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Enfermo mental

persona que padece una enfermedad mental.

El uso del término es considerado actualmente como peyorativo, ya que lo que define a una
persona no es la enfermedad que padece. Alguien no es un enfermo y como tal es
catalogado, sino que ante todo es una persona, que padece.

En concreto este término es muy complejo, ya que la enfermedad mental es muy


desconocida y calificar a una persona como enfermo mental como primera definición
constituye una discriminación.

Enfermedad mental
La enfermedad mental es una alteración de los procesos cognitivos y afectivos del
desarrollo, considerado como anormal con respecto al grupo social de referencia del cual
proviene el individuo. Se encuentra alterado el razonamiento, el comportamiento, la
facultad de reconocer la realidad o de adaptarse a las condiciones de la vida.

Dependiendo del concepto de enfermedad que se utilice, algunos autores consideran más
adecuado utilizar en el campo de la salud mental el término "trastorno mental" (que es el
que utilizan los dos sistemas clasificatorios de la psicopatología más importantes en la
actualidad: la CIE-10 de la Organización Mundial de la Salud y el DSM-IV-TR de la
Asociación Psiquiátrica Americana). Sobre todo en aquellos casos en los que la etiología
biológica no está claramente demostrada, como sucede en la mayoría de los trastornos
mentales. Además, el término "enfermedad mental" puede asociarse a estigmatización
social. Por estas razones, este término está en desuso y se usa más trastorno mental,
trastorno o psicopatología.

El concepto enfermedad mental aglutina un buen número de patologías de muy diversa


índole, por lo que es muy difícil de definir de una forma unitaria y hay que hablar de cada
enfermedad o trastorno de forma particular e incluso individualizada ya que cada persona
puede sufrirlas con síntomas algo diferentes.

En cuanto a la etiología de la enfermedad mental, podemos decir que, debido a su


naturaleza única y diferenciada de otras enfermedades, están determinados
multifactorialemente, integrando elementos de origen biológico (genético, neurológico,...),
ambiental (relacional, familiar, psicosocial,...) y psicológico (cognitivo, emocional,...),
teniendo todos estos factores un peso no sólo en la presentación de la enfermedad, sino
también en su fenomenología, en su desarrollo evolutivo, tratamiento, pronóstico y
posibilidades de rehabilitación.

Aun cuando clásicamente se han dividido las enfermedades mentales en Trastornos


Orgánicos y Trastornos Funcionales, haciendo referencia al grado de génesis fisiológica o
psíquica que determine al padecimiento, la evidencia clínica demuestra que ambas esferas
no son independientes entre sí y que en la patología, como en el resto del desempeño
psíquico "normal", ambos factores interactúan y se correlacionan para generar el amplio
espectro del comportamiento humano tal como lo conocemos. De hecho, alteraciones
biológicas alteran la psique, al igual que alteraciones psicológicas alteran o modifican la
biología.

Existen numerosas categorías de trastornos mentales, con mayor o menor gravedad tanto en
la vivencia subjetiva del individuo como en su repercusión dentro del funcionamiento
social, así se hace alusión a otra clasificación clásica: Trastornos Neuróticos y Trastornos
Psicóticos.

Las neurosis afectan en mayor grado a la percepción del sujeto sobre sí mismo, y a su nivel
de agrado, de plenitud y de integración del yo, así como a sus relaciones con el entorno
social y familiar más cercano; sin embargo, no presentan los síntomas usuales de
desconexión con la realidad y amplio alejamiento de la vida social, pueden desempeñarse
laboral y académicamente, y según Freud y las escuelas psicoanalíticas este estado es la
condición natural de la vida psíquica.

Las psicosis, abarcan la manifestación más claramente asociada con la enfermedad mental,
sus síntomas clásicos incluyen las alucinaciones, delirios y grave alteración afectiva y
relacional, estos trastornos suelen tener un factor orgánico bastante pronunciado como los
Trastornos Depresivos y Bipolares, aunque las esquizofrenias son claramente las de mayor
repercusión personal, social y familiar dado su carácter crónico y degenerativo
caracterizado por los elementos propios de todos los trastornos psicóticos a los cuales se
añaden la desconexión con la realidad y aplanamiento afectivo.

La enfermedad mental suele degenerar en aislamiento social, inactividad, abulia, desorden


del ritmo de vida en general y, en ciertos casos y circunstancias, comportamientos violentos
e intentos suicidas.

Actualmente el tratamiento de los trastornos mentales posee un enfoque integrativo y


multidisciplinar, en el que participan psicólogos y psiquiatras, educadores sociales,
enfermeros psiquiátricos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales y otros
profesionales. Cada tratamiento integra, dependiendo del caso, la administración de
psicofármacos como métodos paliativo de los síntomas más pronunciados, para así dar paso
a un proceso de intervención psicológica para atender los orígenes y manifestaciones del
trastorno y así generar un estado de bienestar más sólido, efectivo y permanente en las
personas que sufren de esta enfermedad.

En 1973 la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés)


decidió eliminar la homosexualidad del Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales (DSM). El 17 de mayo de 1990 la OMS elimina la homosexualidad
y la transexualidad de la lista de enfermedades mentales.

Definición de Trastorno mental


Según el DSM-IV-TR, los trastornos son una clasificación categorial no excluyente, basada
en criterios con rasgos definitorios. Admiten que no existe una definición que especifique
adecuadamente los límites del concepto, careciendo de una definición operacional
consistente que englobe todas las posibilidades. Un trastorno es un patrón comportamental
o psicológico de significación clínica que, cualquiera que sea su causa, es una
manifestación individual de una disfunción comportamental, psicológica o biológica.

Más aún, afirman, existen pruebas de que los síntomas y el curso de un gran número de
trastornos están influidos por factores étnicos y culturales. No olvidemos que la categoría
diagnóstica es sólo el primer paso para el adecuado plan terapéutico, el cual necesita más
información que la requerida para el diagnóstico.

Derechos Humanos y Salud Mental


La presente Declaración que marca el 40 aniversario de la Federación Mundial de la Salud Mental,
fundada el 21 de agosto de 1948, y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las
Naciones Unidas, proclamada el 10 de diciembre de 1948, ha sido adoptada por vez primera el 17
de enero de 1989 bajo el nombre de Declaración de Luxor sobre los Derechos Humanos para los
Enfermos Mentales, en el transcurso del congreso del 40 Aniversario de la Federación, en Luxor,
Egipto.

La presente revisión confirma la inquietud de la Federación no sólo por los individuos definidos
como enfermos mentales, sino también por aquellos que son vulnerables a la enfermedad o
trastorno mental y emocional, o que corren el riesgo de estar expuestos a ella.

La Federación considera que los Derechos Humanos trascienden las fronteras políticas, sociales,
culturales y económicas, y se aplican a la raza humana en su conjunto. Fue adoptada por el Consejo
de Administración de la Federación el 26 de Agosto de 1989, con ocasión de su Congreso Mundial
Bienal de la Salud Mental, celebrado en Auckland, Nueva Zelanda.

Preámbulo

Considerando que el documento fundacional de la Federación Mundial de la Salud Mental de 1948,


titulado Salud Mental y Ciudadanía Mundial, establece que la salud mental constituye "una promesa
formal, reflexiva y responsable hacia la humanidad considerada como un todo", "basada en el libre
consentimiento" y en el "respeto a las diferencias individuales y culturales";

Considerando que los seres humanos designados públicamente o diagnosticados profesionalmente y


tratados o ingresados como enfermos mentales, o afectados por una perturbación emocional,
comparten, según los términos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las
Naciones Unidas de 1948, "la dignidad inherente" y "los derechos iguales e inalienables de los
miembros de la familia humana" y , según los términos del documento fundacional de la FMSM,
una "humanidad común", con los otros seres humanos del mundo entero;

Considerando que la Organización Mundial de la Salud define la salud como "un estado de
bienestar físico, mental, social y moral completo y no sólo como la ausencia de enfermedad o
dolencia."

Considerando que el diagnóstico de enfermedad mental establecido por un experto en salud mental
será conforme a criterios médicos, psicológicos, científicos y éticos reconocidos y que la dificultad
para adaptarse a valores morales, sociales políticos u otros no será considerada en sí misma como
una enfermedad mental ; considerando igualmente que, a pesar de todo aún hoy, algunos individuos
son designados y diagnosticados en ocasiones como enfermos mentales o tratados y encerrados
como tales;

Considerando que las enfermedades mentales graves no sólo obstaculizan la capacidad del
individuo para el trabajo, el amor y el ocio, sino que también impiden a su familia o a su comunidad
vivir normalmente e imponen a la sociedad una carga permanente de cuidados;

Considerando que la FMSM ha suscripto el principio de la participación del usuario o del


consumidor en la planificación, gestión y funcionamiento de los servicios salud mental;

Considerando que la FMSM reafirma la existencia de las libertades y derechos fundamentales


expuestas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas de 1948,
así como los instrumentos ulteriores de estos derechos;

Considerando que la FMSM reconoce que la aplicación de estos principios exige tener en cuenta las
circunstancias culturales, económicas, históricas, sociales, espirituales y otras de las sociedades
específicas , y respetar en todos los casos los criterios básicos de los derechos humanos, que
sobrepasan los límites de los grupos políticos y culturales, el Consejo de Administración de la
Federación Mundial de la Salud Mental, proclama la presente Declaración de los derechos humanos
y de la salud mental, la norma común a todos los pueblos y naciones de la familia humana.

Artículo 1

La promoción de la salud mental incumbe a las autoridades gubernamentales y no gubernamentales,


tanto como a los organismos intergubernamentales, sobre todo en tiempos de crisis. De acuerdo con
la definición de salud de la OMS y con el reconocimiento de la preocupación de la FMSM por su
funcionamiento óptimo, los programas de salud y de salud mental contribuirán tanto al desarrollo de
las responsabilidad individual y familiar en relación con la salud personal y con la de grupos, como
a la promoción de una calidad de vida lo más elevada posible.

Artículo 2
La prevención de la enfermedad o del trastorno mental o emocional constituye un componente
esencial de todo sistema de servicio de salud mental,. En este terreno, la formación será difundida
tanto entre los profesionales como entre el público en general. Los esfuerzos de prevención deben
incluir, igualmente una atención que sobre pasas los límites del sistema mismo de asistencia en
salud mental y ocuparse de las circunstancias ideales de desarrollo comenzando por la planificación
familiar, la atención prenatal y perinatal, para continuar a lo largo de todo el ciclo de la vida,
proporcionando suficientes cuidados generales de salud, posibilidades de educación, de empleo y de
seguridad social. Será prioritaria la investigación sobre la prevención de las afecciones mentales, de
las enfermedades y de la mala salud mental.

Artículo 3

La prevención de la enfermedad y del trastorno mental o emocional y el tratamiento de aquellos que


los sufren exige la cooperación entre sistemas de salud, de investigación y de seguridad social
intergubernamentales, gubernamental y no gubernamentales , así como de las instituciones de
enseñanza. Una cooperación semejante comprende la participación de la comunidad y la
intervención de las asociaciones de atención mental, profesionales y voluntarias, y también de los
grupos de consumidores y de ayuda mutua, incluirá la investigación, la enseñanza, la planificación
y todos los aspectos necesarios acerca de los problemas que pudieran surgir, así como la prestación
de servicios directos.

Artículo 4

Los derechos fundamentales de los seres humanos designados o diagnosticados, tratados o definidos
como mental o emocionalmente enfermos o perturbados, serán idénticos a los derechos del resto de
los ciudadanos.

Comprenden:

• el derecho a un tratamiento no obligatorio, digno, humano y cualificado, con acceso a la


tecnología médica, psicológica y social indicada;

• la ausencia de discriminación en el acceso equitativo a la terapia o de su limitación injusta a causa


de convicciones políticas, socio-económicas, culturales, éticas, raciales, religiosas, de sexo, edad u
orientación sexual;

• el derecho a la vida privada y a la confidencialidad;

• el derecho a la protección de la propiedad privada;:

• el derecho a la protección de los abusos físicos y psico-sociales;

• el derecho a la protección contra el abandono profesional y no profesional;


• el derecho de cada persona a una información adecuada sobre su estado clínico;

• el derecho al tratamiento médico incluirá la hospitalización, el estatuto de paciente ambulatorio y


el tratamiento psicosocial apropiado con la garantía de una opinión médica, ética y legal reconocida
y, en los pacientes internados sin su consentimiento, el derecho a la representación imparcial, a la
revisión y a la apelación.

Artículo 5

Todos los enfermos mentales tienen derecho a ser tratados según los mismos criterios profesionales
y éticos que los otros enfermos. Esto incluye un esfuerzo orientado a la consecución por parte del
enfermo del mayor grado posible de autodeterminación y de responsabilidad personal. El
tratamiento se realizará dentro de un cuadro conocido y aceptado por la comunidad, de la manera
menos molesta y menos restrictiva posible,. En este sentido, será positivo que se aplique lo mejor en
interés del paciente y no en interés de la familia, la comunidad, los profesionales o el Estado. El
tratamiento de las personas cuyas posibilidades de gestión personal se hayan visto mermadas por la
enfermedad, incluirá una rehabilitación psico-social dirigida al restablecimiento de las aptitudes
vitales y se hará cargo de sus necesidades de alojamiento, empleo, transporte, ingresos económicos,
información y seguimiento después de su salid del hospital.

Artículo 6

Todas las poblaciones contienen grupos vulnerables y particularmente expuestos a la enfermedad o


trastorno mental o emocional . Los miembros de estos grupos exigen una atención preventiva, y
también terapéutica, particular, al igual que el cuidado en la protección de su salud y de sus
derechos humanos. Se incluyen las víctimas de las catástrofes naturales, de las violencias entre
comunidades y la guerra, las víctimas de abusos colectivos, comprendidos aquellos que proceden
del Estado, también los individuos vulnerables a causa de su movilidad residencial (emigrantes,
refugiados), de su edad (recién nacidos, niños, ancianos), de su estatuto de inferioridad (étnica,
racial, sexual, socio-económica), de la pérdida de sus derechos civiles (soldados, presos) y de su
salud. Las crisis de la vida, tales como los duelos, la ruptura de la familia y el desempleo, exponen
igualmente a los individuos a estos riesgos.

Artículo 7

La colaboración intersectorial es esencial para proteger los derechos humanos y legales de los
individuos que están o han estado mental o emocionalmente enfermos o expuestos a los riesgos de
una mala salud mental. Todas las autoridades públicas deben reconocer la obligación de responder a
los problemas sociales mayores ligados a la salud mental, del mismo modo que a las consecuencias
de condiciones catastróficas para la salud mental.

La responsabilidad pública incluirá la disponibilidad de servicios de salud mental especializados, en


la medida de lo posible dentro del contexto de una infraestructura de atención primaria, así como
una educación pública referida a la salud y a la enfermedad mentales y a los medios de que se
dispone para contribuir a la primera y hacer frente a la segunda.

Artículo 8

Ningún Estado, grupo o persona puede deducir nada de la presente Declaración que implica derecho
alguno de abrazar una confesión o a comprometerse en cualquier actividad que conduzca a la
destrucción de ninguno de los derechos o libertades citados previamente.

DERECHOS ESPECÍFICOS DE LOS ENFERMOS MENTALES (2)

• Derecho del enfermo mental a ser tratado en todo momento con la solicitud, el respeto y la
dignidad propias de su condición de persona.

• Derecho a no ser calificado como enfermo mental, ni ser objeto de diagnósticos o tratamientos en
esa condición, por razones políticas, sociales, raciales, religiosas u toros motivos distintos o ajenos
al estado de su salud mental.

• Derecho a recibir la mejor atención y tratamiento apropiados y menos restrictivos, según las más
elevadas normas técnicas y éticas.

• Derecho a ser informado sobre su diagnóstico y el tratamiento mas adecuado y menos riesgoso, y
de prestar y revocar su consentimiento para ejecutarlo.

• Derecho a no ser objeto de pruebas clínicas ni de tratamientos experimentales sin su


consentimiento informado.

• Derecho a que sus antecedentes personales y fichas e historias clínicas se mantengan en reserva y
a tender acceso a esa información.

• Derecho a recibir o rechazar auxilio espiritual o religioso y de libertad de conciencia y religión.

• Derecho a recibir educación y capacitación adecuada a su estado.

• Derecho a trabajar y recibir la remuneración correspondiente

• Derecho a personalidad civil y a que su incapacidad para ejercer derechos sea determinada por un
tribunal a través de un procedimiento establecido por una ley al efecto.

• Derecho a que en caso de ser inculpado por algún delito u otra infracción criminal, su
responsabilidad o inimputabilidad se determinen por un tribunal de justicia, según las reglas del
debido proceso, en un procedimiento que considere el estado de su salud con la intervención de
profesionales expertos en calidad de peritos.
• Derecho a un recurso eficaz ante un tribunal y mediante un procedimiento simple y expedito
fijado por la ley para reclamar de toda acción u omisión que desconozca o lesione sus derechos.

• Derecho a no ser discriminado ilegalmente en el goce y ejercicio de sus derechos, en atención al


estado de su salud.

"En lo que hace a la protección de los derechos de los enfermos mentales, deben cumplir una
función relevante las acciones que puedan llevar a cabo los Colegios, Asociaciones y otros cuerpos
de profesionales que dispongan de facultades para el control ético de sus integrantes." (3)

(1) Publicado por la Revista Psicoanálisis y el Hospital - "La Salud Mental. Salud Mental y
Psicoanálisis. Dispositivos clínicos. La infancia en los bordes - Sida." - Invierno 1995- Nº 7. Las
negritas son nuestras

(2) "Para elaborar este listado [...] se ha tenido en cuenta la contribución de Gostin sobre Derechos
Humanos en Salud Mental y su proposición de cinco reglas internacionales basadas en la
experiencia japonesa (Principios de Kyoto, 1987), Asimismo, las disposiciones de las secciones 501
y 502 del Titulo V de la Ley sobre Sistema de Salud mental, aprobada por el Congreso de los
Estados Unidos de América en octubre de 1980 y las pautas de para el perfeccionamiento de la
atención de salud mental que recomendó un documento de agosto de 1988 de la Subcomisión de
Prevención de la Discriminación Protección de las Minorías de la Comisión de Derechos Humanos
de las Naciones Unidas." - Publicado "Memorias de la Conferencia Regional para la
Reestructuración de la Atención Psiquiátrica - Caracas, Venezuela 11 al 14 de noviembre de 1990.
Organización Panamericana de la Salud.

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