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ENSEÑAR O EL

OFICIO DE
APRENDER
Miguel Ángel Santos Guerra

Hay dos tipos de personas: las inteligentes,


que aprenden siempre, y las otras que tratan de enseñar a hora y a deshora. Por eso
pienso que enseñar es el oficio de aprender. La vida, la escuela y el aula son libros
abiertos. En cada persona podemos encontrar a un enseñante si de verdad nos
sentimos aprendices.

Si los docentes compartiésemos las cosas buenas que nos suceden


encontraríamos una fuente inagotable de ideas y de emociones. Encontraríamos
también, añado, un poderoso estímulo al comprobar que no estamos solos sino que
miles de docentes se esfuerzan en hacer de su práctica una experiencia apasionante.
Lo que pasa es que estamos más dados (por pudor, por vergüenza o por rutina) a
compartir los problemas, los sinsabores y las carencias.

Existe una tendencia a sobredimensionar aquellas vertientes dolorosas de la


tarea. Vertientes que, indudablemente, existen pero que, a mi juicio, no tienen
comparación con las que poseen una dimensión gozosa.

“Estoy convencido de que cada docente, por joven que sea, ha podido
acumular una experiencia riquísima de emocionantes vivencias. ¿Por qué no
compartirlas con los demás? ¿Por qué no disfrutarlas juntos? Al estar la tarea de la
educación cimentada en la comunicación y en el amor es una fuente inagotable de
vivencias hermosas y profundas. Hoy invito a todos a ponerlas en común con quienes
tenemos al lado y, si es posible, con quienes están lejos.”

¡Es una buena noticia que expertos y maestros de escuela dialoguen! Ambos
seguramente saldrán enriquecidos mutuamente, porque en el campo de la educación
todos enseñamos, todos estamos siempre aprendiendo. Y, por cierto, todos
necesitamos alguna suerte de padrino pedagógico.

Es emocionante saber que en las escuelas de todo el mundo hay personas que
se desviven por la educación, profesionales que acuden al trabajo con la ilusión de
combatir la ignorancia y de sembrar la bondad. En la sociedad que ha descubierto que
quien tiene información tiene poder, los docentes, por oficio, dedican su vida a
compartir el conocimiento que poseen. Gracias a ese ejército de salvación que son los
docentes, el mundo podrá salvarse de la tiranía, de la opresión, de la ignorancia y de
la injusticia.

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