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Sobre Los Egipcios
Sobre Los Egipcios
supuesto, los de la Antigüedad– han investido a sus gobernantes de un rango especial que
del aura divina que rodeaba a los faraones, que se asumían como hijos de Ra, de cuyo
aparato y protocolo que debían observar los faraones mismos, sus ayudantes, los
funcionarios públicos, los sacerdotes y el pueblo mismo, quien salvo escasas ocasiones no
estaba autorizado para interactuar con el sumo gobernante. Su afinidad con los dioses era
tal, que su presencia infundía miedo, su mirada era capaz de escudriñar y sondar en el
ánimo de todos los seres. Su coronación misma implicaba un reajuste del orden cósmico del
Los egipcios, inscritos en el orbe de la tradición de los grupos semitas por una parte,
y de los africanos por otra, comparten con estos la noción de lo que implica la “realeza” de
enuncia Frazer. Así, el rey ejerce un poder (voluntario o involuntario) sobre la naturaleza,
es considerado una suerte de axis mundi, ya que es el centro dinámico del universo que rige
cósmica y socialmente el mundo, es asimismo hasta tal grado aglutinador del cosmos que
sus acciones y su vida tienen un efecto o una repercusión en el curso del universo, cuya
Así, el rey en las monarquías africanas muchas veces no representa un poder real
sino que es una suerte de “fetiche”, un objeto sagrado que posee cierta fuerza cósmica que
Entre la rica tradición narrativa que nos ha llegado de los egipcios –en forma de
cuento tradicional o folclórico–, esta la historia del príncipe predestinado, que llama la
atención debido a que se afirma que tiene resonancias en la literatura posterior, pues está
aquí ya presente el germen del tópico que posteriormente aparecerá en el cuento La Belle
au bois dormant de Charles Perrault, cuyos padres, al igual que los del príncipe egipcio
Al leer dicho relato, hay varios puntos que invitan a la reflexión y a su vez a la
inicia, obviamente, con los griegos), los cuales tanto en su mitología como en la épica y la
desenvolvían.
Esta concepción fatalista desarrollada por algunos egipcios dio lugar a una primitiva
filosofía moral, como la presente en las Instrucciones a Merikara, texto que constituye un
testamento que instruye sobre cómo debe comportarse el buen hombre (y del rey) en sus
sobre esta materia entre los griegos (Platón y Aristóteles) y los romanos (Cicerón y
Séneca). El rey debe respetar ciertas pautas para ser graciosamente acogido por la memoria
Éste en principio debe dominar la palabra, que es una suerte de espada para los
política clásica (griega y romana) y la egipcia, quienes saben que los ingeniosos salen
Para que todo marche propiciamente, el rey debe rodearse de nobles y tratarlos bien,
de modo que con su favor y buena disposición se vuelva más poderoso. El tratarlos bien
implica hablar con la verdad en todo momento. Debe asimismo propiciarse y conciliarse a
los soldados con prebendas ni deben hacerse distinciones entre los nacidos de buena familia
y los plebeyos.
existen pactos estos deben ser corroborados con buena fe y renovados, debe a su vez
evitarse la guerra.
Es importante además la popularidad del rey, por lo que este debe provocar la gracia
del pueblo y de sus allegados, mitigando el sufrimiento de los hombres llevándoles bien.
Todas estas características del faraón, en quien además posee un habitáculo la diosa
curso del universo, nos muestran que los egipcios estuvieron conscientes de que había que
dirigir en cierto modo los designios y la voluntad del faraón, quien a diferencia de sus
homólogos en el resto de África, ostentaba un poder realmente social y moral entre sus
súbditos, quienes lo servían gustosos si este con buen gobierno verificaba su divinidad.
BIBLIOGRAFÍA
CIMMINO, Franco, Vida cotidiana de los egipcios, traducido por M. García Viñó, Madrid,