encuentran Divinamente inspiradas. Es más, las
plegarias judías están en su mayoría compuestas por Salmos, mientras que las partes
más sagradas de los rezos se encuentran indirectamente basadas en los Salmos. Es por
eso que se recomienda en gran medida que todas las personas adopten el recitado de
Salmos como la parte principal de la plegaria, por lo menos hasta que un libro de
oraciones completo y cuidadosamente elaborado pueda ser terminado.
Si uno sabe hebreo, es bueno leer los Salmos (o cualquier plegaria) en la lengua
sagrada. Pero todas las plegarias, incluso los Salmos, pueden ser dichos en cualquier
idioma (es mejor usar una buena traducción judía; las traducciones cristianas se
encuentran deliberadamente alteradas o cambian ciertas interpretaciones para ajustarla a
las doctrinas del Nuevo Testamento). Simplemente recite cada Salmo como están, sin
adherir nada antes ni después.
Nota: Fíjese en el calendario hebreo/gregoriano. Este muestra los días del mes hebreo
acorde con el "calendario occidental". Los meses hebreos, empezando desde Rosh
Hashaná - el año nuevo, el cual usualmente coincide con Setiembre - son los siguientes:
Tishrei, Jeshván, Kislev, Tevet, Shvat, Adar, Nisán, Iyar, Siván, Támuz, Av, Elul. Las
fechas hebreas cambian cada año respecto al calendario occidental, así que cerciórese de
tener el último calendario hebreo.
También es bueno recitar diariamente el Salmo que corresponde a la edad de cada uno.
Esto es de acuerdo al año de vida de la persona. Una persona de 25 años se encuentra en
su vigésimo sexto año de vida, de manera que puede decir el Salmo 26 hasta su
cumpleaños número 26, cuando empezará a recitar el Salmo 27 (es decir, el Salmo
siempre debe ser uno más que la edad de la persona).
Existe por lo menos otro momento importante para rezar: durante las comidas. Existe un
mandamiento bíblico para los judíos (Deuteronomio 8:10) de rezar después de una
comida, incluso en lugar de antes, porque es más fácil olvidar agradecer a Di-s después
que uno ya se encuentra satisfecho por la comida. Uno debe hacer un esfuerzo especial
para rezar después de cada comida, mientras aún está sentado en el sitio de la mesa. Los
no judíos pueden recitar el Salmo 104, el Salmo 145 y/o la primera parte de las "Gracias
después de las comidas" (Birkat Hamazón).
Para ocasiones especiales, pueden ser adheridos otros Salmos a las plegarias diarias.
Algunos Salmos se añaden en festividades judías particulares, otros se incluyen para
pedir por la total recuperación de una persona enferma. Cada ocasión está conectada con
Salmos específicos, y cada uno debe buscar las fuentes judías adecuadas para
identificarlos.
Plegarias sugeridas antes de dormir
Te agradezco Eterno por toda la bondad que has hecho para nosotros y por
(señalar la bondad específica) que hiciste por mi hoy. Te pido disculpas Eterno si
he pecado o cometido algún acto contra Ti. Me comprometo a perdonar a todo
aquel que pecó contra mí y Te pido Eterno que abras los corazones de aquellos a
los que pude haber hecho mal para que me perdonen por mis acciones en contra de
ellos.
Luego recite los siguientes dos versos, el primero a un volumen para sólo escucharse
uno mismo, el segundo en voz baja. Mientras se los recita hay que tener en mente que
(a) el Eterno es absoluto, infinito y la única verdadera existencia, (b) diciendo estos
versos, se está coronando al Eterno como Rey sobre uno mismo y que (c) el Eterno es
Rey sobre toda la creación, espiritual y física, incluyendo todo tiempo y espacio, sobre
el cual sólo Él rige.