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La perinola

Los que cuentan la historia


Álex Ramírez-Arballo

Constantemente se oye decir que los poderosos, los vencedores, escriben la


historia. Yo no sé si sea esto cierto, o si lo sea en cada caso, pero al menos en
lo que corresponde a la historia norteamericana se percibe con toda claridad la
existencia de una narrativa maestra, una verdad que pretende convertirse en
memoria colectiva y que, me parece, es asimilada de ese modo por muchos.

Es bien sabido que los Estados Unidos es un país de países, una nación que
amalgama gente de muy distintas razas, costumbre y creencias; no importa lo
que se piense: el impacto de los blancos en la historia no lo es tanto como
parece, ni tampoco la aportación de las minorías es tan escaso y
circunstancial. Lo que ha existido desde la fundación de esta gran nación es un
programa de discriminación y sojuzgamiento programado por aquellos
beneficiarios de la segregación racial.

Según la escritora norteamericana Toni Morrison –Premio Nobel de Literatura


1993-, lo blanco ha sido una metáfora de lo americano, la cual ha sido
distribuida, comprada y consumida por el resto del mundo. Yo no puedo estar
más de acuerdo: a poco de trascender lo aparente, el extranjero penetra capas
más hondas y más sensibles de esta sociedad y así es que contempla la
mentira del paradigma sajón. Aún más, comprende la naturaleza compleja y
contradictoria de una sociedad construida sobre la base de los oleajes
migratorios.

Norteamérica está destinada a la multiculturalidad. No existe, ahora menos


que nunca, manera de que un grupo étnico o racial pretenda establecer un
poder hegemónico sobre el resto de la población. Quien así lo pretenda está
remando a contracorriente en los flujos de la historia y ofrece, además, un
trágico espectáculo.

No vaya a creer el lector que el racismo es un asunto del pasado. Hoy más que
nunca se hace presente y a través de estrategias ya muy vistas: la justificación
legal de la infamia. Sin embargo, como profesor de estas materias en las
universidades de Estados Unidos creo que tengo un beneficio enorme, el de
promover el diálogo entre distintos estamentos y asegurarle a los propios
anglosajones que tienen, en esta tarea de construir una sociedad desprovista
de prejuicios tan lamentables, la misma responsabilidad que cualquiera. Una
sociedad más libre es un deber que nos convoca a todos.

P.S. Existe un texto titulado A Different Mirror y escrito por el profesor Robert
Takaki, que propone una revisión integral de la historia de los Estados Unidos.
Asegura el doctro Takaki que las narrativas dominantes creen y hacen creer en
un mundo dividido entre aptos (ellos) y esclavos (nosotros) y que en ese orden
las cosas habrán de funcionar siempre mejor. Apropiarse del púlpito de los
historiadores para debatir, enfatizar, hacer notar perversiones y omisiones, es
un deber que nos llama a los académicos. Yo creo, además, que es posible
utilizar los medios de comunicación –hoy en día tan al alcance de todos- para
sacudir la conciencia (sobre todo de los hispanos) que viven acá y que por
ignorancia o temor asumen un discurso que los minimiza y excluye. Es otra la
verdadera historia.

Álex Ramírez-Arballo es doctor en literaturas hispánicas por la University of Arizona y


actualmente trabaja como profesor en el departamento de Español, Italiano y
Portugués de la Pennsylvania State University. Su correo electrónico es
alexrama@orbired.com

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