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No Tiene Pinta de Poesía
No Tiene Pinta de Poesía
www.cuchitrildeadrede.blogspot.com
ricardo.sanchez.orfo@gmail.com
Pensaré en el padre que se fue y cerraré los ojos inaugurando la imagen de hace años.
Una hoja puesta en blanco se mantiene con los resabios de aquel informativo militar que nadie
escribió, una hoja llena de silencios y de agujas. no es que alguien toque a santana, es sólo un
escote que pasó de pronto por la ventana, que pasó de largo por las manos de los hombres.
Qué querías, siempre dije que las horas hacían el pánico, la mala coincidencia de reconocernos en
la calle y pretender el abrazo que nunca llega.
Por eso la pena, sólo por eso, porque la calle hoy estuvo sola, apagadamente sola.
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Torero
Alguien viene a veces, sólo a veces, digamos por ejemplo cuando la gotera no deja de sonar, o de
lanzar hojas al vacío, o de descolgar v
al v
o.
un faro tirita desde lejos, digámoslo así: algo, sea lo que fuere, se nos viene encima. Se viene y no
hay remedio/
Dis(i)pasiones
Tengo nombre de romance y no hay manos puestas en estas manos/mañana no habrá promesas/
ni siquiera habrá mañana
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Y preguntas por qué las largas horas que lleva esperándote el patíbulo, preguntas por la región
deshabitada de los años milicos.
Pregúntome: por qué lloverá tanto, por qué las luces navideñas y la sangre que donaste.
tantos poemas que andan sueltos por ahí esperando ser escritos, tantos silencios y tanta gente
que desaparece sin haber amado una sola vez.
Preguntas / (a)d(D)iós
Qué haremos ahora que la casa es un horno y nadie adentro de ella se mira/
Qué haremos con las habitaciones solas cuando que el olvidó se olvide de nosotros/
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Etérea quiso mirar edificios y hojas- y lo hizo- enumeró los últimos quince segundos de esta página
descubriendo que todo está en blanco.
Impávido, reducido a la ceniza que fui; me deshago pulsando el botón negro que nos reinicia
Caemos lento y pensamos que las cosas van bien, así de enfermos y sordos reconstruimos los
pasos hechos y miramos los trenes pasar.
Así han de marchar los resucitados: viudos del vértigo y quietos expectantes del sueño de otro,
deudores de lo ido, de la esperanza por ejemplo, de un velorio sin gente por decir algo.
He de brillar breve y cercano como el vacío, fui lo que quedó entre la nada y el incendio, por ello
estoy seguro de que nadie oyó silbar a la muerte entre tantas estaciones solas.
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Sobrevivo con un olvido a intervalos; categórico, tenaz, poniéndome rímel en plena plaza de
armas, gritando hacia adentro un provocador silencio: /dejo de ser hombre cada mañana/
recuerdos desarticulados;
Nervioso meto la mano al bolsillo y saco un cigarro, con ojeras y de manos descoloridas me pongo
a caminar. ( ) mientras fumo pienso que no se tiene adónde ir.
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A Mafalda
hay pequeños miedos que son sólo eso, miedos transitorios, vaivenes en la noche de los perros
salvajes, sienes abiertas de par en par por un disparo que nadie hizo.
fuera de eso, hay otros pánicos terribles y ufanos, como el de buscarse en la mirada de los otros y
la otras prójimas o prójimos cuando los milicos te buscaban querida Mafalda, como cuando hiciste
el amor sobre la mierda de los animales que no es, ni será, la misma mierda de la patria; ése si que
es miedo.
miedo de despertar a punta de cañonazos o botas acallando palabras, miedo de querer un futuro
sin noche aunque estemos llenos de tantas noches, miedo de gritar, temor de decir basta, angustia
de no decir nada.
tienes toda la razón, ningún nombre es tan falso como el que no tenemos.
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Pavorosos
No se sabe qué decir en un velorio cuando el muerto es de otro, quizá por eso hoy la militancia
pase por los cientos de números infinitos, por sangrar de vez en cuando y quedarse parado afuera
de la iglesia mientras veinte niños hacen fila y se ríen obligados por las bromas que lanza el cura
desde su misa lejana.
Esta noche descubrí que el resultado del miedo no es más que disfrazar una hoja, hacerse el tonto
y esperar que las horas pasen llevándose las horas previas, el fanatismo por no decir nada, por
mirar el encaje perfecto de las putas en el cabaret. Esta noche descubrí el significado del miedo:
hablo en la fila mientras la gente se mira con el odio infinitamente neurótico de llevarse puestos.
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Me cansé cierto día de los tacos y de las baldosas cuadradas, perfectamente cuadradas de las
farmacias y los m(h)oteles, lo bueno es que una mujer o un hombre nos pondrá una palabra en la
boca para poder nombrarnos algún día afuera del vacío de las palabras, afuera del insomnio tan
nuestro, afuera del invento cabizbajo del espejo en tu cuerpo.
¿Todavía crees en el silencio? Hace varios días que no entro a la iglesia porque no pertenecemos a
ese tipo de naufragio, ¿sabrá la gente que no hay ninguna palabra que nombre al silencio?
Ese cansando vaivén que traías no era el de tus ojos, por eso la muerte, por eso.
Ese manuscrito disipado que traías nunca le perteneció a tus manos, ni a tu boca, ni a la imagen
borrosa que encierras cuando dices futuro.
La soledad y el porvenir son privacidades vacías, innombrables, todos los nombres que traías no
eran nada sino artefactos hediondos como el tiempo.
Quién dijo que las ventanas no saben de días domingos eternos y aburridos.
combinación de manos
y ojos y sílabas:
s i l e n c i o
Ayer no existe sino en las ganas de recuperar las largas caminatas sin ninguno de los dos, ayer no
existe sino en el homicidio de algunos hombres que gritaron por su bandera/ pasó una mano por
la espalda, una hoja repetidamente cayendo por los ojos. Silencio. Acabamos de inaugurar otra
nostalgia.
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33
Traumas al otro lado del puerto cuando los barcos asoman y se van,
Hospital siquiátrico recibe esta plegaria que rezamos cada cierto tiempo,
Recuerdas ese deseo repetido de treparte por las piernas:
Sudorosa, caliente, con rubor en las mejillas me dijiste, ven, trepa/
(¿¿?)
Para que se entienda: es más o menos como leer los mensajitos de amor que tal fulano
hubo dejádole a ella hace años; es así de simple, una noche como ésta pensamos que era
útil sacarse la ropa y entregarse, una escándalosa vigilia como la de hoy nos recuerda que
no, que sólo éramos dos mocosos que jugaban a decir cosas lindas.
Vamos a ver, si mal no vienen las miserias a la voluntariosa cabeza de nosotros (débiles y
enfermos) en este presente nos queda una buena tumba para manosearnos dentro de
ella.
emerjo
emerges
el pánico vino mientras los edificios emperifollados lloraban por costumbre rodeando todo con su
angustia.
Esto casi siempre ocurre, la desolación hierve y tala en una mañana cualquiera mordiéndonos
cada asomadura de huesos.
-agrietados y tristes
-No te vayas sin decirme qué significa morir, no pienses que mañana es una causa rota- eso le dije
una tarde sentado en un hospital público, luego vino la espera rotunda, la brusca sensación de
amortiguar las heridas, las infamias, los oprobios.
El temor ya no sirve, entró ella con su luz al túnel de siempre y ya estamos a salvo. Amén.
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nueve)
No entro aquí si no es porque tal vez diga futuro, quizá lo diga sin la tragedia de saberlo lento y
hoscamente dispuesto en su lejanía de adrede.
Nos queda muy lejos la escaramuza del mañana, el retorno del tiempo que está trazado a punteos
básicos en un adelante cualquiera.
Por qué seguiré escribiendo y pensando que nos tenemos, si en el fondo la esperanza es una
mentira fantástica dejada por casualidad en plena incertidumbre.
Nunca supe sobre qué quisiste hablar cuando estuviste empelota frente al espejo, nunca supe
nada del agua que colgaba en las goteras, ni de las hojas feas y cayentes puestas debajo de la
cama por puro hacer daño; nunca supe algo de los gorros de moda, ni de las porcelanas puestas-
muy arriesgadamente- en la estantería de palo.
Pensé que podría salvarme y de paso salvarte. Cierro los ojos y lloro por penúltima vez. Apago ese
par de lucecitas que alumbraban esta esquina, vean cómo rebotan en los ojos de los ojos de otros-
y otras- que han llorado esta tarde pálida; hace frío, eso sí, los autos siguen pasando, también las
amenazas de un futuro peor, las amenazas de una mano que tarda en venir.
Ahora sí, cierro los ojos y lloro para adentro por primera vez.
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Privado
Presos, eufóricos y encorbatados caminamos una tarde de miércoles sin nada qué hacer si no es buscar en
los pasos hechos el sentido de las cosas.
Hubiera sido otro el instante arrinconado de los relojes, las horas, el tiempo,
Hubiese sido otra la sensación de vértigo si no fuera por la mirada que no hicimos.
-Tómame por sorpresa y no cierres los ojos para mirarte por dentro mientras gimes-, eso le dije antes de que
llegaran todos a la fiesta que alguien organizó por nosotros, huye de mí porque si te pillo no habrá cómo
liberarse de los infartos, ni de los domingos con películas viejas y poses pornográficas, ¡huye caramba!,
refúgiate en la vergüenza de otros menos torpes, sálvate de nosotros y de la parafernalia armada mientras
llueve, mientras se viene abajo algo parecido a la alegría.
Afuera se escuchó un tren, distante y furioso llegando a la estación de hace años, por eso la sensación de
vértigo y ausencia, porque hoy es miércoles y el reloj amenaza con derrumbarse de la pared blanca,
Demás está decir que no me tomó por sorpresa, la fiesta estuvo buena, eso es innegable, hubo baile y
manoseos varios, adioses de última hora y nostalgias, como casi siempre, comunes.
Presos, eufóricos y encorbatados caminamos una tarde de miércoles sin nada qué hacer si no es buscar en
los pasos hechos el sentido de las cosas.