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Bambú y Vasija
Bambú y Vasija
No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere
de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio
que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla
sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con
todas sus fuerzas: "¡Crece, por favor!"
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo
transforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la
abonas, y te ocupas de regarla constantemente. Durante los primeros
meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la
semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un
cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas
infértiles.
LA VASIJA AGRIETADA
Cuando llegaba la vasija rota, sólo contenía la mitad del agua. Así
sucedió diariamente durante dos años completos. Desde luego, la
vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros; era perfecta para
los fines que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy
avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque
sólo podía conseguir la mitad de lo que se suponía debía hacer.
Después de dos años , le habló al aguador, diciéndole:
- "Estoy avergonzada de mí misma y me quiero disculpar contigo"...
- "¿Por qué?" - preguntó el aguador.
- "Porque debido a mis grietas, sólo puedes entregar la mitad de mi
carga"