Está en la página 1de 54

marcelo villa navarrete

mvillanav@yahoo.com

marcelo villa navarrete

brújula de polvo

Página 1 de 54
brújula de polvo ©

índice

baño
castillos
almohada
cometa
bólido
burbuja
humo
serpientes
caracoles
cigarrillo
bufanda
balcón
luna
sandía
trompo
candela
sombrero
ancla
navaja
revólver
tren
aureola
óxido
caballos
piedra
mamá
jinete
travesía
trono
bastón
invisible
brújula
salchipapa
sal
martillo
lunares
serpentinas
alfombra
arroz
flores
pantano
parque
libro
El hijo y el árbol

Página 2 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

baño

un día aciago tropezaste con el libro


que según dicen
a tu hermano le volvió loco
te encerraste en el baño
y por enésima vez fue una lectura
desesperada
ciega
salvaje
ganó la fama del libro
y vos también te uniste al gremio
mi queridísimo

¿habrías corrido la misma suerte


si encontrabas las pastillas
el revólver

otras debilidades de tu hermano?

índice

Página 3 de 54
brújula de polvo ©

castillos

cada playa
esconde la arena fallidamente
y minúsculos templos
se multiplican
sin rastro
de las manos que los erigen

índice

Página 4 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

almohada

bajo un cielo naranja


sus garras se escabullen
hacia lechos de plumas
con la esperanza
de que horas después
el mundo aún conserve
aroma de tréboles

índice

Página 5 de 54
brújula de polvo ©

cometa

qué suerte encontrarme con el abuelo en el parque


¿tendremos algún recuerdo mutuo de este sitio?
no lo creo: él murió cuando apenas yo aprendí a
caminar y además vivíamos en provincias
distintas
sabía que escribió muchos libros pero entonces me
interesaban el fútbol y los paracaídas tuvieron
que pasar varios años para conocer la cara y el
nombre del abuelo en los escaparates y muchos
más para atreverme a leer sus libros
si me dejo llevar por lo que escribió diré que le
atraían las matemáticas la animalidad que
produce el vino y los recuerdos tormentosos de lo
que no se hizo o dijo
el abuelo prefería esas incertidumbres por eso
resulta extrañísimo encontrarle en este parque
lleva el terno gris y los mocasines negros con los
que fue enterrado comprendo que debían incluir
el bastón pues sus menudas piernas apenas si
pueden arrastrar su cuerpo
¿por qué llamarle abuelo si esto requerirá
explicaciones y mejor no llamarle por su nombre
pues así pensará que soy su lector?
pero al decir abuelo él ya me ha reconocido le
digo que es extraordinario encontrarle en esta
ciudad en este parque donde llevé una infancia
feliz
le digo que alcancé a leer algunos de sus libros y
que me parecieron engendrados en una soledad
miserable pero él sonríe y saca de su bolsillo la
libreta y el bolígrafo
no me da su autógrafo sino que construye una
cometa con una hoja llena de garabatos y me

Página 6 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

incita a que la haga volar ¿y la madeja de hilo?


¿y la cola de la cometa?
el abuelo ríe y el papel vuela en espirales desciende
y se eleva vertiginoso el abuelo calla y el papel
aterriza toscamente junto a mi zapato
la cometa ahora es un papel perforado por el viento
y se distinguen pocas letras que el abuelo
escribió esa tarde en el parque de mi infancia

índice

Página 7 de 54
brújula de polvo ©

bólido

bajo los cedros


animales de dos espaldas
zurcían bolsillos para calentar sus manos
ocho pares de zapatos
podaban el césped tras una pelota
un vestidito amarillo se enredaba
en las cadenas del columpio

iban a ser las cuatro


cuando recordé la cita
y escapé de la burbuja verde
como la savia tras el corte del hacha

recordé que aún no revelo


las fotografías de la playa
y que faltan diez páginas
para acabarme el libro prestado
y que a mis veintitrés
aún no sé domar un bólido

¿y si hoy me embistiera
algún mamífero?

índice

Página 8 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

burbuja

todos los fuegos cesan


alguna noche
y no importa cuánto han dejado
sobre nuestra piel

maniobramos una burbuja


sobre un campo de espinas

índice

Página 9 de 54
brújula de polvo ©

humo

ahora patéate
muérdete la lengua
y trastoca tus palabrejas
se ha dormido
tu antiguo huésped
ése que era una bandada
de bendiciones y corajes
ése que retó a la turba
con corrosivos argumentos
y salió absuelto
nadie vio su demolición
ni sangró su definitiva puñalada
se hizo humo
derrumbó la puerta
tan sin elegancia como solía ser
cuando habitó tu morada
le sacabas a empujones
y escondías la llave
te daban asco
sus cuatro prendas cotidianas
ahora que se ha ido
dejándote solo lo tuyo
compruebas que eres nada
en este cuerpo que suplicaste
en tu tristísima prehistoria

índice

Página 10 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

serpientes

pasado el umbral
regresaban las serpientes
a morderme los talones

índice

Página 11 de 54
brújula de polvo ©

caracoles

dejaré los graznidos


y seguiré mi sangre
sin preocuparme por la cicatriz
no hay dolor
el descanso es un ojo de buey
devorando constelaciones

podría llenar tantos casilleros


sin embargo
prefiero dibujar caracoles en las paredes

índice

Página 12 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

cigarrillo

una mano se enciende al compás del cigarrillo


la otra torpe y sumisa no encuentra refugio
mientras la ciudad se embarra
con el polvo fosforescente de mis zapatos

es buena noche
para deambular por escondrijos
donde la lluvia
nos incita a rasgar sus velos

puedo penetrar
el corazón dormido de este laberinto
cavar la tierra con mis dientes
enterrarme sin la algarabía del planeta

las farolas invitan a mi sombra


para que carguemos juntos
nuestros lastres
la ciudad calla sus miserables glorias
y deja escombros en las aceras

no me atrasaré a ningún sitio

índice

Página 13 de 54
brújula de polvo ©

bufanda

cualquiera lleva el cuerpo


por encrucijadas de gloria apolillada
y tiene segundos contados
para convencerse de la niebla

índice

Página 14 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

balcón

el reloj frente a mi cama dice que son las tres de la


tarde
además del dolor de cabeza mi ojo derecho quiere
salirse de su órbita
miro el techo de la habitación
las ropas abandonadas en la silla
el afiche de una vaca sin manchas
todo es una licuadora confundiendo los sabores de
las imágenes
no recuerdo cómo llegaron esas películas a la mesa
ni desde cuándo ha quedado interrumpida la
lectura del libro amarillo en la página 76
pero con nitidez asombrosa recuerdo las mejores
pinceladas de la víspera
un pubis rojo abandonándome antes del paraíso
el sujeto ultrajaba ese cuerpo de azúcar
y yo desde el otro rincón con mi boca sangrante
pensaba
que en la desnudez los seres humanos abandonan
su arrogancia y sucumben dichosos en la agonía
de sus huesos
que son igualmente hermosos y vulgares como
cualquier perro de la calle
pero tuve que desterrar la hermosura y la levedad
el sujeto cayó rodeado de esquirlas y aquel vientre
sangraba mis cuatro letras
¿estarán muertos?
qué infierno incorporarse del colchón y no descartar
la posibilidad
de haber asesinado algo con nuestras palabras
nuestros gestos o con un pedazo de vidrio
creo escucharlos a través de mi ventana
reclamando la cuota de muerte que les debo

Página 15 de 54
brújula de polvo ©

mi pubis paradisíaco y la cabeza sangrante se


integran a esta licuadora de la cual soy el centro
puedo enumerar todos los sonidos que se riegan
por las paredes originando nuevas sinfonías que a
su vez algún día parirán el caos
puedo levantarme y aprovechar el balcón y
envenenarme con este aire que no es mío
desde el quinto piso mi carne pagaría dulcemente
pero estarían mis huesos gritándome a patadas
que me levante

índice

Página 16 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

luna

en algún recoveco
deambulan tus huellas

hay un mar infinito


absorbido en la arena
de tu mano
y recias mareas
expelen redes
de aurora prometida

las sábanas
ansían anclarse en tu ombligo

índice

Página 17 de 54
brújula de polvo ©

sandía

llegaste
a hundir los velos de su carne

ahora bajo las ramas


susurra una grieta de miel

índice

Página 18 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

trompo

habrá que profanar la memoria de fuego


cuando entre el espejo y la carne
haya infinidad de pancartas y cicatrices
y no el intruso que esperábamos
habrá que hacer una tregua
con los fantasmas
y no atizar su algarabía helada
habrá que entregarse a la lluvia
con la desnudez perpetua
habrá que profanar la memoria de fuego

índice

Página 19 de 54
brújula de polvo ©

candela

sangre desbocada
triturando los pilares de la casa
niebla y candela esparcidas
en surcos de neón
ejércitos de sal
al descorrer los velos de la noche

índice

Página 20 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

sombrero

recuerdo el tocadiscos
con su intermitente especulación de
niebla
los vasos habían rodado por la alfombra
mientras el sujeto que no era yo
sacó de su sombrero mágico
la ristra de pastillas
e inevitablemente la fuimos vaciando
bajo un aguacero de semipalabras
y venas destrozadas

una vela derretía su perfume


sobre el velador
el libro borraba sus letras
cuando mis ojos aterrizaban
y el ruido de los coches se ahogaba
detrás de las cortinas impecables

índice

Página 21 de 54
brújula de polvo ©

ancla

alguien sale de nuestras cobijas


aferrado a las pocas monedas
que la ciudad arrojó en sus laberintos

no admite el rostro
que le replican las vitrinas
ni las cicatrices de gloria o derrota
estampadas en su carne

carga en las entrañas


el lastre de su nombre
y su historia

índice

Página 22 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

navaja

en el piso quedó
fmvn
porque entreví
los cristales rotos esparcidos

la última vez que estuve ahí


ya nadie me reconoció
pero las cuatro letras
siguen
vengándose del tiempo
de ellos y de mí

índice

Página 23 de 54
brújula de polvo ©

revólver

un día
tropiezas con tu pulso afilado
y calzando un revólver
que le ha devuelto la fe a tu humanidad

sin apresurarte
dejas que las balas
se estrellen contra esos cuerpos blandos
creados para otra lucha

la sangre va tiñendo las aceras


y el aroma redentor
se adhiere a tus ropas
de justiciero anónimo

índice

Página 24 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

tren

1
la guerra es un sendero metálico que trepana la
pulpa de todas las sandías
y la victoria consiste en no fugarse de la sangre
y la derrota es un continuo morderse las uñas al
mirar cómo las uvas maduran sin tregua

2
en los vagones yacen ejércitos de ojos alineados
sobre sus catres
traen fotografías pueriles para convencerse de que
también son orugas abandonadas sobre el tiempo

3
la supremacía del pasto y del estiércol en los brazos
del aire
la lluvia hace crecer unas cosechas más que otras

índice

Página 25 de 54
brújula de polvo ©

aureola

alguien
al terminar la construcción
arrojó la escalera
y me dejó
soportando las polillas del desván

un día me lanzaré
exactamente donde ustedes
y quedará sobre el cemento
una aureola de sangre

acertaron almas caritativas


jamás escucharán
gracias

entonces para qué

índice

Página 26 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

óxido

unos empuñaron sus ojos


y palparon cada grieta del asfalto
otros pegaron lentejuelas en su cara
y en la sal de cada beso hicieron mutis

qué puedo ofrecer


sino el óxido de mi osamenta

índice

Página 27 de 54
brújula de polvo ©

caballos

hoy
cuando yacen los despojos
que días atrás
eran mi abuela
extraño los caballos
que pastaban puntualmente en sus terrenos
cuando mi hermana le sentaba
en la mecedora y desde allí
mi abuela con su risa sin dientes
describía la manada
que solo ella vio en el invierno

índice

Página 28 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

piedra

existe un libro una página una palabra


un gorrión se posa en el colgadero se abre una
puerta vuela una cabellera la sonrisa de un niño
restriega el patio
aquí yace la piedra y no el latido
yo estuve frente a aquellas cosas yo fui esa sonrisa
una tarde tatuada de cirros
de mí huyeron corazones alados que cabían en mis
dedos
existe una palabra una página un libro

índice

Página 29 de 54
brújula de polvo ©

mamá

entonces mamá dispersa la niebla y me mira diría


que su presencia irrumpe el bosque a martillazos
su silencio y su traje de otro siglo iluminan esta
noche que pensaba partir como cualquier
miembro de la estirpe
solo irme como una hoja que se pierde en el fango
habla es lo que me dice su rostro inmutable y
empieza el frío en mis venas y la sequedad en mi
lengua habla y es un lenguaje prestado el que
logra salir
las mismas palabras buscando consentimiento en
los oídos de mamá que no reacciona
solo quiere que le hable y apenas me defiendo con
la cantaleta de que voy a regresar que estaré de
vuelta para enderezar la historia con las manos
llenas y sin empresas frágiles
regresaré
y salto los alambres de púas como todos los
ladrones la taquicardia me mantiene despierto
lucha interna que va haciéndose carnicería
mientras los peligros se bifurcan
muchos cayeron y nadie supo más
así caí yo me encontraron queriendo ser feliz
cuando la sopa tenga el sabor de mi hambre y la
cama se vaya acoplando a mi cansancio
así caí yo y los perros se faenaron mi carne todo
se lo tragaron y no vislumbraron la multitud de
rostros que guardaba mi sangre el barrio que
me cobijó con su complicidad
era el fin impredecible y atroz una hoja
abandonada a su suerte de las ramas
lo que queda va girando en las fauces de los
verdugos ya no más ya no más

Página 30 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

un viento salvaje acude a mis gritos castiga con sus


brazos todo lo que encuentra ya no más ya no
más
se acabaron las mordidas y el viento sigue
creciendo y me arrastra hasta su insospechado
centro
soy solo una historia trunca una hoja recuperando
su verdor
el tiempo no va más estrepitosamente regresa se
conjuga y se confunde en el viaje los alambres
de púas desaparecen reconozco las miradas las
caricias que me amamantaron mi lago de neón
el tiempo no va más está regresando y los pechos
de mamá relucen como dos mandarinas es
hermosa en su niñez campestre sus largas
trenzas son la diversión de sus amigos
mamá toma leche recién ordeñada e ignora que su
hijo algún día será devorado por los perros
ha regresado al vientre de mi abuela para salvarme
una vez más

índice

Página 31 de 54
brújula de polvo ©

jinete

cuando tenga un hijo


habrá un sol ocultándose de mi ventana
y quizás porque ya no seré
la única sangre derramada por el mundo
cada día se alternarán
la dicha y la agonía
qué podré decirle a mi hijo
sobre la guillotina del tiempo
la miel silvestre de las caricias
o los verdugos que acechan nuestras espaldas
tendré que dejarle caer
sobre una almohada de agujas
o sobre un abismo de pétalos
será otro jinete embistiendo la noche
y no tendrá más alternativa
que deambular con su brújula de polvo

índice

Página 32 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

travesía

abandonar
el canto de los manglares
y atracar en el corazón
de una manzana podrida

índice

Página 33 de 54
brújula de polvo ©

trono

un carrusel vertiginoso
atraviesa la habitación

los tuyos fueron esfumándose


para que puedas convivir
con tus pensamientos
ahora feroces y duros y blandos
como el cuerpo que los acoge

cuando quisiste ser


el primer individuo sobre la tierra
no alcanzaste a oír el eco
de la demolición inminente

algo sucedió
desde tus primeras palabras
hasta la cama
que hoy te sirve de reino
algo sucedió
cuando la oscuridad
cambió de sitio tus plegarias

recogiste radiografías de lechos deshojados


bolsas de basura en medio del jardín
estiércol y melancolía en los zapatos

esto ya había sucedido


no sabes dónde pero la repetición
te congela
están las puertas laterales
el lavabo del rincón
y el frío de las baldosas

un peligroso don

Página 34 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

cerrar los ojos y dejarse llevar


por la enredadera

habrá eclipses y aguaceros


precipicios y pantanos
lencería fina y barata

años o segundos después


esa ráfaga
besará o abofeteará tu rostro

índice

Página 35 de 54
brújula de polvo ©

bastón

la noche abre sus fauces


amarrándonos en cada ojo
el retrato primigenio
y la máscara de fuego

arañamos el fango
que un cercano diluvio
ocultará sobre las piedras

índice

Página 36 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

invisible

llegué
hubo una cabellera en el ojo de la noche
y llegó flotando a las yemas de mis dedos
entré
quise que una estela de humo escondiera mi rostro
y al primer soplo deshiciera mis pies
avancé
tomé un jilguero húmedo del árbol de la vida
y besé sus prominencias verdes y violetas
retrocedí
aterrizaron flores en el ajedrez ámbar y caoba

índice

Página 37 de 54
brújula de polvo ©

brújula

tras ajenas lunas


este cielo revienta
en alaridos que me trastocan
hasta solo ser
animal arrodillado

es cuando te distingo
más allá de las profundidades
y mis huesos inexorablemente
se incorporan
y persiguen burbujas
de sangre

índice

Página 38 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

salchipapa

una mujer que tenga un archipiélago en el vientre


y que todas las mañanas se ahogue en la carne de
dos o tres mil naranjas
y si se me permite un detalle singular
(como quienes prefieren hojas de papel periódico
para escribir sus odas)
una mujer pechos de gorrión
pechos como los panecillos que venden en
riobamba
cholas creo que se llaman y tienen relleno de dulce
de panela

pero hoy no es riobamba


y mis vísceras solo ríen cuando albergan una
salchipapa
¡todos quieren salchipapas!
deambulan por los nervios de la ciudad
con los ojos derretidos sobre anuncios luminosos
cursos de computación chifas discotecas hostales
salchipapas

la servilleta que nunca alcanza a limpiarte la grasa


que engulles feliz
un engrudo salado-picante-dulce
y abajo oh sorpresa la salchicha
será de perro o de cartón pero igual
y más abajo miles de papas
manjar de dioses preso en una bolsa de plástico
amarillo

me voy me voy al circo


dos por un boleto es demasiado
apenas entro yo

Página 39 de 54
brújula de polvo ©

sobre la delgada cuerda a cinco metros de los


espectadores las botellas no se cansan de
mirarme
vino cerveza whisky agua de los floreros
han venido a ver al payaso chisguete
el único capaz de echarse un clavado en la
palangana roja y echar agua por las orejas sin
que se le corra el maquillaje
mientras tanto los números secundarios sostienen
los maderos del circo
la omota malabarista
o el turco que lanza dagas a la niña tísica

la luna no ha pagado su boleto


la luna es una salchipapa rasgando los remiendos
de la carpa
una vez una vez más morir acompasado
hay quien se prosterna ante el ocaso de cerveza y
cigarrillos
es una peluca cobijando a una mujer
nos adentramos en arenas movedizas y vamos a su
celda
quiere sacarme los pantalones inmediatamente
y yo quiero sacarle su blusa y su brazier
inmediatamente
sus dos panecillos me lanzan piropos como desde
una vitrina
con la diferencia que no hay cristal y puedo
tomarlos cuando quiero
mi nariz comprueba el buen aroma y sin más doy
un mordisco a cada uno
ella grita furiosa eres un animal
me saca a empujones
y apenas recojo mi ropa con el rabo entre las
piernas

cuando llegué

Página 40 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

los sabores de mi boca inmortalizaban el circo


la mayonesa y la salchicha y el vino agrio y las
migas de cholas entre los dientes
en la semioscuridad de las velas arropé mis huesos

índice

Página 41 de 54
brújula de polvo ©

sal

bajo ese cabello largo y libre te preguntas


¿por qué nunca te sacas la boina?

y también
¿cómo te recordaré si solo has esparcido
tu sal sobre mi piel?

índice

Página 42 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

martillo

sobre esta avenida interminable he decidido ignorar


el hedor de tu sangre hirviéndome el cerebro
no hay un balcón donde puedas vigilar mis pasos
arrastrándose hacia todos los postigos
ahora estás en la demolición y no voy a llegar para
apartar los escombros iré a cualquier sitio y no
me importará que parezca una fuga de tus
fantasmas inmersos en mi carne
la tarde presenta toda su vulgaridad el aire es de
nuevo insalubre pero ya no me estafa vistiéndose
de brisa campestre
hubo una vez un muchacho que se ridiculizaba en
otras latitudes y frente a otros rostros era tal su
petulancia que se creía una especie en extinción
y sus íntimos le trataban con desprecio
una mujer estaba ahí por casualidad mirando esos
pantalones viejos y esa boca que no parecía de la
misma cara entonces al dejarme el autobús con
el brazo extendido y antes de que la rabia desate
sus venenos no pude evitar esas piernas y los
martillazos que presagian catástrofes

índice

Página 43 de 54
brújula de polvo ©

lunares

querías de mí un instante sin ropas


para burlarte de las canalladas
de otros
y del desafortunado
que ahora afilaba las uñas
dijiste
sin luz
mientras otra oscuridad
te iba seduciendo
yo me deshacía en tus lunares
y cada manotazo
encontraba sangre tibia de mi cuerpo

índice

Página 44 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

serpentinas

entre la bruma
las serpentinas de tu cadera
danzan lúgubres
sobre retazos de cobija

arde la noche
a través de tus ojos
y la alcoba te recoge
de un surco de cristales rotos

índice

Página 45 de 54
brújula de polvo ©

alfombra

me mira y
aspira el humo
con la convicción de sucumbir
en una oleada de espectros

tendida sobre la alfombra


va deshilvanando letras
como envolturas abandonadas
en otras noches

sé que todo esto acabará


en un remolino de sangre y abandono
apenas
la leve especulación de un tango
se hará imprescindible en el rincón

índice

Página 46 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

arroz

dejó la puerta entreabierta


mientras salí flotando
hacia la pulpa de las sandías

falta muy poco


les recitaba a mis camisas
que se sorprendieron al verme
estrujando granos de arroz
así fue

pero visité las ruinas


y desfiguré anillos en el aire
la noche
quedó ultrajada con mis pasos
y no prendió sus lunares

bajo una marejada de vino


decidí dejarla coleccionando tules

índice

Página 47 de 54
brújula de polvo ©

flores

en una carta le puse esto

podrán derramarse mil lunas en tu vientre


pero tus ojos me gritan
que no ha llegado el hombre
capaz de regar las flores de tu piel

y me dijo que era verdad


y que era lindo el poema
y que muchas gracias

han pasado varias noches


y si lo rememoro es obvio

no pasó nada

y como tiro de gracia


me entero
que otro sí regó las flores de su piel
y que en siete meses estallarán geranios

índice

Página 48 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

pantano

cuántas veces debiste odiarte


por creer que yo era
el abrigo de tus aguaceros

eras carne endemoniada


y solo enseñabas
esa boca sin presa

debiste odiarte
antes de yacer en el pantano

índice

Página 49 de 54
brújula de polvo ©

parque

después vendría esa fidelidad enfermiza un no


torcer el brazo ante los olores asimilados y el
disparo de tus ojos que aprendieron a ponerme
contra la pared
algo así como el final ambiguo y momentáneo de la
lluvia que dejamos a nuestras espaldas
solo porque en un tiempo quise que la tibieza de tu
piel fuera la adecuada para mi lengua pero ya era
tarde para ser oportuno y había que fabricar una
canallada
eso de darnos abrigo ánimo resignación bajo las
bombillas
venía de tu orfandad repentina venías de mi
soledad insaciable veníamos de una tarde
reducida a lengüeteadas de mamíferos
yo buscando los antecedentes de este placer lúdico
tanteando dudas y abandonando certezas
tu pelo lacio ensortijándolo con mis dedos deseando
que fueras otra cualquier mujer única que todo
hombre tiene por modelo y tiene distintos rostros
distintas voces distintas aficiones
acaso vos también recordabas al hombre que
nunca te habitó pero del que conoces su
temperatura y sus fantasmas
todo esto no tendría un capítulo posterior no habría
vencedor y vencido apenas dos sobrevivientes de
una historia anónima como vulgar
íbamos del brazo como puede ir un matrimonio con
sus bodas de oro a cuestas o como pueden ir el
sentenciado a muerte y el oficial que le sujetará
las correas de su prontísimo destino
estabas en mi territorio y a cada paso te iba citando
rasgos de mi ciudad esta ciudad que es mutua

Página 50 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

pero que en estas latitudes puedo decir mía sin


que te incluyas
en esa cancha sentí miedo de los grandotes quizás
por eso no anoté ningún gol aquel sábado
esa chica cuando niña era demasiado flaca y
pecosa y nosotros le decíamos plátano aplastado
aunque ahora está tan buena sobre todo con sus
pecas
aquí era mi escuela donde las profesoras jalaban
las orejas en público cuando algún niño rompía
una rama o pisoteaba las flores
nos veremos mañana ya sin tanta complicidad
tanta piel disponible tanta cercanía

índice

Página 51 de 54
brújula de polvo ©

libro

nadie lo ha logrado
basta repasar los anaqueles o escarbar nuestros
cajones
cada quien lleva un solo libro entre ceja y ceja
pero todas las líneas escritas son sus intentos
fallidos
cada libro alumbrado debería ser nuestra afrenta
el camino es el mismo hay que reventar las
bibliotecas con más volúmenes
quien quiera hacerlo que malgaste sus ideas sus
bombillas sus ojos
debemos llegar manchados de palabras a nuestro
libro merecido
el que no logramos escribir

un libro en blanco

índice

Página 52 de 54
marcelo villa navarrete
mvillanav@yahoo.com

El hijo y el árbol

1
De qué matriz fosforescente descendió cantando,
de qué manantiales no bebió la luz, de qué ojos
se eclipsó su llanto. Es una criatura rolliza y
acunada por la hojarasca de los pinos. Soy tu hijo,
me ha sorprendido su voz, aún no puedo caminar
pero he hablado desde el primer instante que tu
pensamiento se posó en mí. Este hijo no es mío,
pero cómo saberlo, él dice lo contrario; hay
millones de hombres cargando sus semillas, y hay
millones de vientres de durazno, y hay tantos
niños que se parecen a todos y a nadie ¿cómo no
voy a tener un hijo? Soy su padre porque este hijo
me ha elegido, me ha elegido para subirlo al
árbol.

2
Súbeme al árbol porque el tiempo es corto y no
debo convertirme en tu espejo. No hables, por
favor no hables ¿no te das cuenta que ese ha sido
tu calvario? ¡Si también te hubieras quedado en
tu árbol! Cuando el único colibrí que emergió de
tus manos se estrelló, no debiste haber bajado.
¿No te bastó el crepúsculo naranja, los cirros
como sierpes, el olor tierno de las piñas? Pero
quisiste deletrear el campo, devorar la ciudad,
fundirte cada noche en un duelo de tenazas, y no
te has alejado ni un segundo de tu sombra.
¡Apúrate! ¿Así cumples con tu hijo? Déjame
seguro en la copa del pino, que no debo caer
antes de la hora; eso es, déjame y bájate, en
ningún árbol caben dos, bájate, corre, no mires
atrás.

Página 53 de 54
brújula de polvo ©

Pude hacerlo a tiempo: corrí y el desgarrón fue


soberbio, el árbol quebró sus ramas y besó la
tierra. A mis espaldas yacía el pino arrancado de
raíz. Regresé y no había rastro de mi hijo;
recuerdo entonces que no distinguí su grito en la
demolición. Recuerdo también que en los pocos
instantes que lo conocí, él jamás me llamó padre;
la criatura era mi hijo pero yo no era su padre. En
el sitio exacto donde debía estar su cuerpo rollizo
encontré mi blanco colibrí, el único avión de papel
que emergió de mis manos.

índice

Página 54 de 54

También podría gustarte