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Es el hombre que Platn quera evitar, al que con gritos y alaridos advirti su llegad

a y las consecuencias, es la sociedad que tanto se luch por reprimir. Es la explo


sin, el desborde de los placeres es la poca de lo patolgico
de la pervertido y perverso, es el tiempo de los animales movidos solo por sus p
asiones y deseos que nublan sus juicios y la razn queda relegada a una mera herra
mienta para cominicarse. Ya no hay eros ni agape, solo hay exceso y tneles agujer
ados que se convierten a agujeros negros cuya pretensin es arrastrar y absorver t
odo lo que se acerque a l, arrastrar, procesar, y seguir con el movimiento.
Se sabe lo que est mal, se distingui y clasifica la maldad, pero se apoya lo malv
ado, se aprueba, se acepta la condicin perversa y se vive acorde a ella sin medid
a
ni criterio. Es la perdicin del alma, su supresin, la auto infliccin de dao, es muti
larse a s mismo, es perder la belleza, es sumirse a la fealdad.
Se va a la nada, no... la nada que lo consume todo, lo positivo queda relegado a
un estorbo, esclavitud y perjurio. Lo bueno, lo malo, el deber... quedan solo c
omo nombres... la importancia es vanalizada, deja de ser... y? cul es el problema?
A esa queda reducido todo.

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