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y emperadores. De lo que saco esta duda: siendo lo mismo em-


perador que rey, ¿por qué no ha sido costumbre que los papas
coronen a los reyes y sí a los emperadores? Acaso Constantino y Defensa de los Francmasones7 s
Cario Magno podrían resolver esta cuestión. En fin, sé que ha ha- por El Pensador Mexicano
bido muchos emperadores muy felices sin haber recibido la coro- o sea
na de las manos del papa. Por lo demás, yo no sé nada de lo que Observaciones críticas sobre la Bula del señor Clemente XII y
se determinará en nuestra tierra. Benedicto XIV contra los fracmasones, dada la primera a 28 de
Dominiquín: Ni yo tampoco. Loque sé es que quisiera que ya abril de 1738, la segunda en 18 de mayo de 1751, y publicadas
hubiera pasado esta función para irme, pues en México se gasta
mucho; no sé cómo dicen que está el erario pobre y que no hay en esta capital en el presente de 1822.76
para pagar las tropas, cuando aquí todo se vuelve lujo, grandeza Si yo no fuera tan ignorante no me chocaran tantas cosas que no
y gasto.
me pudieron caber, aunque tuviese un gaznate más ancho que el
Chamorro: Por eso está sobre el erario, y porque los que tie-
nen, esconden. ¡Oh si todos tuviesen el amor a la patria que las de la ballena que se tragó a Joñas.
Por esto hago mis observaciones sobre todo, por ver si los sa-
señoras romanas, que en una necesidad de la república presenta-
ron al senado cuantas joyas tenían, y así se remedió la urgencia! bios me sacan de mis confusiones.
Entre lo que me ha chocado, han lugar estas dos bulas respeta-
Dominiquín: ¡Qué bobas!
bles, y sobre las que haré unas superficiales reflexiones, dejando
Chamorro: No, sino ¡qué buenas ciudadanas! Aquí son indis-
a los eruditos editores de El Sol,77 el cuidado de que las hagan
pensables las contribuciones, bien que ya dictaron un arbitrio
con la solidez que acostumbran para los más instruidos, mientras
para que, sin gravar al pueblo ni a ningún particular, se sacase un
yo las hago así para las viejas y gentas de capote rabón, que son
millón de pesos para medio contentar a la tropa y habilitar las mi-
nas, con lo que en tres meses serían menos las aflicciones del es- con quienes quiero entendérmelas.
tado, y caminaría a su opulencia antigua a largos pasos. La bula del señor Clemente XII y la del señor Benedicto XIV,
Dominiquín: Pero, hombre, tú deliras, ¿sin gravar al pueblo ni se reducen a prohibir, bajo graves censuras, las reuniones de los
a ningún particular, se puede sacar un millón de pesos. fracmasones; pero en ellas no se da una razón sólida, bastante y
Chamorro: Sí señor, y más. justificada para prohibirlas, ni se les prueba de delito, convenci-
Dominiquín: ¿De plata? miento, herejía ni pertinacia, y sólo se prohiben por sospecho-
Chamorro: Pues de plata, no de cobre. sos, por razón de su secreto. Véase.
Dominiquín: ¿Y cuál es ese arbitrio? El señor Clemente XIV, dice: "A la verdad ha llegado a nues-
Chamorro: Eso adivínalo, que tengo que hacer. A Dios. tros oídos por varios conductos, y aun por el mismo rumor del
Dominiquín: ¡Qué loco! pueblo, que hacían grandes progresos por todas partes", ciertas
sociedades . . . de fracmasones . . . en donde se reúnen hombres

Yo no pretendo defender lo que no conozco; pero estamos a esta fecha tan


adelantados en ilustración, que si el papel no se bautiza con un título escandaloso, no
se vende y el autor pierde su trabajo y el dinero, y éste no todos tienen ganas ni pro-
porción de perderlo. (N. del A.).
76 Bula del Santo Pontífice contra los francmasones, México, Imprenta de José

María Betancourt, 1822.


El primer número apareció el 5 de diciembre de 1821. Este periódico lo diri-
gió el médico Manuel Codorniu, y era el órgano de la logia masónica de igual nombre.

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nicos que veneramos, y esto, con tanta religiosidad, que no ha
de cualquier religión y secta, dándose por contentos de cierta apa-
podido encontrar un perjuro toda la maliciosa y cruel astucia de
riencia de virtud natural que afectan, ligados con un vínculo tan
la nunca bien maldita Inquisición. O los fracmasones son los me-
estrecho como impenetrable, en observancia de las leyes y esta-
jores hombres de bien del mundo, o los católicos que yo conozco
tutos que ellos mismos se han impuesto, obligándose ya con el
son los hipócritas más picaros que existen sobre la tierra; porque
religioso juramento, que se les exige sobre los sagrados libros7 8
un tribunal que era Argos en valores de la religión para cometer
con amenazas exageradas de grandes penas, a cubrir con un pro-
sus picardías, y que al que no le sabía le levantaba, no encontró
fundo silencio aquellas cosas7' que hacen todos los días en se- un fracmasón perjuro; y yo, sin ser inquisidor, he visto perjurar
creto.
a los católicos privada y públicamente a cada paso. Públicamen-
Mas siendo tal este delito,8 ° que él mismo se descubra,81 y
te, con toda solemnidad, a vuelta de esquila y con salvas de arti-
dé la cara, se han hecho sospechosas a los fieles semejantes so-
llería, he visto perjurarse, en quince años siete veces, a los virre-
ciedades o juntas que, ajuicio de hombres prudentes82 y bue-
yes, obispos y arzobispos, cabildos de clérigos, prelados de frailes
nos, es lo mismo entrar en ella que incurrir en la nota de malos
y toda clase de corporaciones, entrando las tropas, ya reales, ya
y pervertidos; porque a la verdad, si no hiciesen cosas malas, no
se ocultarían tanto.8 3 constitucionales, etcétera. A Carlos IV, juraron obedecerlo hasta
la muerte. Después de lo de Bayona, a Fernando VII se juró como
De todo lo dicho y de lo que añadió el sabio Benedicto XIV,
monarca absoluto en 1808; después se perjuraron, y lo hicieron
que se reduce a lo mismo, sacamos que ha habido y hay fracma-
rey constitucional. Volvió con las bayonetas y echó en hora mala
sones, que tienen unas reglas o constitución particular que ob-
la soberanía de la nación, se volvió a jurar en México monarca
servan, y que lo que tratan en sus juntas todos lo ignoran por el
absoluto. El gran Quiroga restableció la libertad en su trono; y
impenetrable secreto que guardan, caucionado observar con reli-
México, pues, los santos católicos que se espantan de los fracma-
gioso juramento, que prestan sobre la Santa Biblia. ¡Por Dios que sones, volvieron a perjurarse y lo hicieron constitucional; últi-
deseo ser fracmasón!, porque no puede menos que ser santa una mamente, no les agradó así, lo despojaron del trono y juraron la
religión, secta o comunidad donde el fundamento es la benefi-
independencia, único juramento que yo tengo prestado al Dios
cencia, el amor al género humano, la hospitalidad y el desinterés;
y en la que se guardan sus preceptos (entre éstos el secreto), bajo de la verdad, y que sostendré con mi sangre.
Conque, ¿qué tenemos qué escandalizarnos de los fracmaso-
la sagrada religión del juramento prestado sobre los libros canó-
nes, cuando ni sabemos de qué tratan, ni podemos imputarles por
culpa un secreto que guardan religiosamente, por no ultrajar a
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Si juran sobra los santos Evangelios, no serán muy herejes. (N. del A.). Dios perjurándose?
79 Estas cosas no supo cuáles eran este santo pontífice, y así condenó sin conoci- Sepamos primero los errores de los fracmasones, y entonces
miento de causa. (N. del A.). podremos rebatirlos y condenarlos; mientras no, todo será acre-
fiQ
Sin saber qué cosas trataban ¿cómo se podrá apellidar delito sus juntas? Los ditarnos de necios y temerarios en condenar como malo aquéllo
apóstoles tenían sus juntas secretas; luego, según este principio, los apóstoles eran de-
lincuentes. (N. del A.). mismo que ignoramos.
81 Si se descubre, ¿cómo se sabe? (N. del A.). Yo no entiendo cómo admitiéndose en los clubs o asociaciones
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En el siglo pasado los fanáticos pasaban por prudentes y católicos, si no ¿cómo
de los "libres albañiles", individuos de todas sectas, juran todos
habían de afirmar que se incurría en la nota de malos por entrar en unas juntas cuyo sobre los Evangelios;no entiendo, vuelvo a decir, cómo el pagano,
designio ignoraban? (N. del A.) el moro y el judío podrán jurar, y con tanta religiosidad, sobre
Este causal no está sujeto a lógica. Era menester sacar herejías o blasfemias de lo mismo que no creen. Es claro que, en tal caso, no se tendrían
semejante principio. Si los hermanos de una santa escuela no hicieran cosas malas, no por obligados a la observancia del secreto por el vínculo de una
se encerrarían y apagarían las velas a la hora de ciertos ejercicios. Si las monjas no fue-
ran delincuentes, no se taparían la cara; y si el mismo Jesucristo no hubiera delinqui- ritualidad que para ellos era despreciable. No ha sido así, luego
do algunas veces, no se hubiera escondido atrás de sus enemigos, como nos dice el es preciso creer o que también en esto engañaron al sumo pontí-
Evangelio. Ergo ¡qué cosas! (Ni del A.).

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fice, o que inmediatamente que los sectarios de otras comunionr»
se reciben en las logias masonas, creen en los misterios de nucsi i .>
Preguntas interesantes de El Pensador
fe, y se convierten en católicos. El lector se decidirá a crecí l < >
a don Rafael Dávila8 4
que quisiere.
Asimismo me es incomprensible lo que dice la bula, de que ¡ti
No hay cosa más fácil que preguntar, ni más difícil que respon-
gunos se han arrepentido. Si así es, ¿cómo no han descubierto
der. Lo primero arguye duda, lo segundo ciencia. He aquí la gran
los errores de estos malvados albañiles? Luego o no notaron en
tre ellos ningún error contra la fe, o jamas se ha arrepentido nin diferencia que hay de preguntar a responder.
Sin embargo, muchas de mis preguntas no contienen dudas, y
guno.
Yo no entiendo estas cosas; sólo entiendo que por desgracia así son de fáciles de responder a un niño de la escuela. Otras hay
somos mas escrupulosos que buenos católicos. Tengamos fe, cuín que en efecto inducen a dudar de veras, y éstas quisiera que al-
piamos con nuestras obligaciones, no hipócrita, sino sinceramen- gún caritativo me las respondiera para mi aprovechamiento y en-
te, y riámonos de los jacobinos, jansenistas, fracmasones, y de señanza. Acaso don Rafael Dávila se querrá tornar el trabajo de
cuantos enemigos tenga nuestra religión; seguros de que el fun- responderme; y elijo a este escritor porque creo que el que tuvo
dador de ella ha prometido que su Iglesia permanecerá hasta el valor para escribir Verdades amargas a la presencia de Apodaca
fin del mundo, y que jamás prevalecerán contra ella las puertas en tiempo del gobierno español, ¿por qué no lo tendrá en el nues-
del infierno. tro para decir verdades menos fuertes? Comencemos.
A pesar de que muchos, por ignorancia o malicia, dudan de mi la ¿Por qué los señores canónigos de México, después de cinco
catolicismo, porque no soy preocupado en materias religiosas, no años de Independencia, no quieren colocar en la fachada de esta
me aterran sus temerarios juicios. No cabe comparación en lo que santa iglesia Catedral las armas de la América, sin embargo de ha-
voy a decir, pero Jesucristo fue tenido por samaritano, es decir, bérseles reclamado tantas veces este escandaloso proceder por las
por cismático, entre los judíos, porque exigía el cumplimiento prensas?
2a ¿Arguye esto adhesión o aborrecimiento a nuestro sistema
de la ley, y les echaba en cara sus transgresiones, supersticiones
e hipocresías. "Estos, decía Su Majestad con los labios me hon- liberal?
ran, pero su corazón está lejos de mí." ¡Oh y no diga lo mismo 3a Si arguye esto último, ¿deberá el estado enriquecer con sus
de muchos de nuestros celosos defensores de la fe! diezmos a unos individuos que con las obras manifiestan que de-
Los santos pontífices que impugnaron la masonería, obraron testan la libertad y engrandecimiento de la patria?
de buena fe, según las luces de su siglo. Ahora luce el sol mejor; 4a Siendo la primera de las atribuciones del señor presidente
es menester ver bien para aprobar o condenar. Éste es mi sentir. hacer guardar las leyes y decretos del Congreso General, según el
artículo 110 de la Constitución, e incluyéndose en éstos el de 19
Febrero 13 de 1822. de julio de [1]823, que manda "que se levante en la Catedral un
sepulcro en que se depositen los restos de los primeros héroes".
[José] Joaquín Fernández [de] Lizardi. Se pregunta: ¿deberá el señor presidente disimular por más tiem-
po la indolencia o desobedecimiento que han manifestado los
canónigos a este soberano decreto, pues en más de dos años no

4 Folletinista conocido como "La Rata Güera". Fue soldado y empleado pú-
blico. En 1820 editó La verdad amarga pero es preciso decirla y fue encarcelado. Usó
mala y grosera prosa. Insultó en sus monólogos El Toro a los liberales, incluido Fer-
nández de Lizardi.

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