Los amigos son una persona que te comprende, te acompaña,
comparte cosas afines, alguien en quien puedes confiar y es una persona que estará a tu lado en las buenas y en las malas.
La amistad es uno de los tesoros más valiosos que tenemos y hay que saber mantenerla.
Importancia de los amigos en nuestros hijos
Los amigos tienen mucho peso en la etapa adolescente y pueden
contrapesar el influjo paterno.
Observemos a nuestros hijos: si sus amigos son buenos estudiantes,
deportistas, respetuosos, alegres... nuestro hijo mostrará comportamientos similares, aunque a veces no lo haga en casa.
Si sus amigos beben, son malos estudiantes, contestatarios. . . deberemos
estar alerta.
Nuestros hijos acabarán siendo en gran
medida lo que sean sus amigos.
En efecto, la adolescencia es la etapa del
nacimiento de la verdadera amistad. Atrás quedan las amistades de la infancia, que son simples relaciones de camaradería basadas en costumbres y ocupaciones comunes.
En la pandilla, típica de la pre adolescencia, se
mantienen estos mismos rasgos, aunque ya empiezan a vislumbrarse algunos rasgos propios de la verdadera amistad.
La pandilla de amigos es muy importante para el adolescente, le ofrece
seguridad, le ayuda a independizarse de los padres.
En el grupo encuentra la seguridad que antes encontraba en casa.
En la pandilla los chicos y las chicas aprenden a conocerse a sí mismos, hacen
frente común contra todo aquello que se opone a su independencia y se prestan apoyo para combatir la «incomprensión de sus padres».
La aceptación por el grupo es de vital importancia para el adolescente. Sentirse
rechazado es una tremenda frustración en esta etapa de la vida.
Las amistades durante las primeras fases de la adolescencia se caracterizan
por ser fervientes, exclusivas, apasionadas, casi de tipo amoroso. Se encuentran a menudo plagadas de tormentas, de riñas, de rupturas, de reconciliaciones...
A menudo de la misma manera que se quieren con pasión pueden
bruscamente desaparecer. Todo ello no es sino reflejo de la personalidad inestable e inconstante del adolescente.
A partir de los 16-17 años es cuando la amistad se hace más estable. La
relación es menos apasionada pero más serena y duradera.
Es entonces cuando realmente surge la amistad, entendida como afecto
recíproco desinteresado. La pandilla se va disolviendo, se selecciona más a los amigos, y estos se convierten en confidentes.
Asimismo, los chicos y las chicas de estas edades
difieren en la forma de vivir la amistad.
En las chicas predomina lo afectivo, son más tranquilas,
se centran en la conversación y las confidencias. Para ellas es fundamental ser popular entre sus compañeras, tener fama, ser «bacán». En los chicos se da más la competición, el gusto por el riesgo...
A estas edades los padres se preocupan, como es
lógico, por la clase de amigos que frecuentan sus hijos y por las malas o buenas influencias que estos pueden ejercer sobre la vida de sus hijos. Todos conocemos casos en que una amistad inadecuada ha llevado al adolescente por mal camino.