Desde que Nuestro Salvador ascendi glorioso al Cielo y el Espritu Santo descendi sobre los discpulos del Seor en Pentecosts, las palabras de promesa de Jess han sido atesoradas por los cristianos de todos los tiempos. l prometi estar con nosotros siempre y hacerse presente cada vez que dos o ms se reunieran en Su nombre. Prometi prepararnos un lugar, a fin de que algn da estemos donde l est ahora. Los cristianos le hemos tomado la palabra a Jess. Creemos que mora en nosotros y esperamos vivir con l para siempre. A lo largo de la historia de la Iglesia, estas verdades sencillas pero importantes han sido expresadas de diversas maneras para que la gente de cada poca las entienda. El Sagrado Corazn les dio nuevo nfasis al hablarle de ellas a Santa Margarita Mara en lenguaje de la poca: Les conceder las gracias necesarias a su estado de vida. Dar paz a sus familias. Los consolar en sus aflicciones. Ser su refugio seguro en la vida y especialmente en la hora de la muerte. Bendecir abundantemente sus trabajos temporales y espirituales. Los pecadores encontrarn en Mi Corazn el manantial infinito de misericordia. Las almas tibias se harn fervorosas. Las almas fervorosas se elevarn a mayor perfeccin Bendecir las casas donde se venere la imagen de Mi Corazn. Dar a los Sacerdotes la gracia para conmover los corazones ms endurecidos. Las personas que propaguen esta espiritualidad, tendrn escrito su nombre en Mi Corazn. A todos los que comulguen dignamente, nueve primeros Viernes de mes seguidos, les prometo no morirn en Mi desgracia y Mi Corazn ser su auxilio en la hora de la muerte. Jess prometi que l estara presente de manera especial junto a los devotos de Su Corazn y que Su presencia traera la paz a las familias, la conversin de los pecadores, bendiciones en abundancia y perseverancia en el momento final.
De particular importancia es la gran promesa de los ltimos Sacramentos y el arrepentimiento final,
una promesa hecha a quienes recibieran la Sagrada Comunin consecutivamente durante nueve Viernes Primeros de mes. Esta gran promesa no slo sirve como una invitacin a congregarse en el nombre de Jess. Sino que tambin refuerza la esperanza en la vida eterna. Su popularidad ayud a abrir el camino a la Comunin ms frecuente, alentada por San Po X e incluso a los cambios en la Misa que siguieron al Concilio Vaticano II