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SIENDO ESPOSOS

La sabiduría es una mujer

Douglas Wilson

Pedro les dice a los maridos que vivan con sus esposas con entendimiento. Pero muchos hombres modernos
enfrentan una barrera cuando consideran estas palabras. No entienden a las mujeres debido a que no entienden la
sabiduría, y no entienden la sabiduría porque no se acercan a ella como si fuera una mujer.

A lo largo del libro de Proverbios la sabiduría nos sale al encuentro personificada como una mujer. El libro
comienza con dos mujeres, personificaciones de la sabiduría y de la necedad respectivamente, y finaliza con una
mujer en particular.

Como mujer la sabiduría aparece bajo varios aspectos, y los hombres que quieran ser sabios deben acercarse a
ella con todos estos aspectos en mente. Mientras algunos de los aspectos femeninos de la sabiduría no son
directamente aplicables al entendimiento que el hombre tiene de su esposa, muchos de ellos sí lo son.

Primero, ella es una instructora, una maestra, una educadora dispuesta a llamarnos al orden (Prov 1:20-25),
sacándonos fuera del aula de las orejas si es necesario. La sabiduría es una mujer que efectivamente enseña a los
muchachos simples. Esto significa que un hombre que vaya en pos de la sabiduría debiera buscar, entre otras
cosas, sentarse tranquilo en su escritorio y tratar de mantener la tinta que mancha lejos de su cara. La sabiduría
se alcanza con humildad.

La sabiduría también es como una patrona con riquezas, una que prepara banquetes espectaculares a aquellos que
son maravillosamente invitados. "La sabiduría edificó su casa, labró sus siete columnas. Mató sus víctimas,
mezcló su vino,
Y puso su mesa" (Prov 9:1-12). Un hombre que vaya en pos de la sabiduría debiera comportarse como se
comporta alguien que es invitado a cenar en un palacio o en una mansión. Debiera responder a la invitación,
tener cuidado de sus modales, y comer de lo que se le sirve, todo mientras se regocija en la sabiduría que viene
con pan y vino. La sabiduría es alcanzada con contentamiento y gozo; la sabiduría se gana con un tenedor y un
cuchillo.

Mientras que todo esto es importante los siguientes aspectos de la sabiduría femenina son más directamente
relevantes al hombre que quiera alcanzar la sabiduría como un medio para aprender cómo vivir junto con su
esposa.

La sabiduría es una mujer sexualmente atractiva (Prov 7:4. Nota: La palabra "hermana" puede referirse aquí a la
novia o la esposa - cf. Cant 4:9-10, 12; 5:1-2) y debiera ser buscada como cualquier pretendiente sensible
cortejaría a una bella e inteligente mujer. El nombre hermana en este contexto debiera ser tomado de la misma
manera en que es considerado en el Cantar de los Cantares (5:1). El hombre que apasionadamente corteja aquí a
la sabiduría es protegido en el siguiente verso de la "mujer extraña", que halaga con sus palabras. Cuando la
sabiduría es cortejada la seducción pierde su encanto. Cuando la personificación femenina de la sabiduría es
cortejada, el hombre es protegido de las rameras y trampas no personificadas, pero muy tangibles. Cuando los
hombres llegan a ver la sabiduría como algo totalmente amable y buscan ganar su mano, entonces son
sexualmente protegidos.

Un hombre sabio se une en matrimonio pactal con su esposa, y se le instruye para ser fiel a ella. Ella es una
esposa amada, y nunca ha de ser abandonada. "Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te
apartes de las razones de mi boca; No la dejes, y ella te guardará; Amala, y te conservará" (Prov 4:5-6). Este es
el lenguaje del matrimonio. El hombre que hace a un lado a la esposa de su juventud está revelando que
abandonó a otra mujer algún tiempo atrás. Antes de que dejara a su esposa por una mujer más joven (o
simplemente por una aventura amorosa), tuvo que haber abandonado antes la sabiduría y escogido la necedad.

Ella es nuestra madre, y habla a nosotros como a sus hijos. "Ahora, pues, hijos, oídme, Y bienaventurados los
que guardan mis caminos. Atended el consejo, y sed sabios, Y no lo menospreciéis" (Prov 8:32-33). En esta
imagen la sabiduría es nuestra madre, pero el mirar a la sabiduría como una madre capacita al hombre a ver a su
esposa también como una madre, y esto le enseña a respectar el alto llamamiento de ella.

Esta aproximación a la sabiduría, tratándola como una mujer, contrasta tremendamente con la aproximación de
la modernidad que mira la sabiduría como simplemente un asunto de excavar los hechos. Cavamos y extraemos
rocas que deben ser clasificadas, contadas y organizadas en grupos pequeños o más grandes de acuerdo al
tamaño, color y peso. Se piensa que el mundo es un lugar de hechos brutos, todos necesitando ser acomodados
en una operación más refinada al estilo de la minería. La palabra antigua dice que la sabiduría es una mujer a la
que debemos aproximarnos con una rosa, un soneto, o ambos; nosotros pensamos que es una montaña que debe
ser arrasada con equipo sofisticado de minería. Cuando se refiere a obedecer la amonestación de Pedro de vivir
con nuestras esposas con entendimiento, los hombres de todas las edades desafortunadamente hemos sido más
bien torpes y lentos. Pero los hombres modernos tienen además este obstáculo adicional: tenemos un falso
entendimiento de la sabiduría que distorsiona cómo entendemos la mayor parte del mundo alrededor de nosotros.
Y por causa de esto, no sorprende tanto que no entendamos a nuestras esposas.

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