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Una consulta lejana la democracia

Edgar Isch
24 enero 2011

Que los gobernantes consulten al pueblo es un acto democrático que debe ser fomentado y
apoyado, bajo el principio de que la soberanía reside en el pueblo, el cual se constituye en
mandante en una democracia auténtica. La democracia, mientras más directa, mejor. Pero es
preciso señalar que, por tanto, una consulta democrática permite que la mayoría tome
decisiones fundamentadas con base en una información adecuada y suficiente, con libre
circulación de las ideas y sin imposición mínima. ¿Cumple esas condiciones la convocatoria
desde la presidencia de Rafael Correa? Veamos a continuación:

- No se consulta lo que el pueblo quiere, como es el caso del anunciado paquetazo


económico o la propuesta sobre el ITT, de la que se repite que no entró en las
consultas porque de acuerdo a encuestas previas el gobierno habría perdido en ese
tema.
- Se manipula las preguntas para que la gente vote sobre la supuesta "finalidad" de cada
una (por ejemplo, lograr la seguridad ciudadana), y no se piense en lo que realmente
se pretende (eliminar derechos constitucionales de quien están presos, justa o
injustamente) y los mecanismos para hacerlo.
- Si pide entonces, un sí o un no sin saber la magnitud real de lo que se decide qué es lo
que está detrás de esa respuesta.
- No se entrega información adecuada, sino que se señala que éstas están presentadas
en forma de "anexo" de difícil comprensión para que el debate de esa manera se
anule. Los mencionados anexos hasta hoy no tienen siquiera circulación en la prensa.
- Como siempre, no habrá igualdad en la difusión de los puntos de vista, impidiendo que
el pueblo cuente con argumentos para tomar la decisión.
- Se prevé que el gobierno realice una campaña de publicidad, esto es basarse en
sentimientos, los cuales mientras más cercanos a respuestas primarias mejor, pero no
en argumentos. Esta ha sido la característica de la campaña socialcristiana para
endurecer las penas y eliminar derechos básicos de las personas detenidas, siendo
este el conjunto de propuestas penales que ahora impulsa también el gobierno de
Correa.
- A ese elemento publicitario se añade que el Presidente ha llamado a que se vote si
como una prueba de confianza en su persona. Es decir, en los hechos se niega la
capacidad de análisis del pensamiento de la gente y se espera que reaccione en
función de un acto de fe en torno a una persona que cada vez genera mayores
decepciones y demuestra un mayor contraste entre lo que dice y lo que hace.
- Las preguntas, en varios casos, son contrarias a la Constitución, por tanto no podrían
siquiera realizarse si se cumpliera el ordenamiento legal del Ecuador de nuestros días;
otras preguntas, podrían resolverse si simplemente se hubiese cumplido la
Constitución, con lo que hacerlas refleja la intencionalidad de justificar la ineficiencia
del aparato estatal.
- Por supuesto, ninguna de las preguntas hace referencia a los aspectos económicos y al
reparto de la riqueza, que es el fundamento material de una democracia verdadera.
- La manera en la cual se presentó la consulta en los hechos quita potestad es a la
asamblea nacional legislativa y al quinto poder de participación ciudadana, siendo por
tanto un acto antidemocrático.
- Lo anterior junto con el hecho de que se violenta el procedimiento para
constitucionalmente conformar la nueva corte nacional de justicia y el gobierno
procede a "meter mano en la justicia", según sus propias expresiones, refleja el afán

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de concentración de poderes en la figura del presidente. Esto tampoco es un impulso a
la democracia participativa o a la democracia directa, sino todo lo contrario.

Una consulta democrática, para ser tal, sólo puede profundizar la democracia y ampliar los
derechos. Pero Correa quiere retroceder y tomarse las Cortes, quiere imponer un control
moral conservador, quiere ahogar las potencialidades de la Constitución vigente y ampliar su
poder personal. Esto permite concluir que es una consulta falsa, que aplasta la soberanía del
pueblo para debatir y decidir sobre su vida colectiva y que lo que se pretende es manipular la
votación. Las elecciones en la democracia burguesa suelen ser una farsa precisamente porque
tras los votos están las mentiras y la ratificación del poder antidemocrático. Los votos, no
siempre son garantía de democracia.

La convocada no es una consulta democrática, sencillamente se está utilizando un mecanismo


democrático con intereses antidemocráticos, tal y como un remedio puede usarse como
veneno. Esta consulta es ante todo un mecanismo de legitimación del gobierno cuya gran
debilidad de movilización social se ha ratificado después del 30 septiembre al grado de
mantener hasta el día de hoy el estado de excepción en la capital de la República,
seguramente bajo el criterio de que gana legitimidad con las fuerzas militares en las calles. El
gobierno busca legitimidad para hacer lo contrario a la constitución apoyada por el pueblo y
para traicionar la voluntad mayoritaria del pueblo.

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