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UNIVERSIDAD CATÓLICA SEDES SAPIENTIAE

Manrique Távara, Alejandro


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RESUMEN*

EXPERIMENTO
La razón humana tiene capacidad de seguir modalidades de conocimiento distintas y
complementarias entre sí: el método de la historia, el de la lógica, el de la filosofía, el de la
moral. Cada uno de estos argumentos son elementos necesariamente presentes en todos los
demás métodos del conocimiento. Pero ¿Cuál es la prerrogativa principal del método
científico?

Cuando se buscan los indicios del comienzo del pensamiento y la acción científica en la historia
se debe buscar alguna evidencia de un enfoque metodológico bien preciso, generalmente
aceptado como característico de la ciencia: el método experimental. Esto es, el método
científico tiene como prerrogativa, como estrategia de verificación y como fuente de novedad
genuina el experimento, el cual es la forma habitual de hacer experiencia de la realidad según el
particular tipo de exigencia cognoscitiva que le mueve. Entonces, la primera tarea del
experimentador es superar un vago sentido de curiosidad, de una imagen poco definida de lo
que querríamos conocer del objeto, y llegar a la identificación de la pregunta precisa, no
ambigua, inevitable.

El investigador «siente» su propio experimento. Millikan, quien realizó el experimento sobre el


carácter continuo de la carga eléctrica, identifico el éxito fundamental de su experimento en la
demostración «cualitativa» de la naturaleza discreta de la carga eléctrica. Se trata de un
experimento simple, y por esto potente y capaz de dirimir la gran cuestión de modo inequívoco:
una verificación directa, simple y precisa. Por otro lado, puesto que la fe en la existencia de una
realidad objetiva, fuera de nosotros, es esencial para la puesta en marcha de la investigación, el
experimento es el acto con el que el sujeto humano de alguna manera «va en busca» de la
relación con esa realidad. Sin embargo, se debe buscar un «desapego» entre el sujeto y el
objeto, lo cual no significa introducir un elemento de extrañeza o indiferencia, sino
precisamente para completar una unidad profunda con el objeto. En efecto, la atracción por el
objeto no debe arrastrar a una especie de miopía que impida captar la visión de conjunto del
fenómeno estudiado.

El experimento tiene dos propósitos, a menudo independiente el uno del otro: permite la
observación de nuevos hechos hasta entonces insospechados o aún no bien definidos, y
determina si una hipótesis de trabajo se ajusta al mundo de los hechos observables. En ambos
casos, la inevitable sumisión de la teoría al experimento pertenece al núcleo mismo de la
mentalidad y del método del científico; cuando la realidad contradice a la hipótesis esta última
es descartada. Por ello, es necesario seguir con prontitud las sugerencias de sus indicaciones,
pues en la sumisión de la teoría al dato experimental está la clave de la capacidad de la ciencia
de mantenerse en pies, de lograr liberarse con el tiempo de las falsedades de los errores
clamorosos. Por otro lado, cabe mencionar que el experimento es la obra de los
experimentadores; es decir, la concepción de aquello, en el inicio, es fruto de una intuición, de
la verdad indemostrable pero lo suficientemente urgente para motivar una dedicación
incondicional de muchos años de trabajo.

Con frecuencia las fases más excitantes y creativas de un experimento son el inicio y el fin, pero
todo el proceso intermedio es un camino fatigoso en un territorio árido y sembrado de amenazas
escondidas. En efecto, casi nunca un experimento acierta a la primera y no se ha visto nunca un
instrumento que funcione correctamente la primera vez que se conecta; siempre se atraviesa por
una lenta y paciente aproximación a las condiciones en que el experimento es eficaz. Por ello, la
dificultad intrínseca al método experimental requiere atención, precisión y paciencia; exige
también un tiempo que no es fácil prever. A veces hace falta una gran lucidez para no apresurar
una conclusión evitando introducir una interpretación preconcebida. Así, entre las
características que el método experimental comparte con los otros métodos de conocimiento
está la posibilidad del error.

Las modalidades del error en el uso del método experimental son muy variadas y abarcan desde
la simple distracción a la incorrecta interpretación de un indicio emergente o a la omisión de
uno de los elementos en juego. Por eso, hay que desconfiar de los casi idéntico.

Por último, encontrar el método adecuado para llevar a cabo un descubrimiento es cuestión de
paciencia, de atención a todos los detalles, de genialidad y creatividad de colaboración, pero
casi siempre son casualidades que suceden a quien estaba preparado para reconocerlas.
Asimismo, la ciencia avanza sobre el terreno firme de la verificación experimental que de vez
en cuando se acelera, cambia de dirección o se desbarata por otro tipo de «experimento»: el no
planificado –o planificado para verificar justo lo contrario.

*Resumen del capítulo tercero Experimento del libro SOLO EL ASOMBRO CONOCE de
Marco Bersanelli – M. Gargantini. Editorial Encuentro, 2006.

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