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Legans-2; Alavs-0.

Acostumbrados a soportar colas en los


tornos de acceso a Butarque, en cunto
ms de veinte espectadores deciden
entrar juntos, la prudencia aconsejaba
llegar con tiempo, dado el anuncio
proclamado en las taquillas de no hay
entradas. Algn despistado se quedaba
con cara de lelo, al advertir tamao
hecho. Se mascaba da grande en el
ambiente.
Anda
el
Lega
enfrascado
en
protagonizar una temporada histrica y
la primera dura etapa de ese caminar se
dilucidaba un domingo a las doce de la
maana. Cmo toda la vida! El lder
Alavs y el segundo peleando por la
primaca de la tabla. Se poblaban las
gradas pepineras y comenzaba la misin
inicial. Dibujar un mosaico blanquiazul
en fondo norte y lateral. Pese al viento,
las cartulinas aguantaron en su posicin
como para componer una tupida
bandera. Quedaba an el reto ms
difcil, entonar a capela el himno
histrico. Mi escepticismo, acerca de la
idoneidad de este rancio cntico, se vino
abajo cuando particip la pea. Nunca
hubiera dado un duro por ello! Si haba
implicacin en la grada, la mitad del
camino estaba hecho.
Comenzaba apretando el Alavs, ese
tipo de equipos cuya principal
caracterstica consiste en desquiciar a

rivales, hinchas propios y ajenos,


aficionados imparciales y cualesquiera
que pasara por all. Presin alta,
intensidad, trabajo y ritmo, desde la
amabilidad adjetiva, o patadas sin freno,
interrupciones sin fin y teatro de Oscar,
desde el lado opuesto. As, los visitantes
ahogaban todo intento de salida limpia y
clara de la pelota por parte pepinera.
Mientras, Garitano se desgaitaba en la
banda. Si por el centro te salen tres a
presionar por cada uno, baln al lateral
donde fsicamente no existe el terreno
para ello.

El plan vitoriano iba a venirse abajo a


poco que el Lega entendiera el peligro
latente en cada baln al espacio. A la
primera pelota hacia la velocidad de
Rubn Pea quedaron retratados los
centrales balonceststicos del conjunto
de Bordols. Rubn, en estado de
levitacin, se sac un cao delicioso,
remat para desviar Pachecho y el
rechace golpeando en el delantero se
march al poste y para adentro. La
suerte de quien la busca con denuedo.
Fue mejor el Lega el resto del
encuentro, escaseando las ocasiones
como las cervezas en el desierto.
Aguant sin apenas sufrir y sentenci
Borja Lzaro a poco del estertor.
Guarden para siempre este momento:
el Lega lder de segunda divisin!

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