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Introduccion a la SOCIOLOGIA SCDSOOOOOOOH SOHO S OOH HSHOOOHSOOOOOOOOO pant vemeoncpescece ea tmecycotowALAsoco:00% & INDICE Prévo90 i 0, mL WV. v vu vim. La sociclogia como un pasatiempo individual La sociologia como wna forma de conciencia Apéndice explicative: Alternacidn 9 biograx fia (0: Cémo adquirir un pasado fabrica- do de antemano) La perspectiva socioligica: BI hombre en le sociedad La pegspectiva sociolégica: La sociedad en ‘al Nombre La perepectiva seciolégica: Ef drama de la sociedad [Apéndice explicativo: Maguiavelsmo y étca ‘ociolégicos (o: Cémo adquirirescripulos y mantener el engaiio) La sociologia como una diseiplina humanie ‘Contenransos mtsoaRAricos n 8 133 173 au 29 27 261 SPOOOOOHHHOOHSHHOHOHOHHOHOHOHOOOOCOESD ere mmo Asrna 4 sem Ieido, no etudiado. No es un libro de texto ni un intento de crear un see rma teéric Es una ir ~— PROLOGO vitacién awn mundo Intlecteal que personal mente consilere. profane Gaments extant sige Iifcatve. Al hacer una invitacion como ts, & necetio dese el mundo al que estamos nvitando al cor, aun Gue es evident gue ete time tendrh que ir minal de tse bro oe decide tomar enero la nvitacn. En ota palabras, bo eth ddiado a quienes, por wna u otra xi, han Legado a sentir cio © a hacen preguntas acerca de la soil. SupongD que cnire tas Pavone enentrarinexodiancs que pueden ‘Siar acaiciando la idea de decane setiamente a In 30- Cilogia, al igval que miembras mis maduros de xa tntidad algo mtlégica lamada “el piblio.educado” Supongo tambiin que alguneywcitlgoe pueden senine atridon pore bro, aunque te podra deciles muy pos fons que no sepan ya, pursto que todos norton seniot teria satiaceign narcita cuando obvervamos un cundeo fenel que aparece nucsra imagen. En vista de gue elie std dedicado a un piblico Basante amplio, he evitado en cuanto me ha sid posible a dletotenico pore que toe soiloger se han ganado una dudote notoredad. Al 7 ‘mismo tiempo, he evitado el hacer callar al lector, princi palmente porque considero que esto nos coloca “en una ‘poricin repugnante, pero también porque particularmente, ro deseo invitar a este juego a personas, inchiyendo estu dliantes, a quienes nos sintimos ebligado a tratar de re ducir al silencio, levantando mis la voz. Debo admit francamente que entre las distracciones académicas de que disponemos en Ia actualidad, considero Ia sociologia ‘una especie de “juego superior”: generalmente, no invita: mos avn torneo de ajedrer a aquellas personas que son incapaces de, jugar domin Es inevitable que en una empresa como éta se pongan de manifieto ls prejuicios del autor respecto a sw propio ‘campo de accién. También esto debemos admitile fran- ‘camente desde el principio. Si otros socibloges leyesen este libco, especialmente en les Estados Unidos, es un hecho inevitable el que alguncs se irriten por su orientacién, que esapruchen algunos de los puntos de su argumento y aque sientan que las cosas que ellos consideran importantes han sido excluidas. Todo lo que puedo decir es que me Ihe esforzado por mantenerme fiel a una tradicién central ‘que data de les clisicor de esta cisciplina y que creo firmemente en el valor ininterrumpido de esta tradicisn. ‘Mi preocupacién expecial en el campo ha side la socio- logia de In religién. Tal vez esto se ponga de manifesto por loe ejemplos que uso a causa'de que son fos que vienen ands fAcilmente a mi memoria, Sin embargo, fuera de eso, he tratado de evitar hacer hincapié en mi propia especia: lidad. He querido invitar al lector a una regifn bastante extensa, no a la aldea particular en la que casualmente Al excibir ste libro me enfrenté a Ia alternativa de interealar miles de notas pie de pagina, o no insertar prét0so 9 absohutamente ninguna. Me decidi por esto tiltimo, con- siderando que se ganaria muy poco con dar al libro la apariencia de un tratado teuténico. En el texto se citan nombres alli donde las ideas no forman parte de un amplio cconsenso en ef campo. Estos nombres se mencionan de nuevo en los comentarios bibligréficas al final del libro, cen donde el lector encontrard asimismo sugerencias rexpec: to a leeturas adicionales, En todes mis eonceptos sobre el campo de estudio de amis preferencias se reflejan las ensefianzas de mi maestro Carl Mayer, eon quien he contraido una inmensa deuda de gratitud. Si Gl leyese este Tibro, me imagino que babré algunes pasajes que To hagan arquear las cejas. Sin em- Dargo, espero que no juzgard el concepto de la sociologia aque presentamos aqu como algo muy parecido a una pa- rodia de la idea que él ha transmitide a sus alumnes, En tuna de los capitulos subsiguientes afirmo que todas las faves del mundo son el resultado de conspiraciones. Lo ritmo puede decirse de los aspectos que atafen a una dis pling humanists, Por Gltime, me gustaria expresae mi agradecimiento a tres personas que fueron mis compaferos de conspiracién a través de muchas conversaciones y con- troversas: Brigite Berger, Hansfried Kellner y Thomas Luckmann. En més de un lugar de las siguientes paginas ‘encontrardn los resultados de esas ecasones. Perex L. Benore Hastford, Connecticut COCOOOCOHOOOOOOHOHOOOOOO OOOO OCOOOOOOES POOCOCHEHSEHOSCEHHOHOOSHSOOEOOEOOOLOES 1 EXxisTeN Muy Pocos chistes respecto a los 20 logos, Esto ha de pro- Gucies ceria deepcii, La sociologia como especialmente si te un pasatiempo ‘comparan con sus primos ee segundos mis favorecidos, individual los sicbloges, quienes casi hhan Negado a ocupar por completo ese sector del humorimmo estadounidense que solian ocupar los clérgos. Un siedlogo, presentado como tal en una reunién, se conviere inmediatamente en el blanco de una gran atencién y de una molesta bilaridad En la misma cireunstancia, es probable que un sociélogo tno despierte mis reaccién’ que si le hubiese presentado como un vendedor de seguros. Tendré que conguistar la atencién con grandes dificultades, exactamente como cual- quier otra persona. Esto resulta molesto € injusto, pero también puede ter instructive, Por supuesto, la excatex de chistes acerca de los socidiogts indica que no participan fen tan gran medida en la imaginacién popular como han Hegado a hacerlo los sicblogos. Pero probablemente indica también que existe cierta ambigiedad en las imégenes que de ellos se ha formado la gente. Asi pues, puede ser un buen punto de partda para nuestras consideraciones 1 ‘obiervar més detenidamente algunas de ettas imigenes ‘Si preguntainos a los estudiantes aiin no graduades por qué se estin especialando en sociclogia, a menudo 2 memonLcid 4 La soctotoctn recibimos la respuesta: “Porque me gusta trabajar con la gente”, Si seguimos entonces preguntando a estos estudian tes reapecto al futuro de su ocupacién, tal como ellos Ia imaginan, a menudo excuchames que s¢ proponen partic par en el trbajo 0 accién social. De esto hablaremos en breve. Otras respuestas son mls vagas y_generales, pero texas indican que el estudiante en cuestidn preferira tatar con gente que con cosas. Las ocupacionts mencionadas ‘2 este respecta incluyen manejo de personal, relaciones fhuvrangs en la industria, relaciones piblicas, publicidad, planificcién de la corminidad, o labor religioa del tipo feglar, La suposiién comin es que en todas estas class de esfuerzos se podtia “hacer algo por la gente”, “ayudar ‘a la gente” o *hacer una labor provechosa para la co- rmunidad”, La imagen del socislogo implicada aqui pods desribrse como una versién secularizada del liberal Cl +0 Protestante, proporcionando quizé el secrotario de la YMCA (Asociaciin de Jévenes Cristianes) el vineulo de enlace entre Ia obra social sagrada y la profana. La so- ciologia se considera como una moderna variacion a la ‘esis elisica etadounidense de la “elevacién del nivel de vida", Se sobreentiende que el ssti6logo-es una persona interesada profesionalmente en actividades edificantes a favor del individuo y de toda la comunidad, ‘Uno de estos dis tendré que escribirse una gran no- vela estadounidense sobre el desengafio brutal que este tipo de motivaciin esti destinado a suftir en'la mayoria Ge las ocupacicnes que acabamos de mencionar, Existe un rasgo patétco que infunde compasién en el destino de ests simpatantes de la gente que Pparticipan en Ia diree- cién de personal se enfrentan por primera vera las reax Tidades humanas de una hvelga que deben_combatir ppermaneciendo en un lado de Ia lina de batalla fieramente [ON PASATIENO INDIDUAL 13 twazada; 0 de quienes entran en un trabajo de relaciones plas y descubren exactamente qué eso que se espera. Ge ellos en Io que los expertes on este campo han Hamado “la ingenieria det consenso”; o de quienes ingresan en ‘obras de la comunidad para empezar una instruccién cruel en la politica de especulacién en bienes races. Pero lo que ‘estamos interesados en tratar no es el despojo de la inocen= cia, sino mis bien una imagen particular de} socilogo, imagen que es al mismo tiempo errénea y engaiora [Naturalmente, os cierto que algunos tipos de explorador (Boy Scout) se han convertide en socidlogos. También es cierto que un interés benévolo en la gente podria ser el punto de partida biogréfico para los estudies seciolégices. Pero es importante sefialar que una actitud malévola y risantrépica podria servir exactamente para el mismo fin, Los conocimientos sociolégicos resltan valioses para cualquier persona interesada en una actividad dentro de ls sociedad. Pero esta actividad no necesita ser par mente humanitaria, En Ia actualidad, algunce sociélogos tstadounidenses son empleados por organismas guberna- mentales que tratan de proyectar comunidades mis hae Ditables para la nacién, Otros rocidlogor ertadounidenses son empleados por organismos gubernamentales interesa- oe en borrar del mapa a las comunidades de naciones hostile, siempre y cuando fuese necesario. Cualesquiera aque puedan ser lat inferenciae morales de sue respectivas actividades, no existen motives para que no se puedan practicar en ambas interesantes estudies sociolégicas. De manera similar, la criminologia come un campo especial Gentro de la sociotogia, ha puesto al descubierto una valio- sa informacién acerea de los procescs criminales en Ia teciedad moderna. Esta informacién resulta igualmente valiosa para las personas que tratan de combatir el delt sla * nermopuceién a La soctonocia ¥ para las que estén interesadas en fomentarlo. El hecho de que haya sido empleado un mimero mayor de cximi- nélogos por la policia que por los “gangsters” puede atr- Duirse al prejuicio ético de los propios criminéloges, a las relaciones pablicas de la policia y tal ver a la falta de refinamiento cientifico de los “gangsters'. En resumen, “urabajar con la gente” puede signficar mantenerla ale- jada de los barrios bajos o meter en la cfrcel, venderles propaganda © quitarle el dinero (ya sea legal o ilegal- mente), haciendo que fabriquen mejores automéviles 0 ‘que sean mejores pilotos de bombarderos. Por Jo tanto, como imagen del sociélogo, Ia frate deja algo que desear, ‘aun cuando pueda servir para describir al menos el im- plo inicial, como reiultado del cual alguna gente recurre al estudio de la reciologia Se requieren algunos comentarios adicionales a prop: sito de una imagen estrechamente relacionada del socilogo como una especie de tedrico de la labor social. Esta imagen resulta comprensible en vista del desarrollo de la socilogia fn los Estados Unidos. Cuando menos una de las raices de le sociologia estadounidense ha de encontrarse en los apuros de los trabajadores sociales al tener que afrontar lee problemas masivoe que surgieron a raiz de Ia revo- lucién industrial: el répido crecimiento de las ciudades y de los barrios -bajos que surgieron dentro de ellas, la inmigracién en masa, los movimientos masivos del pueblo, Ja desorganigacién de les medios de vida tradicionales y la deorientacién resultante de lot individuet atrapadee en estos procetos. Se ha estimulado gran parte de la inves: tigacin sociol6gica debido a esto. Y asi, ain es bastante hhabitwal que los estudiantes no graduados planeen ingresar fen el trabajo social para expecializarse en sociologia. [UN PASATIEMPO DEMDUAL, 5 En realidad, ol trabajo social extadounidense ha, reci bido mucha més influencia de la sicologia en el desarrollo de su “teoria. Es muy probable que este hecho tenga cierta relacién con lo que dijimes antes acerea de la posi- cién relativa de la socilogia y Ia sicologia en la ima «ginacién popular. Los tabajadores sociales han tenido que ‘ibrar durante tiempo una penoss batalla para que se ks reconczta como “profesionales" y para lograr al prestgio, fl poder y (no mencs importante) Ia renumeracién que fentrafia tal reconocimiento, Butcando en torno syo un ‘modelo “profesional” que emulae, encuentran que el del siguiatra es el més natural. Y por ello oe trbajadores so- ciales contemporineos reciben a sus “cliente” en una ofi- cna, mantienen con ellos “entrevista clinics” com una duraciin de cincuenta minutes, archivan Ine entrevstas por cuadruplicado y las discuten y analizan con una je- rarqula de “supervisores". Al adoptar las gules externas el siquiatra, adoptaron también, naturalmente, su ideo- Toga. Ast, Ia teria del trabajo tcial extadounidense con ‘temporineo consste en gran parte en una versién algo rmutilada de la sicologla sicoanalites, una especie de freudianismo de Ice pobres que sirve para legitimar el derecho del trabajador social a ayudar a la gente de ma- nera “cientfica”. En este libro no estamos interesadot en investigar la vaider “ciemtifiea" de esta doctrina sinttica, Nuestra opinin es que esta no solamente tiene muy poco gue ver con la sociologia, sino que en realidad demuestra ser singularmente obtusa en relacién con la realidad socal La identifcacidn de la socilogla con el trabajo social en Ja mente de muchas personas es hasta cierto punto un fendmeno de “retraso cultural”, que se emonta a la época fen que los trabajadores sociales “pre-profesionales” te oct 6 inemmonyeciin a La socioroctin paban todavia de la pobreza en vez de abordar Ia frustra- ‘iin libidincea y lo hacfan sin valerse de un dictéfono, "Pero aun quando el trabajo social estadounidense no Ihubiera. seguido Ja corriente de la sicologia popular, la {imagen del soeilogo come el mentor tebrico del trabajador social resaltaria engafiosa. El trabajo socal, cualquiera que sea au justiicacidn racional teérca, es una frdctica positiva cen Ia sociedad, La sociologla no es una préctica, sino un (ento por comprender, Tndudablemente, esta comprens sin puede ser de utlidad para el practicante, A. este respect, afimariamas que una comprensién més profunda e ia socologia seria de mayor utilidad para cl trabajador secial y que tal comprensién evitaria la necesidad de que féstedetcienda alas profundidades mitol6gica del “subcons- ciente” para explicar cuestiones que por regla general son totalmente conscientes, mucho més simples y, en realidad, dde una naturaleza social. Pero no existe nada inherente a la ‘empresa tocioldgica de watar de comprender a la sociedad aque Hleve foracramente a esa préctica 0 a cualquiera otra, La comprensién socilégica puede recomendarse a los trabajadores sociales, pero también a los vendedores, a Jas enfermeras, a los evangelistas y a fos politicos: en realidad, a cualquier persona cuyos ebjetivos comprendan el manejo de gente, con cualesquier propétito y justfica moral Esta concepeitin dela actividad socioldgica se encuentra implicita en la alirmactén clésica de Max Weber, una. Ge las figuras més importantes en el desarrollo de este campo, en el sentido de que la socilogia exté “exenta de valores”. Puesto que més tarde seri necesario retormar vatias veces a este punto, conviene explicarlo més ar pliamente a evtas alturas. Evidentemente la declaracién de Weber no significa que el socidlogo no tenga ono deba UN FASATIrO INDIVIDUAL 0 tener valores. En todo caso, resulta casi imposible para ‘un ser humano existir sin poseer valores algunos, aunque pueden haber enormes variaciones en los valores que poda~ ‘mos mantener, Normalmente, el soci6logo poseerd tantos valores como un ciudadano, un particular, el miembro de tun grupo religioro 0 como un adepto de alguna otra asc- iacién de personas. Pero dentro de tos limites de sus actividades como sociblogo, existe tinicamente un valor fundamental: el de la integridad cientifica, Por supuesto, incluso en exe respecte, el socidlogo como ser humano tend que tener en cuenta sus convicelanes, sus emociones ¥y prejutios, Pero forma parte de su disciplina intlectual fl que trate de comprender y controlar estas tendencias como predisporiciones que eben ser climinadas, hasta donde sea posible, de su trabajo. Se sobreentiende que feto no siempre e fil, pero no es tampoco imposible. El tocidlogo trata de ver lo que hay. Puede abrigar esperan- as 0 lemores respecto a lo que pueda averiguar. Pero) Uwataré de observarlo todo sin tamar en cuenta sus espe- ranaas o temores. Por tanto, este es un acto de percepcién pura, tan pura come To permiten los recurses humanamente Timitados, que la sociologia se esfuerza en llevar a cabo. ‘Una analogia puede servir para dejar esto un poco nis claro. En cualquier conflcto politico o militar, r- sulta ventajoso capturar Ia informacién empleada por los forganismos de espionaje del bando contrarie. Pero eto ces asi Gnicamente porque un buen conocimiento se compo- ne de informacién libre de prejuicios. Si un espia presenta su informe en términoe de la ideologia y ambiciones de sus superiors, sus informaciones carecen de utilidad no sélo ‘para el enemigo, en el cato de que éste las capturas, sino también para el propio bando del expia, Se ha sostenido ‘que uno de los punter débiles del mecanismo de espionaje SOCHOHSHOHSHSSSHOHSSHSHOSSHSSHOSESSCSEHOLEEEE 18 IeTRODUCEIEN A 1A socioLonin de les estades totalitaris es que los espns no informan lo ‘que descubren sino fo que sus superires descan oir. Este 6s, sin duda alguna, un mal espionaje. El buen espia in- forma la verdad. Ouros deciden lo que deberé hacerse como resultado de su informacién. De manera muy simi- lar, el socidlogo ex un expla, Su labor comsiste en informar. tan correctamente como le sea posible, acerca de un medio social determinado. Ouras personas, 0 € mismo, en una funcién diferente a Ia de socislogo, tendrin que decidir Jos pasos que deben dante en este campo. Quisiéramos recalear enérgicamente que el decir esto no significa que 1 socidlogo no tenga obligaciém alguna de averiguar los objetives de sus superiores, 0 el partido que éstos sacarén e su trabajo, Fero esta no. una averiguacién sociolégics. Equivale a formular las mismnas preguntas que debe formu- larse cualquiera respecto a sus actos en sociedad. De la ‘misma manera, el conocimiento biolbgico puede emplearse para curar 0 para matar. Eslo no quiere decir que et Diblogo esté exento de toda responsabilidad respecto al uso que s dé a sus conocimientos, Pero cuando se interroga 2 si mismo acerca de esta responsabilidad, no esté for- rmulando una pregunta biolégica tra imagen del socidlogo, relacionada con las dos ‘que ya hemos expuesto, es Ia del reformador social. sta imagen tiene también rales histéricas, no sélo en los Esta- dos Unies, sino también en Europa, Augusto Comte, el filésofo francés de principios del siglo xix que invent cl nombre de Ia. disciplina, pensaba que la sociclogia era Ja doctrina del progreso, una sucesora secularizada de la teologia come la maestra de las ciencias. Segén este punto de vista, el socidlogo desempefia el papel de arbitro de todas las ramas del saber para el bienestar del ser humano. Esta ides, aunque despojada de son pretensiones més fan= [UN PASATHEBEFO INDIDUAL 19 ‘steas,dej6 una ella profunda en el desarrollo de la sociclogia francesa, Pero tuo también sus repercusiones fn los Estados Unidos, cuando en los albores de la soci login etadounidense, algunoe dicipuls transatlintices de Comte sugireron formalmenteen un memorindam sl pre- sidente dela Universidad de Brown que todas las seciones de esa ima deberan ser reorganizadas como suborina- dds ce In faccad de socologa. Actualmente may pocot sociblogcs, y probablemente ninguno en exe pais, cons Ceraran de esa manera su papel. Pero algo de este con- ceptosobrevive cuando te espera que los sociogos apare an con eopias de unos mimos planos para hacer reformas fen cierta némezo de problemas sociales Desde ciertos puntos de vista vais (inloyendoalgu- os del autor) resulta atsfactri que ls ideas socicigicas hayan sido de utilidad en algunos sot para mejorar la suerte de algunos grupos de seres humans, poniendo al desubier cireunstancias moralmenteofensvas, dispando ‘siones colectvas © demostrindo que podian cbtenere resultados socalmente convenient en forma més humana. Por ejemplo, podriamor indicar ciertas aplicaciones del conocimiente socolgico en el sistema penitencasio de los paises occidentales. © podeianos mencionar la utilidad aque se hn dado a lor estadiossocolgicos en la decisén ‘Mopiada por la Corte Suprema en 1954 respecto a la segregaciéa racial en Ins escudas piblicas. © podrlamos onsderar las aplicaciones de otros etudios secclgios a 1 plnifcaciin humana del nuevo desarrollo de zonas urbanis, Indudsbiemente, el socilogo moral y politea- rente senile obtendr4 grandes satisfacciones de cstos tjemplor, Pero, una vez mis, conviene tener presente que Jo que se encuentra en disputa en este libro no ena comprersidn scilépea como &ta sino eras aplicaciones a vrnopveciéx A LA soctoxoatn de esta comprensén. No es dilcl imaginar la manera en ‘que podria aplicare la misma comprensién con intenciones ‘opvestas. Por lo mismo, la comprensién socioligica de la ingmica del prejui puede ser apticada efieaz- mente tanto por las personas que estimulan el odio entre Jos grupos, como por ls que desean propagar la tolerancia. ‘In comprensin socioligica del earSeter de la solidaridad humana puede emplearse al mismo tiempo al servicio de los regiments totalitaris y de los democriticos. Resulta seniato dare cuenta de qve los mismos procesos que or- sginan un consenso pueden ser manipulades por un trabaja- dor social de grupo en un campamento de verano en los imacizos Adirondacks y por un comunista lava-cerchros en sun campo de priioneros de China. Pacilmente podemos admitir que en algunas ocasiones el sociélogo tiene la obii- ‘acin de presentar su consejo cuando se trata de cambiar Ciertas condiciones sociales que se consideran poco conve- nientes. Pero la imagen del sociélogo como un reformador social adolece de la misma confusién que su imagen como trabajador social Si todas estas imagenes del socibloge suponen a su respecto un elemento de “retrao cultueal", podemes pasar ahora a algunas otras imégenes de fecha més reciente y atribuitias a los desarollesactuales de la disciplina. Una de exta imagenes es la del sociélogo como un recolector de cstadisticat acerca de la conducta humana. En este punto cl socidlogo te considera cencialmente como un ayudante de una méquina IBM, Va a su asunto con un cuestionario, ‘entrevista a personas seloceionadas al azar, desputs regresa 1 casa, asenta sus tabulaciones en innumerables tarjetas {que acto seguido son intreducidas en una méquina. Por fupuesto, en todas.estas operaciones es: asistido por un ‘equipo numerowo y por un preupuesto muy grande. En 40) LUN Pasarieaino INDIBUAL a cesta imagen esté comprendida la deduecién de que los resultados de todo este exfuere son de-poca monta, una reafiemaciin pedante de lo que de cualquier manera todo fl mundo sabe. Como sefalé expresivarente un obser. vador, un sociloge es un individuo que gasta_ 100,000 délares para deseubrir el camino que lleva a una casa de mala reputacién. Bra imagen del socilogo ha sido fortalecida en la mente del piblico por las actividades de muchos orga- nismos que bien podrian Hamarse parasociol6gicos, prin- Cipalmente organiemos interesados en la opiniGn piilica y fen las tendencias del mercado, La persona encargada de hhacer encuestas se ha convertide en una figura muy co- rocida dentro de Ia vida estadounidense, importunando ‘ala gente acerca de sus opiniones desde la politica exterior hasta el papel higifnico. Puesto que los métode: emplea- dos en las tareas de la persona que realiza encvestas mues- tran un gfan parecide con la investigacién sociolégica, e esarollo de esta imagen del sociSlogo es bastante compren~ sible. Los estudios Kinsey de la conducta sexual estado- tunidense probeblemente han aumentado muchisimo la influencia de esta imagen. La pregunta socialigica fun- damental, lo mismo si atafe a los contactos amorosos antes del matrimonio que 2 les votes republicanos o 2 la incidencia de los acuchillamientes entre las panillas, supone siempre que es: “zcudntas veces?” o “zcusnto?" Incidentalmente, las escasas bromas o chistes circulantes acerca de Tos sociblogos, generalmente se relacionan con cesta imagen estadisticn (es-mejor dejar a la imaginacién del lector cules son estos chistes) Debemos ahora admitir, aunque con pesar, que esta imagen del sociélogo y de su oficio no es enteramente producto de la fantasia. Comenzando poco después de Je DVESSCOSOSHSOHHSEHHOOHHOHOHOHOHOLOOES 2 vrmopucqén 4.14 soctoxoain Primera Guerra Mundial, la. socjologla estadounidense se desvié bastante resueltamente de la teoria hacia una intensa preoeupacién por los estudios emplricas estrecha- mente circunscrites. En relacién con este giro, les socié- logos perfeccionaron cada ver més sus tenicas de inves: Uigacién. Naturalmente, entre éstas, la técnicas estadisicas ‘cuparon un lugar prominente. Desde poco més o menos Ja mitad de la década de 1940, ha habido un renacimiento Gel interés en la teoria socolégica, y exsten indicaciones de que esta tendencia a alejarse de un empirismo estrecho continia ganando impulso. Sin embargo, sigue siendo cierto que una parte considerable de Ia labor sociol6gica fen este pals consite atin en extudioe insigificantes de frag- rmentos oscuros de Ja vida social, irelevantes para cus quier interés teérico més amplio. Una mirada al indice dde las principales revstas sociolégicas, 0 a la lista de disercaciones leidas en las convenciones seciolégicas, con- firmaré esta afiemacién, La estructura politica y econdmica de la vida estar dounidense estimula esta norma y no sélo =n lo que ee refiere a la sociologia. Los colegios supeticres y_universi- dades son administrados normalmente por gente muy ocu pada que dispone de poco tienpo 0 inclinacién a ahondar en las cuestiones esotéricas introdueidas por sus doctes em- pleados., No obstante, esos administradores estén obligados 9 tomar decsiones acerca de contrataciones. y despides, ascentos y posesién de.cargos del personal de su facultad. Qué criterios deberian usar para tomar estas decisiones? No, puede esperarse que lean todo lo que escriben sus pprofesores, en vista de que no tienen tiempo para estas actividades, especialmente en las disciplinas més. técnica, ccareciendo de los requisites necesarios para jurgar el ‘material, Las opiniones de.los colegas inmediatos de los 14) [UN PASATIEMERO INDIVIDUAL 2 profeores en cuestiin reaultan sapechosas @ prior, por ser la insinucién académica normal una selva donde se ‘scenfican Iuchae enconadas entre los bandos del profe- sorado, en ninguno de los evales puede confiarse para que cemitan un juicio objetivo de los miembros de su propio ‘grupo 0 de alguno de los bandos opuestos. Averiguar las opiniones de los estudiantes seria un procedimiento atin mds inseguro. AS\ pues, se deja a los adminstradores cierto rnémero de opciones igualmente malas. Estos pueden re- currir al principio de que la institucién es una familia feliz, cada uno de cuyas miembros asciende constantemente Ja excala de periciones haciendo caso amiso de sus mézitos. Ene sistema se ha venido ensayando bastante a menudo, pero cada ver se torna més diflil en una época de com- petencia por el favor del piblico y por los fonds de las fandaciones. Otra de las opciones es contar con el consejo dde una camarilla, sleccionada sobre clertas bases mis 0 ‘menos racionales. Esto origina claras difcultades poiticas para el administrador de un grupo erénicamente a la. de- fensiva de su independencia. La tercera alternativa, la ‘mds comin en la actualidad, es la de echar mano del ex- terio de la productvidad tal como se uta en el mundo de los negocios. Puesto que es realmente dificil juzgar Ia produetividad de un erudito en cuya especialidad no se fst’ Io suficentemente familarizado, se debe tatar de descubrir de alguna manera lo grato que es el erudito para sus colegas imparciales en este campo, Bn tal caso, se da por sentado que dicha aceptabilidad puede deducire del rémero de Lbroe 0 articulos que lot editores o directores de publicaciones profesonales estin dispuestos a aceptar del erudito en cuestién. Esto obliga a los erudites a con- centrarse en un trabajo que puede convertase fil y ré- pidamente en un artculo:bastante bueno que probable- 2 stmosveasx A 14 soctonocia mente sea aceptade para su publicacién en una revisa profesional. Para lot socidloger esto significa un estudio empiico insignificante de un tema estrechamente limitado. En Ia mayoria de los casos, tales estudios exigiin la apli- cacién de ténicas estadisticas. Puesto que se sspecha que Ja mayor parte de las revistas profesionales en esta espe- cialided publican arfcules que no contienen siquiera cier- to material estaistico, esta tendoncia se ha fortalecido atin és. Y asi, jovenes e impacientes sociSlogor varades en insttuciones en alguna parte del interior del pais, anhelando Jas praderas més ricas de las mejores universidades, nos abastecen con una continua corrente de pequefios estudios ‘estaisticos de las costumbres computadas de sus estudiantes, e las opiniones polities de los natives circunvecines, o del sirtema de cle de alguna aldea situada a cierta distancia de los terrenes de la Universidad. Podriamos afadir aqui {que este sistema no es tan terrible como pudiers parecer al reciénllegado a este campo de la cieneia, puesto que sus condiciones rtuales son bien ccnecidas para todes Ios inte- resads. En consceuenci, la persora sensata lee las public ‘aciones socicligicas principalmente por las riticas de libres y ls noticias obituaras,y asiste a Tas reuniones sociolégicas cexclusivamente evande busca un trabajo © quiere ocuparse de otras intigas, La prominencia de las téenicasestadistias en la socio- logfa estadouridense de nuestros dias tiene, por tanto, cer- tas funcionesrtuales fcilmente comprensibles en vista det sistema de gobierno dentro del cual tienen que practicar su profesign Ia mayoria de lo socislgos. En realidad, la mayor parte de los socslogos poseen un conocimiento de las estax inicas un poco mayor que el de un libro de cocina, dis curiende sobre elias poco més © menos con Ia misma smeacla de temor reverente, igorancia y timido manipuleo 12 LUN PASATIENPO INOKDUAL 2% ‘con la que discuriria el sacerdote de una pobre aldea sobre Jas potentes medulaciones latinas de la teolegia tomista, ‘Sin embargo, una vez que nos dames cuenta de las de estas cosas, debera ser evidente que la tocinlogia no debe jusgane [por estas aberraciones. En tal eato, nos tornames, por, ecirlo as, sociolégicamente refinados respecto a la socolo- sia y capaces de observar més allé de las sefales externas cualquier virtud interna que pueda esconderse debajo de cll. Los datos estadisticos en sf mismos no forman la socioe logia. Se convierten en sociologia tinieamente cuando son interpretados sociolégicamente y colocads dentro de un ‘marco de referencia thérico que sea sociolégico. El simple cémputo, o incluso la correlacién de la diferentes cléusulas ‘que umeramos, no es sociologia. No existe pricticamente ninguna sociologia en los informes Kinsey. Esto no quiere decir que los datos de ests estudiae no sean autenticos 0 que no puedan resultar pertinentes para la comprensign socioldgica. Considersindoles por si mismos, estos datos son ‘materia primas que pueden empleare en la interpretaciéa socioligica. Sin embargo, esta interpretacién debe ser mis liberal que los propios datos. De esta manera el socilogo no puede fijar su atencién en los indices de frecuencia del contacto premarital o de la pederatia extramarital. Estee detalles son signifcatives para él sélo en términes de sus inferencias mucho mas amplias para una comprensién de Jas instituciones y valores de nuestra sociedad. Para legar tal comprensin, a menudo el secisloge tended que aplicar téenicasestadisticas, especialmente cuando se ocupa de los fendmenos populares de la modema vida social. Pero la sociologia se compone de estadisticas tan. poco como la fie lologia consste en Ja conjugacién de verbos irregulares 0 SPOOHOHOHOSHOSOHOSHSHOSOOOHOHOOOOOOOOEO 2% xmepuecién 4 LA socronoola la quimica de elaborar perfumes desagradables en tubos de ensayo, ‘Ora imagen del sociélogo bastante comin en Ia actua~ lidad y relacionada muy estrechamente con la del estado, ¢ la que fo coneibe como un hombre intersado principal= rmente en el desarrollo de una metodologia cientifca que ‘puede imponer desputs a los fenémenos humanos. Esta es la imagen gue guardan frecuentemente los humanistas y ‘que se presenta como prucha de que la sociologia es una forma de barbarie intelectual. Ura parte de esta critica de la sociologia por parte de los litérateurs es menudo ‘un comentario severisime sobre la extrafia jerga en la que se cexpresan muchos etritos sociol6gicas, Por supuesto, en con- traste, aquél que hace estas crticas se presenta como un ‘guardiin de ls tradiciones cisieas de la sabiduria humana, Seria bastante posible refutar estas cfticas por medio de un argumento ad hominem. Parcce que el barbarismo intelectual se distribuye bastante imparcialmente en las principales disciplinas eruditas que abordan el fenémeno “hombre”, Sin embargo, es indecoroso argumentar ad hominem, asi que admitiremes de buena gana que, en realidad, es mucho lo que se admite hoy dia bajo el mem brete de socilogia que con toda justia puede calificarse como birbaro, sies que erta palabra intenta denotar una jgmorancia de la historia y la filosofia, una pericia timi- tada sin horizontes més amplios, una preceupacin por las hhabilidades téenicas y una total insenibilidad a las apli caciones del lenguaje, Una ver ms, estos elementos pueden sobreentenderse socilégicamente en trminos de caracteristicas de la vida académica contemporinea. La competencia que existe por el prestigio y por empleos en campos que ee toman cada vez mis complejo, obliga luna especializacién que con demasiada frecuencia conduce [UN PASATIEEPO INDIVIDUAL 2 1 un deprimente jurisdiccionalismo de los interes. Pero, tuna vez mis, seria erréneo identficar la sccilogia con ‘sta tendencia intelectual mucho més penetrante Desde sus principics, la socilogia xe ha comprendido si misma como una ciencia. Han habide muchas oon- troversias acerca del significado precto de exta autodefini- cién, Por ejemplo, los socislogos alemanes han subrayado Ja diferencia entre fa ciencia social y la natural mucho mis enérgicamente que sus colegas franceses 0 estadouni: ddenses. Pero la fidelidad de los sociélogos al genio cien- tifico ha significado en todas partes una buena voluntad 1 verse limitado por cientos céaones cientifcos de con- acta. Si el socidlogo permanece leal a su profesién, debe educir sus afirmaciones por medio de la cbservacion de ciertas reglas de testimenio que permitan a otro compro- bar lo hecho por #1, repetir 0 ampliar més sus descubri- rmientos, Es esta disciplina cienificala que a menudo pro- pporciona el motivo para leer una obra socioégica en vez 4c, digames, una novela sobre el mismo tema, que podria escribir los problemas cn un lenguaje mucho més eficaz y convincente. Cuando los sociloges trataron de desarro= liar sus reglascienifcas de testimonio, se vieron obligados a reflexionar en los problemas metodoligices. Esta es la rrzén de por qué la metedologia es una parte vilida y necesaria de la actividad sociolégica. ‘Al mismo tiempo, es totalmente cierto que algunos socidiogos, especialmente en los Estados Unidos, han le sgado a interesarse en las cuestones metodolégicas a tal sgrado que han dejado de interesarse absolutamente en la sociedad. En consccuenca, no han descubierto nada de importancia acerca de algin aspecto de la vida social, puesto que en la ciencia, como en el amor, el concen ‘trarse en la téenica es bastante probable que condusca ermotoaéy A 1x sociorcota 2% Ja impotencia, Gran parte de esta fijacién en ta rmetedologia. puede explicarse en razén del apremio de tuna disciplina relativamente nueva para encontrar acep- taci6n en el scenario académico. En vista de que la cien- cia es una entidad casi sagrada entre los estadounidenses fen general y los académices en particular, el deseo de ‘emullar Ia conducta de las ciencias naturales mas antiguas fr muy fuerte entre los recin legads al mercado de la erudicién, Cediendo a este deseo, os scélogos experimen- tales, por ejemplo, han tenido un éxito tal que general- Inente sus estudios no tlenen nada que ver con lo que los teres umanos son o hacen, La ironia de exte proceso radica en el hecho de que les propios eruditos en ciencias naturales han renunciado al mismo dogmatism postivista {que tus imitadores estén esforzindose aim por adoptar Pero esto no nos interesa aqul Basta decir que los scidlogos han logrado evitar algunas de las exageraciones mis gro texcas de este “metodisme", en comparacién con clertos campes de estudio estechamente relacionadcs con é&te Como cada ver estin mis eeguros en su condicién acadé- mica, puede experarse que este complejo de inferioridad metodoldgico disminuird ain mis. ‘La acusacin de que muchos soeiGloges esriben en un ialecto basbitico también debe admitirse con reservas s- rmilares. Toda discplina clentfica debe desarrllar una terminologia. Esto © hace patente en cuanto a una disci- plina tal como, digamos, la fisica muclear, que aborda ia- terias desconocidas para la mayoria de la gente y para las cuales no existen palabras en el lenguaje comin, Sin em bargo, posblemente Ja terminologia es adm més importan- te para las ciencias sociales, Smplemente porque la materia de que trata er muy eonocida y porque si existen palabras para designarla, Debido a que eonocemos bien las institu- 1 ——— LUN PASATIENPO INDIVIDUAL ey cones rotiales que nos rodean, nuestra percepcin de ellas ce impreciea y a menudo erx6nea, De manera muy pareci- dda, ls mayoria de nosotros ve veré en grandes dificultades| pata dar una descripcin exacta de nuestros padres, esposes| © exposas, hijos © amigos intimes. Ademis, a menudo ruestro Ienguaje (tal vez afortunadamente) es vago.y ‘confuso en sus alusiones a la realidad social. Tomemos, por ejemplo, el concept de clase, el cual es muy importante en sociologia. Deben haber docenas de siguificados que pueda tener este término en el lenguaje comin: categorias de acuerdo con Tos ingreses,razas, grupos étnicos, camari- Iss del poder, clasficaciones de acuerdo con la inteligencia y muchos otros. Bs obvie que el socélogo debe tener una elinicién precisa e inequivoca del concepto si desea pro- seguir tu trabajo con cierto grado de exacttud cientifica, En vista de estos heches, podemos comprender que alguncs socilogos hayan sentido la tentacién de inventar un con- junto de nuevas palabras para evtar las trampas semanticas del uso vernéeulo, Por lo mismo, afirmarfamos que algu- nos de estos neologismes han sido necesaros, Sin embargo, tostendriamor también que la mayor parte de la sociologia ppuede exponerse en un inglés inteigible con muy poco esfuereo y que una buena parte del “sociologismo” con- temporineo puede considerarse una mixtificacién afectada Exto no obsta a que nuevamente nos enfrentemos aqut con lun fendmeno intelectual que afecta también otros campos Puede haber cierta relacién con Ia gran influencia de la ‘vida académica slemana en un period de formacién en 1 desarrollo de las universidades estadounidenses. La pro- fundidad cientifiea fue evaluada por Ia arider del lenguaje cientifico, Si la prosa cientifca resultaba inintligible para cealquiera, excepto para el circulo reducido de adeptos al campo en cuestén, esto era una prueba ipro facto de su ee SPOOCOHHHSOHOHOHHHOOSOHOOHOHCOOOOROOSD 0 ermonteetéx A LA sectoLosta respetabilidad intelectual. Muchos eseritos erudites est dounidenses se leen ain como una traduccién del alemén, Sin duda alguna, esto es lamentable. Sin embargo, esto tiene poco que ver con la legitimidad de la actividad socol6gica como tal Finalmente, quisiéramos considerar una imagen del so- ciélogo no tanto en su papel profesional como en su exis- tencia, es decir, como se supone que es un determinado Spo de persons. Esta et la imagen del sociélogo como covervador destacado y sardénico y como un frlo mani- ppulador de hombres, Donde esta imagen prevalece, puede representar un trunfo inénico de los propios esfuerzos de! socislogo para ser aceptado como un cientfico genuino, ‘Agi el sociélogo se convierte en un hombre que se designa 4.45 mismo como superior, manteniéndose apartado de la cflida vitalidad de la exitencia comin, encontrando s satisfaccién no en vi Ge les demés, archivindolas en pequefias categorias y, por 10, pasando por alto posiblemente el significado real de lo que observa, Ademis, algunas personas opinan igae, cuando re implica de alguna manera en lot procesos seciales, el socislogo lo hace como un técnico sin compro- miso, poniendo sus habilidades manipuladoras a Ia disposi- cidn de las autoridades. sta Ghlima imagen probablemente no esté muy gene- ralizada. Ex sostenida principalmente por las personas interesadas por razones polities en los abusos existentes 0 posibles de la sociologia en Ine sociedades modernas, No hhay mucho que decir a manera de refutaciin acerea de festa imagen. Como un retrato general del sociélogo con tempordneo es, sin duda alguna, una crasa tergiversacién. Corresponde a muy pocos individues que alguien pueda encontrar en nuestro pals actualmente. Con todo, el pro= sino en valorar frlamente las vie UN PASATIENPO INDIVIDUAL 3 blema det papel politico del cientiico social et auténtico. Por ejemplo, el empleo de sociélogos por parte de ciertas ra- ‘mas de la industria y el gobierno suscita problemas morales los que debe hacerse frente mucho més que hasta ahora, Sin embargo, existen problemas morales que incumben a todos los hombres que ocupan pesiciones de responsabilidad cen la sociedad modems. La imagen del socislogo como ‘observador despiadado y como manipulador sin conciencia no necesita retener més nuestra atencién. De manera ge- eral, la historia produce muy poces Talleyrands. Por lo {que toca a los socidlogos contemporiness, la mayoria de ellos carecerfan de Ja aptitud emocional para desempefiar tal papel aun cuando lo ambicionssen en momentos de fantasia calenturienta Entonces, gcémo debemos imaginar al seciélogo? Al cexponer las diversas imégenes que abundan en la concep. cién popular respecto a su pertoma, ya hemos puesto de relieve cierts elementos que tendvian que entrar en nuestra configuracién. Ahora podemos reunimes. Al hacerlo, edi- ficareros Jo que los propios socidlogos Haman un “tipo ideal”. Esto signifiea que le que describimes no podré encontrarse en Ia realidad en su forma pura. En lugar de tllo encontraremes, en diferentes gtados, aproximaciones ¥y desviaciones de él. No debe considerarse que esto es un término medio emplrieo, Ni siquiera pretenderfamos que todos los individuos que se califican actualmente como socibloges, se reconosean sf mitmor sin reservas en nues tro concepto, ni refutariamos el derecho de los que no st reconocen en él a emplear el calificative, Nuestra ocupa cién no e: la de excomulgar. Sin embargo, afirmaremes {que nuestro “tipo ideal” corresponde a la coneepcién que Sienen de st mismos la mayoria de los sociélogos que se encuentran dentro de la corriente principal de ia disciplina, 2 memoucciSx A LA seciorocin tanto histricamente (al menos en este siglo) como en la actvalidad, Entonets, el socidlogo os una persona que se interesa por comprender la sociedad de una manera diseiplinada. La naturaleza de esta disiplina es cientifiea, Esto sign fica que lo que el socidloge descubre y dice acerca de los enémenos socials que estudia ocurte dentro de un deter- ‘minado marco de referencia defindo bastante estrictamen- te. Una de las caractersticas principales de este marco de referencia cientiico 6s que las operaciones se encuentran Timitadas por ciertas reglas de prueba. Como cientifco, el socidlogo trata de ser objetivo, procura controlar sus pre- ferencias y prejucios personales y pereibie claramente en 1 de acuerdo con una pauta. Por supuesto, ro abarca toda Ia existencia del sociélogo como ser humane, no que se reduce asus operaciones, en ‘se condicién de sciétego. El soci6logo no pretende que su mareo de referencia sea el inico dentro del cual puede considerarse a la sociedad. A este respecto, muy pocos cientifices pretenderian en Ia actwalidad que la manera correcta de obtervar ef mundo es dnicamente la cientifica EE] botinico que mira un narcso atrompetado (daffedil) no tiene razones para refutar el derceho del poeta @ mirar fl mismo objeto de manera muy diferente, Hay muchas rmaneras de llevar ef juego. La cuestién no es negarse a ver Toe juegos de otras personas, sine que estemos seguros e las replat de nuestro propio juego. Por consiguient, el juego del socidlogo emplea reglas cientficas. Como resul- tado de ello, el scci6logo debe estar interiormente seguro del significado de estas reglas; 0 sea, que debe interesarse por los problemas metodolégicos. La metedologia no consti- tuye au objetivo, Recordemos una ver més que éste timo cel intento por comprender a Ia sociedad; la metodologin aia LUN PASATIEMPO INDIBUAL, 3 syuda a alcancar esta meta, Gon el fin de comprender la sociedad, © In parte de ella que esté estudiando en exe momento, el soeilogo se valdra de muchos medios; entre datos ze encuentran as téenicasestaditicas. Las estadsticas pueden ser de gran utilidad para responder cetas pregun- tas seciol6gicas Pero tas ctadisicas no constiuyen la socologia. Come cienien, el scilogo tended que preo- cupare por el significado exacto de los téminos que emplea; esto es, tendr’ que se muy cuidadoto respecto la terminologia, Esto no significa necesariamente que debe inventar un lenguaje nuevo propa, sine que ne puede usar ingenuamente el lenguaje de todos los das. Finalnent, el interés del socislogo ex primordialmente teérico; 0 sa; que ‘std interesado en comprender por mi propio bien. Puede fstar enterado 0 inclusive interesdo en la aplicabil dad prictica y en ls consecuencias de sus descubrimien- tos, pero con exte fin abandona el marco de referencia tociligico y se caslada a ls dominios de los valores, las crencia y Tas ideas que comparte con ottos hombres que 1 on sociogos [No tenemos dudas de que este concepto del scilogo encontrar un consenso muy ampli dentro de la disciplina actaal. Pero quisirames ir un poeo més adelante y formu Tar una pregunta un poco més perional (y por tanto, sin duda alguna, que se presia més a controversias). Nos rustaria preguntar no slo lo que el socislogo hace sino también qué es To que lo empuja a hacerlo. ©, para eplear Ia frase que usé Max Weber respecto a algo parecido, queremos investigar un poco la naturaleza del demonio del sec6logo. Al hacerlo, evocaremas una imagen ‘que mo es un ideal tan tiico en el sentido en que emplen- snos el ténmino anterormente, sino mis confesional en eh sentido de compromizo penonal. Ademés, no nos interesa TOCCSCCOO OT COSC SSCS SEES CEH CSECECSEEOCO % ermopvcci6N 4 LA soctoLoata cexcomulgar a nadie. Ei juego de la sociologia ve desaerola fen un campo may amplio. Tan silo estamos describiendo tun poco més {ntimamente a aquellos que quisiramos in citar a incorporarie a nuestro juego ‘Quisiéramor decir ademds que el sociélogo (esto 3, la penona a la que realmente nos gustaria invitar a nuestro juege) es una persona que se interesa intensa, incesante y Gescaradamente por las acciones de los hombres, Su am- biente natural on todos lor sitios de reunién humana en el ‘mundo, dondequiera que los hombres se congregan. El socibloge puede interesarse en muchas otras cosas, Pero cf interés al que se entrega por completo continia en el ‘mundo de los hombres, en sus instituciones, su historia, us ppasiones. Y puesto que se interesa por los hombres, nada ‘de lo que étos hacen puede resultarle tediowo. Estar naturalmente interesado en los acontecimientos que com: prometen las ereencias fundamentales de los hombres, ex sus momentos de tragedia, de grandera y de &tasis. Pero tambign se sentir fascinado por lo trivial y lo cuotidiano Conoceré Ja veneracion, pero ésta no le impedira que desee ‘observar y comprender. En algunas ocasiones puede sentir rewulién 0 desprecio; pero tampoco éto lo detendré de desear una respuesta para sus preguntas o sus dudas. En su bisqueda de comprensién, cl sociéloge se mueve a través del mundo de los hombres sin respeto por las fronte- ras comunes, La nobleza o la degradacin, el poder 0 Ia ‘orcuridad, la inteligencia y la tonteria, todos son igualmen- te interesante para €),independientemente de lo diferentes ‘que puedan ser de sus valores 0 gustes. Asi sus preguntas pueden conducirlo a todos los niveles posibles ce Ia socie- ad, a los lugares més conocides y a los menos conocidos, a los més respetades y a los mis despreciados.-Y si es un ‘buen socidlogo, se encontrard en todos estos lugares, porque [UN PASATEEDEO ANDIVIDUAL % 18 propias preguntas habrin tomado posesién de él hasta 1 punto de que su Gnicaalterativa es buscar respuestas, Seria posible decir las mismas cosas en un tono mas bajo. Podkiamos decir que el sociélogo, a no ser por el privilegio de su titulo académico, es el hombre que, a pesar suyo, debe escuchar murmuraciones, que s© siente tentado a mirar por el ojo de la cerradura, a leer la corespondencia de otrat personas y a abrir los armarice cerrados, Antes de que algin sodlogo que de otra manera no tendria nada que hacer se prepare ahora a inventar tuna prucba de capacidad para los socilogos sobre la base de una eapacidad de investigacin sublimada, permitasenos decir rhpidamente que estamos hablando sélo por via de analogia, Quish algunos nifios muertos de curiosidad por ‘espiar a us tae solteras en el bafio se conviertan ms tarde en socidloges empedernides. Lo que nos interesa es la curiosidad que se apodera de todo soriélogo frente a una puerta cerrada tras la cual se ecuchan voces hurmanas. Si sun buen socidlogo deteari abrir Ia puerta y saber To que dicen esas voces. Detris de cada puerta cerrada presentiri alguna faceta nueva de la vids humana de la que ain no 1 habia percatado ni la habia comprendido. El socidlogo se ocupari de cuestiones que otros consi- eran demasiado sagradas o demasiado desabridas para fnvestgarlas de manera desapasionada. Encontraré, re- compensa en la compaia de sacerdotes o de prosttutas, no segiin sus preferencias perscnales sino segin las pregun- tas que se encuentze formulando en ese momento. También se ocupara de cuestiones que otros pueden encontrar dema- siado aburidas, Se interesarS en la interaccién humana ue acompafa a la guerra 0 los grandes descubrimientos {ntelectuales, pero también en las relaciones que existen en- tue los empleados de un restaurant © entre un grupo de 6 ermopueerén A 1A soctoLocta nifas que juegan con aus mufiecas. Su foco de atenciéa principal no es el significado esencial de lo que hacen tos hhombtes, sino de la accién en sf misma, considerindola como un ejemplo més de la infinita riqueza de la conducta Inumana. Eso en cuanto ala imagen de nuestro compafero de jnego. [En estas jomadas a través del mundo de lot hombres, et socilogo encontraré inevitablemente otros figgones profe- Sionales como dl, Estos se sentiran ofendidos por su presen- cia, presintiendo que esth invadiendo furtivamente sus ¢o- tos de eaza. En algunos lugares el soci6logo se encontrar con el economist, en otras con el cientifico politico, ¥ otros mis con el sislogo @ el etnélogo. No abstants, hay protabilidades de que las cuestiones que han llevado al socilogo a los mismo sitios sean diferentes de Jas que Jmpulsaron a sus compafieros transgresores. Las preguntas del socislogo son siempre esencialmente las mismas: "gQué sth haciendo aqui la gente?” “Cues son sus relaciones reciprocat?” "gDe qué manera se organizan estas relaciones tn las insituciones?” “Cues son Ias ideas colectivas que Jmpulsan a los hombres y a las instituciones?” Por supuesto, al tratar de responder a extas preguntas en casos especifics, l ocidlogo tendra que habérselas con asuntos poitcas 0 oonémicos, pero se enfrentaré a ellos de una manera totalmente eiferente que el exonomista 0 el cientifeo pal fico. La excena que contempla ela misma escena humana, cen la que se intereran estat otros cientifioos. Pero et éngulo de visin del sociélogo es diferente. Cuando entendemos sto, s© torna evidente que tiene poco sentido tratar de demarcar un tertori especial dentro del cual el socislogo fe ocupa de sus asuntos por derecho propio. Como Wesley, cd socilogo tendré. que confessr que su parroquia e3 ef ‘mundo. Pero a diferencia de algunos wesleyanos de nues- [UN PASATIEMPO INEIIDUAL 37 tros dias, €l ve sentiré contento de compartir con otros su jurisdiceiin, Sin embargo, existe un viajero cuyo caniino tendré que eruzar e} socidlogo con mucha més frecuencia en sus viajes que el de cualquier otro. Este viajero es el historiador, En realidad, tan pronto como e} socidlogo se aleja del presente para internarse en el pasado, es muy Gifel dstinguir sus preceupaciones de las del historiador. Sin embargo, dejaremos esta relacion para qatarla des- puis. Baste decir aqué que Ia jornada sociol6gica sera muy menguada a menos que la salpique freeuentemente ‘eon conversaciones con este otro viajero particular. ‘Gualquier actividad intelectual produce cierta emocién desde el momento en que se convierte en la pista de un ddescubrimiento. En algunos campos de la ciencia, ste es cl descubrimiento de mundos inesperados e incancebibles. Esa emocidn que siente el astr6nomo 0 el fisico nuctear en Jos limites opuestos de las realidades que el hombre es c3- paz de concehir. Pero también puede ser la emocién de la bacteriologia o de Ia geologia. De manera diferente, puede ser la emocién del lingiista que descubre nuevos dominios dde la expresin humana; © del antropélogo que explora las contutabres bumanas en lejanos paises. En tales descu brimientes, cuando ze acometen con ardor, se produce una amplinciin del conocimiento y algunas veces una verdade- ra tansformacién de la conciencia. El universo resulta ‘mucho mas auorsbroso que alguna vez pudimos sofiar. Ge- neralmente, la emocién que produce Ia sociologia es de wn tipo diferente, Es cierto que en algunas ocasiones el socié= logo penetra en mundot que antesiormente habian sido del todo desconocides para Al: por ejemplo, en el mun- do del crimen © en el mundo de alguna grotesca secta religiosa, 0 en el mundo formado por los intereses de cierto ‘propo tal como el de los especalstas médicos 0 los Tideres OP OCOCCOOOOOOOOOHOOHOOHOOCCOOOOOOOEES 38 vrmopueci6n 4 1a soctovoota tow wasaminuvo inowDUAL 39 militares 0 los funcionarios publictaries. Sin embargo, fa hombres: el poder, la clase, la condicin socil, In raza mayer parte del tiempo el sociélogo se mueve en sectores Y los origenss énicos. Como resultado de ello, exite una de experiencia que son conocides tanto para él como para Simplicidad y una evidencia engafosa respecto a algunas Ja mayoria de la gente dentro de su sociedad. Tavestiga Investigaciones sociolgices. Leemos acerea de elas, dor- comunidades, nstitacionesy actividades acerca de las cules ritamos ante la excena familiar, bservames que ya 52 ppodemos ler todos los ins en lox periédios, No obstante, amos todo esto desde antes y que la gente tiene cosas exten otros motives de emocién por ls descubrimienes rmejores que hacer en lugar de perder ax tiempo en axio- que realisa en su investigaciones. No e la emocién de ras: hasta que de repente adquirines un discermimiento encontrarse con lo totalmente desconocido, sino mis bien que nos hace poner en duda radzalmente todo lo que la que produce descubrir lo conocido transformtndose e” Antes suponiamos acerea de eta ecena familiar, Este es su significado, La fascinacén de Ia socologiaradica en cl momento crtico en que el que comenzamos a sentir hecho de que s penpectva nos hace contemplar desde Ja emocion de la socologla tun muevo punto de vista e! mismo mundo en el que hemes Permitatenos emplear un ejemplo espcifico, Imagine. pasado toda nuestra vida, Esto consituye también una smos una clase de socologia en una escuela superior del transformacién de la conciencia, Adem esta transforma- Suren donde casi todes los estudiantes sen blancos, Tma- cién e@ més pertinente para Ja existencia que la que 6 ginemos una leccién sobre el tema del sistema racial del Teva a cabo en muchat otras dicplinas, ya que e+ mis Sur. El catedeitico habla en exe momento de cuetiones ifci separsla en cierto compartimento especial de la ‘que nus alizance conocen deide mi infancia. En realidad, ‘mente. El astrénomo no vive en las remotes galaxias, yy puede ser que los aluranos estén mds al tanto de las minv- fuera de su Inboratorio, el fico nulear puede rel y comer, clas de este sistema que el propio catedritico. Por lo tanto, casare y voiar sin pensar en las interiordades del dtomo. estin totalmente aburidos, “Comidern que el profeoe El gedlogo estudia ls rcas slo en los momentos apropos “injcamente esté empleando palabras més preninwoss para y el poliglota habla inglés com au eeposs. El s0cilogo Aeseribr To que ello ya saben, En ete caso puede usar Ia sociedad, en el trabajo y fuera de € Inevitabie dl iéemino “esta”, empleado cominmene en la actulidad tment, propia vida ef una parte de It materia que et or los soeilogosestadounidenses para desrbir el sistema in. Goma hombres que son, lot wocilogoe también pro- racial de los etados del Sur. Pero al explicar el téemino se ccran separar tus conocimientes prfesonales de sus asun- deavia hacia la sociedad tradicional hind, tratando de tos diarioe. Pero ita es una hazafia muy dificil de levat aclararlo. Continia después analzando las ereencias mi Peabo en buena ley. cas inherentes en los tabis de casta, la dindmiea social El socilogo se mutve en el mundo comén de los hom- | —_de Ia comersalia y el sistema conyugal, los interes eco- bres, muy cerea de Jo que Ia mayor’ de ellos Uamaria némicor ocultos dentro del sistema, la manera en que lt real. Las categorias que emplea en sandlss son nica creencias religions te relacionan con los tabis, los efector fete Ffnanentos de ls ds por las qe vive ones qj tema de cast sobre dearallo india deta 0 vrmonvoctbn 1A socrotcats sociedad y viceversa: en fin, todas las caractersticas de ta India. Pero de repent, la India no parece estar tan lejos. Entonces, Ia Jeecién retorna al tema del Sur. Ahora lo ‘conocido ya no parece tan conocido, Se han sucitado Dpregunas nuevas, formuladas quiza airadamente, pero, de todas maneras,formuladas, Y cuando menos algunos de los ‘estudiantes han empezado a comprender que en este auto Ge la rara se encuentran comprometidas funciones acer ca de las cuales no habian leido en los peridicos (al menos rng en los de sus ciudades natales) y que sus padres no les Ihabian explicado, en parte porque ni los periédicos ni los padres sabian nada de ells. Puede decirse que la méxima principal de la sociologia ces és: las comae no son lo que parecen. Esta afirmacién también es engafiotamente simple. Pero poco desputs deja de ser simple. La realidad social pasa a tener muchos cestratos de significado. El descubrimiento de cada nuevo ‘strato cambia la pereepcién del conjunto. Los antropélogos san el término “choque de civle zacién” para decribir la conmociin de una cultura total- ‘mente nueva sobre un recén Iegado, En un caso extremo, tal conmocién la experimentaré un explorador occidental a quien s Ie dice, a mitad de la cena, que se esti comiendo fla gent anciana con la que estwvo charlando el dia anterior, conmocién a la que pueden pronesticarse conse ‘cuencias pricoligicas, si no morale En ta actualidad, ta ‘mayoria de lot exploradores ya no tropiezan con casos de ‘canibalisno en sus viajes Sin embargo, Jos primeros en- cventras con la poligamia o con lo ritos de la pubertad, 0 incluso con Ia manera en que se manejan los automéviles en algunos pales; pueden consituir realmente una con ‘mecién para un Visite estadounidense. A esta conmo- cién pueden acompafiarla no solamente la desaprobacion 20 ‘UN PABATIEMEO INDIVIDUAL 4 6 el disgust, sino una sensacién excitante al comprobar aque las cosas pueden ter en realidad tan diferentes de lo que zon en nuestro pals. Cuando menos hasta cierto punto, ‘esta e& la emocién que experimenta cualquier persona la primera vez que viaja al extranjero. La experiencia del descubrimiento socilégico puede descrbirse como el “cho- {gue de civilizacién” sin un desplazamiento geogréfice. En ‘otras palabras, el socidlogo viaja en casa, con resultados sexprendentes. Es poco probable que deseubra que se esté comiendo en la cena a una agradable anciana. Pero, por cjemplo, el descubrimiento de que la iglesia a la que per tenece tiene invertido mucho dinero en la industria de proyectiles dirigis, o que a unas cuantas cuadras de su cata exten personas que se entrogan a orgias dedicadas a algin culto, ao puede ser demasiado diferente en cuanto al choque emocional que produce. No obstante, no de- seamos significar que lor descubrimientos socilégicos son siempre, © incluso generalmente, ultrajantes para el senti- riento moral. En absolute. Lo que tienen en comén con Ja exploracin en tierras dstantes es, sin embargo, la sibita iluminacién de nuevas € intoxpeckadas facetas de la exis tencia humana en sociedad. Esta es la excitaci6n, y como trataremot de demostrar posteriormente, Ia justficacién hhamanista de la sociologia La gente a Ia que Ie gusta evitar descubrimientos Aesagradables, que prefiere creer que la sociedad es exacta- mente To que Te ensefiaron en la Escuela Dominical, a la ‘que le agrada la seguridad de las rglas y méximas de lo que hha llamado Alfred Schuetz el “mundo que se da por upuoito", debe permanecer alejada de la sociologia. La gente que no siente tentacion alguna ante las puertas ce- rradas, que no tiene curiosidad respecto a los seres hhuma- not, que te siente contenta de contemplar el paisaje sin SCOCCOOHHHCO OH OHSHO COE OOCOEEOE 2 mvmmapuecion 4 1a sociotocin preguntarse qué clate de gente vive en aquellas casas que © ven al otro lado de ese rio, probablemente deberian permanecer lejos de la sociologia, porque la encontrar Aesagradable 0, en todo caso, poco remuneradora. La gente aque se interesa en los seres humanos slo si puede cambiar- los, convertiee .o reformarlos también deberia. ponerse sobre aviso, porque encontraré Ia socilogia mucho menos Stil de lo que esperaba. Y la gente que se interesa princi ppalmente en sus propias estructuras conceptual hard bien fen recutrir a] estudio de ratoncitos Blancos. La socilogia ser satifactoria, a Ja larga, slo para aquellas personas ‘que no pueden pensar en otra cosa més fascinadora que ‘observar a los hombres y comprender las cosas humanas. ‘Ahora podemos dejar constancia de que, si bien deli- beradamente, hemos dicho s6lo una parte de la verdad en fl tiulo de exte capitulo. Indudablemente, la socilogia un patatiempo individual en el sentido de que a algunas ‘personas Jet interesa y a otras les aburre. A algunas les ‘gusta obervar a Jos seres humanos, a otras experimentar con tatonet. El mundo es lo bastante grande para dar cabida 1 todas las clases y no hay ninguna prioridad logica para cl interés de unas personas comparado con el de otras. Pero la palabra “pasatiempo” es ineficaz para describir lo que ‘queremos decir. La wociologia se parece més a una pa- sién, La perspectiva socjol6gica es més similar a un demo- rio que se apodera de nosotros, que nos empuja apremian- temente una y otra vex hacia las preguntas que le son propias. En consecuencia, una introduccin a la sociologia «una invitacién a'un tipo de pasién muy especial. Ningu- na patién carece de peligros. El sociélogo que vende sus conocimientos deberia cerciorarse de que pronuncia clara- ‘mente una caveat emptor desde. que inicia la transsecin. 2 Si La mnssentaciOn Det capitulo anterior he sido fructuona, serd_ posble seeptar la sociologia co- mo una preocupaciénin- telectual de gran interds para. certos,indvidus. Sin embargo, detenernot 2 estas alurat seria en realidad muy poco sovol6gico. Bl hecho mismo de que Ia socilopfaapareciee como una dixiplina en una. etapa determinada de la historia occidental deberia obligarnos a averiguar con més detalle ebmo e poible que algunas personas se ocupan de ellay cules son los requis para esta ocupacién, En otras palsbras, la socologia no es independiente el tiempo nie una empresa forzta de Ia mente humana. $i admitinos est, surge Kégeamente una interrogante acerca de lot fatores convenientes que hhacen de alla una necesidad para detemminadas person En realidad, guist ninguna actividad intelectual sa eter ra o necestria, Pero la religbn, por ejemplo, ba sido poco menos que universal al inctar una intensa preocus paciin mental s través de toda In historia de la human dad, en tanto que los pensmientos destnados a resolver Jos problemas econémicos de Ja exitencia han sido una scceidad on la mayoria de las cultures bumanas, Sin dda alguna, esto no signiiea que la telogia 0 la ccono- ma, en nue sentido contemporineo, son fenémenos La sociologia como una forma de a 4 erouect6x 4 1A soctoLoata tuniversalmente presetes de la mente, pero al menos pis ‘mos un terreno seguro i decimes que el pensamiento huma~ no siempre parece haber estado dirigido hacia los proble~ mas que ahora coostituyen la materia principal de estas disciplinas, Sin embargo, de la sociologia no puede decirse siquiera otro tanto. Esta se manifesta més bien como una reflexign peculiarmente moderna y occidental. Y, come trataremos de demostrar en este capitulo, esté consituida por una forma particularmente modema de conocimiento de si mismo. [La peculiarided de la perspectiva sociolégiea se torna cara con cierta consideracion acerca del significado del téeming “sociedad”, el cual se refiere al objetivo por exce- lencia de la discipline. Como la mayoria de los términos cepleados por las socilogos, és se deriva del uso comin, fen el cul si significado es bastante imprecis. Algunas veces quiere decir una asociaclén particular de personas como en la “Sociedad Protectora de Animales"), en slgunas ocasiones s6lo alas personas dotadas de un gran prestigio o privilege (como en la “Sociedad de Damas Se Boston’) y en otras ocasiones se emplea simplemente para denolar compafia de cualquier tipo (por ejemplo, *€\ sufrié mucho en aquellot aos por falta de sociedad’) Existen también otros significados menos frecuentes. El socidlogo usa el térnino en wn sentido més preciso, aunque fexisten, por supuesto, diferencias en la manera de usarlo fun dentro de la propia discplina. El socilogo considera que el término “sociedad” denota un gran complejo de relaciones humanas, 0, expresindolo en un lenguaje més téenizo, piensa que se refiere 2 un sistema de interaccién La palabra “gran” es dificil de especifiear cuanttativa- mente en ete contexto. El socélogo puede hablar de una ‘Seeiedad” que inclaye a millones de seres humanct (por UNA FORMA DE CoNcHENCA 6 ’jemplo la “sociedad extadounidense”), pero también pue- de usar el término para referrve a una coletividad mu- iméricamente mis reducida (digamos, “la sociedad de nes de segundo afio en esta universdad’”). Dos penonas charlando en una esquina difiilmente consti- tuirdn wna sociedad, pero tres personas que han quedado ‘desammparadas en una isla sin duda alguna si lo serin. Por Jo tanto, Ia aplicabilidad de} concepto no puede determi- rnarse solamente por razones cuantitativas, Mis bien se aplica cuando un complejo de relaciones slo suficente- mente breve para ser analizado por si mismo, reconocido como una entidad auténoma y puesto a otros de la mis rma clase. EL adjesivo “social” debe ser definido igualmente para su uso socialgico, En el Ienguaje comin puede denotar ‘también muchas reosas diferentes: la calidad informal de una reunién determinada (esta es una reunién social, no dscutiremos de negocios"), la acttud altrusta por parte de alguien (“él tiene wn gran interés socal en su trabajo”), ‘0 mis generalmente, cualquier cosa derivada de contacto con otras personas (“una enfermedad social"). El socio go utaré el término mas limitadamente y en forma més precisa para referiree a la calidad de la imteraccién, de Ja interrelaciin y de Ja reciprocidad. Asi, dos hombres charlando en una esquina no constituyen una “sociedad”, pero lo que trasciende de ellos es sin duda “social”. La “ociedad” ext integrada por un complejo de tales aconte- Por lo que respecta a la definicién cexacta de lo “social”, es dificil peefeccionar Ia defini cién de Max Weber de una situacién "social": aquella en la que la gente orienta reciprocamente sus acciones. La cimientos “sociales” tama de signficades, expectativas y direccién resultante POCOHHSHHSHSSSOSSSHOHHSHHSOHOSHEOHOEEOCEOEE 6 rermoDuCGON A LA soctaLoats de tal orientacién mutua es la materia prima del andlisis scciol6gico. 'No obstante, esta purificacién de la terminologia no basta para demostrar la distinién del Angulo de visién socjolégico. Podemos acercarnas més comparando a este ‘ikime con la perspectiva de otras disciplinas que se ocupan de las acciones humanas. Por ejemplo, el economista esti Interesado en los anslsis de Tos procesos que ocurren en la sociedad y que pueden describirse como sociales. Estos procesos tienen que ver con el problema bisico de la acti- Vidad cconémica: la distibucisn de los escasos bienes y servicios dentro de una sociedad. El economista se ocuparé de extor procesot en cuanto a la manera en que zealizan, @ nno pueden realizar, esta funcién. E] socilogo, al obser- var los mismos process, naturalmente tended que tomar en cuenta su propésito econémico, Pero su interés carac: teristico no se encuentra forzasamente relacionade con ‘ste propésito como tal. El socislogo se interesaré en una variedad de relacionese interaccfones humanas que pueden ofrecerse aqui y que pueden ser totalmente ajenas a las setae econémicas en cvestibn. Asi pues, Ja actividad eco- bmica implica relaciones de poder, prestigio, prejuicio € incluso de funcionamiento que pueden analizarse Gnica- ‘mente con una alusién marginal a la funcién propiamente econémica de la. actividad, EI sociSlogo descubre que su materia de estudio esté presente en todas les actividades humanas, pero no todos fos aspectot de estas actividades constituyen esta materia, La interaccién social no es cierta seccién especializada de Ja manera en que actéan os hombres entre si. Mas bien un aspecto determinado de todas estas acciones. Otra manera de expresatlo es que el sociSlogo realiza un tipo ‘special de abstraccién, Lo social, como materia de eatu- 23 Una FORMA HE coNeHENGIA a io, no es un campo separado de Ja actividad humana Mis bien (haciendo nuestra una frase de la teologiasacra- mental Iuterana) est presente “en, con y debajo” de muchos campos diferentes de tal actividad. El soci6logo ro observa fendmenes de los que ninguna otra persona esti exterada. Pero observa lot mismo fenémenot de manera ference. ‘Como un ejemplo més podriamos tomar Ia perspectiva ‘del abogado. Aqui encontramos afectvamente un punto de vista mucho ms amplio en cuanto a su campo de aplicacién, que el del econamista. Casi todas las actvie ‘dads humanas pueden caer, en un momento u otro, dentro de la competencia del abogado. Exte et en realidad el hhechizo de la abogacia. Asimismo, descubrimos en este ‘cainpo un procedimiento de abetraccién muy especial. De Ja enorme riqueza y variedad de la conducta humana, 1 obogado seleceiona los aspectas pertinentes (0, coma € disfa, materiales") para su matco de referencia muy ‘particular. Como sabe muy bien toda persona que se ha visto involuerada alguna vee en! un Iitiio, los eriterios de lo que €s0 no pertinent segin la ley a menudo sorprenderin ‘enormemente a los causantes en el caso en cuestién. No 5 necesario que nos ocupemos de esto aqui. Prefertiamos ‘observar que el marco de referencia legal etd integrado por cierto ndmero de modelos euidadosamente definidos de la actividad humana. Asi, enemot modelos patentes de obi gaciones, responsabilidades o pervenidad, Es necesario que pprevalezcan condiciones definidas antes de que cualquier ‘cto empirico pueda ser clasifcado bajo uno de estos rmembretes, y estas condiciones son formuladas por leyes © por precedentes. Cuando no se lenan estos requisites, el documento en cuestién es legalmente inaplicable. La ha. bilidad del abogado consiste en conocer las reglas segin las 8 emopuccién 4 LA socioLocta ‘cuales te estructuran estos modelos. Dentro de su marco de referencia, sabe eudindo un contrato comercial es vilido, cuindo puede acerse responsable de neglgencia al chofer de un automévil, © cuindo ha tenido lugar un estupro. BI socidlogo puede abservar estos fenémenos, pero sa rmatco de referencia seré totalmente diferente. Mas impor- fante ain, su criterio sobre estos fendmenos no puede der varse de leyes positivas o del precedente. Su interés en las relaciones humanas que tienen lugar en una transaccién comercial no tiene relaciéa con la valider legal de los contratosfirmades, al igual que la desviacin en la conduc- ta senual, sociolégicamente tan interesante, no puede ser apta para catalogarla bajo algin membrete en particular. Desde el punto de vista del abogado, la investigacién dal socislogo es ajena al marco de referencia legal. Refiriéndo- not a la estructura conceptual de la ley, podriamos decir aque Ia actividad del socilogo tiene un caricter subterré- reo. Al abogado le incumbe lo que podriames lamar et ‘concepto oficial de Ta situacién. A menudo el sociblogo trata con conceptos realmente extraoficales. Para el abo- ado, lo que debe comprender esencialmente es cémo ‘considera la ley @.un tipo determinado de criminal. Para cl socilogo resulta igualmente importante la manera en {que el criminal considera la ley. En comecuencia, formular preguntas sociolbgicas pre- supone que estamee interesados en mirar un poco mis ade- lante de las metas cominmente aceptadas u oficialmente definidas de las acciones humanas. Presupone un cierto conocimiento de que los sucescs humanos tienen diferentes niveles de significado, alguncs de los cuales se ccultan de Ja conciencia de la vida diaria. Incluso puede presuponer cierto grado de recelo acerca de la forma en que las auto- ridades interpreten oficialmente los sucesos humanos, ya UNA TORMA DE. CONCIENCEA 9 sean de un cardcterplitn, judi 0 religo Si ta tes dipucston a Iegar tan lejos, pereceia evidente que pe todas las cireunstanciashstries son iguaente fora Tes par el dearrollo def penpetva ceca Ten consecveci, parcern plausible que el pense arent soilgie terra mejor operand para eae roll en cicunstancias hires arated. poe foeres acudas al concep propio de una curs, er peiamente al efi y aera, el cual aceptado roralente. Unicamenteen tales cvcunstancas cs proba. Hie que lo hombres perceives se sentan motivados a pear mis ali de las asveracones de ete concepto Prepio y, como reultado de ello, oponen a as autor. Andes ‘Albert. Salomon ha ssteido”convenientemente Que el conepto de “wocedad, em su sentido snciligico tholemo, pedria sug slo como ls etructura norma. was del Crtandad y despues de que fueron destraas tos onions régimes. Por lo tants, podernos consi ora vee a la “toceded” como la eructra cclta dea viii exya fachada exterior conde eta exructura de in vista dl piblic, Eola eriandad medieval, soc dae hizo iniible por la imponentefachada religio- palin que coi el mundo comin del hombre eur peo. Come, seins Salomon, ta fachada police mis trundana el esac abl rel lama fone dee puts de que la Reforma rmpis a unidad de aetna Fue con Ia desotngracion del etado abscuto que In estuctra subyacente de la "soGedad™ empens aver: txts un mundo de meses 7 de furs que no pia fomprendre en trnino dels inerpretaconesofiales ela realidad social Entonces la perpectva ocligica Piode sbreentenderse en rain de expesiones tales coco “erent, “examinar det, en forma muy. preci ee aa) 0 mvrmopuceién A LA soctotoctn Ja manera en que estas frases se emplearian en el len ivinar su juego", “mirar tras bastide- res": en otras palabras, “estar al corriente de todos los trucos" ‘No estaremos muy lejos de Ia verdad si consideraros el pensamiento sociolégieo como una parte de lo que Nietzsche llamé el “arte de la desconfianza”, Ahora bien, seria un creto exceso de simplificacién el pensar que ete arte ha exit- tido séloen lo tiempos modernos. “Comprender” o “adivi- 1 las cosas 8 probablemente una buena funcién general de Ia inteligencia, incluso en sociedades muy primitivas. El antropélogo estadounidense Paul Radin nes ha proparcio- ‘nado una vivida descripeién del eseéptico como un tipo humane en la cultura primitiva, También nosotros tene ‘mos pruchas de que civilizaciones diferentes de las de los modernos estados occidentales dan testimenio de formas de conciencia que bien podrian lamarse protosocilbgicas. Por ejemplo, podtiames indicar a Herodes o a Tbn-Khal- dun, Existen incluso testor del antiguo Egipto que hacen patente un profundo derencanto con el orden politico y Social que ha logrado fama de haber sido uno de los més coherentes de Ia historia de la humanidad, Sin embargo, con el comienzo de Ia era moderna en el Occidente, esta forma de conciencia se intemifiea, se concentra y sistema: tiza, carncteriza el pensamiento de un mimero cada ver ‘mayor de hombres perceptivos. Este no es el hugar adecua- do para exponer detalladamente la prehistoria del pense mmiento sociolégica, exposicién que debemos en gran parte 4 Salomon. Ni siquiera queremos proporcionar aqui un indice intelectual de los antecesaes de Ia Sociologia, demas- trando sus relaciones con Maquiavelo, Erasmo, Bacon, con Ja filosofia del siglo xv y las bellesletirer del siglo xv eto ya se ha hecho en otras obras y ha sido Nevado 955 smuaje comin —' DONA FORMA BE CONGIENGIA 31 f cabo por personas mucho més idéneas que el autor. Baste con recalcar una vez mis que el pensamiento seciol6- fico indica el goce de algunas producciones intelectuales aque te han lecalizado muy especificamente en Ia historia moderna occidental Retomemos en lugar de ello ala proposicién de que la perspectiva sociolégica implica un proceso de “compren- sia” a través de las fachadas de las estructuras sociales. Podsiamos considerar éto en términos de una experiencia ‘comin de Ia gente que habita en las grandes ciudades Una de fas fascinaciones que pesee una gran ciudad es la inmensa variedad de actividades hurmanas que tienen lugar tras las hilerat de casas aparentemente anénimas y perpe- tmamente jguales. Una persona que vive en una ciudad co- smo éta experimentaré una y otra ver sorpress o inclusive emocién cuando descubre las extras actividades en las {que se entretienen algunos hombres, bastante discretamente, cen casas que, desde el exterior se parecen a todas las demis gue extén situadas en una calle determinada, Al vivir esta experiencia una o dos veces, nos encontraremes repetida: mente caminando por una calle, quizés a Gltimas horas de ls tarde, y preguntindonos lo que puede estar sucedien- do bajo las brillantes Iuces que se transparentan por una hilera de cortinas corrdas. Una familia comin entregada 4 una agradable conversacién con sus invitados? Una cecena de desesperacién que se desarrolia en medio de la enfermedad o Ia muerte? 20 una escena de placeres luju riowos? Tal vez un culto extrio o una peligrosa cons piracién? Las fachadas de las casas no pueden decimes nada, proclamando Gnicamente una confermidad arquitec: ténica con los guster de algin grupo o clase social que inclusive puede que ya no resida en esa calle. Los miste- ros sociales se ocultan tras las fachadss. El deseo de 2 awmovueadn A 14 sociozoeta penetrar hasta extor misterios es anélogo 2 la curiosidad sncildgica. En algunas ciudades atacadas sibitamente por ta calamidad, este deseo puede realizarse de manera repen- tina, Las personas que han experimentado bombardeos en épocas de guerra, saben de los encuentros sites con los inesperados (y algunas veces, eon los inimaginables) com- ppalieros ocupantes del refugio contra incursiones aéreas del ‘cdificio de apartamentos en el que une vive. O pueden recordar la sobrecogedora escena matinal de una casa al- canada por una bomba durante la noche, partida exacta- mente en dos, con a fachada arrancada y el interior, antes ‘oculto, deseubierto despiadadamente a la luz del dia. Pero fen la mayoria de las ciudades en donde se puede vivir rormalmente, debemos horadar las fachadas por nivstras propias intrusiones investigadoras. De manera similar, cexistenstuacines histricas en las que las fachadas de la sociedad son desmembradas vielentamente y todos, menos Jos rs indiferentes, nos vemos obligados a ver que siempre existe una realidad dewés de las fachadas. Por regla general, esto no sucede y las fachadas siguen haciéndonos frente con una estabilidad aparentemente de roca. Por tanto, Ia pereepetéin de Ia realidad que existe tras las facha- das exige un gran esfuerzo intelectual Algunoe ejemplos de la forma en que la sociologia “ve tras" las fachadas de las extructuras sociales, podrian servir para exclarecer aun mds nuestro argumento. Consi- decemas, por ejemplo, la organizacién politica de una co- rmunidad, Si descamos descubrir la manera en que es go- Tbemada wna moderna ciudad estadounidense, es muy fil obtener la informacion oficial acerca de este tema. La ciudad poreeré una carta constituconal, que rige segin las leyes del estado. Con cierto aesoramiento de individuos bien informados, podemos considerar diversas leyes que 26 UNA FORMA DR CONCIENCIA 33 efinen Ja constitucién de la ciudad. Asi, podemos ente- ramos de que esta comunidad particular posee una forma de administracion en la que el gobierno esté en manos de tun regente municipal, o que las afiliaciones de partido no aparecen en las boletat en eleeciones municipales, o que el ‘gobiemo de Ia ciudad participa en una jurisiecién region ral de aguas. De manera similar, por la leetura de algunos periédices, podemes enterarnos de los problemas politicos reconocides de la comunidad. Podemot leer que la ciudad proyecta adicionar cirta zona suburbans, 0 que ha habido ‘un cambio en las leyes de divisién en zonas de Ia ciudad con el fin de faciitar el desarrollo industrial en otra aérea, 6 incluso que uno de los miembros del ayuntamiento de la ciudad ha sido acusado de valerse de su cargo para su provecho pertonal. Todas esas cosas ocurren todavia, por decirlo asi, en el nivel visible, oficial 6 piblico, de la vida politica, Sin embargo, necestariamos ser excesivamente ingenuos para creer que este tipo de informacién nos pproporciona wna imagen cabal de la realidad politica de cexta poblacién. Bl socilogo desearé conocer mis que nada Ja composicén electoral, todos los grupos de votantes que constituyen la “estructura informal del poder” (como la ha llamado Floyd Hunter, un socilogo estadounidense inte- resado en tales estudios), que es una eonfiguracion de hom: bores y de Jos poderes que poscen que no podemos averiguar ‘en ninguna ley y de los que probablemente no podemos en- terarnos por los periodicos. El cientifica politico 0 el ex: perto jurdico podrian encontrar muy interesante comparar Ja carta constitucional de la ciudad con las constituciones de otras comunidades similares. El socilog estar mucho rs interesado en descubrir la forma en que les poderosas intereses ereados influyen 0 incluso controlan las acciones de Jos funcionarios electos bajo la carta constitucional. Estos t DOCOOCHHO OOH OOOOOOCOOOOOOOOOOOCOHOOOOOS Es erRoDUCAIEN a LA Soctozoots interes creados no los descubrirenss en el ayuntamiente, sino més bien en los deszachos de los funcionarios ejecuti- ‘vor de ks compafias que puede que ni siquera estén radi- cadat en esta localdad, en las mansiones privadas de un uitado de hombres poderescs, quiz en las oficinds de al _gunce sindicatos obreros o inclusive, en alguns casos, en los cuarteles generales de ls organizaciones criminals. Cuan- do el socidlogo se interesa en el poder, “miraré tras” los mecaniames oficiales que se supone regulan el poder en la comunidad. Esto no significa necesariamente que consi- derard Jot mecanismos oficiales totalmente ineficaces © {que los definira Iegalmente como completamente ilusories. Pero cuando mence insitird en que existe otro nivel de la realidad que debe investigarse en el sistema particular de poder, En algunos casos legaré a la conclusin de que ‘buscar el poder real en sitios reconocidos piblicamente es absolutamente erréneo ‘Consideremos otro ejemplo. Las denominaciones pro- testantes en ete pals se diferencian enormemente en 0 que laman su “forma de gobemarse”, o sea, la manera oficilmente definida en que funciona Ia secta, Podemos hhablar de una “forma de gobierno” episcopal, de una pres Diteriana o de una congregacional (dando a entender con festo no Tas denominaciones 0 sectas lamadas por estos nombres, sino las formas de gobiemo eclesiéstico que com- parten las diferentes sectat; por ejemplo, la forma de gobierno episcopal compartida por los episcopales y los etodistas, la congregacional compartida por los eongre: tgacionaistas y los bautistas). Casi en todos los casos, la “politica” 0 forma de gobierno de una denominacién es el resultado de una larga evclucién histériea y se basa en tuna expaticién teolégica razonada sobre la cual los ex pertos en doctrina eclesistica siguen disputando, No 27 UNA FORMA BE coxcmcI 38 bstante, un sociolégo interesado en estudiar el gobierno de las sectas estadounidenses haria bien en no detenerse demasiado en estas definiciones oficiales. Pronto deseu- bird que los problemas reales del poder y la organizacién, Vienen poco que ver con la “forma de gobiemo” en el sentido teolégico. Encontrard que la forma basica de or- ganizaciéo en todas las sectat de cualquier tamaio et bureerdtica. La Iégica de Ia conducta administrativa viene Adeterminada por los procesos burocrétios, s6lo rara ver Por los fundamentos de un punto de vista eplzcopal o con- gregacional. Por esta razén, el investigadar sociolégice “adivinard” répidamente la masa de confusa terminologia «que caracterza a los funcionarios de la burocracia eclesiés- tica e identifica correctamente le que peteen el poder jecutivo, sea que se Hamen “obispo, “clérgos regulares” © “presidentes del sinodo”. Comprendiendo que la orga- niacin sectaria pertenece a las variedades mucho més grandes de la burocracia, el soidlogo pocké, pues, darse fuenta de los procesos que ocurren en la orgenizacim para ‘observar las presionesintemnas y externas a las que se ven sametidas por personas que tebricamente ocupan ls cargos administrativs. En otras palabras, ras la fachada de una “forma de gobierno episcopal”, el socislogo percibird los Jundamentos de un instrumente buroerético que no difiere demasiado en la iglesia metodista, en un organismo del sobiemo federal, en la General Motors o en el Sindicato de Trabajadores Unidos de la Industria Automovilistica, © bien tomemos un ejemplo de la vida econémiea, El jefe de personal de una industria e complacerd en prepara’ ‘iagramas brillantemente iluminados que indiguen el eva ‘dro de organizacién que se supone debe adminisrar el proceso de produccién, Cada persona tiene su lugar; todos saben dentro de la organizacién quia es la pericna de 36 nemmoDUGRISN A 1A secIoL00tn quien reciben érdenes y a quiénes deben transmitirlas; cada equipo de trabajo tiene seFialado su papel en el gran drama de la produccién, En realidad, las cosas rara vez funcio- nan de esta manera y todo buen jefe de personal lo sabe. Superpuesta al plano de la organizacién se encuentra luna red mucho mis sutily mucho menos visible de grupos hhumnanos, con sus Jealtades, prejuicios, antipatias y (lo mis importante) sus cédigos de conducta, La sociologia industrial es lena de datos sobre las operaciones de esta red informal, que siempre existe en diferentes grados de juste 0 de canflicto con el sistema oficial. Una coexisten- ca muy parecida de la organizacién formal y la informal, se encontrar sempre que grandes cantidades de hombres trabajen o vivan juntos bajo un sstema de disciplina: en las organizaciones militares, las prisiones, los hospitals, las ‘scuelas,retomando a las misteriosasalianzas que estable- cen los nifios entre ai y que sus padres disciemen slo rara ‘vez. Una vez mis, el sociélogo se esforzard por penetrar I cortina de humo de las versiones oficiales de Ia realidad (la del capataz, ef funcionario, el maestro) y tratark de entender las seiales que le legan del “mundo terrenal” (las del obrero, del recluta y del escolar), Permitasenos considerar un ejemplo més. En los pales fccideniales, y especialmente en los Estados Unidos, se dda por sentado que los hombres y las mujeres se easan porque extin enamorados. Existe una mitologia popular Aampliamente fundamentada acerca del cardcter del amor como una emeciéa violenta ¢ irresistible que se arraiga en donde quiere, un misterio que constituye la meta de la ‘mayoria de los jévenes y a menudo también de los que no son tan jvenes, Sin embargo, en cuanto investigamos cual ‘es la gente que se casa realmente, descubrimos que las flechas de Cupido parecen estar dirigidas bastante firme- LUNA FORMA DE CONCENCIL 37 ‘mente dentro de canales muy definidos de clase, ingress, educacién y antecedentes raciales y religosos. Si investiga- ‘mes entonces un poco més en la conducta a la que se ccomprometen antes del matrimonio, de acuerdo con el texfemismo bastante engafiow del “noviazgo”, descubrimos ‘canales de interaccién frecuentemente rigidos hasta el pune to de parecer un ritual. Empecamos a sospechar que, en Ja mayor parte de lat ocasones, no es tanto Ja emociéa del amor 1a que crea wn tipo determinado de relacin, sino que las relaciones cuidadosamente definidas de ante iano y a menude planeadas generan finalmente la emo- ‘cin deseada, En otras palabras, cuando se eumplen o ton cerigidas ciertas condiciones, nos permitimos “enamoramos". El socidlogo que investiga nuestras normas de “noviazgo” ¥y matrimonio, pronto descubre una compleja trama de ‘notivos relacionados en muchas formas con toda la estruc- tura institucional dentro de la cual un individuo pasa su ‘vida: In clase, la profesibn, las ambiciones econémieas y las aspiraciones de poder y prestigi. El mitagro del amor ‘empieza a parecernot ahora un poco sintétice. Por otra parte, eto no significa necesariamente que en algin caso ‘eterminado el sociglogo declare que Ia interpretacién ro- rmantica es una ilusién, Pero, una ver mis, miraré mis allé de las interpretaciones proporcionadas directamente Y aprobacas piblicamente. Contemplando a una pareja aque contempla a si ver la luna, el sociélogo no necesita tentine forzado a negar el chogue emacional de la eseena asi iluminada, Pero observaré el mecanismno que parti- ‘ip6 en Ia construcciéa de la escena en sut aspectos no lunares: el indice de condicién social que es el automévil ‘desde el cual se realiza la contemplacién, los cénones de ‘gusto y de tdctica que determinan la indumentaria de los ‘enamorados, las muchas formas ea que el Ienguaje y el ease |aaaa e e ° e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e VOSOSHSOHHOHOHSHHOOHSSEHSOOOOHOOOOOOE 38 emmopucciin 4 ta soctonocin porte lor sitia socialmente y por lo mismo la. posicién social y lo intencional de toda la actividad. ‘A estas alturas puede resullar evidente que los proble- ‘maz que interesaran al sociélogo no son necesariamente tos que otra gente puede Hamar “problemas”. La manera en que los funcionarios pablico y los peri6dicos (y, jay! al: igunce libros de texto en materia de socilogia) hablan acerca de lor “problemas sociales”, sive para obicurecer ‘ete hecho. La gente habla generalmente de un “problema social” cuando algo en Ia sociedad no funciona en la forma fen que se supone que deberia hacerlo segim las interpre- taciones oficiales En ete caso, esperan que el socislogo estudie el “problema” tal como ello lo han definide y que tal ver dé una “solucién” que atienda el asunto a su pro- pila satisfaceién. En contraste con este tipo de expectat va, es importante comprender que un pablema socioligico 6s, en este sentido, algo totalmente diferente de un “proble- ‘ma social". Por ejemplo, es ingenuo concentrarse en el crimen como un “problema” porque los organismos que ponen en vigor las Ieyes lo definen de esta manera, o en el Aivoreio porque éste es un problema para los moralstas de! ‘matrimonio, Un ejemplo aGn mis patente, el “problema” del capatar que consiste en lograr que sus hombres trbajen ‘con mis eficiencia, o el del oficial de linea para hacer que sus tropas ataquen con més entuslasmo al enemigo, no son ddeninguna manera un problema para el sociélogo (dejando fuera de consideraciém por el momento el hecho probable de que el socidlogo al que te le ha pedido que estudic tales “problemas” esté empleado por la corperacién © por el ejér- cito). El problema sociolégico es siempre la comprensién| de los factores que intervienen en este punto en términos de interaccién tocal. Asi, el problema sociolgico no consiste tanto en saber por qué algunas cosas “funcionan mal” dewe LUNA oRMtA De cower 59 l punto de vista de las autoridades y de Ia administracién de la escena social, sino, en primer lugar, cémo funciona todo el sistema, qué conjeturas pueden extraerse de €l y por qué medios se mantiene sin interrupcién. El problema sociolégico fundamental no es €] crimen, sino la ley; no es 4] divorco, sino el matrimonio; no es la discriminacién ra- cial, sino la estratifcaciOn definide racialmente; ni la revo lucid, sino el gobierno, Este punto puede explicerse mis ampliamente con us ejemplo, Consideremos un centro de asistencia social en tup barrio de la clase més baja que trata de apartar a les adolescentes de la actividades piblicamente reprobadas de una pancilla jovenil. El marco de referencia dentro del cual definen lor “problemae” de esta situacién los tra- bajadores sociales y lot oficiales de la policlaesté constitu. 4do por el mundo de los valores respetables y pblicamente aprobados de la clase media. El hecho de que los adoles centes anden de un lado para otro en automéviles rebades constituye un “problema”, pero es una “solucién” si en lugar de ello juegan pandas de grupo en el centro de asistencia. Pero si cambiamos el marco de referencia y ‘bservames la situacin desde el punto de vista de los lide. res de la pandilla juvenil, los “problemas” son definidos en un orden inverse. Es un “problema” para la slidaridad de la pandilla si sus miembros ton seducidos a alejarse de las actividades que dan prestigio ala pandilla dentro de su propio mundo social, y seria una “solucién” si los trabaja- ores sociales regresssen al infierno de la parte alta de la ciudad de donde vinieron. Lo que para un sistema social constituye un “problema” es la rutina normal para otro, y viceversa. Lealtad y deslealtad, solidaridad y apartamiento son definidar en términos contradictorios por los represen: tantes de los dot sistemas. Ahora bien, el sociélogo puede 6 remonvecién A 1A soctozoata consderar, en términes de sus propios valores, més con= veniente ln respetabilidad de la clase media y en conse- cuencia puede desear colaborar con el centro de asistencia, cl cual consttuye su avanzada misionera in paribus infide- lium, Sin embargo, esto no justfica la identificacién de Jos dolores de cabeza del dizector con los que son “pro= blemas" desde el punto de vista socislogico. Los “proble- mas” que el socilogo deseard resolver atafien a una com prensin de toda Ia situacin social, a le valores y modos de aceién en ambos sistemas y a la manera en que loe dos sistemas coexisten en el espacio y el tiempo. En realidad, esta misma capacidad para observar una situacién desde Jas posiciones ventajosas de los sistemas de interpretacign fen competencia, es una de las marcas dlstintivas de la conciencia socielégica, como Jo veremos después més claramente, Por lo tanto, quisiéramos afirmar que existe un motivo de desenmascaramiento y demestracién de mentira 0 exa- geracién inherente a la concienciarocildgica, El socidlogo se veri forzade, una y otra vez, por Ia légica misma de su isciplina, a bajar del pedestal los sistemas sociales que estudia. Esta tendencia a desenmasearar no te debe for- Zzosamente al temptzamento © a las inclinaciones del socié- Jogo. En realidad, puede suceder que el socibloge, que ‘come individuo puede sor de una dsposicién concilatoria Y totalmente desafecto a alterar las cémodas suposiciones fn las que tasa su propia existencia social, se vea cbligado, no obstante, por su tabajo, a hacer frente a lo que dan por sentado las pertonas que lo rodean, En otras palabras, (quisigramos afirmar que ls raices del motivo para desen- smascarar en sociologia, no son siclégieas, sino meto- olégicas. El marco de referencia saciolégica, con su procedimiento —que forma parte de su estructura miema— UNA FORMA DE. CoNCENCIA 6 de buscar niveles de realidad diferentes de les que se dan cn las interpretaciones oficiales de la sociedad, leva consigo un imperativo légico de desenmascarar las simulacionesy Ja propaganda per medio de Ia cual los hombres encubren sus mutuas acciones, Este imperative de desenmarcara- miento es una de las caracteristicas de la sociologia, par- ticularmente en nuestro pais en las condiciones de la era ‘moderna La tendencia al desenmascaramiento que existe en el pensamiento socioléyico, puede ser ejemplifeada por una variedad de fendmenes que se han producide dentro del campo, Por ejemplo, una de las tess principales de Ja sociologia de Weber es Ia de las consecuencias involuntarias e inesperadas que pueden tener lat acciones humanas en Ja sociedad. La obra mis famosa de Weber, The Protestant Bthic and the Spirit of Capitalism, en Ia cual demuestra la relacion entre ciertas consecuencias de los valores pro- testantes y el desarrollo del cardeter capitalists, a menudo hha sido mal interpretada por ls eitcos precisamente por {que no comprendieron esta tess. Tales ertcos han sefia- Jado que los pensadores protestantes citadas por Weber nunca tuvieron la intenci6n de que sus ensefianzas fuesen aplicadas de manera de producir los especificos resultadoe ‘econémicos en cusstin. En forma preci, Weber sxtuvo aque la doctrina calvinista de Ia predestinacién levaba a Ta gente a conducirse de una forma que él lamaba “ascé= tica en las cosas mundanas internas”, o 9, de una manera, fen que se preocupa inten, sistemética y desinteresada- ‘mente por las cuestiones de este mundo, especialmente por Jos asuntos econémicos. Los critcas de Weber han sefalado entonces que nada més lejos del pentamiento de’ Calvino Y¥ de los demas lideres de la Reforma calvinista. Pero ‘Weber nunca sostuvo que el pensamiento ealvinista tuviese PCCOSOHHHHSHSTSSTSSCHS SCHOTT SHTSTHSVED 00 00OCOOOO0OHOOCOOOOOOOOOOOOHOOOOOD 2 emmopUecIbN A LA soctoLooth 1a intencién de producie estes patrones de accién econé- ‘ica. Por el contrario, él sabia muy bien que sus intencio- nes eran totalmente diferentes. Las consecuencias sobre vinieron independientemente de las intenciones. En otras palabeat, Ia obra de Weber (y no solamente la parte famo- sa de ella que acabamos de mencionar) nos proporciona luna imagen vivida de la ironia de las acciones humanas ‘Asi pues, la sociologla de Weber nos brinda una antiteis radical respecto a todos los eriteriot que consideran Ia his- toria como la realizacién de las ideas o como el fruto de los csfuerz0s deliberados de los individuos o las colectvidades Esto no significa de ninguna manera que las ideas no sean importantes. No quiere desir que el producto de las ideas por regla general sea muy diferente de lo que planearon 0 csperaron las pertonas que tuvieron las ideas primero. Un conocimiento tal del aspecto irdnico de la historia es tran- uilizante, consituye um fuerte antidoto para todos los tipos de utopias revolucionarias. La tendencia de la sociologia a desenmascarar se en- ‘cuentra implicita en todas las teoras socioldgicas que hacen hhincapié en el cardcter auténomo de lov procesos sociales Por ejemplo, Emile Durkheim, fundador de la eseuela mis importante en a sociologia francesa, recale6 que la socie- ddad era una realidad sui generis, esto es, una realidad que no podia reducirse a factores sicolégicos 0 de otro tipo en los diferentes niveles del andliss. El efecto de esta inss- tencia ha sido un soberano desprecio por los motives y Aesignios aplicadee individualmente en el estudio realizado por Durkheim de los diversos fenémenos Quik esto se ‘munifiesta de manera més sutil en su bien conocido estudio el sucidio, en Ia elaboraciém de este titulo, en el cusl las intenciones individuales de los que cometen 0 tratan de cometer suiciio se excluyen por completo del andlisis a 31 UNA Pons DE conerneta 6 favor de las estadisticas relacionadas con las diferentes ca- racteristicas sociales de estos individuos. En la perspectiva de Durklaeim, vivir en sociedad significa existir bajo el dominio de la Logica de dicha sociedad. Muy a menudo los, hombres actian de acuerdo con ea lgica sin siquiera conocerla. Por tanto, para descubrir la dindmica interior de Ia sociedad, con frecuencia el tocilogo ha de hacer caso fomiso de las respuestas que darian a sus preguntas lor propios representantes sociales y buscar explicaciones que se ccultan a su propio conocimiento, Este enfoque even- calmente durkheimiano se ha transadado al enfoque te6- ‘ico lamado ahora funcionalismo, En el andliis funcional se analiza Ia sociedad en términos de sus propias obras como sistema, obras que a menudo resultan obicuras w ‘opacas para los que actian deatro del sistema, Bl socélogo contempordneo Robert Merton ha expretado muy_bien ste enfoque en sus conceptos de las funciones sass: “tac! y “latentes”. Las primeras son las funciones conscien- tes y diliberadas de Jos process sociales, lat ltimas son Jas inconseientes e involuntaras, AS, la funcién “manifies ta" de la legislacién contra las casas de juego puede ser suprimir ef juego, y su funcién “latente” crear un imperio ilegal para los sindicatos de tabures. © las misiones exis tianas en algunas partes del Aftica “manifiestamente” tx taban de convertir a los afrcance al cesianismo y “Iatente mente” ayudaban a destruir las culturas de las tribus indigenas, proporcionando asi un importante impulo para el logro de una répida trensformacién social, O el control ‘del partido comunista sobre todor los sectores de la vida social en Rusia, caya funcién “manifesta” era asegurar J perpetuacién del dominio del carketer revolucionario, y la“latente", crear una nueva clase de eémedoe burbera- {as mistriosamente burgueses en sus aspiraciones y cada 6 wrmonveat6x A 2A soctotoctn vex menos inclinadas a la abnegacién que implica la con- sogracién belehevique. © la funcién “manifesta” de mu- cas organizaciones voluntarias en los Estados Unidos es Ja sociabilidad y el servicio pico, y la funcién “Iatente”, asignar indices de condicign socal a las personas autoriza das para pertenecer a tales asociaciones, Bl concepto de “ideologi", central en algunas teorias sociokigicas, podsla servir como un ejemplo més de la tendencia & derenmazcarar, de la que nos ccupamos antes, Los socilogoshablan de “ideologla” al examinar los puntos de vista que sirven para buscar una explicaciin racional a los intereses creados de algin grupo. Con mucha fre- ‘cuencia tale: puntos de vista deforman sistematicamente la realidad social de manera muy parecida a un individuo ‘que neurétcamente niegs, deforma o interpreta aspecios| de su vida que le resultan molestos. E] importante enfoque del sccilog italiano Vilfredo Pareto tiene un lugar cen- tral para esta perspectiva, y, como veremos en uno de los siguientes capitulo, el concepto de “ideotogia” resulta esen- cial para el enfogue llamado la “socologia del conocimien- En tales ands, lat ideas por medio de las cuales los hhomnres explican sur acciones son desenmascaradas como ‘vanasilusiones, el ipo de “sinceridad” que David Riesman hha desctito atinadamente como el estado de la mente de ‘un hombre que generalmente cree en su propia propagan- ‘da, De esta manera, podemos hablar de “ideclogia” cuando analizamor la ereencia de muchos médicos extadounidenses cde que las nemmas de salud declinarin si es abolido el rmétodo de pago de “honararis por servicio” vicciin de mucher empresarios de pompas finebres de que los funerales baratos demuestrin falta de carifio por el difunio, 0 la manera en que difinen su sctividad como “educative” los maestros de ceremonias de los programas ; 0 la con- LUNA FORMA DE CONGTENGEA 6 de preguntas en Ia televisin, La imagen de si mismo del vendedor de segurot como atesor paternal de las jévenes familia, de las corstas del teatro frivelo como artistas, del propagandisia como experto en comunicaciones, a del ver- Gugo como un servidor piblico; tedas estas opiniones no son tnicamente aliviosindividuales de la culpabilidad o la ansiedad por la poscién, sino que constituyen las interpre- taciones oficiales de todos los grupos sociales, obligatrias para sus miembros bajo pena de excomunién. Al revelar Ia utlidad social de las pretensions ideolégica, el sciélogo tratard de no parecerse los historiadores de quienes dijo Mare que el tendero de la esquina sabe mejor que elles 1a Giferencia gue existe entre Io que un hombre realmente es y lo que pretende ser. El motivo de la socioloy‘a para folocar las cosas en Ia realidad yace en esta penetracién de las cortinas de humo verbales hasta legar a los mévi- les de la actin no admitides y a menudo desagradables. Hemos sugerido antes que es probable que la conciencia tocolégica surja cuando se tornen débiles o vaclantes las interpretaciones de la sociedad cominmente aceptadas 0 ‘expuesias de manera auteritaria. Como hemos dicho antes, existe un buen argumento a favor de juzgar los origenes de la sociologia en Francia (la madre patria de la discipli- nna) en funcién de un exfuerzo por hacer frente intelec- ‘ualmente a las consecuenciat de la Revolucion Francesa, zo sélo las del gran cataclismo de 1789, sino las derivadas| de lo que De Tocqueville ams la Revolucién continua Gel siglo xmx. Tin el caso de Francia, no es dificil imaginar la sociologia frente al medio ambiente de las rapidas trans- formaciones de la sociedad moderna, el éerrumbamiento de Jas fachadas, la. deformacién de las antiguas creencias y Ja aparicién en a escena social de fuerzas nuevas real- ‘mente temibles. En Alemania, el otro pais europeo en el 66 inmopucaén a 14 soctoxocia que surgié wn importante movimiento sociolégico en es glo xm, la cuestién tiene un aspecto totalmente diferente Si se not permite citar una ver més a Mary, diremos que Jos alemanes tenian la tendencia a practicar en los estudios de los eatedrticos las revoluciones que les franceses leva tan a cabo en las barricadas. Cuando menos una de estas académicas de la revolucién, tal ver la mas impor tante, puede buscarse en el movimiento del pensamiento ampliamente cimentado que legé a llamarse “historcis- mo", Este no es el sitio apropiado para invesigar toda la historia de este movimiento. Basta con decir que representa ‘un intento por abordar filaséficamente el sentido abruma- dor de la relatividad de todos los valores dentro de la historia, Este conocimiento de Ia relatividad fue un resul- lado casi necesario de Ia enorme acumulacién de erudicién| histrica por parte de lot alemanes en todos los campos con- cebibles, El pensamiento socioligico se basb al menos par clakmente en la necesidad de levar orden y claridad a la impresién de caos que causé en ciertos observadores este onjunto de conocimientos histéricos. Sin embargo, innecesario:subrayar que Ja sociedad del socidlogo alemn fue cambiando en torno a él tal como sucedié con la de su colega francés, a medida que Alemania se lanz6 hacia cl poderto industrial y la nacionalizacién en Ia segunda, imitad del siglo xx. Sin embargo, no nos dedicaremos a fstas cutstiones, Si retornamos a los Estados Unidos, el pais en que la sociologia logré la aceptacién mis amplia, Aescubrimos asimismo un conjunto diferente de circunstan- cias, aunque también frente a un medio ambiente de cambio social répida y profunde. Al observar esta evolu Cdn estadounidense, podemos deicubrir otro motive de LUNA FORMA DE CONGIENGIA o carar, aunque no idéntico a éste: ou fascinacién por el aspecto poco respetable de la sociedad. ‘Cuando menos en todas las sociedades occidentales es posible dstinguir entre sectoresrespetabes y no respetables. En este sentido, la sociedad estadounidense no acupa una posiciia (nica en su género. Pero la respetabildad esta- ounidense posee wna cualidad particularmente penetrante Tal vez esto puede atribuirse en parte a los prolongados efectos resultanter de lat coxtumbres puritanas. Exo tie- ne que ver més probablemente con el papel predeminante aque desempefé Ia burguesia en la formacién de la cultura estadounidense. Sea cual sea su origen histrico, es fil observar las fendmenos sociales en los Estados Unidos y situarlos eSmodamente en uno de estas dos sectores. Pode- mot Columbrar a loe Estados Unidos oficiales y respetables representados simbéicamente por la Cémara de Comercio, las iglesias, Tas eeeuelas y otros centros de ceremonias civieas. Pero frente a este mundo de respetabilidad se encuentran los “otras Estados Uniéor, presents en todas las Gudades independientemente de su tamafo, unos Estados Unidos que poscen otros simbolos y st expresan en otro lenguaje. Este lenguaje es probablemente su marca de identficacién més segura; «el lenguaje de la sala de apuestas y de los jueges de poker, de loe bares, los burdeles y lee cuartelen Pero tainbién ex el lengusje que comienza a emplearse con un suspiro de alivio entre dos vendedores que toman tna copa fn el coche salin evando su tren deja ts las pequeBias y Timpias aldeas del Medio Oeste en una mafiana de domin- 0, con Jos limpios aldeanos entrando en opel en les Dlanqueados santuatios. Es el lenguaje que se reprime ‘cuando se esti en compafia de damas o de clérigos y que ‘debe su existencia principalmante a la transmisién oral sociologia relacionados estrechamente con el de desenmas de una generacién a otra de Huckleberry Finns. (Si bien 68 uermoDvecIOn 4 L4 soczoLoai ‘en afios recientes el lenguaje ha encontrado una disposcign literaria en algunos libros destinador a emocionar a las ddamas y a los clérigos.) Los “otros Estados Unidos” que hhablan este ienguaje pueden encontrarse dondequiera que la gente es excluida, ose exchiye asi misma, del mun- o decoroso de la clase media, Lo descubrimos en aquellos sectores de la clase trabajadora que no se han adelantado ‘ain demasiado en el camino del aburguesamiento, en los barrios bajos, en les municipios pablades por easuchas y en aquellas partes de las ciudades que los sceiSlogos urbanoe hhan Vamado “conas de transicién”. Lo encontramos ex- prado fuertemente en el mundo del negeo estadouniden- se. También damos con él en le submundor de aquellas personas que por una raxén u otra se han apartado volun tariamente de Main Street y de la Avenida Madison; en los obsesionados, los homosexuales, los vagabundos y dems “hombres maryinale:” en lot mundos que se mantienen a salvo fuera de la vista en las calles en donde vive gente refinada que trabaja y se divierte en famille (aunque en algunas ocasiones estos mundor pueden resultar bastante convenientes para los varones pertenecientes a la clase de “gente refinads", precamente en aquellas ocasiones en {que se encuentran felizmente sans famille) La sociologia estadounidense, aceptada desde el prin- 4.9 urmnaci6n ¥ atoonarin CF lla, tomames nota dnicamente de aquellas cosas que tienen importancia para nuestros propésitos inmediatos. Las de- més las pasamos por alto. Pero en el presente, las cosas que hemos pasado por alto pueden penetrar en nutstra ‘coneiencia cuando alguien nos las hace notar. A menos ‘que seams literalmente laces, tendremos que reconocer que ‘tas existen, aunque recalquemes el hecho de que no nes interesan mucho, Pero las coms pasadas que hemos deci- ido pasar por alto son mucho més initiles comparadas con nuestro destructor olvido. Estas no se encuentran frente a nosotros haciéndose notar contra nuestra voluntad y sélo en muy rarce e3s0r (como por ejemplo, en Tos pro- ‘cess criminales), nos enfrentamos @ prucbas irrefutables, Exto quiere decir que Ia opinién comin esté totalmente cequivocada al pensar que e} pasado es fijo, inmutable © invariable cuando los comparamos con el flujo siempre tambiante del presente. Por el contrario, al menos dentio dle nuestra propia conciencia, el pasado es dictily flexible ¥y cambia constantemente a medida que nuestra memoria interpreta y explica de nuevo lo que ha sucedido. Asi pues, poscemor tantas vides como puntos de vista. Con- tinuamos dando diferentes interpretaciones a mucstra bic- srafia, poco ms © menos como los salinistas segulan scribiendo y reformando la Enciclopedia Soviica, atri- Duyendo una importancia deciiva a slgunes acontecimien- tos mientras que otros eran relegados a un alvido igno- Poems dar por sentado sin peligro alguno que este proceso de reconstitucién del pasado (inherente pasble- mente en el mero hecho del lenguaje) es tan antiguo como €l homo sapiens, 0 tal vee como sus propios antecesores, y {que este proceso ayudé a pasar los largosmilenios en que Jos hombres hicieran muy poco aparte de golpear piedras “COCOOOOEO OOOH OSEHO OOOOH OOOOH OOOOOOO®O 6 vmooveci6x AA SoctoLoots lentamente con sus hachas de mano. Cada episodio que signifiea un paso hacia adelante es un acto de interpreta- cin histérica y todo viejo sabio es un teérico del desarollo Lisfrico, Pero lo earacterstcamente modemo cs la fre- cevencia y rapidez con que se lleva a cabo cada nueva interpretacién en las vidas de muchot individuos, y la situacién cada ver més comin en la que pueden elegrse diferentes sistemas de interpretacién en este juego que comiste en crear de nuevo el munde. Como ya hemos sefalado en el capitulo anterior, la gran intensificacién de la movilidad geogrifia y social es una de las princi pales causas de esto. Daremos algunos ejemplos que pue- den servir para aclarar aiin mis este punto, La gente que esti en movimiento fisicamente a menudo la que esti también en movimiento en su com- prensa y conocimiento de si misma. Consideremos fas sorprendentes transformaciones de identidad y de imagen de uno mismo que pueden originarse de un simple cams bio de residencia, Algunos sitios siven como las ubica- clones clisicas en las que se producen tales transformacio- nes casi en cadena, Por ejemplo, no podemos comprender Greenwich Village sin comprender Kansas City. Desde su principio como un lugar de reunién de todos los seres ieresados en cambiar su identidad, ha actuado como un instrumento sociticolégico a través del cual pasan lot hombres y mujeres como a través de una retorta mégica, fentrando como circunspectos habitantes de los estades del Medio Ocste y saliendo como inmorales descarriados. Lo {que antes era decente es indecoroso después, y viceversa, Lo que solia ser tabi, se toma de rigueur; lo que era obvio se hace rsible; y lo que solia er nuestro mundo se convierte en algo que debemes superar. Indudablemente, llevar a cabo una transformacién tal implica una nueva ALTENNAGIEN ¥ mloonasta 87 interpretaciéa de nuestro pasado y, ademés, una interpre- tacién radical. Ahora nos dames cuenta de que los gran- des cataclismes emocionales del pasado no fueron més que sacudidas puerles y que aquellas personas que considerd. bbames muy importantes en nuestra vida, después de todo ‘9 fueron més que uno Timitados provincianes. Les acon- tecimientos de fos que sollamas estar orgullosos, son ahora cpisodies embarazosos de nuestra prehistoria. Incluso po demos apartarlee de nuestra memoria si etin demasiado fen desacuerdo con Ja idea que deseamot tener ahora de nototroe mismos. Asi el radiante dia en que nos tocé pro- fnunciar las palabras de despida al final del curso, deja lugar, cuando reconstruimos muestra biografia, a una tarde aparentemente poco importante en que por primera vex ta: ‘amos de dedicarnos a la pintura, y en lugar de considerar como cl punto de partida de una época la fecha en que abrazamos la causa de Jesis en la capilla de un campa- mento de veranee, consideramos como nuesiro momento ecisivo aquella ocasién —que antes fue motivo de una angustiosa vergienea y ahora consideramos 1 momento decisive de nuestra propia realizacién— en que perdimos nuestra virginidad en la parte trasera de un automévil ‘estacionado. Pasames Ia vida refermando nuestro calen- ario de dias feriades, Ievantando y derribando los postes de sefiales que marcan nuestro progreso a través del tiempo Inscia realizaciones siempre recién definidas. Porque ya ahora estaremes seguros de que ninguna magia es tan poderosa como para que no pueda contrarrestarse con un sello més nuevo. Més tarde, Greenwich Vilage puede lle- far a ser solamente una fase més en nuestra vida, un cexperimento e incluso un error més. Las antiguas marcas pueden rescatarte de lot escombres de cronologias que ya han sido descartadss. Por ejemplo, la experiencia de la 38 nemmonveciN AA soctotocin ‘onversién en el eampo religioso puede resultar después €l primer paso incierto hacia la verdad que ahora compren- demos par completo al hacernos catélicos. Y podemos Jmponer al mismo pstado tipos de arreglo totalmente nuevos. Por ejemplo, podemos descubrir en nuestro si ‘coandlsis que tanto la conversi6n como Ia iniciacién sexual, cl acto que nos enorgullecfa y el que nos avergonzaba, y tanto la primera como la posterior interpretacién que dimos a estos acontecimientes, fueron parte y parcela del mismo sindrame neurbtico: Yash sucesivamente ad inf nitumey ad nauseam. Para evitar que los pérrafos anteriores tavieran la apa- riencia de una novela de la épeca ictoriana, hemos sido pareos en el empleo de comillas, A pesar de todo, ahora seri evidente que nos expresemos irénicamente al hablar de que ésto se “comprendié” o que aquello se “descubris™ La comprensin “verdadera” de nuesteo pasado depende de nuestto punto de vista, Y éste, indudablemente, puede cambiar. Por lo tanto la “verdad” no es slo una cuestin de geografia, sino de Ia hora del dia. El “éiscernimien- to” de hoy se transforma en el “raciocinio” de matiana, y al reves La movilidad social (el movimiento de un nivel a otro dde la socedad) tiene consecuencias muy similares en t21- rminos de la nueva interpretacién de nuestra vida de acuer 0 con la movilidad geogrifiea. Consideremos la manera ‘en que cambia la imagen de si mismo de un hombre que asciende en In etcala social. Tal vez el aspecto més triste de este cambio ef la forma en que interpreta ahora sus rlaciones con la gente y los acontecimientos que solian liegarles més de cerca. Por ejemplo, todo lo relacionado con la Pequefia alia de nuestra nifiez sufre un eambi malévolo cuando lo observamat desde ef punto ventajoso AUrERNAGION ¥ BrooRAriA a9

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