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Ver a nuestros pequeños caminar, saltar o trepar nos produce un placer enorme. Pero, la
autonomía que adquieren en la medida que van teniendo más dominio de su cuerpo, debe
estar acompañada de la intensificación de medidas de seguridad.
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Para padres
En casa
Mantener fuera del alcance de los niños productos de limpieza, insecticidas, pinturas
cosméticos y medicamentos.
Utilizar siempre las hornillas traseras de la cocina y no dejar que sobresalgan mangos
de ollas o sartenes.
Controlar todo con lo que los pequeños puedan asfixiarse como piezas pequeñas,
bolsas de plástico o algunas comidas (aceitunas, nueces, uvas enteras, dulces
duros, zanahorias crudas o salchichas).
Jamás dejarlos solos en la bañera o la piscina.
Proteger ventanas, escaleras, terrazas, azoteas y balcones con barandillas o redes.
Retirar fuera de su alcance cuchillos, tijeras y otros objetos cortantes.
Colocar protecciones a los enchufes y no dejar aparatos eléctricos encendidos.
Impedir que juegue con cerillas, mecheros o líquidos inflamables.
Fijar a la pared los muebles a los que pueda treparse.
En la calle
Los niños hasta los siete u ocho años no pueden entender las señales de tránsito.
Por eso es importante explicarles qué es lo que tienen que hacer.
Además, son grandes imitadores por lo que resulta imprescindible que cumplamos
las normas de tránsito sin ninguna excepción.
Tomar siempre de la mano al niño cuando está en la calle.
Cruzar la calle en forma segura por la senda peatonal y con luz verde.
Utilizar cinturón o sillas de seguridad en el automóvil.
No llevar al pequeño en el asiento delantero.
En el club
El niño no debe realizar ninguna actividad física inmediatamente después de
comer. Antes de practicar cualquier deporte es fundamental realizar ejercicios de
calentamiento. Vestirse siempre con ropa adecuada para la estación, beber mucho
líquido y descansar en cuanto se sienta fatigado.
Asegurarse que, cuando esté en la piscina o practique alguna actividad deportiva,
sea supervisado por un adulto.