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CONCIENCIA ECOLOGICA

Cuando hablamos de una conciencia ecológica nos referimos a la aprehensión real y profunda
de actitudes conscientes en beneficio propio, de los otros y del planeta. En ese sentido, hace
algunas semanas señalábamos que el concepto de medioambiente involucraba al entorno que
afecta y condiciona especialmente las circunstancias de vida de las personas. Por ello afirmamos
que, la conciencia ecológica se forma en la familia y el papel de la educación -tanto formal
como no formal- es reforzar los valores aprendidos en el hogar. Quiere decir que la conciencia
ecológica se manifiesta en todos nuestros actos de vida y eso implica por ejemplo, el cuidado de
las áreas verdes que rodean nuestras urbanizaciones; la disposición de la basura; el mantener
limpio el frente de nuestras casas y edificios; el unirse con los vecinos para, en conjunto, tomar
acciones y hacer gestiones que mejoren nuestras condiciones de vida en la comunidad a la que
pertenecemos.

Sin embargo, con preocupación observamos sucio en las calles, producto de nuestra acción
directa. Ayer, por ejemplo, Salí con mi esposo y mi nuera a caminar en una reconocida
urbanización de nuestra ciudad, la cual está habitada por personas de clase media. Es un lugar
que se presta porque el tráfico de autos no es tan intenso hay muchas personas y niños
caminando y jugando y además tiene grandes estacionamientos donde se puede andar
tranquilamente. Pero, allí se observa que existe un gran descuido con la limpieza y cuidado de
áreas comunes. El monte que rodea todas las caminerías esta altísimo, hay basura regada por
todos lados, las matas sembradas en las entradas de los estacionamientos sin podar y agua
estancada -producto de las lluvias- en la redoma central, lo cual se convierte en un criadero de
zancudos y alimañas que pueden afectar considerablemente la salud de los vecinos.

Entonces, ¿cuál es la preocupación? Que definitivamente la acción directa de la familia sobre el


cuidado del medio ambiente, está fallando. Me preocupa que, a lo mejor usted entra en esos
edificios, en esos apartamentos y los verá limpios, acomodaditos… pero los alrededores
descuidados y sucios. Eso corrobora que, un aspecto tan importante de la conciencia ecológica
no se ha logrado como es asumir que el problema es nuestro; nada hace usted con mantener su
casa limpia y echar la basura para la calle. El sentido de pertenecía surge aquí como un
componente bien importante, porque esa es su urbanización y ella es un reflejo de usted.
Siempre recuerdo un mensaje ecológico que se encontraba en uno de los puentes de la
Circunvalación Uno de Maracaibo que decía: un papel no ensucia… pero somos muchos. Y es
tan común observar como desde los carros en marcha -niños y adultos indistintamente- lanzan
la basura que genera la ingesta de chucherías o de comida rápida. Es como decir, mi carro
limpio y la basura no es mi problema. Pero hay una ley de vida que es la ley del retorno o
retribución la cual está referida a que lo que lanzamos, decimos, pensamos hacia los demás se
nos devuelve y eso incluye el todo de manera holística. Si siembras una semilla que cuidas con
gran cariño y amor, germinará y crecerá una planta que te bendecirá con sus flores y frutos.
Recuerda, la basura no es solo física, es también energía y si la generación de basura y el
manejo que de ella hacemos en la vida personal es inapropiada, las energías serán pesadas e
inapropiadas para nuestro confort y felicidad. Quiero finalizar esta reflexión recordando a la
abuela Cira Elena quien siempre nos orientaba a mantener las papeleras de la cocina y el baño
bien limpias porque la limpieza y el orden comienzan en la casa. Nos toca en lo personal y a
través de los consejos comunales, las asociaciones de vecinos y las juntas de condominio,
iniciar una labor profunda del saneamiento ambiental.

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