Origen y formación de los suelos

Los suelos deben su origen a diversas causas las cuales se emplearían mucho tiempo
para poder desglosarlas.

Lo obtenido de dichas causas es una gran variedad de tipos de suelos; esta formación
ha ocurrido a través de las eras geológicas.

Por su parte, la composición química y/o mineralogía influye en la formación y

comportamiento de los suelos.

Ahora bien, la formación del suelo es un proceso en el cual las rocas, se dividen en
partículas menores mezclándose con materia orgánica en descomposición, y evolucionar a
partir de la mayor parte de los minerales rocosos.

Este proceso está dado por la descomposición química y desintegración mecánica. La

primera trata sobre la acción de los agentes que modifican la constitución mineralógica o
química de las rocas; el agua es uno de los principales agentes y los mecanismos de ataque de
gran importancia son la oxidación, la hidratación, y la carbonatación; también la vegetación
aporta efectos químicos que no se deben pasar por alto; dichos mecanismos dan como
resultado arcilla, que es el final de la descomposición.

La desintegración mecánica viene dada entonces por el intemperísmo de las rocas a

factores tales como cambios de temperatura, acción de la congelación del agua en las juntas y
grietas de las rocas, plantas organismos, entre otros. Estos factores en las rocas llegan a formar
arenas.

Depósitos de suelos

Los suelos residuales son originados por el ataque del intemperísmo, quedando en el
lugar directamente sobre la roca de la se derivan.

Estos desechos tienden a ser removidos del lugar de formación por agentes geológicos
y redepositados en otras zonas. De esta manera se van generando suelos que encuentran
sobre otros estratos sin poseer relación directa con ellos.

En la naturaleza existen abundantes agentes de transporte, como por ejemplo:

glaciares, viento, ríos y corrientes de agua superficial, los mares y la fuerza de gravedad. Todos
estos actúan a menudo combinándose.

El escurrimiento de torrentes acarrea materiales de diversos tamaños que se van

depositando en forma gradual a lo largo de su curso.

Los ríos transportan materiales de muy diversas graduaciones a lo largo de su perfil,

dependiendo de la velocidad de su curso, mientras menor sea el transporte de la corriente se
hace menor dejando entonces los materiales mas gruesos, esto quiere decir que el rio
transporta y deposita los suelos según sus tamaños decrecientes: donde las partículas mas
finas llegaran a ser depositadas en la desembocadura del rio.
 Estos depósitos se dividen en:

Depósitos coluviales: vienen dados por materiales transportados por gravedad, la

acción del hielo-deshielo y el agua principalmente, estos están asociados a masas inestables,
son de tamaño grueso y su espesor suele ser escaso, poseen baja resistencia y están
enmarcados en una matriz limo-arcillosa.

Depósitos aluviales: los materiales son transportados por el agua en movimiento. Son
de tamaño variable ya que van desde la arcilla hasta fragmentos de rocas. Se distribuyen de
manera estratiforme y están bien graduados.

Son suelos cuyas propiedades están estrechamente relacionadas con la granulometría

y su continuidad es irregular lo que hace que pueda contener altos contenidos de materia
orgánica, este tipo de suelos son una fuente de recursos para materiales de construcción.

Depósitos facustres: constituidos por sedimentos de grano fino depositados por los
lagos. El contenido de materia orgánica es muy alto y se presentan estructuras laminadas;
estas características lo hacen un suelo blando.

Depósitos marinos: se originan por la acción erosiva de agentes continentales y

marinos (corrientes fluviales, oleaje, y las mareas). En este tipo de depósito abundan las arenas
finas y los limos, donde puede contener materia orgánica y carbonatos. Los materiales
conducidos al mar por los ríos, son llevados a lo largo de las costas donde se forman los
blancos y debido a su movimiento en las costas originan el cordón litoral. Este suelo es un
excelente apoyo para fundaciones.

Depósitos eólicos: son los suelos transportados por el viento. Este proceso se realiza de
3 maneras: por suspensión, saltación y rodamiento, según sea el tamaño del material y la
velocidad del viento.

Son característicos de regiones áridas y con agua libre a una gran profundidad,
cambian las propiedades mecánicas debido a la presencia de agua.

Los suelos residuales están definidos por dos conceptos de gran importancia como el
perfil de meteorización y el conjunto de estructuras heredadas.

El perfil de meteorización es una secuencia de materiales con diferentes propiedades

formándose en lugar donde se forma la roca madre, ya sea por efecto mecánico o por
descomposición química la formación de este.

Las estructuras heredadas se banas en las diaclasas, exfoliación, juntas, grietas, fallas y
otros efectos estructurales que es señal de la herencia de los suelos de la roca original.