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MANIFESTACIONES
CLÍNICAS
DE LA DIABETES GESTACIONAL
Luis Felipe Pallardo Sánchez
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La presencia de diabetes gestacional (DG) conduce a cia glucídica o por la obesidad materna, presente con
una serie de eventos clínicos que afectan a la madre y al tanta frecuencia en estas mujeres, y que se tratará poste-
hijo, tanto durante la propia gestación como después de riormente (1-3).
ésta (tabla 1). Nos referiremos a continuación a las mani- La valoración de las complicaciones materno-fetales
festaciones clínicas que surgen en el embarazo, dejando durante la gestación y su comparación entre las diferen-
para capítulos posteriores la repercusión posembarazo. tes series de la literatura médica resulta difícil de estable-
Últimamente, en relación con la influencia que la DG cer, debido a diferentes factores: criterios diagnósticos y
ejerce sobre la morbilidad neonatal, se viene discutiendo gravedad de la DG, precocidad y tipo de tratamiento,
el papel condicionado específicamente por la intoleran- rigurosidad del control metabólico.
Embarazo Madre
• Polihidramnios
Hijo
• Mortalidad perinatal • Hipertension arterial
• Morbilidad perinatal • Cesárea
– Macrosomía
Posembarazo
– Hipoglucemia
– Hiperbilirrubinemia Hijo
– Hipocalcemia • Obesidad
– Policitemia • Diabetes (diabetes tipo 2/diabetes gestacional)
– Traumatismos obstétricos • Alteraciones del comportamiento
– ¿Cardiomiopatía hipertrófica? Madre
– ¿Síndrome de distrés respiratorio? • Recurrencia de diabetes gestacional
– ¿Malformaciones congénitas?
• Desarrollo de diabetes mellitus tipo 2
• Desarrollo de síndrome metabólico
Embarazo
er
• Abortos
1. trimestre • Retraso del crecimiento
Actividad
• Malformaciones
insulínica Insulina
Placenta
Feto
fetal o
2. trimestre • Macrosomía
• Retraso del desarrollo del SNC
Mezcla er • Hipoxemia crónica
de nutrientes 3. trimestre • Muerte intraútero
Diabetes pregestacional
Diabetes gestacional
Parto Traumatismo
• Hipoglucemia
• Hipocalcemia
• Hipomagnesemia
Neonato
• Policitemia
• Hiperbilirrubinemia
• Síndrome de distrés respiratorio
• Diabetes
Adolescencia • Obesidad
• Alteración del comportamiento
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COMPLICACIONES EN EL HIJO DE MADRE CON DG
trés respiratorio, sufrimiento fetal, así como cardiomiopa- El aporte materno de nutrientes y oxígeno es indispen-
tía hipertrofica o alteraciones transitorias de la función sable para el crecimiento fetal. En la utilización de los
diastólica del ventrículo izquierdo (6, 19-21). citados nutrientes por parte del feto colaboran de manera
La presencia de malformaciones congénitas en hijos de importante determinadas adaptaciones hormonales que
madres diabéticas parecía ser privativo de diabéticas pre- surgen durante la gestación. En GN o con intolerancia
gestacionales, pero, como se analizará más adelante se ha glucídica se ha observado, como consecuencia de la dismi-
descrito también recientemente una mayor prevalencia nución de la actividad insulínica en el tercer trimestre de
en hijos de DG (22, 23). gestación, un aumento de disponibilidad de nutrientes
La frecuencia de las complicaciones hasta aquí citadas (glucosa, aminoácidos, ácidos grasos libres y triglicéridos)
varía en las diferentes series de la literatura médica, en (5, 28), que al atravesar la placenta favorecerán el de-
relación con múltiples factores, fundamentalmente con el sarrollo de macrosomía. Así, el grado de insulinorresisten-
cuidado y seguimiento de las pacientes. El establecimiento cia en la gestación, valorada mediante modelo mínimo o
de un óptimo control metabólico y obstétrico, común en clamp euglicémico hiperinsulinémico, muestra una rela-
las últimas décadas, se ha seguido de un evidente descenso ción inversa con el peso fetal (7, 29).
En el crecimiento fetal parecen participar, en mayor o Para un correcto crecimiento fetal es preciso que haya
menor grado, diversas hormonas y determinados factores una adecuada transferencia de nutrientes en la placenta.
de crecimiento de origen placentario y fetal. Se ha com- Por lo que a la DG se refiere, junto con un aumento del
probado una relación directa entre el aumento de peso peso placentario se ha descrito un incremento de la activi-
fetal y el incremento de insulina y/o péptido C en sangre dad y expresión de transportadores de nutrientes placenta-
de cordón umbilical, tanto en GN (29-31) como en ges- rios, aspectos que pueden favorecer la capacidad de «paso»
tantes diabéticas (32) y en diabéticas gestacionales (33). de los citados nutrientes al feto (48, 49). Independiente-
Asimismo, se ha podido observar que existe relación mente de la secreción de diferentes hormonas, como antes
entre los niveles de insulina y/o péptido C en el líquido se ha referido, la placenta presenta una actividad 11ß-
amniótico y macrosomía en GN o con anormal toleran- HSD2 (11ß-hidroxiesteroide deshidrogenasa), imprescin-
cia glucídica (34, 35). Para algunos autores, la proinsuli- dible para regular el paso de glucocorticoides, necesarios
na fetal (vida media mayor que la insulina) constituiría para la maduración fetal (26).
un marcador más expresivo de la hiperactividad de la FACTORES VASCULARES
célula beta con respecto al crecimiento fetal (36). En
relación también con la macrosomía, se ha hablado del Alteraciones en la vascularizacion uteroplacentaria
posible papel ejercido por un aumento de la sensibilidad pueden afectar al desarrollo fetal; así, en mujeres nefrópa-
insulínica en el feto (37) o por el paso transplacentario tas o hipertensas, este mecanismo puede explicar la pre-
de complejos insulina-anticuerpos con conservación de sencia de retrasos de crecimiento (50).
la actividad biológica hormonal a ese nivel (38).
COMPOSICIÓN CORPORAL DEL FETO MACROSÓMICO
De forma complementaria, actúan en el desarrollo fetal
otros factores de crecimiento como IGF (insulin growth Con respecto a los patrones de crecimiento en niños
factor) y FGF (fibroblast growth factor), siendo el IGF-I el con peso elevado para la edad gestacional (large gestatio-
que parece ejercer un papel predominante (39-41). Así, nal age o LGA) parecen existir dos patrones: crecimien-
Lauszus et al. (2001) (42) encontraron valores maternos to precoz (ocurre alrededor de la semana 30, es indepen-
elevados de IGF-I e IGF-II, y Hill et al. (1998)(41) de diente de la insulina y contribuye al 23% de LGA) o
FGF-2 en madres diabéticas con hijos macrosómicos. En tardío (ocurre alrededor de las semanas 33-36, es depen-
este mismo sentido, Verhaeghe et al. (1993) (30) observa- diente de insulina y contribuye al 77% de LGA) (27).
ron una relación entre IGF-II, y especialmente IGF-I, de El crecimiento fetal intrauterino se acompaña de un
sangre de cordón y crecimiento fetal. Bernstein et al. incremento exponencial de la aposición de tejido graso,
(1997) (29) comprobaron también en GN una correlación siendo el feto fumano el feto de mamífero con mayor por-
positiva entre el índice ponderal neonatal y los niveles en centaje de grasa (49, 51). La masa magra fetal constituye
sangre de cordón de IGF-I e IGFBP3 (insulin growth fac- el 86% del peso fetal y contribuye a explicar el 83% de su
tor binding protein-3), objetivándose mediante regresión varianza, al tiempo que la masa grasa constituye el 14%
logística una asociación independiente entre IGF-I y el del peso y contribuye a explicar el 46% de la varianza
citado índice ponderal. (52). El aumento de grasa fetal es pues el factor más
Se está debatiendo últimamente el papel de la leptina en determinante en la variación de peso entre niños con
el crecimiento fetal, pues se ha encontrado que los niveles peso inferior, igual o mayor que el correspondiente a su
de ésta en cordón umbilical se han correlacionado con el edad gestacional. Cabe reseñar que, ante la presencia de
peso fetal en GN (43), y con el deposito graso abdominal un mismo peso, se ha podido confirmar un mayor deposi-
fetal valorado con ultrasonidos en DG (44). Okereke et al. to de grasa en hijos de DG frente a GN, valorado
(2002) (45) observaron que los valores de leptina en el mediante la medición de grosor de pliegues subcutáneos
cordón umbilical eran más elevados en DG frente a GN, y el empleo de TOBEC (total body electrical conducti-
correlacionándose en ambos grupos con el peso y la masa vity) o conductividad eléctrica (53). Por lo antes expre-
grasa fetal, diferencia que desaparecía cuando los niveles sado, parece evidente que el fenotipo de hijo de madre
de leptina se ajustaban a la citada masa grasa. Todo esto con DG queda mejor expresado por el porcentaje de grasa
hace pensar que el aumento de leptina es secundario al fetal que por el peso total alcanzado (4).
deposito adiposo fetal (46). No obstante, algunos estudios En cuanto a las características diferenciales entre los
aislados comentan la posibilidad de que la hiperleptinemia hijos macrosómicos de mujeres diabéticas y no diabéticas,
fetal puede promover el desarrollo del tejido adiposo MacFarland et al. (1998) (54) encontraron en el primer
mediante un incremento de la angiogénesis de éste (47). grupo un aumento de la masa grasa total y de su porcen-
Queda fuera de consideración, el posible papel de la lepti- taje, del grosor de los pliegues cutáneos y de la circunfe-
na, de origen materno o placentario, en el metabolismo rencia de los hombros, hecho este último que puede favo-
materno y en el transporte placentario de nutrientes. recer distocias.
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ASPECTOS CLÍNICOS DE LA MACROSOMÍA Por lo que se refiere a la relación entre niveles de pro-
Desde un punto de vista clínico, al valorar la presencia teínas glicadas (hemoglobina glicada y fructosamina) en
de macrosomía se barajan diversos criterios en las dife- el tercer trimestre de gestación y la presencia de macro-
rentes series de la literatura médica, como: peso superior somía fetal en hijos de DP y DG, existen datos contra-
a 4 kg, valores superiores al percentil 90 para la edad ges- puestos, en especial en este último grupo (24, 62-67).
tacional o LGA según diferentes tablas antropométricas, Los niveles plasmáticos de triglicéridos, valores eleva-
índice ponderal fetal, índice de simetría fetal, etc. (55). dos durante el primer (68) o tercer trimestres (28) pare-
La frecuencia de macrosomía en la DG según datos de cen actuar como factor predictivo del peso fetal.
19 series, recopiladas por Hod et al. (1995) (6) fue de Factor de especial relevancia, según se comprueba en
18,2% (7-30%) para macrosomía absoluta y de 23,9% (10- muchos estudios, es la relación directa entre el peso fetal y
47%) para LGA. En nuestra experiencia, datos del perio- el peso materno previo a la gestación (1, 3, 69, 70), durante
do 1984-2002, muestran, en un total de 1.842 DG, una fre- la gestación (71) y en el preparto (72) (fig. 3). Con respec-
cuencia de LGA del 10,1%, y en una más amplia muestra to a la ganancia de peso durante la gestación, en estudios de
de 2.360 (periodo 1984-2006), del 9,3% (figs. 2 y 3). DG parece confirmarse una relación positiva entre ésta y el
Se han barajado posibles factores clínicos predictivos de incremento de peso neonatal (3, 70, 73), siendo según dife-
macrosomía (tabla 2). Resulta evidente la relación entre rentes autores, el aumento de peso en el segundo trimestre
macrosomía y grado de control glucémico durante la ges- (74) de la gestación –en el primer trimestre (75)– el factor
tación (6, 12, 16, 24) (fig. 3). El parámetro glucémico más determinante. Sewell et al. (2006) (76) han comproba-
que mejor se relaciona con ésta, tanto en diabéticas pre- do que el peso materno preembarazo y la ganancia de peso
gestacionales (56, 57) como gestacionales (58), parece durante éste, en las mujeres con IMC (índice de masa cor-
ser la glucemia posprandial. poral) pregestación ≥ 25 frente a las mujeres con IMC
Se ha comprobado también cómo para el desarrollo de menor de 25, presenta una correlación más sólida en rela-
macrosomía es suficiente con la presencia de alteraciones ción con el porcentaje de grasa neonatal.
glucídicas mínimas, no consideradas como diagnósticas de Desde hace tiempo se discute la importancia comparati-
DG (un solo punto positivo en la sobrecarga oral diagnósti- va ejercida por la alteración materna del metabolismo
ca de DG) (59), o de gestantes con test de cribado positivo hidrocarbonado propiamente dicha (intolerancia glucídi-
y sobrecarga oral de glucosa normal (60) o con valores glu- ca) y la obesidad, que frecuentemente la acompaña, en el
cémicos elevados a las 2 horas tras sobrecarga oral de gluco- desarrollo de morbilidad neonatal. Se ha comprobado
sa, pero dentro de límites no diagnósticos (61). Langer et al. cómo obesidad y DG o pregestacional son factores de ries-
(1989) (16), en relación con el control metabólico obteni- go independientes en la aparición de LGA (77, 78), con un
do durante el embarazo, observaron en DG que al tiempo riesgo para la diabetes pregestacionsal de 4,4, para la DG
que niveles glucémicos maternos elevados implican hijos tratada con dieta de 2,6, para la DG tratada con insulina de
LGA, niveles glucémicos bajos pueden seguirse de hijos 3,8 y para la obesidad materna de 1,6 (78). La porción de
SGA (short gestational age), con unos valores glucémicos riesgo atribuible (attributable population fraction o APF) al
medios óptimos entre 87 y 105 mg/dl. IMC materno pregestación frente a la presencia de DG, en
REPERCUSIÓN MATERNA DE LA DG
Existen diversos trabajos y revisiones en la literatura tus afirma que los procesos hipertensivos parecen más
médica que hacen referencia a las complicaciones mater- frecuentes en mujeres con DG (13). La asociación de
nas condicionadas por la DG (13, 15, 83-87), y llama la DG y HIE podría estar condicionada por la influencia de
atención especialmente a este respecto la serie de Cousins factores como la edad y obesidad maternas (86) o, según
(2004) (87), que analiza 173 trabajos sobre las complica- otros autores, por la presencia de insulinorresistencia
ciones obstétricas surgidas en DG y pregestacionales, agru- con independencia del grado de obesidad (83).
pados en tres periodos sucesivos (1965-1985) (1986-1993) • La hipertension arterial crónica muestra una prevalen-
(1994-2003). cia similar entre DG y gestantes no diabéticas.
De los estudios precedentes parecen derivarse las siguien- • La frecuencia de hidramnios es mayor en DG que en
tes conclusiones: GN, relacionándose con los niveles glucémicos.
• No existen diferencias de infecciones urinarias o pielo-
• No parece concluyente la existencia de una mayor fre- nefritis entre DG y GN.
cuencia de preeclampsia y de hipertensión inducida por • No hay una mayor presencia de partos prematuros en DG.
el embarazo (HIE), pues existen resultados contradicto- • El riesgo de cesárea primaria es de 1,5 a 3,5 veces supe-
rios entre las diferentes casuísticas (87), si bien el 5th rior en DG, al tiempo que el de cesárea global es de 1,5
Workshop Conference on Gestational Diabetes Melli- a 2,3.
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Por lo que a nuestra experiencia se refiere, en un total acompaña de un riesgo independiente de cesárea de 1,1,
de 1842 DG, asistidas en el periodo 1984-2002, la fre- frente a un riesgo de 1,4 y 2, respectivamente, como con-
cuencia de cesáreas fue del 21,2% y la de partos vagina- secuencia de la presencia de DG tratada con dieta o insu-
les del 78,8%. lina (89). Conway y Langer (1998) (90) propugnan la
En la mayor frecuencia de cesáreas en la DG parecen realización de cesárea electiva en las gestantes diabéticas
intervenir, entre otras circunstancias, la macrosomía en las que el peso fetal, valorado ultrasonográficamente,
fetal (27), así como la «rutina» obstétrica intervencio- es superior a 4.250 g, obteniendo una disminución signi-
nista ante el mero diagnóstico de DG o la simple sospe- ficativa de distocias de hombro (2,4 frente a 1,1%) a
cha de patología obstétrica (84, 85, 88). Es preciso tam- expensas de un discreto aumento del número de cesáreas
bién señalar que la obesidad previa al embarazo se (21,7 frente a 25,1%).
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