Secretario de Cultura de la ciudad de Buenos Aires La presencia de Buenos Aires en el mundo es inherente a su propia naturaleza original: vivimos en una orilla universal, signada desde sus primeros registros histricos por embarcos y desembarcos, dialectos, corrientes inmigratorias, sonidos; entramados donde Europa, Asia y hasta frica acabaron tutendose en un tango, en una arcada, en un conventillo, en un museo, en una fastuosa casa del siglo diecinueve, en una cantina, en una carrera de caballos. Por eso, la presencia de nuestros artistas en el actual Buenos Aires al Grec: Festival destiu Barcelona 2001- no es casual, aislada, ni fortuita; responde a lineamientos especficos de la poltica cultural instrumentada por esta gestin del Gobierno porteo, en cuyo marco es decisivo amplificar, difundir la esencia puramente creativa que nos caracteriza. Cuando desde la secretara de Cultura a mi cargo impulsamos la presencia permanente de nuestros artistas en el mundo, lo hacemos persuadidos del estmulo que implica esta expansin. Consecuencias puntuales justifican y exigen la divulgacin sostenida de nuestros productos culturales al exterior. En principio efectos directos, vinculados a todo lo que cada uno de los artistas en lo profesional, en lo tcnico en lo expresivo- gana, absorbe e incorpora con experiencias de este tipo. Pero a su vez, existen beneficios indirectos, en una resignificacin del pas a nivel internacional. Es justo e imprescindible manifestarnos por encima de esa virtualidad nominal que el Riesgo Pas pretende imponernos desde un puesto temible creado para el circense ranking bancario. Nuestra presencia con Buenos Aires al Grec en el marco del Festival destiu Barcelona 2001, as como la que tuvimos en Pars, hace apenas un mes, o la anterior en Roma, convocan otra variable: el Beneficio Pas. Subrayando, a su vez, la idea de exaltar una cultura contenedora e irradiante de componentes histricos, polticos, econmicos, sociales y geogrficos que adems es activa procreadora de esa quinta esencia llamada identidad gracias a la cual somos, ni peores ni mejores, nicos en el mundo. Los porteos practicamos, en este sentido, cierta alquimia. No est dems, entonces, que saquemos un poco nuestra magia. &&&&&&&&&&&&&&&