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El Ave Del Roble
El Ave Del Roble
Me encontré viendo el sol, las nubes viajando sobre mí, un ave cantaba en la rama
sentí vivo y traté de girar, pero en ese momento mi cuerpo pálido, tieso y frió me
recordó la realidad. Día a día veo el sol, las nubes viajando sobre mí, las aves del
movimiento, y en otras quiero llorar, sin lágrimas que salgan por los ojos huecos;
pero sabía que un día mi día llegaría. Ahora llevo más tiempo viendo el sol, las
nubes viajando sobre mí, el ave del roble y los nidos de la bugambilia, que el
soy un caminante que dejo su paso al tiempo, y tal vez soy una raíz. Aunque no
siento alimento correr entre mi, no siento alimento correr por mí, no siento que
alimente algo más que el recuerdo de aquellos que vienen en ocasiones a ver mi
reposo, y los veo, sus ojos negros, su piel morena, tostada de igual manera que
tostaron el tabaco que fumé el día que la conocí, y no siento alegría verlos, ni
tristeza recordarlos, aunque ese niño que mira la tierra cuando viene a lado de
crecer, desde acá, donde veo el sol, las nubes viajando sobre mí, el ave que canta
Es hora de recostar las ideas y dejar a la visión ver y al sentimiento sentir, ahora,
sólo ahora disfrutaré como siempre y todas las noches. Me encontré viendo la
luna, unas estrellas que titilan sobre mí, el búho cazando al ratón desde la rama
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No te olvido
hace muchos años, veo el techo del cuarto, le hace falta un arreglo, tiene
humedad en una esquina y una grieta en la pared del tocador, le voy a decir a mi
humedad me puede afectar. Él siempre es muy atento conmigo. Creo no son ni las
puede ser un ocio absurdo, pero es mi ocio. Veo princesas, animales, formas
rebuscadas pero que me roban una sonrisa… a veces te veo. Es cuando decido
Prendo la radio y pongo un poco de jazz, sobre todo el disco que grabaste el año
desde el centro de tu corazón. Sigo siendo cursi. Pero el jazz me acerca a ti, me
abrazan las notas, el sonido de tu trompeta rompe el silencio del cuarto y es tu voz
la que me invita a empezar mi día. Te extraño mucho, tantos años juntos, desde
niños. Aún al cerrar los ojos recuerdo nuestro primer beso, nuestro primer
Me recuesto un rato más, pero no para dormir, sino para escuchar el jazz que me
hizo enamorarme de ti, si, aun te amo Alfredo, no sé si sigas pensando en mí, no
quedarías bajo la tierra viendo pasar los días. Te encantaría mucho ver a Tomas,
tu nieto, nuestro nieto, juega beisbol, le gusta tanto que cada vez va mejor en la
escuela porque siempre le dicen sus papas que si termina bien el año van a ir a
pero Ernesto le enseño todo lo que aprendió cuando jugaba en Estados Unidos.
Ernesto siempre se acuerda de ti, cuando viene a la casa dice que siente tu
presencia, seria pero alegre, y que siempre agradece que nuestros hijos se hayan
casado.
sea que me pase algo y no esté nadie despierto para ayudarme. Mientras, bajo a
van a ir a verte al panteón, yo voy muy poco, me deprime. Pero me dicen que el
Roble que sembré a tu lado está muy grande y siempre un pajarito está cantando
cuando van.
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Tomás
Otra vez fin de semana, el camino de la escuela a la casa se me hace más largo
para ver el partido de beisbol y luego aventarme a la cama, o saber que dejo la
escuela por dos días y una tarde, creo se dice dos días y medio, pero para un niño
como yo que importa cómo se digan las cosas, lo importante es saber atrapar la
pelota desde el jardín central y lanzarla como rayo para ponchar a Juan, también
es importante batear bien, aunque nunca he bateado más allá de segunda base,
Ella dice que es la música del alma, yo creo que es más bien la edad, mi abuela
escucha el jazz pero ella llora al recordar a mi abuelo. Es cierto, el domingo vamos
a ir al panteón a ver a mi abuelo, bueno eso de ver pues es más bien un decir, me
da risa esas cosas que se dicen sin sentido. Me he sonreído mientras pienso esto
Ya le he dicho a mi papá que voy a ser beisbolista cuando sea grande, como mi
abuelo, su papá. Mi abuelo Neto tiene muchas pelotas de beisbol, todas firmadas
por los jugadores de los Dodgers, creo que jugó con ellos y luego se regresó a
México. Como él yo jugaré en las grandes ligas, con mi uniforme blanco y azul, no
- Baja a comer Tomás-, grita mi mamá desde la cocina, pero yo estoy viendo el
beisbol. Los viernes veo el beisbol, al igual que sábados y domingos, los demás
días no me dejan porque tengo que hacer mi tarea para luego ir a jugar con mi
equipo, bueno no es mío, lo que se dice mío, pero mi abuelo nos regaló los
uniformes y nos entrena. Hoy no jugamos, no sé por qué, creo que el otro equipo
no podía jugar.
mamá, bueno eso de visitar es más bien un decir, -jeje-, me he sonreído y mamá
me vio con ojos de respeta el lugar donde estamos. Me paro junto a ella y miro la
tumba de mi abuelo, el sol está en lo alto, las nubes pasan sobre nosotros
lentamente, atrás de nosotros un roble que sembró mi abuela y que siempre tiene
un pájaro que está cantando y junto a él una bugambilia que en ocasiones tiene un
nido. Me pregunto si los verá mi abuelo, sé que se llamó Alfredo por que en su
tumba así dice y mis papás me lo han dicho. Murió cuando yo era bebe. Mi abuela
viene poco con nosotros porque se deprime, bueno eso dice ella. Un día me contó
que mi abuelo fue un gran hombre, cantante de jazz, que le recuerdo mucho a él y
que heredé su muletilla, porque siempre decía bueno, bueno eso dice ella.
ponchar otra vez a Juan, su equipo casi nos gana ayer. Mi mamá pone las flores
nombre, “Las Aves del Roble”. Bueno, luego les cuento cómo me fue en mi partido
Se me hace tarde. Son las ocho y media y no he avanzado nada en el tráfico. Los
clientes llegan a la oficina a las nueve y media, pero tengo que preparar la
presentación. Ojala les guste la campaña publicitaria que preparamos para ellos. -
que nos va a servir mucho que ella siga preparándose. Es igual de soñadora e
idealista que su padre. Ella fue la que me impulsó a poner el negocio. La ventaja
de ser tu propio jefe es que puedes regular tu tiempo. Yo llevo a Tomás al colegio
y ella va por él a la salida. A veces nos encontramos en los partidos de beisbol del
niño, siempre nos turnamos para estar con él en sus partidos. Los fines de
semana si vamos los dos. Juega muy bien y me dice que va a ser beisbolista
bien salir. Mis papás la conocen desde hace mucho tiempo. Cuando vivíamos en
Estados Unidos una vez me dijo mi papá que me gustaría la hija de Alfredo, su
mejor amigo. Cuando regresamos a México y conocí a Martha resultó que era hija
del mejor amigo de mi papá. Creo que también a ella le gusté desde el primer
sembrar el roble que está al lado de la tumba donde lo enterramos. Cada quince
días Martha va al panteón a dejarle flores. Tomás la acompaña. Dice que le gusta
el ave que canta en el roble. En ocasiones bajo con ellos. Pero no me gustan los
en carne propia el tema de una campaña publicitaria va a ser más fácil. Siempre
se lo digo a Roberto.
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La final de beisbol
A que mi nieto, siempre jugando beisbol. En eso se parece mucho a mí. Aunque
hubiera ido a jugar a los Dodgers. Recuerdo cómo me regañaba si le decía que yo
nunca sería jugador profesional. Se nos fue pronto. Siempre le decía que esos
a cada rato. No se pueden quejar, mientras nos duraron, tanto Alfredo como yo,
Dodgers, y siempre en comunicación. Lo fui a ver cuando tocó con una banda en
Nueva Orleans. En verdad que era bueno. No tanto como su inglés, yo la hacía de
traductor. Alfredo siempre me decía que sus nietos serían beisbolistas o jazzistas.
quien invitó a sus amigos a jugar. El mayor no pasa de los ocho años y el más
chico tiene seis, pero todos ponen mucho empeño. Cómo me hubiera gustado que
Alfredo lo viera jugar. Pero están sus abuelas que dirigen la porra. Sus papás se
turnan entre semana para venir a verlo jugar y los fines de semana viene toda la
familia. No sé de dónde sacó el nombre de las “Aves del Roble”. Me costó trabajo
equipo. Yo los entreno. No somos los mejores pero hoy jugamos la final. Tomás
está inquieto al igual que sus amigos, pero él, creo, está más emocionado por que
otra vez vino su amiga Alejandrita. Pocas veces viene, pero hoy nos
rivalidad. Lo entiendo porque Juan dice que quiere jugar con los Yankees.
Ya está casi todo listo, el otro equipo ya está aquí. Mis niños están preparados,
domingos en la liga infantil de la Unidad Deportiva. Pero hoy tienen que poner
mucho esfuerzo, mucho empeño. La temporada pasada este mismo equipo nos
ganó la final, por eso mi equipo quiere ganar, y yo con ellos. Es mucha
responsabilidad con los otros papás, pero me brindan el apoyo. Espero que sea
porque los entreno bien y no porque jugué con mis Dodgers. Ya tengo el orden de
bateo, nos toca empezar a batear. Tomás siempre quiere ser de los últimos al
bate, aunque a él le gusta mucho estar de jardinero central. Tiene buen brazo mi
nieto. Yo quiero que sea pitcher, pero él no quiere. Ahora sí, vamos a jugar.
-¡Vamos Miguel, tu puedes hacer tu home run!-. Tenemos casa llena, vamos dos
abajo en la novena entrada. Martha y Ernesto se muerden las uñas. Celeste y Mia,
las abuelas, están preparando el agua sabor Jamaica para los niños. – ¡No te
izquierdo. Empieza a bajar. El jardinero va por ella. No puede ser fue un Foul Ball.
-¡Vamos amigo, tu puedes contra ellos!-. Le grita Tomás desde la segunda base,
al mismo tiempo que le aplaude. Otra vez fue un batazo bueno. Esta ocasión la
pelota se va hacia el jardín central. Es un hit. – ¡Corre Víctor, corre!-. Víctor llegó a
sabes!-. Animo a nuestro pitcher. Ya ponchó a uno, pero tenemos otro niño en
eleva hacia el jardín central. Tomás empieza a correr. Empieza a bajar la pelota
muy cerca de la barda. -¡Es tuya mijo!-. Le grita su abuela Celeste, sé que no
entiende mucho el beisbol pero apoya a su nieto. Sigue bajando la pelota. Tomás
corre más rápido hacia la barda. Brinca como nunca. La atrapa. La lanza a
segunda base. El otro niño regresa corriendo. Arturo, nuestra segunda base, tiene
Los papás de todos saltan a la cancha. Mi hijo sube en sus hombros a Tomás y a
canción. Tomás va por el trofeo y empieza a correr con él. Se los da a sus
entregármelo todos los niños y los papás empiezan a aplaudir. Mis ojos se llenan
de lágrimas. – Esto es el jazz- Le digo a Tomás mientras alzo el trofeo al cielo. El
sonríe.
Este fin de semana fue muy bueno. Siempre que llevan a Tomás al panteón
ganamos. Es como de buena suerte. Puede ser que Alfredo le pase buenas
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Parque de sueños.
Me gusta escuchar el sonido del viento. Ese ulular con el que se comunica la
madre naturaleza con nosotros. El sol camina sobre mi cabeza. Las nubes danzan
heredó a temprana edad. Cuando niña mi papá me traía mucho. Nos sentábamos
sinfonía que el ambiente traía consigo. Eso lo aprendía de mi padre. Decía que el
viento llevaba las trompetas, las pisadas la batería, los patos del lago el trombón y
Ahora vengo sola. A veces me alcanza Ernesto. Es un momento conmigo, con mis
recuerdos, con mis anhelos y con el mundo que me rodea. Sentada en la misma
banca, bajo el mismo árbol de durazno. Como siempre y como toda la vida. Me
gusta escuchar el sonido del viento. El sol camina sobre mi cabeza. Las nubes
–“Cuando tengas un sueño, despierta, levántate y hazlo realidad. Nadie más que
tú hará que se cumpla”-. Cuánta razón tenía. No hace más de tres años que
nerviosa y contenta. Nadie sabe nada. Yo no sabía hasta hace una hora. Por eso
vine al parque. Todo lo veo de igual manera que cuando era niña y venía con mi
de estar contento. La noticia la voy a dar después del partido del domingo de
colegio. Mi madre fue a casa de mis suegros. Me doy tiempo conmigo. Miro el
imagino cómo será. No sé que será. Esto también lo soñé y hoy es una realidad.
niña. Le gustará escuchar el sonido del viento. El sol caminará sobre su cabeza.
Las nubes danzarán en el cielo. Por eso le gustará venir a sentarse al parque.
tumba de mi padre, donde canta ese pajarito de tonos azules, le diré en secreto
que soñé que será una niña, como su niña. Se llamará Mia Celeste. Con los
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Alejandra
pero no lo sabe. Por eso no me gustan los fines de semana. Desde el viernes
hasta el lunes que me despierto tengo ansiedad. No porque me gusten las clases.
hermano Juan no le gusta que me lleve con él. Dice que no sabe nada. Es un año
más grande que Tomás y yo. Yo creo que no se llevan bien porque a los dos les
gusta el beisbol pero juegan en equipos diferentes. Esas cosas de niños. Siempre
Hoy a la salida le voy a decir a Tomás que me gusta. Si le voy a decir. Espero que
de los exámenes. Pero no le digan a la miss. A la hora del recreo siempre le invito
Espero que cuando sea grande me case con Tomás. En mi cuaderno he dibujado
corazones de color rosa con su nombre. Le he escrito cartas pero no se las quiero
dar. Me da pena.
Espero verlo mañana en el partido de beisbol. Le dije que iría a verlo. Mi mamá
sabe que voy por Tomás, aunque también apoyo a mi hermano Juan. Creo que
Me gusta cómo platica de lo que va a ser cuando sea grande. Dice que jugará en
Estados unidos. Eso me pone triste. Ojala me quiera llevar con él. Se le iluminan
los ojos al hablar de sus sueños. Yo también le cuento los míos. Me gusta porque
siempre me presta atención. Recuerda todo lo que le digo. Una vez me comentó
que el va ser que cumpla mis sueños. Ese día me puse muy nerviosa y le di un
tengo guardado debajo de mi almohada a lado de una foto de él. Siempre lo hago
era jazzista. No sé que sea eso. Pero cuando voy con mi mamá a su casa siempre
tienen puesta una música que él me ha dicho que es jazz. No sé si su abuelo era
una canción. Una ocasión le dije que el pajarito que dice que canta en la rama del
roble junto a la tumba de su abuelo era su abuelo y que por eso siempre lo veía
jugar. El otro día me regaló unas flores de bugambilia. No sé donde las cortó. El
me dijo que siempre que las veía se acordaba de mí. Sabe que me gustan sus
colores.
Cuando me voy a dormir y rezo pido a papá dios que cuide a Tomás. Pero en
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Un gran vivero
Desde niña me han gustado las flores. Siempre las he visto como parte de mí, en
especial las rosas. Tengo un vivero que es mi otro hijo. Todos los días paso la
mañana con mis flores. Es un lugar muy pintoresco y muy perfumado. Pero no
solo mis flores viven en él, también lo habitan arbolitos de durazno, manzana, tres
bonsáis y plantas de todo tipo. En medio tengo un roble grande, pasa por el único
hueco del techo de mi vivero. Hace unos años le regalé un pequeño roble a
cantando en su rama. Ernesto y mi hijo dicen que quiero más a mis plantas que a
ellos, aunque saben que ellos y mi nieto son lo mejor que me ha pasado en la
vida.
Donde vivíamos no podía tener más que unas rosas en el balcón del
tierra, cerca de los tuyos y con tu vivero es más estar en casa. La lejanía es dura.
Cuando llegamos a Los Ángeles me sentía extraña. Una ciudad que no conocía,
allá. Con el tiempo me hice amiga de varias esposas de jugadores que también
Aún así extrañaba México, la patria, su canto, los colores y los olores de las flores
cualquier país que México. Nunca será lo mismo un Merry Christmas que las
dieciocho años; pero las tradiciones de México son mis tradiciones. Son los
colores de las flores de cempaxúchitl, de noche buena y del agave azul. Es mi
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Un Viaje esperado
tocó seguir esa luz que muchos siguen hacia la vida. Sé que es la misma luz que
formando dentro del vientre de mi madre, con su voz, y las voces de todos los que
no están acá adentro, paro a ella la escucho adentro. Sé de dónde vengo, pero
también sé que les haré creer que sí creo en la cigüeña. Reconozco una voz, del
que me acompañó hace algún tiempo allá donde volaba. Ya sabíamos que
a él lo llamó primero la luz. Todo esto ya lo sabía, pero un día se me olvidará y con
el tiempo lo recordaré.
Hoy juego con mi mente, con mi pensamiento, con el cordón que me mantiene
viva acá dentro, con las paredes de la bolsa donde vivo. No sé cómo será afuera,
pero me imagino será cálido y amoroso. Mi mamá pone una música que me alegra
familia, de los que ya no están, aunque me cuenta mucho de mi abuelo que murió,
venir de los pasos de mi madre, las caricias de mi padre, las historias de mis
como una melodía laten al mismo ritmo. Me veo y veo la bolsa donde vivo, llena
duermo. Yo naceré.
No sé cuando saldré, tengo poco tiempo con ella. Pero sé cómo me llamaré. Seré
de que la luz me llamara. Será por que seré de ellos y del cielo, porque soy
elegida de Dios, como todos, porque todos somos parte de dios; y esto lo sé
porque vengo de allá. No sé cuando saldré, pero será maravilloso salir. Yo naceré
Hace unos días supe que fueron a un lugar a ver a mi abuelo. No escuche su voz,
pero si el canto de un ave. Mi mamá le contó con voz suave que me esperaba y
que soñó conmigo, que sería como ella y que sería niña. También eso le dije en
todos, incluso de la niña con quien jugaba mi hermano allá arriba y las alas les
decían que serían ellos para ellos, no sé si se llama como quería llamarse,
Alejandra. Yo jugaba con otro niño, pero la luz lo llamó antes que a mí. Espero
encontrarlo pronto, me gustaba jugar con él allá arriba. También escuche el sonido
de la luz que baja por alguien, y sentí que ese alguien me vio y me sonrió, sé que
ellos no lo vieron, la gente no nos ve cuando la luz nos trae o nos lleva, sólo los
Les puedo contar muchas cosas acá adentro, pero espero mejor salir y
conocerlos.
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Me encontré viendo el sol, las nubes viajando sobre mí, el ave canta en la rama de
aquel viejo roble y un nido está en la comisura de una bugambilia. No sé qué día
sea, pero a alguien como a mí no le importan los días. Hace mucho que sigo
viendo pasar la noche, las mañanas y las tardes. No hace ni frio ni calor. Es lo que
he decidido ver después de mi muerte. Están todos hoy. Veo a Celeste, a Neto, a
Hoy creo, no estoy seguro, cumplo un año más acá abajo. No sé cuánto tiempo
llevo, el tiempo no existe ante mis ojos huecos, solo las mañanas, las noches y las
tardes que no valen la pena seguir contando. Pero hoy debe ser un día especial.
Todos aquí. Todos con todos, mas esa niña amiguita de mi nieto. Llenan de flores
-Papá, estoy esperando una niña, lo soñé y será realidad- me dice mi retoño en
voz suave, melodiosa, con emoción y un sentimiento de pureza tal que inspira al
ave del roble a bajar el tono de su melodía para escuchar atento las palabras de
mi retoño. Sé que lo soñó. –He ganado la final por ti- me dice mi nieto mientras su
existe en mi cuerpo pero que está en mi lecho. –Pronto le gustará el jazz, pero no
de ambos y a los hijos de ambos. Te ganaste una hija y yo un buen hijo Neto. – Te
extraño como nunca pero vivo por ellos- se abre mi Celeste ante mi sorpresa, sé
que está dolida por la promesa incumplida, pero sé que más disfruta una sala sin
olor a tabaco y mi aliento que espero siga en el viento. – Gracias por todo- mi
nuero comenta al mirar con sus ojos la tumba y abrazar a nuestro retoño, cuídala,
partir ya me estaría regañando, me diría árbol viejo, rosal sin espinas y sus
capricho de quedarme”, pienso mientras los escucho hablar, mientras los veo con
su piel tostada de igual manera que tostaron el tabaco que fumé el día que la
conocí. “Qué han vivido, que han comentado, dónde sueñan, dónde me escuchan,
esta niña me acaba de recordar que puedo ser canción, jazz de la ciudad, del sol,
de las nubes, del cielo, de los parques, de los cuartos y de los juegos. Esa duda
de ella es mi duda. No viví para estar aquí. Morí para estar con ellos y por ellos.
Veo una luz, nunca como el sol, nunca en lo que se ve al amanecer, al atardecer o
mío, pero ven la tumba, menos esos ojos pequeños que no he visto nunca, esa
sonrisa dulce que no he visto nunca. Vienen del vientre de mi retoño. Es ella, la
que será jazzista, la que será soñadora, la que será la líder y la exitosa. Le sonrió
se llena por primera vez de mí. Yo sobre el sol, las nubes viajan bajo de mí, el ave
del roble vuela hacia mí, el nido de la bugambilia tiene quien lo habite y yo soy
del viento y las nubes se forman con el humo de mi cigarro. Estoy nuevamente
haciendo jazz. Estoy nuevamente vivo, pero vivo desde arriba. Y porque siempre
desde arriba, siempre se ve diferente, seré esa ave de todos los robles.
FIN