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TRABAJO DE

María Belén Rubio

IMEBAC BRIGAFA# 7

6to Delta (m)

2010-2011
Oficial de Marina María Augusta
Álvarez
Desde su infancia, en sus juegos en La Magdalena, María Augusta Álvarez soñaba
con vestir uniforme militar y saltar en paracaídas. Al terminar sus estudios en el
tradicional Colegio 24 de Mayo no lo dudó: buscó los prospectos de la Fuerza Naval
y convenció a sus padres para que la inscribieran en la Escuela Superior Naval,
para oficiales de la Armada.

“La conocí cuando fuimos a dar las pruebas de ingreso en el 2002”, dice Gabriela
Urquiza, vestida con uniforme negro, mientras forma una hilera en la plataforma de
la Base Aérea de Quito, la calle de honor que anteanoche integraron jóvenes 11
oficiales de la Marina para recibir el cadáver de María Augusta. “Desde que la conocí
nuestra amistad nunca se terminó. Por las noches pensábamos en nuestras
familias; me apoyaba”, recuerda la militar y llora en silencio

María Augusta Álvarez murió el viernes, durante un entrenamiento de


paracaidismo. Su paracaídas no se abrió y cayó desde unos 3 200 metros de altura,
en el aeropuerto Torquemada, en Valparaíso, Chile. A ese país había llegado gracias
a que ostentaba la primera antiguedad femenina de la promoción 62 de oficiales de
la Armada. Por sus altas calificaciones obtuvo una beca para estudiar ingeniería
electrónica en la Academia Politécnica Naval de la Armada de Chile. Cursaba el
primer año y decidió aprovechar el tiempo libre en un curso particular de
paracaidismo en Valparaíso. Su primer salto fue fatal.

Por eso, a Susana Bayas, abuela de María Augusta, jamás le gustó la idea de que
su nieta fuera militar. “Cuando se decidió por esa profesión no me encontraba cerca
de ella para aconsejarle. No le hubiera dejado seguir. Siempre presentía que algo
iba a pasar. No me gusta la vida de sufrimiento del militar”, refería Bayas, mientras
esperaba el aterrizaje del avión de la Fuerza Naval de Chile que trasladó el féretro
de su nieta.

El arribo del cadáver estaba previsto para las 23:30 del martes, pero el vuelo se
retrasó. Las autoridades ecuatorianas tramitaron la repatriación en la Primera Zona
Naval de la Armada de Chile. “Las gestiones han demorado debido al feriado en ese
país”, explicó el embajador de Ecuador en Chile, Francisco Borja.

El avión arribó a las 00:00. El mando de la Fuerza Naval, amigos y familiares


recibieron a María Augusta, quien tenía 26 años y soñaba con convertirse en la
primera comandante de la Marina; era la primera mujer graduada como oficial tras
cursar cuatro años de estudios en la Escuela Superior Naval, en Salinas.
La alférez María Augusta Álvarez era quiteña. Vivió en El Tejar y en La Magdalena,
en el centro y en el sur de la capital. Su prima, Shirley Álvarez, de 27 años, vivió
con ella de 1984 a 1989, en casa de sus abuelos paternos. “Éramos inseparables.
Jugábamos a las escondidas y a las cogidas”.

Evoca que su prima era una buena alumna. Estudió la primaria en la Escuela
Alejandro Cárdenas, en el centro de Quito.

“Era alegre y solidaria”, recuerda Urquiza, quien cuenta que antes de viajar a Chile
su amiga la llamó para despedirse. “Nos manteníamos en contacto de forma
permanente por Internet. A veces hablábamos por teléfono. Cuando falleció, sentí
un vacío inmenso en el interior de mi cuerpo”.

Susana Bayas admite que siempre fue complicado hacerle desistir a su nieta de su
pasión por la Marina. “Una vez, cuando María Augusta acompañó a su madre
(Viviana Zapata, maestra de escuela) a dar clases en la localidad de Villegas, cerca
de La Concordia, sintió una alegría inmensa al ver un río que cruzaba por ese lugar.
Ahí dijo por primera vez que su vocación sería el mar”, cuenta, con la mirada
perdida.

Pasada la medianoche, el cuerpo fue desembarcado del avión por seis militares. La
madre de la joven oficial recibió un uniforme y su padre, Hermes Álvarez, la
bandera de Ecuador. Entonces, los marinos presentan armas y el féretro fue
trasladado al camposanto Monteolivo.

Entonces, Gabriela Urquiza hace una promesa. Asegura que también seguirá un
curso de paracaidismo y que el primer salto lo dedicará a su compañera de
camarote, María Augusta.

Su vida en la marina
María Augusta Álvarez Zapata nació en Quito, el 8 de julio de 1984. Sus padres son
Hermes Álvarez y Viviana Zapata.

Álvarez fue compañera de 20 guardiamarinas hombres. También obtuvo


reconocimientos institucionales por su alto espíritu militar en participación de
eventos y en ejercicios de tiro.

Ella trabajó como jefa de la División de Comunicaciones del buque El Oro. También
siguió los cursos de Aplicación a bordo y de la Escuela de Superficie.

Su entierro
Las honras fúnebres se realizaron en el cementerio Monte Olivo de Quito. En la ceremonia
estuvieron presentes las tres fuerzas militares del país.

La joven de 26 años falleció trágicamente el viernes pasado cuando su paracaidas no se


abrió durante una práctica en Chile

El féretro fue trasladado al camposanto Monte Olivo, de la capital de la República, de donde era oriunda
la joven.

En el lugar se concentraron familiares, amigos y compañeros de Álvarez. También llegó Santiago Rivera,
jefe de la joven en Chile, quien destacó que ella se encontraba estudiando Ingeniería Naval Electrónica en
Chile.

Fernando Álvarez Sandoval, primo de María Augusta, afirma que ella amaba su profesión sobre todas las
cosas, por ello asumió el reto de una carrera nueva para el género femenino, y en la Escuela Superior
Naval demostró valor y capacidad, destacándose en su rendimiento en forma general.

“Al convertirse en la primera mujer oficial en la historia de la Armada Nacional fue un gran ejemplo para
todas las mujeres”, expresa su primo.

La oficial, que realizó sus estudios en la escuela Alejandro Cárdenas y en el colegio 24 de Mayo de Quito,
tenía como sueño llegar a ser almirante y dirigir el futuro de la Marina ecuatoriana.

Los padres de la oficial fallecida, Viviana Zapata y Hermes Álvarez, estuvieron en Chile realizando los
trámites para repatriar el cuerpo.
Álvarez había viajado el 5 de febrero para estudiar Ingeniería Electrónica en la Academia Politécnica
Naval de la Armada de Chile, como parte del intercambio académico que hay entre ambas instituciones.

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