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“Ahora les vamos a explicar qué es un retén militar”, dice el teniente L. G.

Urbina a medio
centenar de estudiantes. “Ahora”, dice, “se revisa a todos los mexicanos, no todos son
sospechosos, pero todos son vulnerables de traer algo”.
Las Fuerzas Armadas Mexicanas tienen un pabellón en Expo Guanajuato Bicentenario, el
complejo cultural que el gobierno de la entidad construyó en Silao para celebrar la
Independencia. En la primera sala se muestra la historia de la Independencia, después, el
combate al narcotráfico por tierra, agua y aire.
Según los organizadores, a este lugar, construido con mil 100 millones de pesos lo han visitado
desde julio más de 359 mil personas, centenas de ellas recorren las salas donde se exhiben
uniformes, armas antiguas o mensajes reales de narcos y donde es posible encontrar
explicaciones como estas:
“¿Por qué se baleó a una familia en Nuevo León? Simplemente, como seres humanos que
somos, también tenemos errores, en este caso la sicosis, no el miedo, la sicosis, y ya no sabes
en quién confiar y ahora, no era un puesto de control, era un convoy que pasó, se le cerró al
servicio militar y mis compañeros repelieron ese ataque”, según el teniente L. G. Urbina.
Ayer, dos grupos de estudiantes lo visitaban, fingían tomar los bultos que simulaban
mariguana y miran incrédulos los mensajes escritos que el Ejército muestra: “Se les suplica que
dejen este trabajo, se les dará un billete, pidan información”.
“Es común que en México, afuera de todas las secundarias se vendan drogas, ustedes mismos
lo sabe”, advertía el militar. En el resto de la exposición se encuentran armas militares,
fotografías de la participación en el Plan DN-III y la participación de las mujeres en las Fuerzas
Armadas.
Es importante mostrar las actividades del ejército a la población, dijo en entrevista el capitán
Cuauhtémoc Ochoa. “A nosotros siempre nos han criticado”, dijo, “ahora más por el combate
al narco, pero hay que recordar que no tenemos autonomía, que obedecemos órdenes de
nuestro comandante supremo, que es el Presidente Felipe Calderón”.
En 14 hectáreas, Expo Bicentenario muestra una amplia diversidad de temas. Ayer la Secretaría
de Educación Pública ofreció un recorrido guiado por las 16 salas de la exposición Un paseo
por la historia, por la que que la Comisión Nacional del Bicentenario pagó 80 millones 458 mil
pesos (REFORMA 17/julio/10).
El coordinador de museografía José Enrique Ortiz Lanz resaltó la incorporación de la técnica
pepper's ghost, una ilusión óptica a través de espejos y cuartos oscuros para recrear escenas
de la historia nacional en tercera dimensión y que maravilla a todos. “Se trata de una
museografía de vanguardia a nivel mundial”, señaló Ortiz.
El jueves y el viernes, Expo Bicentenario lucía un poco vacío. Parecía muy grande con sus 14
hectáreas, aunque los visitantes se mostraban sorprendidas. “Nos parece muy bien que el
gobierno nos cuente la historia y lo que somos aquí en la tierra, creo que por la tecnología esta
es una buena celebración”, dijo una mujer religiosa, Sor Amanda Rodríguez Hernández, afuera
de la muestra sobre cambio climático.
Un solo día no basta para recorrer todas las salas y hay quien incluso pasa directo a los pies de
la Victoria Alada, la enorme escultura, símbolo del Bicentenario en Guanajuato, que costó más
de 39 millones de pesos: debajo de ella se encuentra la zona de comidas y de juegos.
Ahí está, enorme con sus 14 metros y sus 30 toneladas. Algunos le dicen “El Ángel”, otros, “la
madrezota esta”.
Su figura se distingue desde muy lejos y hace competencia al Cerro de Cubilete que se
encuentra a lo lejos. “Está muy bonita, muy bonita, lo malo es que no nos dejan tocarla como
si se fuera a caer”, dijo Juan Carlos Ortega, un estudiante que cuando se entera del costo que
ha tenido se repone: “Ah cabrón, mejor que no la toquen”.
De vez en vez recorren las enormes plazas grupos de estudiantes y de indígenas que la Expo
invitó. Uno de esos grupos vino de Tierra Blanca, Guanajuato. Son otomíes que van en línea. El
señor Julián Cerón de 62 años se detiene, dice que ya los pasaron a una sala de artesanías y
que le gustó mucho. “Está muy bien que el gobierno invierta en esto, está bien que lo haga, a
mí qué, de aquí no nos llevamos nada”

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