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Para Entender El Mercado
Para Entender El Mercado
INVITACIÓN A UN DEBATE
CONVOCATORIA AGENDA LATINOAMERICANA Y SOLIDARIDAD HOLANDA
INTRODUCCIÓN•
Recibimos con mucho agrado la invitación al debate sobre el mercado hecha por Solidaridad
y Agenda Latinoamericana. Los interrogantes planteados ponen sobre la mesa la cuestión de la
producción y distribución de recursos y su abordaje teológico. La convocatoria es muy importante
porque propone analizar la raíz de la problemática de las desigualdades sociales.
El objetivo de este trabajo es ampliar la perspectiva desde la cual los cristianos observamos
el mercado y precisar los temas de la agenda para continuar el debate.
En la primera parte proponemos una aproximación histórica a la conformación del mercado
mundial a fin de mostrar que éste es el resultado de la acción humana y por lo tanto es susceptible
de ser transformado por los hombres.
En la segunda parte analizamos las diferentes formas de distribución de recursos con el
objeto de precisar las características particulares del mercado y extender nuestro estudio a otros
modos de distribución también vigentes hoy.
En la tercera parte abordamos las prácticas de distribución de recursos en la Iglesia y las
maneras de interpretar el mercado desde el Magisterio y desde la Teología de la Liberación.
En una cuarta parte presentamos algunas consideraciones sobre la experiencia de
Solidaridad Holanda.
Finalmente señalamos los puntos que, a nuestro criterio, deberán tenerse en cuenta en
futuros debates.
1
En este apartado seguimos el planteo de Karl POLANYI, La Gran Transformación. Crítica al liberalismo económico.
Barcelona. La Piqueta. 1989. Caps. 11-18.
2
Samir AMIN, Los desafíos de la mundialización.México. Siglo XXI.
4
. En China la forma de dar es una serie de prácticas conocidas como el arte del Guanxi 1) Transformar a un extraño
en familiar: se busca señalar algún elemento común en la vida, “compañeros de escuela”, “vecinos”, se intenta marcar
nosotros que implica dejar fuera a otros (inclusión - exclusión). 2) Hacer que quien recibe se sienta parte de quien da. 3)
Crear una relación asimétrica quien da muestra superioridad y quien recibe subordinación. 4) Producir identidad entre
el bien o recurso que se da y la persona del donante. Maifair Mei Hui YANG, “The Gift Economy and State Power in
China” in Comparative Estudies in Society and History. vol. 31, January, 1989. pag. 45 y sgtes.
5
Pierre BOURDIEU, Las estructuras sociales de la economía. Bs. As. Manantial. 2001. Págs. 222 y sgtes.
Las formas de distribución de recursos que predominan en la Iglesia son la dádiva (las
grandes colectas, las contribuciones individuales, el trabajo voluntario) y la distribución
centralizada a través del obispo, el párroco, el consejo económico, etc. Al interior de la Iglesia no se
habla de precio. La crudeza de explicitar el valor - sobre todo el precio del trabajo - siempre ha
generado turbulencias en la Iglesia, por ejemplo por qué el secretario parroquial percibe un sueldo y
el catequista no. La división laicos y clero, y más general quiénes se dedican a lo profano y quiénes
a lo sagrado, se traduce en una forma particular distribución recíproca de recursos: los laicos deben
contribuir al sostenimiento de su Iglesia (siempre dar) y los sacerdotes reciben una retribución que
luego administran para beneficio de todos. Los intercambios de mercado operan puertas afuera de la
Iglesia: venta de objetos religiosos, artesanales, participación en las acciones de algunas empresas,
etc. La polarización mundial países centrales opulentos y países periféricos miserables se traslada
al interior de la Iglesia, en diócesis ricas y diócesis pobres, en cristianos ricos y cristianos pobres.
En general la redistribución opera a través de la distribución centralizada y las grandes colectas para
el Tercer Mundo.
Los esquemas interpretativos desde los cuales tienen sentido los intercambios al interior de
la Iglesia siempre hacen hincapié en la comunidad fraterna, el servicio, la caridad, el amor a los
pobres, los valores evangélicos etc.
El hecho que en la Iglesia las prácticas de mercado sean puertas afuera ha influido para que
en su discurso se confunda el sistema simbólico (lo que dice la Ciencia Económica sobre el
mercado) con las relaciones sociales objetivas. Así el Magisterio de la Iglesia ha ponderado la
“libertad”, “la empresa” y ha condenado el consumismo (la conformación del homo aeconomicus
maximizador de beneficios). Sin embargo no ha podido identificar las relaciones sociales basadas
6
“Volviendo ahora a la pregunta inicial, ¿se puede decir quizá que, después del fracaso del comunismo, el sistema
vencedor sea el capitalismo, y que hacia él estén dirigidos los esfuerzos de los países que tratan de reconstruir su
economía y su sociedad? ¿Es quizá éste el modelo que es necesario proponer a los países del Tercer Mundo, que buscan
la vía del verdadero progreso económico y civil? La respuesta obviamente es compleja. Si por «capitalismo» se entiende
un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad
privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la libre creatividad humana en el
sector de la economía, la respuesta ciertamente es positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de «economía de
empresa», «economía de mercado», o simplemente de «economía libre». Pero si por «capitalismo» se entiende un sistema
en el cual la libertad, en el ámbito económico, no está encuadrada en un sólido contexto jurídico que la ponga al servicio
de la libertad humana integral y la considere como una particular dimensión de la misma, cuyo centro es ético y
religioso, entonces la respuesta es absolutamente negativa.” Carta Encíclica Centesimus Annus. De..Paulinas. Bs.As.
1991.
7
Documento de Puebla. Nº 30. De. Paulinas. 1980. Págs. 63.
8
José Antonio ALVAREZ VÁZQUEZ, Una lectura histórico – económica de los documentos de Puebla. En O.G. DE
CARDEDAL y otros, Puebla el hecho histórico y la significación teológica. De. Sígueme. Salamanca. 1981.
9
Aunque en el lema lleve implicito la divinización al afirmar “Fe en el mercado”)
Para finalizar queremos proponer reemplazar el lema “Fe en el Mercado” por “Fe en los
hombres” pues consideramos que debemos confiar en que los hombres a la luz del Evangelio
pueden transformar las relaciones sociales y los sistemas culturales que les impiden vivir como
hermanos.