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El objeto de estudio de la administración ha sido desde hace tiempo las organizaciones, pero, ¿Qué
es la administración?; esta palabra viene del latín ad (dirección, tendencia) y minister
(subordinación u obediencia), y significa cumplimiento de una función bajo el mando de otro; esto
es, prestación de un servicio a otro. Sin embargo el significado original de esta palabra sufrió una
radical transformación. La tarea actual de la administración es interpretar los objetivos propuestos
por la organización y transformarlos en acción organizacional a través de la planeación, la
organización, la dirección y el control de todos los esfuerzos realizados en todas las áreas y niveles
de la organización, con el fin de alcanzar tales objetivos de la manera más adecuada a la situación.
La teoría general de la administración comenzó con el énfasis en las tareas (actividades ejecutadas
por los obreros en una fábrica) según la administración científica de Taylor. Posteriormente, la
preocupación básica fue el énfasis en la estructura, con la teoría clásica de Fayol y con la teoría de
la burocracia de Weber; luego apareció la teoría estructuralista. La reacción humanística surgió con
el énfasis en las personas, a través de la teoría de las relaciones humanas ampliada más tarde por la
teoría del comportamiento y por la teoría del desarrollo organizacional. El énfasis en el ambiente
surgió con la teoría de sistemas, siendo perfeccionada por la teoría contingencial que,
posteriormente, llevo al énfasis en la tecnología. Cada una de esas cinco variables – tareas,
estructura, personas, ambientes y tecnología – originó en su momento una teoría administrativa
diferente y marcó un avance gradual en el desarrollo de la TGA (teoría general de la
administración).
Durante estos años las teorías administrativas han influido en gran parte a la sociedad, a la
tecnología, a las empresas, al ambiente, al gobierno, etc. Hoy en día, las teorías administrativas;
más bien la TGA, estudia la administración de las empresas y demás tipos de organizaciones desde
el punto de vista de la interacción e interdependencia entre las cinco variables principales, cada una
de las cuales es objeto especifico de estudio por parte de una o más corrientes de la teoría
administrativa. la teoría clásica es la pionera en la historia de la administración; su campo de
estudio eran en principio los métodos y el proceso de trabajo de cada obrero.
Las teorías administrativas influyen en los ámbitos sociales, económicos, estructurales, etc.;
ya sea en el desempeño laboral de los obreros de una corporación para el desarrollo funcional de
dicha corporación.
En las décadas de 1960 y 1970 se puso de manifiesto cambios sociales, económicos y culturales de
gran impacto en las organizaciones, generando nuevas corrientes:
1. Turbulencia e inestabilidad de los mercados, suba del petróleo, cambia el sistema financiero
mundial; lo cual provoca el efecto turbulencia (factores que traen imprevisibilidad).
3. Cambios con turbulencia: este surgió problemas para predecir el cambio lo suficiente y para
planificar una respuesta, necesidad de respuestas rápidas y precisas con anticipación.
Todo eso lleva a que existan demandas sobre la administración ¿por qué? Porque la empresa debe
mantenerse en equilibrio ante el accionar de otros grupos, los intereses son mejor expresados a
través de cámaras de comercio e industria, puede construir alianzas de distinto tipo y opera en una
sociedad donde hay conflictos y acuerdos entre grupos.
1. ADMINISTRACIÓN DEL CAMBIO= las fuerzas para lograr el cambio pueden venir del
ambiente externo de la empresa, del interior de la organización.
2. RESISTENCIA AL CAMBIO: las razones son temor y resistencia a lo desconocido,
desconocer la razón del cambio y la disminución del poder o de los beneficios.
3. TRANSFORMACIÓN ORGANIZACIONAL: pasos en el proceso de cambio son la
motivación de la dirección, del resto de la organización, métodos de pequeños logros,
asignación de responsabilidades por metas y objetivos y la descentralización.
4. EL CAMBIO: la empresa al ser un sistema social está sujeta a la influencia del medio
ambiente y está en constante evolución. El cambio no es una decisión de la empresa sino
que sucede continuamente. Puede darse por inercia del funcionamiento de la empresa, por
el contexto o como decisión de la empresa, en este caso sería un cambio planificado. El
cambio dirigido al desarrollo de la empresa implica todas las dimensiones: CULTURA
(aprendizaje, nuevas capacidades), ESTRUCTURA (adaptación, nueva organización),
ESTRATEGIA (acción política, nueva estrategia).
Hoy en día las corrientes que afectaron en los años 60’s y 70’s las vivimos diariamente, solo que
ahora lo importante es satisfacer al cliente y obtener una buena calidad, ya sea, en cuanto a lo que
producimos. Cabe destacar que la calidad es construida, sostenida y mejorada por todos los
integrantes de la organización, pero también hay que tener muy en cuenta que la calidad comienza y
continúa siempre con educación y capacitación, y se debe iniciar ineludiblemente en la alta
dirección. Los valores de calidad que debe tener la empresa se definen como el sistema de creencias
y comportamientos que resultan realmente importantes, primero para los clientes externos e
internos, y luego para la organización, así como el alto grado de compromiso, respeto y
cumplimiento, desde la más alta jerarquía hacia abajo y hacia los costados y no al revés. Establecer
los valores, así como su fiel cumplimiento, es responsabilidad de directores y gerentes.
Si los valores solo se comunican, son ineficaces e inútiles; si se los demuestra con hechos diarios, se
generan credibilidad, autoridad y vías de acción sostenibles para cumplirlos. La orientación hacia el
cliente y los valores de calidad deben obligatoriamente integrarse dentro de las actividades
cotidianas de liderazgo, gestión y supervisión de todas las unidades de trabajo de la empresa. La
calidad, además de preverse y diseñarse, debe gestionarse, evaluarse y mejorarse continuamente.
Una eficiente gestión requiere, además, diseñar una estructura organizativa que facilite el logro de
los procesos de calidad, vía el cumplimiento de los objetivos del negocio y de la satisfacción de los
clientes. Se deben convertir las necesidades, expectativas y valores en requerimientos para todos los
niveles, tomando en cuenta para ello los conductores o satisfactores claves expresados por el
cliente, conservando, en esos requerimientos, el lenguaje del cliente, y, a partir de esa información
específica, segmentar las necesidades y comportamientos de los clientes, por tipo de cliente, por
línea de productos y/o servicios, por producto, por servicio, etc.