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ACERTIJOS DE LÓGICA-ILÓGICA

Estos acertijos son muy difíciles. Están pensados para niños mayores de doce años.

UN BILLETE EN EL QUIJOTE
Anoche antes de acostarme estuve leyendo el libro de Marius Serra Verbalia.com,
jugar, leer, tal vez escribir. Tuve la suerte y el honor de que me lo dedicara el
domingo pasado en la Feria del libro de Madrid. Escribió: «Para Francisco el rey
verbal de El huevo de chocolate con afecto y complicidad». Después hojeé, una vez
más, «El Quijote», libro imprescindible, donde encontré aquello de: «si da el cántaro
en la piedra o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro». Ya cansado utilicé un
billete de 20 euros como marcador de página para señalar entre las páginas 421 y 422
del Quijote. No recuerdo más,... debí quedarme dormido.
¿Hay algo ilógico en el texto que acabas de leer? Piénsalo, si no lo averiguas pídenos la
solución.

CONVERSACIÓN TELEFÓNICA
Ayer llamaron por teléfono:
- Dígame.
- Por favor, ¿podría hablar con Don Fernando Fernández?
- En estos momentos no está en casa, ¿de parte de quién?
- Soy Santiago Schwartz un compañero de trabajo, podría decirle que tengo que
hablar con él, creo que tiene mi número de teléfono.
- Por supuesto, pero ¿sería tan amable de deletrearme su apellido?
- Sí, ¡cómo no!, Schwartz, S de Sevilla, Ch de chaleco, W de Wamba, A de Almería,...
- Perdón, ¿W de qué?
- W de Wamba, A de Almería, R de Roma, T de Toledo y Z de Zaragoza.
- Lo he anotado, le pasaré el recado.
- Gracias, ha sido usted muy amable.
- Gracias a usted, buenas tardes.
¿Hay algo ilógico en el texto que acabas de leer? Piénsalo, si no lo averiguas pídenos la
solución.

UNA HISTORIA DE AMOR


ACERTIJOS DE LÓGICA-ILÓGICA

Estos acertijos son muy difíciles. Están pensados para niños mayores de doce años.
UN BILLETE EN EL QUIJOTE
Anoche antes de acostarme estuve leyendo el libro de Marius Serra Verbalia.com,
jugar, leer, tal vez escribir. Tuve la suerte y el honor de que me lo dedicara el
domingo pasado en la Feria del libro de Madrid. Escribió: «Para Francisco el rey
verbal de El huevo de chocolate con afecto y complicidad». Después hojeé, una vez
más, «El Quijote», libro imprescindible, donde encontré aquello de: «si da el cántaro
en la piedra o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro». Ya cansado utilicé un
billete de 20 euros como marcador de página para señalar entre las páginas 421 y 422
del Quijote. No recuerdo más,... debí quedarme dormido.
¿Hay algo ilógico en el texto que acabas de leer? Piénsalo, si no lo averiguas pídenos la
solución.

CONVERSACIÓN TELEFÓNICA
Ayer llamaron por teléfono:
- Dígame.
- Por favor, ¿podría hablar con Don Fernando Fernández?
- En estos momentos no está en casa, ¿de parte de quién?
- Soy Santiago Schwartz un compañero de trabajo, podría decirle que tengo que
hablar con él, creo que tiene mi número de teléfono.
- Por supuesto, pero ¿sería tan amable de deletrearme su apellido?
- Sí, ¡cómo no!, Schwartz, S de Sevilla, Ch de chaleco, W de Wamba, A de Almería,...
- Perdón, ¿W de qué?
- W de Wamba, A de Almería, R de Roma, T de Toledo y Z de Zaragoza.
- Lo he anotado, le pasaré el recado.
- Gracias, ha sido usted muy amable.
- Gracias a usted, buenas tardes.
¿Hay algo ilógico en el texto que acabas de leer? Piénsalo, si no lo averiguas pídenos la
solución.

UNA HISTORIA DE AMOR


Siempre que podían escapaban hacia la montaña que dominaba su ciudad,
para pasar la noche bajo las estrellas, en una pequeña tienda de campaña.
Se susurraban palabras de amor cerca del fuego, hablaban, reían, se
sentían felices. Asaban carne y patatas y bebían vino en copas de cristal
de Bohemia. Después de cenar jugaban al ajedrez y compartían algún libro.
Cuando anochecía, ella apagaba la única luz que les alumbraba para
contemplar cómo el cielo se sembraba de brillantes estrellas; él,
lector empedernido, seguía leyendo un rato antes de buscarla entre las
mantas.
¿Hay algo ilógico en el texto que acabas de leer? Piénsalo, si no lo averiguas pídenos la
solución.

Siempre que podían escapaban hacia la montaña que dominaba su ciudad,


para pasar la noche bajo las estrellas, en una pequeña tienda de campaña.
Se susurraban palabras de amor cerca del fuego, hablaban, reían, se
sentían felices. Asaban carne y patatas y bebían vino en copas de cristal
de Bohemia. Después de cenar jugaban al ajedrez y compartían algún libro.
Cuando anochecía, ella apagaba la única luz que les alumbraba para
contemplar cómo el cielo se sembraba de brillantes estrellas; él,
lector empedernido, seguía leyendo un rato antes de buscarla entre las
mantas.
¿Hay algo ilógico en el texto que acabas de leer? Piénsalo, si no lo averiguas pídenos la
solución.

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