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EL DÍA

SÁBADO, 12 DE SEPTIEMBRE DE 2009 Toros Albacete 25

EL DESCOSSÍO El autor sigue analizando La Fiesta como el primer espectáculo de masas de la


ALBACETE historia. Desde la guía de viajes de Richard Ford a las publicaciones especializadas,
todas son reflejo de lo que han supuesto los toros en la Historia.

Espectáculo (II)
CARLOS MARTÍNEZ

R
esulta curioso pero la dio, y el presidente, que entonces
mayoría de las tradi- no sólo representaba sino que era
ciones españolas no se la autoridad civil.
remontan a tiempos an- Opuestos a los críticos con los
cestrales ni tienen “si- divertimentos para el populacho se
glos de historia” a sus es- encontraban los que veían positivos
paldas. La mayor parte de ellas se ciertos desordenes, rebeliones con-
remontan hasta los siglos XVIII y tra la autoridad y la mezcla de las cla-
XIX. Es decir, si vamos hasta sus orí- ses sociales. El autor de Carmen,
genes, las tradiciones no se pierden Prosper Mérimée, un enamorado
en la noche de los tiempos sino que de España, opinaba que los desor-
son tradiciones modernas. Es más, denes no eran en sí mismos actitu-
podemos reconocer en ellas los sig- des execrables y observó en una se
nos de los nuevos tiempos posilus- sus visitas que “en la plaza, y sólo allí,
trados. La explosión demográfica el público manda como si fuera so-
que trajo consigo la Revolución In- berano y puede hacer y decir lo que
dustrial y el avance en medicina, sa- le plazca”. Por su parte, Sobaquillo
nidad y técnicas higiénicas unida al veía con buenos ojos la mezcla de
éxodo campo-ciudad posibilitó la clases sociales porque hacían de la
creación de un marco idóneo para sociedad española “la más demo-
el cultivo y desarrollo de la cultura crática del mundo, confundiendo
de masas. Esta cultura, de marcada en la plaza al Grande de España con
huella contemporánea, se vio re- el último menestral, al rico con el
flejada en algunos espectáculos que, pobre, y al hombre de más cultiva-
como vimos ayer, son hoy conside- da inteligencia con el más estúpido,
rados de masas. Como el fútbol, el pues se ven unidos los dos por los
béisbol, la política y, por supuesto, vínculos del entusiasmo”.
los toros. Pero lo que diferencia a Desde las páginas de El Toreo
éstos últimos de los otros es que sor- Chico se discutía sobre la merma
prendentemente fueron los pri- del principio de autoridad que se
meros en aparecer. Aunque hoy nos producía durante los festejos y se si-
pueda resultar chocante, la lidia mo- tuaba al lado de los que lo conside-
derna fue la precursora europea de raba una suerte y uno de los pocos
los espectáculos de masas. Richard espacios de libertad que tenía la so-
Ford, un viajero que escribió la guía ciedad ya que “la plaza es el único
de viajes por excelencia de la Espa- sitio en que los españoles podemos
ña decimonónica, se sorprendió decir a la autoridad, impunemen-
ante el espectáculo que ofrecía Ma- te, cuantos improperios vengan en
drid los días que había corrida. No los labios”. Claro que casi siempre
porque no esperase encontrar una esos mismos gritos e insultos eran
imagen así en la península sino por- causados por el desconocimiento
que ni siquiera en su país había vis- de los presidentes en materia tauri-
to algo comparable. En sus propias na y no tanto de su labor como re-
palabras, “no hay colores ni palabras presentante civil. Por eso las discu-
que sirvan para pintar o describir la siones terminaban con recomen-
agitación y la excitación, la polva- daciones sobre cambios que debía
reda y el bullicio de la muchedum- sufrir la presidencia para que el áni-
bre; todo son rojos y amarillos, flo- mo del pueblo no se viese exacer-
res, ramos, enjambres, ruidos, ca- bado sin necesidad de acabar todo
rreras, empujones, aglomeraciones en una revuelta más o menos vio-
y griterío”. lenta.
La incisiva mirada de Ford no Los entendidos de El Toreo Chi-
sólo se percató de la originalidad de co no creían en la fórmula que se
ese tipo de reuniones populares sino proponía por aquel entonces de sus-
que también observó que dentro tituir al presidente por un comité
de la plaza se daba un hecho pecu- directivo integrado por un gana-
liar cuando “a menudo, estando el dero, un torero y un crítico por dos
Rey, la gente reclama a voces un toro razones fundamentales. La prime-
adicional, que el teórico Monarca ra, una cuestión práctica, era la di-
otorga siempre mediante un tiron- ficultad de hallar para todas las co-
cillo de su oreja real; porque el ver- rridas, especialmente en pueblos
dadero autócrata es aquí la mu- muy pequeños, a un ganadero, un
chedumbre, y Su Majestad la Mu- torero y un crítico que presidieran
chedumbre no acepta negativas”. la corrida. La segunda, una cuestión
La peculiaridad residía en el carác- idiosincrásica, porque era muy poco
ter particularmente democrático probable “que se pongan des-
de la relación entre el pueblo, re- acuerdo tres españoles cuando de
presentado por el aficionado me- la materia de los toros se trata”.

Fdo: Luis García Vicente

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