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SPAR thet te ats Ses SSS eoeoernveses al SSeee Rady MENS ST IGS ENSAYOS FILOLOJICOS AMERICANOS © i T INTRODUCCION AL ESTUDIO DEL LENGUAJE VULGAR DE CHILE Soumaxt0.—La propagacion del castellano en América comparada con a del latin en Europa,--Lengua madre i lengua hija.—El latin valgar.—Las causas de la diferenciacion de los idiomas,—Tofluencias étnicas,—Las lenguas no se carac- terizan por el diccionario sino por sus formas sa sintaxis.—Inluencia del des~ arrollo fonético sobre Ia morfolojia i sintéxis. — Las leyes fonéticas.— In- fluencia de la articulacion pr sobre la lengua aprendida posteriormente. —Sustitueiones de sonidos parecidos.—El castellano en América.—Los dia- lectos vnigares.—Necesidad del estudio de los dialectos valgares.—Lingliista i fildlogo.—La base del espaiiol americano.—El lenguaje de los conquistadores. —Arcaismos.—Influencias dialécticas de Estremadura i Andalucia.—¢S: lenguas nuevas en América’. on Diferencia entre la colonizacion de los roma nos i Ia de los espafioles.—Posicion escepcional de Chile a causa de la resis- tencia de los araucanos.—E] estudio del dialecto i de Ja literatura vulgar es una tarea patridtica. La propagacion de la lengua castellana por los vastos territo- trios de la América Central i Meridional desde el principio del siglo XVI, tiene varias analojfas interesantisimas con la divul- (2) Bajo este titulo me propongo publicar una serie de articulos mas 0 ménos indeyendientes los unos de los otros. Versaran ellos en parte sobre cuestiones jenerales, en parte sobre los dialectos i las literataras vulgares de las naciones hispano-americanas i especialmente de Chile. Tambien es- pero incluir estudios sobre las lenguas indijenas, Algunos de los articulos TOMO LXXXVIL & 21 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS gacion del latin en los paises occidentales del Mediterréneo. Alli Faqui vemos a un pueblo superior por su cultura, en el apojeo de su fuerza nacional, conquistar pueblos i tribus inferiores des- de todos los puntos de. vista, empleando sin induljencia todos los medias de la fuerza bratal i de la astucia politica en sa in vasion, Numerosos refuerzos de soldados i colonos, los porme- nores b dricos de cuya venida no se pueden averiguar, vienen siglos tras siglos a completar la primera invasion bélica i a im- plantar en la nueva patria las costumbres i la lengua de la vieja. El resultado final de la conquista romana ha sido el naci- miento de varias naciones nuevas, con lenguas bastante dife- rentes, aunque todas hijas, como se sucle decir, de la madre la- tina. [estas lenguas neolatinas han absorbido por completo los idiomas de los antiguos moradores de aquellos paises, de ma- nera que los pucblos mismas, vencidos una vez por las armas de Roma, parecen haber sucumbido i desaparecido en el tras- curso de los primeros sigios despues de Jesucristo. Solo en los Pirineos quedé un pequefio resto de la poblacion primitiva de Espafia, casi intacto cn su vida interior, sus costumbres i su lengua, los vascongados, cuyo parentesco intimo, sino Su iden- tidad parcial con los iberos, segun las tltimas indagaciones cien- tificas, parece estar fuera de duda. éLlegaré un dia a formarse el mismo estado de cosas en América? ;Parece que né! Seguramente que las tribus indijenas desapareceran mas o ménos en los siglos venideros; pero, segun todas las probabilidades, la lengua castellana nunca se disolvera en tantos diferentes idior ni moriré en América, como, segun se cree comunmente, murié (1) su vieja madre latina en Eu- seran ceproducciones ensanchadas de estudios mios ya publicados en Afe- mania; otros seran completamente orijinales. Todos iran precedidos de un pequefio sumario, (2) Laciencia condena esta espresion. Las Jenguas neolatinas no son hijas de una madre que muri , sino que el castellano, él frances, el italia- no, etc., son latin, son la misma lengua que se hablé en Roma, no corrom- pida sino desarrollada, alterada i diferenciada en el trascurso de los siglos. ‘Tampoco es aceptable la comparacion de esas lenguas con ua arbol cuyo tronco (el latin) se divide en unas siete ramas grandes (las lenguas neola- tinas) cuyas subdivisiones, las ramas pequeiias, corresponden a los distintos dialectos de cada lengua. ENSAYOS FILOLGJICOS AMERICANOS 13 ropa. No siendo, pues, iguales las conclusiones, es imposible que lo sean las premisas. Indaguemos por esto. mas de cerca, dénde estan los puntos distintivos en la gran analojia entre la invasion romana de Europa i la espaitola de América. La lengua que los soldados i colonos romanos Mevaban a todos los puntos del imperio cuyas fronteras cada dia mas se alcjaban del centro de Roma, no era precisamente aquelia lengua que escribid Ciceron, no era ei latin cldsico literario, sino el lenguaje vulgar del pucblo romano. Aunque no tengamos documento alguno escrito completa- mente en ese afin vulgar, sin embargo, lo conocemos ahora bastante bien, no solo por las inscripciones mas o ménos vulga- res i por los autores que escribian intencionalmente (1) 0 sin intencion (2) un lenguaje i estilo risticos, sino sobre todo por las conclusiones regresivas (3) que deducimos de la correspon- dencia de todos o de casi todos los dialectos neolatinos, en opo- sicion al latin cldsico. Asi, por ejemplo, sabemos que cl pueblo bajo debe haber dicho caballus en lugar de egzuws, campus por ager, manducare (solo en la peninsula ibérica se continga come- dere) en ver. de edere (4); del propio modo se han averiguado las Todas las partes del Arbol son coexistentes, miéntras que el latin i el castellano son ua mismo individuo en distintos periodos de sw existencia; el castellano {el frances son continuaciones distintas, diferenciadas por cir- cunstancias especiales, salidas de la misma fuente. (1) Por ejemplo, Peérunio cuando hace hablar a Ios campesin: (2) Varios autores del tercero al sesto siglo, sobre todo algunos autores médicos como Anthimus, ia traduccion latina del Soranus, etc. Muchas pi labras i formas aprendemos de las prescripciones de los graméticos latinos i de los glosarios. (3 O aconclusiones a posteriorén, mediante las cuales restablecemos las formas antiguas perdidas, saliendo de las formas mas moderaas. (4) Comparese: italiano cavalla, espaiiol caballo, portugues cavella, cata- lan caball, provenzal cavals, frances cheval, retoromano daval, rumanico (valaco) cal; de la palabra eguus se continud solamente el femenino equa: esp. yegua, port. agoa, Prov. ega, ego, frances antiguo ie, rum, iapd. Ital., port., campo; prov., rum., camp.; fr. champ; ager parece haberse perdido completamente,—Ital mangiare, prov. manjar, fr. manger, retor. mangiar, rum. mdnca, edere se perdids comedere se consetvd en esp. i port. comer. El cast. manjar es palabra importada del estranjero. tendencias analiticas en la morfolojia (5), el empleo de preposi- ciones, de verbos ausiliares, i,en la pionunciacion, aun tendencias fonéticas comunes a toda o casi toda la raza neolatina, En fin, no cabe duda que, pre indiendo de algunas variaciones moti- vadas por la diferencia en cuanto al tiempo de la invasion i coloaizacion de las distintas provincias del imperio, lo que se mplanté en tadas las rejiones occidentales del imperi misma lengua, el latin vulgar. , era una Ahora se puede preguntar: epor qué se ha desarrollado el la- tin tan diferentemente en las provincias del imperio? Todavia no es posible dar una contestacion completa i satis- factoria. Se ha hablado a menudo de Jas influencias que en }a vida de las lenguas tienen el clima, la situacion jeografica j la naturaleza del pais; pero todo eso son teorlas i nada ma: faltan absolutamente Jas pruebas. Sin embargo, repasando atentamente la historia de las distintas rejiones, encontra- mos que los paises neolatinos de orfjen céltico puro se dis- tinguen por algunos rasgos jenerales de los de otro orfjen; i, por otra parte, vemos que las comarcas invadidas por los fran- cos se distinguen de aquellas en que han vivido i han sido absorbidos los visigodos: por consiguiente, pareceré. probable que haya influencias ¢tnicas, i, ciertamente las hai en el diccio- nario de cada lengua. En el frances se han incorporado muchi- simas palabras jermani je orljen franco; en el castellano encontramos un gran niimero de palabras godas i otro mucho mayor de palabras arabes, En el diccionario ingles de hoi f4- cilmente puede cl lingiii ta leer toda la historia de las invasio- nes romana, anglo-sajona, danesa, normanda en las Islas Bri- tAnicas con su poblacion primitiva de raza céltica. Mas no es el diccionario lo caracteristico de una lengua, porque el diccionario, es decir, la formacion i aceptacion de nuevas palabras, depende, no raras veces, de casualidades, Mu- cho mejor se caracteriza cada lengua por su gramatica, es de- cir, por el conjunto de las leyes fonéticas que la rijen, por las (2) Morfolyjia significa en Ia lingwistica fa parte de la gramatica que se ocupa en la historia de las formas variables -(declinaciones, conjugacio- nes, etc.); fo que lx rutinaria gramdtica castellana [lama analojta. SAYOS FILOLOJICOS AMERICANOS 117 peculiaridades i tendencias de su morfolojia i por su construc- cion sintactica. Ahora bien, cl desarrollo de las formas de flexion depende en gran parte de la influencia de la analojfa, para Ja cual no se pueden establecer leyes lingiifsticas fijas, sino solamente leyes jenerales de sicofojfa, Nunca podemos ni podremos decir pot qué en un caso la lengua toma cierto verbo como médelo de conjugacion para varios otros, i en otro caso un verbo dis tinto (1). Solo la frecuencia del uso ciertamente influye en esto; pero . Ade- mas, la morfolojfa siempre es determinada en su desarrollo por Ja trasformacion fonética de las desinencias. Tan fuego como ésta hace coincidir en una varias formas antes distintas, cuya diferencia es deseable en favor de la claridad, la morfolojia como acabamos de decir, nunca puede rejir una lei forzo: tiene que buscar medios para subsanar la coincidencia esterior de las formas. Asf, por ejemplo, en frances el uso obligatorio del pronombre personal 72, tu, il, elle, etc., al lado de Ja forma verbal, seguramente en parte ha sido causado por la pérdida de las terminaciones caracteristicas en muchas formas, pérdida que se ha verificado a consecuencia del enmudecimiento de las con- sonantes finales, De una manera parecida la acumulacion de pronombres en el frances moderno es causada por pérdidas siempre nuevas de sonidos, las cuales quitaban a las palabras su fuerza primi va. El latin guid es¢ oc? (@qué es esto?) se de- cia en frances mas antiguo todavia gued est igo? (etimoldjica- mente gitid est ecce hoc?); poco despues se decia gue est (4)¢0? frances moderno gu’esé-ce? pronunciado en tna silaba &es; i hoi para enunciar la misma pregunta con énfasis se pronuncian de nuevo tres silabas 4es-Ase-hsa? escritas todavia en ocho pala- bras gu'est-ce que cest que cela? i que etimoldjicamente equiva- len ala acumulacion monstruosa guid est ecce hoc quod ecce fac est quod ecce hoc illac. (2) Por eje acion de venio, veni: je tiens, se tits, como je viens, je vins. En castellano se formé habud > hube: Lave Nota: el signo > ita de una flecha que indica la direccion de un desarrotl J el latin denco, éenut en frances, ha seguido la fore el pretérito de tener sabre el madelo di se usa como la p a pues x > ¥ significa x se desarrolls, se cambié en x32 cast., bueno, focton > fuego, novem > nue- ve, mortem > muerte, porta > puerta. etc. (2) Por ejemplo: amatun > amado, lotian > todo, mutare > mudar, ate. ENSAYOS FILOLGJICOS AMERICANOS 11g nétican es incorrecto; no se debe decir: “el cambio de 0 > we ES una lei fonétican, sino, cuando mas, se pudiera decir: veste cam- bio OBEDECE a una lei fonétican; como tampoco se diria: ves una lei fisica que una bala de plomo cayendo de cierta altura Nega a la tierra con una velocidad final mayor que la velocidad inicial, etc.», sino: ula caida de aquella bala se verifica segun tal j cual lei fisicax. Pero gcud! es entonces la lei fonética,- segun Ia cual sucede aque! cambio de 0 > 220 de 4% > a? (1). Lo ignoramos todavia, porque aun no conacemos todas las condi- ciones e influencias que producen o impiden un cambio fonético- Lo que si sabemos es que en todo caso es inalecuado comparac un cambio fonético con un esperimento de fisica. La espresion ulei fonétican puede emplearse cémo se habla de leyes fisioléji- cas, biojenéticas i otras; casos en que la palabra wlein tiene un sentido mucho mas vago i estenso que cn la fisica. Pero Ja con- fusion entre el hecho i la iei siempre es mala. La lei es un con- cepto mui superior al hecho, Mejor seria ya decir: bajo ciertas condiciones de acentuacion u otras es una lei fonética que una consonante esplosiva sin voz (2) entre dos vocales toma voz. Segun esta lei se cambia entonces ¢ > d,p > 6,4 > g (totum > todo, *capum (3) > cabo, lacum > lago). Pero. siempre nos falta el indicar con exactitud cuales son las condiciones, las ten- dencias articulatorias, los principios de intelijibilidad que tal 0 cual lei fonética requiere para entrar en accion; cudles son, en jencral, las causas que provocaron aquel desarrollo fonético que se va verificando en sus distintas fases segun tal o cual lei foné- tica. Debemos contentarnos, en la mayor parte de los casos, con hacer constar en la vida de la lengua aquellas mismas tenden- cias de variacion que encontramos en todas partes de Ja natu- (1) 26 ¢ vee. significa una / entre dos vocales, (2) Vor en el sentido fonético es el sonido zumbante que se produce en- tre las cnerdas rocales. (3) labra o forma asi marcada no se encuentra en los pero que sé presume su existencia, Asi sabemos, por esponer, que el pueblo bajo, en cierto tiempo, debia de de caput. asterisco delante una palabra significa en la Hingiistica que Ja pa~ mentos literarios, sas que seria larga ir capum en lagar 120 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS raleza orgdnica, i especialmente en la biolojia de las plantas i de los animales. Jeneralmente nos debe bastar, por ahora, indagar el cémo de un proceso fonétice sin preguntar por el por qué. Peto, sin em- bargo, sien un caso determinado es dable preguntar, no se debe perder de vista la averiguacion de sus causas. Ahora bien, hé aquf uno de esos casos especialmente propi- cios para la indagacion de las causas interiores del desarrollo de los sonidos, Podemos observar cada dia que hai un elemento impulsivo para cambios fonéticos, si individuos que hablan cierta lengua tienen que aprender un idioma estranjero, si un pueblo entero se ve obligado a aprender la lengua de otro pue- blo.que lo ha vencido por la fuerza. Dandonos fa historia un gran ntimero de tales casos (por ejemplo, en la invasion de los romanos en la Galia, la Iberia, fa Dacia; en la invasion de los anglo-sajones en la Britania, tc.), es evidente que la indagacion de este elemento impulsivo sera de gran provecho para nues- tros conocimientos lingiiisticos. Lo que ha de suceder es claro desde luego. El que aprende una lengua estranjera, cualquiera que sea, tropieza mas o ménos con dificultades en ]a pronunciacion. Estas dificultades son cau- sadas por el hecho de que cada lengua, cada dialecto tiene una manera mas o ménos peculiar de articular i de acentuar sus so- nidos, Ademas, el tesoro fonético, a saber, la cantidad i Ia cali- dad de los sonidos no es igual en dos lenguas, sino que varia de unos veinte a unos cincuenta, sin tomar en consideracion Jos casos estremos i escepcionales. El ntimero de sonidos observado en todas las lenguas seguramente no bajard de ciento, siempre prescindiendo de todas las variaciones especiales i casuales que por regla jeneral no pueden diferenciar el sentido de una pa- labra. Al aprenderse, pues, una lengua estranjera puede haber dos clases de dificultades: primero, pueden existir en el nuevo idioma sonidos que no se encuentran en el patric entdénces hai que aprender este sonido, lo-que se hara si es facil para un indi- viduo dado, o bien se sustituira por otro sonido mas o ménos semejante del idioma patrio, si no se le puede suprimir comple- tamente, porque de tal manera la palabra tal vez quedaria inin- ENSAYOS FILOLOJICOS AMERICANOS 120 telijible 0 equivoca. Asi, por ejémplo, los chilenos sustituyen a menudo la # alemana e inglesa por la jota castellana. En el segundo caso algunos sonidos del nuevo idioma son bien semejantes, aunque no iguales a otros tantos de Ja lengua materna; entonces casi siempre se sustituyen por los semejantes del idioma propio, como por ejemplo las consanantes a, #, s son un poco distintas en espaiiol, ingles i aleman, pero mui raros gon los que realmente emplean tres clases de d, /, s, aunque hai mos individuos que hablan perfectamente estas tres fenguas a la vez. Ahora conocido este hecho, es palmaria la gran probabilidad de que la diferenciacion que padecié el latin vulgar en las dis- tintas provincias, sea debida en parte a la diferencia de las ra- zasilenguas que se encontrabas alli primitivameste. I esta opinion es aceptada comunmente por la ciencia, aunque hasta much; ahora ha sido imposible comprobarla con exactitud. Se cree, por ejemplo, que algunas peculiaridades del frances, como la pronunciacion w en lugar de a, sean debidas a particularidades de la lengua céltica, pues se encuentra este cambio casi tinica- mente en territorios que fueron ocupados por celtas. Igualmente se ha creido que el cambio de la / ini ent Espafia i en la Gascu ma ibero. 1 en & que se encuentra , se debe a alguna influencia del idio- Otras opiniones semejantes se han emitido varias veces con relacion a otros sonidos i otros pueblos; pero, lastimosamente, como hemos dicho, ninguno de estos casos estd comprobado: muchos, al contrasio, despues de una indagacion mas exacta, han resultado ser imposibles (1) (1) Asi, por ejemplo, se ha sostenido a menudo que el sonido de fa jota castellana, raen ninguna de las otras lenguas literarias neolatinas (pero sien varios de sus dislectos) es debido a los Arabes, cuya lengua, como se sabe, abunde on tales sonidos eguturalesy. Esto es absolu- tamente imposible, pues la j, g, x en castellano antiguamente no tenian la pronunciacion moderna sino, mas o ménos hasta el alo 1600, se pro- te No se encu nup ciaban como la ch francesa, j en otr casos jig como lay francesa (en trascripcion / i ;). En palabras de orijen arabe por esto no corresponde a la Jun sonido igual a + (iricativa dorso- velar) sino una /; v. oxald (. gjalé, portugues « = ch francesa), en arabe en schdh allah (si quisiera Ala). 122 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS La dificultad insuperable que hai en probar tales influenci étnicas, esta fundada en e! hecho de que en todos.los casos pre- sentes fa lengua de la raza primitiva ha desaparecido por com. pletoi apenas es conocida mas que mui superficialmente. ¢Cdmo sera posible, pues, conocer exactamente la manera de articular la w entre los antiguos galos, side su lengua apenas conocemos algunas palabras aisladas? Veamos ahora si nos es dado probar tales influencias étnicas encl desarrollo que el castellano desde cuatrocientos afios ha tomado en América, habiendo visto que por verosimiles que fueran esas iofluencias,no nos ha sido posible probarlas en cl nacimiento de las lenguas romdnicas, a causa de la gran distan- cia del tiempo i de la pérdida de las lenguas primitivas. Conti- nuemos, pues, en el andlisis de los puntos de semejanza i de diferencia entre la propagacion del latin en Europa i la del cas- tellano en América. Pero el desarrollo del castellano en el Nuevo Mundo, evi- dentemente no ha Ilegado ala formacion de nuevas lenguas; solo mui poco se distingue la pronunciacion de un peruano, de la de un venezolano o mejicano; se trata de matices dialécticos tan solo. ¢Cémo podré hablarse de influencias étnicas enténces i, por otra parte, cémo se esplica que en América no se hayan formado nuevos idiomas de procedencia neolatina? Debemos indagar mas de cerca las bases i los fundamentos del lenguaje actual de la América espafiola. «Pero, me objetaran, quizas, muchos de mis lectores, jestas bases de nuestro lenguaje son perfectamente conocidas! ¢Acaso no hablamos el castellano, la lengua de Cervantes i Lope de Vega, la lengua que habla la Real Academia Espafola?n Por supuesto, esa es la lengua de los letrados, de la jente culta (aunque es consabido que ningun americano habla el caste- lano, como se dice, wcon toda su purezan); pero esa lengua cas- tellana castiza, la que se aprende en las clases de gramatica castellana, esa lengua, por cl momento, no me interesa nada, “Pero no hai otra lengua en América, me dird el lector, a no ser que se hable de Jas lenguas indijenas.» Si, hai otro lenguaje mas en Chile; un lenguaje despreciado, es verdad, pero bien conocido de todos ia cuyas influencias ENSAYOS FILOLOJICOS AMERICANOS 133 ningun chileno, por ilustrado que séa, puede sustraerse completa- mente; este lenguaje, en que me ocupo, al cual atribuyo tanto in- teres lingilistico, es la lengua castellana tal como se habla entre el pueblo bajo, Parecerd, quizds, estrafio que yo trate como lengua de suma importancia i digna de estudio lo que se suele Hamar la jeri- gonza corrompida de fa pleben. Voi a justificarme por medio de una comparacion, que ya hace adios ha sido empleada por el célebre lingiiista aleman Au- gusto Schleicher. De todo el mundo es conocida la diferencia absoluta que hai entre el naturalista botanico i el horticultor, aunque los dos se ocupan en una misma clase de objetos, a saber, Jas plantas, Pero al jardinero le interesa solamente la planta que sirve al hombre, sea de alimento 0 sea de adorno; la planta que tiene para él ventajas materiales o estéticas. El jardinero se ocupa en reproducir i mejorar pa cultivo. Para el botanico, instruccion, es el lenguaje de los huasos chilenos. a sus fines especiales las plantas de i contrario, tiene interes la-planta, cualquiera que sea, en su estado natural. A él no le importa nada la belleza ni la utilidad; é! Jas estudia todas, por insignifi- cantes gue parezcan; indaga sus condiciones de vida, de propa gacion, etc., sus relaciones de parentesco i descendencia. Ast puede encontrarse en algun rincun escondido de la mon- tafia alguna matita fea, cuya forma o estructura haya sido alterada, por ‘poco que sea, a causa de adaptaciones a circunstan- cias de vida focales:es esta matitala que es mucho mas digna de un estudio detallado bajo el microscopio, que la mas hermosa rosa que un intelijente jardinero ha producido durante los me- ses mas frios del invierno con laayuda del calor artificial de un conservatorio, Quien merezca mas el titulo de hombre de la ciencia, el bota- nico o el jardinero, no necesitamos decirlo, Pues bien, lo que es el naturalista botanico para el reino ve- jetal, lo es el lingiiista para las lenguas cn su totalidad; al jar- dinero corresponderia el literato que se deleita en Ja armonia de un verso clasico, que estudia las particularidades del estilo de tal o cual autor i establece [as reglas para el "correcto uso gramaticaln de tal o cual palabra o-construccion. 124 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS El lingiiista que estudia las lenguas, no con el fin de enten- derlas i emplearlas practicamente, sino para averiguar sus condi- nes de vida i desarrollo, para descubrir su jencalojia isu historia, no puede contentarse con la observacion de las lenguas literarias, las plantas de cultivo del espiritu humano, sino que debe buscar su material de preferencia entre los dialectos no cultivados intencionalmente por el hombre (1). Estos solo se han desarrollado completamente segun las leyes de la natura- leza; solamente éstos tienen una verdadera vida propia e inde- pendiente. Los productos de cultivo, sean lenguas literarias 0 hermosas flores, estan en opos la naturaleza. Aquéllos no son despreciables, por cierto; pero [tivo obedece a fines materiales 0 estéticos, mi icion < recta alos productos de su estudio 0 ¢! tras que éstos se estudian, en primer lugar, con un fin intele: tual i cientifico, asi como se estudian todas las cosas i todos los leza, para ensanchar i profundizar nues- fenédmenos de la natura tros conocimientos. I.as indagaciones cientificas que necesitan hacer, i que efectivamente hacen el jardineroiel profesor de ret6rica, son cosas secundarias, no las principales para ellos, i, por el contrario, el fin practico que puede haber i a menudo hai en los estudios de ciencias fisicas i naturales, es secundario; el objeto principal queda siempre intelectual. Despues de lo dicho, sera claro que no podemos vacilar en incluir esta clase de estudios lingiifsticos mas bien entre las cien- cias naturales, puesto que se ocupan en indagar la naturaleza i el desarrollo de la lengua como mera espresion sico-fisioldjica del hombre en jeneral; migntras que la filolojia_propiamente tal, se ocupa en la misma lengua como espresion de la cultura i vacion humana en cierto pais i periodo. La filolojia, por esto, pertenece a las ciencias histéricas; para ella, el estudio de la lengua no es el fin mismo, sino un medio para llegar a sus fines propios, a saber, a la intelijencia cientifica de lo que es el (2) Efectivamente, casi toda la lingtistica moderna se ocupa en dio de dialectos vulgares ino en el de lenguas literarias. Estas dltimas siempre son mas 9 ménos un artefacto, un producto de circunstancias espe- ciales histéricas, i lingtisticamente son compromisos entre ciertos grupos de dialectos, de los cuales uno da la base principal de la lengua literaria, estus ENSAYOS FILOLGJICOS AMERICANOS 125 espiritu humano, tal como se manifiesta o se manifesté, bajo ciertas condiciones individuales 0 jencrales, por medio de dura- deros documentos literario: . La filolojia tiene, pues, sus relacio- nes fotimas con Ja estética, cuyos jticios individuales le son indispensables; debe a la filosoffa su método de proceder i sus leyes, i pide a la historia el conocimiento jeneral de los perio- dos cuya cultura intelectual i estética indaga hasta en sus deta- Iles mas recénditos i particulares, miéntras que la historia se ocupa mas bien en cl estudio del desarrollo politico i social de los pueblos. Por regla jeneral, naturalmente, no se puede tratar ninguna de estas ramas aisladamente; la lingiiistica, Ja flolojia i la his toria estan intimamente enlazadasi solo tienen una faz distinta segun el lado desde el cual se las mira. Pues bien, si las indagaciones lingiifsticas en que estamos en- trando, pertenecen a las ciencias naturales mas bien que a las histdricas i filoldjicas, no nos puede ser insignificante ningun fenémeno, ningun hecho, supuesto que nos permita indagar nuevas verdades, i ensanchar asi el horizonte intelectual del jénero humano. Desde este punto de vista no parecerd ya una disparatada predileccion individual el ocuparnos en el lenguaje de los huasoschilenos i en preferirlo como objeto de estudio a Ja lengua literaria que hablan los instruidos, visto que nadie se admira de que e! botanico encuentra mucha mas materia de e: tudio en los seres pequeiios i hasta microscdpicos del reino ve- jetal, que en los grandes Arboles frutales que todo el mundo conoce. Volvamos, pues, despues de esta escursion que mis lectores quizas no juzgardn de superflua, a nuestro propio terreno, es decir, a indagar las bases i condiciones de! desarrollo que et castellano importado desde el siglo XVI ha tomado en boca de la jente sin instruccion al pasar al nuevo continente. Desde luego claro sera que investigando las peculiaridades de esta habla vulgar, el punto de salida no puede ser el caste- Nano moderno literario, puesto que esta lengua se formé en Espafia solo despues de principiada la colonizacion de América. E} idioma que trajeron los conquistadores a nuestras playas, era el que se hablaba en la madre patria en aquellos tiempos, i, 126 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS cuyos documentos literarios se Haman “anteclasicos.. Ademas debemos tomar en consideracion que solo mui pocos de los primeros invasores espafioles sabian el dificil arte de leer i es- cribir, i que hasta el principio de este siglo no ha habido en ninguna parte de la América latina una instruccion popular. La lengua importada tenia, pues, entre la jente inculta, que forma la gran mayoria de la poblacion, una vida independiente, i estaba espuesta a aquclla tendencia de variacion que influye tanto en el desarrollo de todos !os seres vivos. Por esto ya no nos admirarcmos, si encontramos en el lenguaje vulgar de todas naciones hispano-americanas muchisimas de aquellas palabras i formas que distinguen el castellano antecldsico i aun el caste- Nano cldsico del siglo XVII del lenguaje literario de hoi dia. De alld se derivan, pues, aquellas formas que son la espina de to- dos los profesores de castellano como: agora, mesmo, escrebir, recebido, vide, vido, (truje), etc.; de alld la costumbre de vosearse que se refleja hasta en el lenguaje de muchos que no quieren pertenecer a la jente sin instruccion, i sin embargo, dicen: ugNo lo hicistes ayer?» (1) Pero podemos aun decir mas sobre la base del espafiol ame- ricano. Sabemos que la gran mayorfa de los conquistadores i de sus compaficros i sucesores no venian de todas las partes de la Peninsula promiscuamente, sino de Ja Estremadura, algunos otros de la Andalucfa. De todo el resto de Espafia han llegado solo mui pocos hombres a América, antes de la segunda mitad del siglo pasado. Solo despues de establecido el libre comercio entre todos los puertos de Espafta i América, hubo una inmi- gracion considerable que venia de otras provincias de la Penin. sula, especialmente de las rejiones vascongadas. Es claro, pues, que no podremos estrafiarnos, si encontramas en Ia lengua de] nuevo continente vestijios de los dialectos del sur de Espafia, es decir, de Estremadura ide Andalucia. Los dialectos de estas dos provincias, bien parecidas entre si, se distinguen hoi muchisimo de la lengua castiza de las Cas_ tillas. Especialmente les es caracteristica la confusion de la si (4) Nos proponemos tratar en otra ocasion mas detenidamente de los arcaismos del castellano ameri ano. ENSAYOS FILALOJICOS AMERICANOS 127 « castellanas, que, come es sabido, tambien existe en toda la América, i que, por esto, se supone nos haya venido de alld, Pero hai que tener mucho cuidado para hacer tales aseveraciones. Un solo hecho en tales asuntos no pucde pobar nada. No se puede decir con toda seguridad que esta fusion de lasizen una sola s en América, sea debida a la inflencia estremeiia i andaluza dntes de haber probado 1) que esta fusion ya existia en aquelias provincias en los siglos XV i XVI; 2) que se pue- de demostrarla en América desde los primeros tiempos del co- loniaje; 3) que la misma diferencia fonética que hoi se encuen- tra entre la si z de las Castillas ya existia en aquellos tiempos; 4) que tambien en otros puntos de la fonolojiase pueda probar Ja misma influenci Estas pruebas no la! podemos dar por ahora; pero si algunos argumentos que parecen probar to contrario. Ast, por ejemplo, en varias partes de América se conserva como en Estremadura i Andalucfa la aspiracion fuerte de la 2 que ctimoldjicamente equivale a la f latina. CEVALLOs (1) da como ecuatorianismos jaba, jigueron, jurgar i otros (derivados del latin faba, ficus Jurca); cl poeta arjentino ESTANISLAO DEL CAMPO emplea en su Fausto como formas de los gatichos arjentinos jeder (latin fetere),i sus derivados, amajosao (soho, portugues mofo, italiano muuffo de orijen jermanico; se compara el aleman muffig), tam- bien JUAN SEIJAS (2) dacomo arjentinos majo, jada i otras, de manera que esta conservacion de pronunciacion con 7 (en tras- cripcion fonética x) parece ser mui comun cn la pampa arjenti- na. Pero en Chile no he encontrado mas que algunos pocos ejemplares (judy por hair i mogoso, pronunciado mogoso, por mohoso; pero nunca jada, jeder i otros), Sabiendo ahora que la A inicial derivada de f antigua aun en los poetas clasicos forma hiato en verso, i pues no era muda, gqué nos impide impu- tar al castellano puro del siglo XVI la promunciacion de esta aspiracion? Podemos decir mas: es absolutamente cierto que la (Q) P. F. Cevattos, Breve catilogo de errores en orden ala lengua ial lenguaje castellano, 5. edicion Ambato, 1880, p. 70. (2) Juan Seisas, Diccionario de Barbarismos cotidianos. Buenos Aires, 1890. 128 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS Ano era muda en el lenguaje de los conquistadores, visto que hasta el aiio 1580 los gramaticos castellanos exijen su pronun- ciacion (1). La pérdida 0 conservacion de este sonido en las distintas partes de América, puede ser, pues, desarrollo inde- pendiente i no prueba la influencia estremefia, aunque tampoco la contradice de ningun modo. Otro punto mas claro es la pérdida de la si z antes de con- sonantes ial fin de la silaba, que es tan caracteristica para el chileno, i que, en Chile, a menudo se atribuye a !a influencia del andaluz. Pero, a mas de no ser completamente iguales los fendémenos fonéticos de la pérdida (2), hubiera que probar que esta pronunciacion en Estremadura i Andalucia ya existia en el siglo XVI; i si esto fuese el caso, gcémo esplicarfamos que en el Pert i en casi todas {as otras republicas centro i sur-americanas no existe la misma pronunciacion? Baste esto por ahora, no para decir que no haya influencias del sur de Espafia en el lenguaje americano, sino para sostener gue ellas, por verosfmiles que sean, todavia no estan suficiente- mente probadas, En jeneral, mas bien parece admirable que !a lengua caste- Nana en América haya seguido exactamente el mismo camino que en el continente europeo. Hemos de tener presente que no solo la A

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