Los lagos se pueden formar en cualquier región de la tierra, y en
áreas con características climáticas netamente diferentes. Por esta razón, más que de un solo ambiente lacustre sería correcto hablar de varios ambientes, cada uno con características sedimentarias propias. Muchos son los factores que determinan el ambiente deposicional de un lago; entre ellos, las condiciones climáticas, las condiciones hidrológicas e hidroquimicas y el tipo de aportación.
Resulta de gran interés el régimen térmico, en cada lago es posible
distinguir tres zonas térmicas superpuestas. La superior o epilimnion es caliente y con abundante vida orgánica, y la inferior o hipolimnion es más fría, con temperatura constante o decreciente hacia el fondo y con vida escasa o nula; el epilimnion puede llegar hasta un máximo de 20 m.
Estas dos zonas están separadas por una zona más estrecha, llamada termoclina, a lo largo de la cual el cambio de temperatura es rápido e imprevisto.
Dicha zonación térmica es constante solo en los climas donde la
temperatura del aire es siempre mayor o siempre mayor o siempre menor de 4°C (es la temperatura que corresponde a la máxima densidad del agua). En caso contrario, la consecución de esta temperatura límite provoca una mayor densidad del agua superficial, que se desplaza hasta el fondo, mezclando toda la masa. Este proceso es fundamental para la vida orgánica del lago, que, por su causa, puede verse afectada por una mortalidad masiva. En lagos pobres en oxigeno, la masa acuosa mezclada puede llevar la vida al fondo, impidiendo la restauración de condiciones reductoras.
Por lo que respecta los ambientes sedimentarios, las cuencas
lacustres se pueden subdividir, fundamentalmente, en lagos permanentes y lagos efímeros.
En lagos permanentes se generan sedimentos diferentes según las
características climáticas de las áreas donde se encuentran; en clima húmedo o templado, con abundante aportación terrígena, se encuentran lagos con sedimentación terrígena. Con el aumento de la aridez y la disminución de la aportación terrígena, se encuentran lagos con sedimentación carbonatico-terrígena y carbonatico- organogena.
En los lagos terrígenos la sedimentación se diferencia de acuerdo
con la distancia de la línea de costa y la posición de los afluentes. Los depósitos de costa, muy frecuentes, están formados por arenas de selección de buena a muy buena y laminación inclinada hacia el lago. En correspondencia con los afluentes se forman deltas lacustres, que, en caso de una larga permanencia del nivel del agua, forman una estructura morfológica y sedimentaria bien definida; se pueden reconocer depósitos de techo (top set), paralelos a la superficie del lago; de pendiente (fore sets), muy inclinados hacia el centro de lago; y de fondo (bottom sets), paralelos al fondo de la cuenca. Estos últimos están entremezclados con los depósitos típicos del fondo del lago, es decir, arcillas bien estratificadas, tal vez ricas en sustancias orgánicas; en especiales condiciones climáticas también pueden presentarse sedimentos varvados. En los lagos con depósito carbonatico-terrígeno se pueden encontrar incrustaciones y pináculos de algas, travertinos y calizas organogénicas (el material orgánico es proporcionado por moluscos de agua dulce) en la parte con agua más baja, y calizas porosas y margas poco coherentes, en transición a arcillas, en la parte mas profunda. Finalmente, es el ultimo tipo, con sedimentación carbonatico-organogénica, en las partes más profundas tiene lugar la disposición de sustancia orgánica en condiciones reductoras; son típicos de estos lagos los depósitos sapropeliticos derivados de la reducción bacteriana de restos de plantas.
Los lagos efímeros se hallan preferentemente en las zonas
desérticas. En ellos el proceso sedimentario esencial es el químico; por lo tanto, se generan depósitos evaporiticos donde las sales más comunes son sulfatos, carbonatos, cloruros y nitratos. La precipitación evaporitica también puede producirse cuando estos lagos están secos: es el caso de las sabkha de los desiertos cerrados, donde las sales contenidas en soluciones capilares transpirantes del terreno se depositan en los intersticios del sedimento.
Los ambientes lacustres son de breve duración en la escala
geológica. En climas templados, en la fase terminal de su llenado se puede instaurar un ambiente especial, el del pantano, caracterizado por un intenso desarrollo de vegetación acuática en aguas poco profundas. Los depósitos que se generan son muy ricos en material orgánico derivado de la descomposición de la sustancia vegetal y pueden dar lugar a acumulaciones de turba y, en los casos más afortunados, donde los pantanos tienen una larga duración en el tiempo, de carbón.