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REPUBLICA ARGENTINA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS E INGENIERIA Avda, Pellegrini 250 INSTITUTO DE FISIOGRAFIA Y GEOLOGIA Diretora Dra, PIERINA FASOTTI PUBLICACIONES LVI LA NEOTECTONICA EN LA LLANURA PAMPEANA FUNDAMENTOS PARA EL MAPA NEOTECTONICO POR PIERINA PASOTTI ROSARIO — 1974 MAPA DE UBICACION Prov. de SANTIAGO DEL ESTERO Mapa de ubicaci6n de las localidades citadas en o! texto, LA NEOTECTONICA DE LA LLANURA PAMPEANA Fundamentos para el Mapa Neotecténico Este trabajo fue presentado en su casi totalidad al H® Congreso La: tinoamericano. de Geologia que se realizo en Caracas en noviembre de 1973, Dada la muy reducida difusion que por este motivo tendra en nues- tro pais, como excepcin a las normas del Instituto de Fisiograffa y Geologta que publica solo trabajos inéditos, se ha considerado oportuna su aparicion entre las Publicaciones por la utilidad que puede ofrecer a los estudios previos a la realizacibn de obras de Ingenieria Civil y a la Agro- nom(a, Han transcurride unos quince aiios desde que iniciara investigaciones en la Hlanura pampeana (del quéchua: pampit = llanura, campo raso), pero no Ilevadas a cabo de un modo continuo. El punto de partida fue un estudio que se me solicitara sobre la cuenca del arroyo Canada de Gomez (1961) si bien en 1957 hiciera una breve alusién a uno de sus rasgos mils wpicos, pero desconocidos, al ocuparme entre otros, de un limitad{simo sector de la Provincia de Santa Ke (Pasotti, 1958). De todos modos, por estar lejos de suponer en ese momento la trascendencin y yastedad de ese rasgo, no realicé su estudio de un modo sistemdtic, sino que fui cligiendo zonas de ocasional o determinado interés que expuse en Congresos y que fueron en su mayor parte objeto de publicaciones. Adguirf asi una vision que fue de detalle en contados sectores (Pasotti, 1964, 1968, 197 1a) de la morfologfa de la llanura pampeana, y todo eso me llevd al reconocimiento de manifestaciones de la Neotectonica en ella, Las investigaciones anteriores, basicamente gcomorfoldgicas, me con- dujeran a idear un nuevo método para la representacin de su relieve, pues. dada la insignificante magnitud de los desniveles, con los convencionales conocidos no se aleanza a dar una vision de la realidad Fl métedo consiste en armar un mosaico de acrofotograffas, aplicar sobre él un papel transparente y con lipiz copiar fielmente solo las zonas bajas que son anegadizas, las aguas superficiales, las lagunas temporarias o no, asi come bafados, esteros, cafiadas y cursos de agua permanentes, La intensidad del tinte gris es tanto mayor cuanto mas superficiales son las aguas, o sea desde negro para las permanentes (lagunas, arroyos, rfos) hasta descender a un, gris apenas esfumado para las dreas embebidas por aguas superficiales que corresponden a I#¥ que se inundan por desbardamiento de cursos de agua © por estancamiento de las de Iluvias a causa de la horizon- talidad, y tanto en el fondo de los valles como en las divisorias (fig. 1). Los resultados obtenides fueron inesperados y alentadores. Primera, mente evidencid la existencia de una insospechada vasta red de canadas que con rumbo al NE se inician en el piedemonte del levante de las Sierras 3 Pampeanas orientales y termina en cl E en el rfo Parand (figs. 2, 4, 6 y 8), La distancia que media entre el pic de las sierras y el rio es de unos 300 km. y de unas 700 de N aS, lo que demuestra la amplitud En el oceidente y hasta mas o menos la parte mediana de la Ilanura, s€ presenta como una densa malla en cuyos nudos se encuentran lagunas en general temporarias (fig, 2); desde alli hasta el Parana son rectas, para- lelas entre sf y casi regularmente distanciadas; no forman redes jerarqui- zadas, A esta ted la considero como la iiltima de edad pleistocénica y la denominé “dltimo paleomodelo" (Pasotri, 1971, 1973). Sobre ella estan superpuestas las redes hidrogrificas actuales que cortan a las cahadas con distintos dngulos; slo excepcionalmente y por breves trechos coinciden, a causa de la tectonica, Su disefiio y comportamiento demuestran que la llanura en ese mo- mento era mucho mas regularmente plana de lo que es actualmente, pues es posible reconstruir, en las acrofotograffas, el recorride de muchas de ellas hasta su terminacién en ¢l Parana. Digo reconsteuir, por cuanto fuc- ron interrumpidas por dislocaciones. que en el Cuartario levantaron y hun- dieron dovelas, @ pequeiios bloques tecténicos, que han de responder a movimientos, reactivacién de facturas del basamento. Sus valles son hondonadas con distinto aleance de la suavidad. No es diffeil reconocerlos cuando fueron sometidos a una posterior erosién por desplazamiento vertical de los bloques (levantamiento de uno y/o hundi- miento de otro) con o sin liger’simas vuelcos, en cuyos casos las incisiones pueden percent hasta los sedimentos del Pampeano medio, pero no asf cuando los valles fueron rellenados con sedimentos modernos y por eso nivelados en buena medida; aqui se requiere entonces entrenamientoyque s6lo se aleanza con buena visién, aguda observacién y constancia, En el fondo de los valles las aguas pueden escurrir en el momento de las lluvias como superficiales, pero lo comin es que lo hagan como sub- superficiales; esto explica porque pueden practicarse cultivos en las vagua- giegain © interwammpicies pon lagunitas, cn general temporarias (fig. 3). Estds son de pequefio didmetro, a veces pocos metros, y con variada dis- tancia entre sf, En las acrofotografias se reeonocen mucho mis facilmente por el tinte gris mas marcado que cl de los campos que atraviesan, y cuando no estin jalonadas por lagunitas, aun distantes, la presencia de casas 0 de puestos de estancias ayuda a su localizacién. Pueden hallarse también sobre lo que hoy son divisorias, as como reas topogrificamente mis altas. En esos casos se las reconoce sélo en las acrofotograffas como lineas tenues, con o sin lagunitas intercaladas o Gnicamente por éstas. Para cllo se requiere la observacién de mosaicos; fotografias atsladas, ‘0 aun pares, no sgn suficientes, Agréguese que por si Poca significacién, los campos se prestan mejor a los culkivos lo que, espe- cialmente por el laboreo muy mecanizado, contribuye a obliterar el pa- leomodelo (fig. 1) Hacia cl norte de Santa Fe y de Cordoba y en Santiago del Estero, se pasa al chaco (del quéchua: caceria de batido o de ojeo), zona Ilana 4 cubierta por bosque xeréfito. Teédricamente no hay razén para que el paleomodelo no se extienda también en él, en efecto las acrofotografias lo revelan a pesar de que ese tipo de cubierta vegetal ofrezca mayores obs: taculos. Se lo localiza porque por la presencia del agua que favorece cl desarrollo de la arborea, la densidad de esta es mayor a lo largo de las cafiadas: hay una disposicién alineada de drboles entre la dispersa o irre- gular que cubre el resto. Ademas, a lo largo de aquéllas pueden practicarse algunos cultivos, lo que se reconoce por angostas fajas parceladas dispues- tas de SW a NE entre el monte. a AGn mas al N y NE, la mayor densidad del bosque por el aumento de la pluviosidad, asi como cauces abandonades dejados en especial modo por las divagaciones de los rios Dulce, Salado, Bermejo y Pilcomayo, se hace imposible reconocer la antigua red; aun donde se la vistumbra no es dado istinguir si asum{an el aspecto de malla o eran rectas y paralelas, Como enuncié, nuestro método de representacién puso en evidencia que con posterioridad a la formacién del Ultimo paleomodelo de red hidro- grifica pleistocénica, los cursos que la constitufan fueron interrumpidos iss dislocaciones. Esto responde a la tecténica, Neotecténica, de z6calo o basamento cristalino, o drea cratonica o plataforma, que ¢s la que soporta la pila sedimentaria (que supera los mil metros) que caracteriza nuestra gran cuenca de acumulacién pampeana, la que integra la Plataforma pro- Toidica de Borrello (1969). Siguiendo a Perrodon (1971) creo que puede clasificarse como cuenca intracratonica de plataforma. Como tal debe estar caracterizada por dos o tres direcciones tecténicas dominantes materiali- zadas por fracturas y 0 alineamicntos de ondulaciones de gran radio de curvatura. Analizaremos la expresion morfologica de nuestra cubeta, pri mero en scala pequefa, luego en una un poco mayor. Consider que el zécalo soporté moyimientos amplios y simples sinu- soidales que generaron tres grandes bloques que sucesivamente, y de W a E, se los conace en geologia como pampa clevada, pampa hundida y fetes levantada, y geogrificamente como pampa pedemontana, pampa de jas lagunas y pampa ondulada respectivamente (Pasotti, Castellanos, 1966). La primera comprende al piedemonte y a una angosta faja occidental de la Hanura que corresponde a un maximo de la sinusoide, la segunda se carace teriza por su continuo hundimiento y representa al minimo de la sinusoi- de, la Gltima a otro m4ximo. Pueden también considerarse como pliegues de gran radio de curvatura. Estin separadas por geofracturas, o fracturas abisales, que aparentan trazar ligeros arcos concavos al levante, pero en realidad estin tormadas por lo menos por tres largos tramos rectos, los dos Gltimos unidos por arcos de pequefio radio de curvatura, que se localizan en territorio santa: fesino (Pasotti, 1966). En el N tras cruzar al chaco salen de nuestro territorio. Geolégicamente fueron deducidas por unas pocas perforaciones (Stappenbeck, 1926); morfolégicamente las evidencia el comportamiento de las aguas superficiales y la estratigraffa, pero ésta solo a lo largo de, algunos potamos, y la oriental también por desniveles topogréficos, La que divide la pampa elevada de la hundida pasa por San Francisco del Chaar 5 y Hernando: la que hace lo propio entre aquélla y la levantada pasa por Tostade—Selva—Melincué; su linde oriental es la geofractura recorrida por el tie Parana que la separa del bloque mesopotimico. La longitud de ellas, de unes centenares de kms, me condujo a elasi- ficarlas como geofracturas ya relacionar la sinusoide con la dindmica del Manto superior terrestre; el movilismo de la corteza que acompafa su movimiento se traduce en desplazamientos verticales que son minimos; en cuanto a los horizontales, si los hay, no he podido reconocerlos. Estin cortadas por fracturas o bien dislocaciones transversales que les son cas todas ortogonales, Ademas, segin Volponi (1962), en Sclva (“falla de Stappenbeck”) los focos s/smicos se localizan a una profundidad de unos 650 km,, © sea en la capa profunda, Estamos pues frente a una tectonica de orden maximo en la que participan los elementos mayores de la litos fera, es decir, frente a tectonica de zcalo que afecta areas consolidadas, para nuestro caso dreas eratonica’, Tenemos asf bien individualizados los tres grandes bloques tecténicos cada uno de los cuales posee morfologia y comportamienta propios. En el primero hay un constante aporte sedimentario procedente de la zona mon- tafiosa y acompafa al movimiento de ascenso de éste a lo que se debe, en parte, que los cursos de agua hayan alcanzado en su encajamiento capas sedimentarias del Plioceno superior; en el segundo, por el continuo descen- $0 y colmatacién aquellos han ensanchado los valles que son de fondo plano y en sus barrancas aflora silo el Holoceno; en el tercero, el levan- tamiento acompanado por un general ligero basculamiento favorece el es currimiento de las aguas y en las barrancas de los arroyos, especialmente cerca de la desembocadura en el Parana, inciden hasta el Pleistaceno in- ferior. . a falla que separa los dos primeros no tiene expresibn topogrifica, no asf la que separa el segundo del tercero pues su salto, de unos 40-30 mts., forma lo que se conoce como Bordo de los Altos o cuesta de Morte- ros. Procede desde el N surcando el chaco donde hace aflorar areniscas que cubren al zécalo, aumenta de desnivel y altura hacia el S hasta terminar bruscamente sobre la margen N del rfo Carcaraid; a partir de éste se la Feconoce sélo gracias a las aguas superticiales pues su limite occidental no es mds una linea neta sino una faja de unos 8-10 km, de ancho de mareada horizontalidad. En cuanto a la recorrida por el Parand, tiene un desnivel de unos 30 m. entre las dos margenes y la estratigrafia acusa también el salto; el lado oriental, 0 mesopatamico, es cl levantado, Esta dislocacién es negada por algunos investigadores basindose sobre prosps Ese distinto comportamiento de los tres blogues da una razén del diferente disefio de las caftadas del paleomodelo; a ello puede atribuirse el hecho de que en la pampa levantada sean rectas, no importa si continuas 0 no, y que en Ja hundida sean asf sdlo en los sectares mis clevados; mas,lo que caracteriza a ésta es que las cafadas forman una densa malla con lagunas en los nudos, a las que denominé “lagunas estrelladas’” (Pasotti, 1963) pues a ellas afluyen cinco a siete breves cursos dispuestos radial: mes geofisicas. 6 mente los que en unos sectores son moniliformes; vinculan entre principales que son continuas y con rumbo, también ellas, SW—NE (fig. 2), En nuestra opinion, cl hundimiento y colmatacién obstaculizan el escurrimiento de las aguas que se estancan, lo que fayorece la compacta cin de las arcillas en su fonde, generando ast ligeras cubetas hacia las cuales, al converger, las Iluvias labran las breves eafiadas dispuestas por ello tadialmente, En algunos sectores la disposicion en malla se extiende en la pampa elevada, pero en ésta las hay también rectas asi como lagunas estrelladas aisladas mas con cafiadas radiales curvas (Pasorti, Albert, 1973). Por la rigidez del z6calo, el amplio movimiento sinusoidal fue acom- paiado por fracturacién en menor escala tanto en los miximos como en el mfnimo gencrando, especialmente en las bévedas, zonas de hundimiento que revisten cierta importancia, no sélo por el valor de los desniveles sino también, y especialmente, por su influencia sobre eb escurrimiento de las aguas superficiales, Nuestro método de representacién aplicado a observa- ciones de detalle, nos condujo a reconocer en aquellos bloques fracturas que formaron numerosos bloques pequeiios que pueden responder a un posible mosaico del zdcalo del que, también bajo este aspecto, poco sabe~ mos, Hay escasisimos afloramientos en los bordes de la cuenca, y fue aleanzado por perforaciones en contados puntos a profundidades tanto mayores cuanto mis vamos hacia el centro, Podemos pues s6lo guiarnos por la morfologia, en especial por el disefio de las redes hidrogrificas. Analizando a éstas en los tres bloques y comparindolas en lo que atafie a densidad, extensién arcal, importancia y jerarquia, reconocemos marvadas diferencias las que creo responden al distinta movimiento que ellos soportaron en su totalidad y muy especialmente al vertical. sa pampa fevantada es la que evidencia en superficie una mas densa fracturacjon, las otras dos aparentan serlo menos. Hay un consenso general en atribuir a repercusian del plegamiento andino y a empujes de la Precordillera y de la Puna la génesis de los bloques ‘montaosos que se elevaron al oriente de éstas, asi como la reacti> vacion de dislacaciones y fracturas del zécalo de las zonas llanas, la pampa entre cllas. La reactivacién puede generar unidades tecténicas bien indivi- dualizadas, Tal es el caso de nuestra cubeta en estudio, pese a la aparente monotonia y regularidad con que se presenta a ojos no avisados. Sin embargo, su expresién cn superficie no responde sdlo a la tectonica, sino a que, especialmente en la pampa hundida, hay una mayor potencia de las capas sedimentarias que asientan sobre cl basamento. Al respecto hago notar que en su parte S$ el comportamicnto de las aguas superficiales demuestra que el ntimero de dovelas es, mayor que en el centro norte. Nivelaciones de alta precisién (Martinez Vivot, 1964) apoyan lo que manifiesta la hidrografia, o sea la existencia del hundimiento, y que no silo descienden atin hoy de conjunto, sino que los hacen también de un modo difereneial. $i bien en nuestro pafs no contamos con un néimero de nivelaciones como serfa deseable, una de éstas cruza transversalmente a la pampa hundida resultindonos sumamente valiosa. Las investigaciones de Jos movimientos lentos y actuales se han intensificado en Europa y Amé- 7 rica del Norte. En la primera especialmente en Francia y en Rusia. En ésta, segtin Merscheyakoff (in Graindor, 1965) revelan los desplazamientos verticales de la plataforma rusa y, ademés, que las fracturas que aparecen en superficie reflejan exactamente el contorno de las areas subyacentes, y que repercuten en los estratos superiores superpuestos, Los accidentes de gran magnitud del basamento se manifiestan sea por fallas coma por flex fas en las formaciones sedimentarias que las cubren. No es exacto que éstas son potentes, impiden la manifestacian de aquéllas en superficie, por lo contrario, ella es pasiva y depende de la dindmica del basamento y de los procesos esenciales que lo afectan, El comportamiento del zdcalo rige Ja estructura de la cubierta sedimentaria que asienta sobre él. Es pues evidente que las fracturas del cratén siguen vivas. Esto no excluye la formacién de nuevas en respuesta a nuevos empujes 0 presiones. Segtin gedlogos rusos, las nivelaciones revelan que la neotectinica es universal, si bien no en todas partes adquiere el mismo alcance; por eso propusieron ¢l trazado de cartas neotecténicas de Europa, y a través de las causas actuales procurar establecer las de! pasado La parte sur del sector de la lanura pampeana en estudio, posce caricter morfolégico propio representado por médanos tanto mis fijos cuanto mas vamos de SW a NE. Su génesis se debe al viento pampero que sopla segin ese rumbo. Dicho relieve postizo, sobrepuesto, se extiende hasta la parte occidental de la pampa levantada, pee su mas tpica expre- sién se halla en las otras dos y cn especial en la hundida, Consta de limos loessoides notablemente ricos en vidrio volednico, tanto mis arenosos y de mayor granulometria cuanto mds vamos al SW, y mis arcillosos cuanto mAs hacia el NE. También ella cst surcada por eafadas del paleomodelo al a pese a la accién etosiva que labré cubctas y la acumulacion edlica que ‘ormd las médanos, se lo reconoce porque éstos son principal pero no exelusivamente longitudinales, dispucstos segiin cl rumbo de aquéllas y del pampero (Pasotti, 1969b). La influencia de la neotectonica se manifiesta en ella primeramente jor un mayor descenso general de una dovela en la que, como trataré luego, se ensanchan los rfos Tercero y Cuarto, pero al mismo tiempo por haberse inclinado ella hacia el SE. Asume ast un aspecto diferente al de los atros sectores de la lamura, Las dislocaciones dominantes son paralelas a las geofracturas y por lo tanto normales al escurrimiento de las cafadas de la paleored cuyas aguas al llegar a una fractura son detenidas, embalsadas en lagunas que se alinean sobre las dislocaciones, y cuando rebalsan se somunican entre sf por medio de efluentes interlagunares; forman hileras o tosarios, pero con un tipico disefio angular por cuanto un tramo, el W-NE, corresponde al ancgamiento de los valles de las canadas, yl NW-SE al de las dislocaciones. Hay, sin embargo, trechos en los que los rumbos sen N—S y W—E, Esto requiere estudios de detalle. Hay también lagunas en las cubetas de erosion edlica. Durante los perfodos, u ocasiones, de precipitaciones copiosas y pro- longadas y cuando el nivel de los embalses alcanza los cauces de los efluens tes, 0 cahadas desbordantes interlagunares, se establece un cxorreisma y & por medio de algunos cursos permanentes, por ejemplo el rfo Salado de la provincia de Buenes Aires, sus aguas legan al Atlantic. Si bien, como dije, para el sector norte de la pampa hundida no tenemos el apoyo de nivelaciones de alta precisién para nuestra interpre- tacién, hay algunas perforaciones que demuestran aumento de la profun- didad del z6calo hacia la parte central, y mas exactamente hacia la laguna Mar Chiquita de Cordoba, Cuento también con comunicaciones verbales de resultados de prospecciones geoffsicas. En cuanto a la pampa elevada, cl aporte sedimentario en el picde- monte y desde éste a la faja pampeana, las ha de enmascarar. Hasta esta etapa de las investigaciones no he podide reconocer todo ¢l alcance de su fracturacién, i En la pampa levantada, por su ascenso permanente y basculamienta, la erosién es comparativamente el factor dominante; por su tectonica posi- tiva la potencia de la cubierta sedimentaria es logicamente menor que la de la hundida, Ademas, por corresponder a un miximo de la sinusoide, o béveda de un pliegue de gran radio de curvatura, su fracturacién en peque- fos bloques cs mayor. Sobre procesas como éste gravita la rigidéz tanto absoluta como relativa de las estructuras del zocalo, Analizando ahora en detalle las fracturas y dislocaciones que genera- ron a esos pequehos blaques, vemos que las mis largas son paralelas a las geofracturas, las menores tee son ortogonales; por eso aquéllos son rectan- gulares y alargados de N aS en el norte, y de NW a SE en cl sur;.uinos pocos tienen contorno cuadrangular, Flos se movieron, y mueven, diferen- cialmente elevindose unos, hundi¢ndose otros; en algunos sectores estin dispuestos en escalones, De los elevados el de mayores dimensiones es el que denomindramos de “Armstrong” (Pasotti, Castellanos, 1963). Su lade- ra oceidental es el labio levantado de {a falla Selva~Melincué, en el oriente baja con dos escalones, que han basculado con leve descenso del lado del poniente, hacia la fosa teetonica conocida como “caiada'’ de Carrizales, que es de unos 36 km. de largo, 9 a 11 km, de ancho y unos 20 m. de profundidad (Pasotti, 1966, fig 32), Un blogue de apenas 6 a 7 km. de W a li, la separa de la, “cafada” de Arce que es similar a aquélla pero de menor hundimiento y longitud. En estas f se tene una de las mis claras evidencias de la interrupcién de las canadas del paleomodelo por la tectonica, En el terreno es imposible su reconocimiento, pero en las aero- forograffas (fig. 4) se ven en su piso sucesiones de breves hileras de laguni- tas con direccién SW-NE paralelds entre sf, alojadas en segmentos de caiadas (Pasotti, 1966, fig. 35) que se hallan como a continuacién de las que, procedentes del borde clevado oeste (130-112 mis.n.m,) del bloque de Armstrong, descienden por los escalones hasta terminar en la fosa tras un recorridé de varias decenas de kms. Como en prolongacion de cada una de esas hileras de lagunitas, en el bloque que le sigue al levante hay otras tantas hondonadas de las que descienden las aguas de Iluvia que se estan- can luego en la de Arce donde forman también hileras de lagunitas, pero distantes entre sf y menos numerosas que en Cartizales. Al E de Arce sé eleva otro bloque también surcado transversalmente por hondenadas con 9 rumbo SW-NT que terminan en una faja ribereia hundida salpicada por lagunitas de contorno circular (fig. $), con rasgos similares a las de Arce, (fig. 4). Tanto en ésta como en la de Gartizales, pero no asi en los interpuestos, hay un lento avenamiento hacia el SE, lo que indica que los bloques respeetives se inclinaron en esa direccién, Ambos terminan brusca- mente sobre la margen izquierda del arroye Moni Dado el menor aporte de agua cn la de Arce y en Ia faja riberena, los campos se prestan también a la actividad agricola, mientras que la de Carrizales solo permite la ganadera por sus suelos salinos; en los bloques interpuestos lo es preferentemente, pero no exclusiva, la agricola. De acuerdo con esto, idealmente podrfamos seguir, reconstruyénta, una canada la que tras iniciarse en el borde occidental del blogue de Armstrong, baje por los sucesivos dos escalones tecconicos hasta la fosa de Carrizales, si por los siguientes bloques, descendidos © no y termine en el rio Parana, fig. 5 se ve como los cultives facilitan la viswalizacién de lagunas y no asf donde se conserva la arbustiva (parte superior derecha) Otra zona que tomamos como ejemplo la que consideramos de és aludir, es la fosa que se extiende desde ¢l § del rfo Carcarana en su tramo SW-NK hasta el N del valle del arroyo Pavon en su techo final (Pasotti, 1969b), Estd comprendida entre dos bloques alargadas y de direc: cidn NW-SE, su desnivel con cl occidental, mas alto, es de unos 25 m. y el gradiente de 2.50%, Cantrariamente a la de les no es continua y no ha basculade; a ello se debe que su fondo haya dado lugar a la forma- cién de cinco xonas anegadizas alineadas (fig. 6) que desaguan indepen: dientemente en cl Parand cf bloque mas clevade que ta define por el oriente. Sus suelos no. se prestan para la explotavion agrfeota. ‘ A elas Heyan las cafadas que descienden desde el bloque occidental y son foraadas a converger hacia ¢} punto en que penetran en cl orien- , Asumen ast modelo flabeliforme, variedad del dendritico. En. las nerofotografias se pucden reconocer lay antiguas eahadas no s6lo en las zonay anegadizas, sino también en lay que no han descendido, ast _como en el bloque oriental (fig. 1. evidente que la dislocacion de los bloques ¢s posterior a la pénesis del titimo paleomadelo de red hidrogedtica. Hn una de esas zanax anegadizas se extiende parte de la ciudad de Rosario. La franja mas elevada entre esta chudad y la de San Lorenzo, es asiento de numerosas fébrieas, es un parque industrial, La disposicién y comportamiento de los blogues es la causa que obligd el trazado sobre ella de las vias de comunicacién: eaminos y ferrocartil qu Como a continuacién del bloque de las cinco zonas anegadizas, se tiene al N del eje del A® Monje uno de los dos escalanes tectonicos que de den a ta fosa de Carrizales. in la fig. 7 se han reunido las dreas representadas en las figs 4, 5 y 8 para dar una idea de sus relaciones en el espacio, Digno de mencidn son dos pequetios borst, los inicos de ése tipo que se destacan ¢n nuestra IHanura. Uno se cleva contra el vértice SW del blogue de Armstrong. Su contorno es a grandes rasgos cuadrangular. Uno 10 de sus lados ¢s la falla Selya—Melincud y esta recorrida por la canada de San Ricardo, otro es la dislocacién que sigue el Carcarafia, el tercero es la continuacidn de la de San José del Saltefio (Pasotti, 1963); ¢l cuarto lado es lamativamente recto, Ese diminuto pilar conocido como morrito de Monasteria (nombre del propietario de los campos) ostenta el punto de mayor altitud dela provincia de Santa Fe (133,60 m,). Sobre él se recono- cen dos antiguas cafadas a las que se le agregan otras radiales posteriores labradas por las Iluvias. Kil desnivel maximo entre su cumbre y un punto acotado sobre ¢! cauce del rio es de 73,40 m. v el gradiente 9". B] otro pequetio pilar, de contorno casi triangular, se destaca en plena Nanura santafesina con un desnivel de 45 m, Esta situado al N de la ciudad de Galvez. Su clispide alcanza 92.40 m. Se presenta come colinas alineadas de SW a NE, separadas por hondanadas de ese mismo rumbe que corre ponden a tos valles de la red del paleomedelo ahondados por la crasion durante el levantamiento del berst, contrariamente al morrito de Monaste- rio. El conjunto buza al SW con 4.24% de gradiente, 0 sea opuestamente a la de la zona Ilana que lo rodea, que lo hace hacia el NE. y con gradien- tes de 0,22 en el N y 0.29% en el S, También sobre 41 las Muvias eseurren radialmente sobre cada colina, Hay \na marcada diferencia entre los dos pequetios pilares tectonicos, lo que debe atribuirse al distinto mecanisme del levantamiento. Dije que superpucsta a la paleored pleistovénica se tienen las redes hidrograficas de rfos y arroyos que avenan la llanura pampeana. Asumo su trazado come otro clemento de juicio a que me condujo nuestro métado en el reconocimiento de la tectani¢a del Cuartario en la misma, Los arro- yos y rfos cortan a aquélla red en los tres grandes bloques con distintos dingulos, sean rectos u obtusos. En la elevada y en la hundida el niimero de cursos que la atraviesan es menor que en la levantada, lo que no debe atribuirse a la pluviosidad, que si bien disminuye hacia eccidente, solo influye sobre el caudal, sino que responde a la teeténica, Son ros con redes jerarquizadas, pero hay también cursos menores. Sus nacientes se hallan cn la tegi6n montaiosa, y con rumbo al E y NE terminan casi todos en el Parana. Antes de que por dislocacién segiin una. falla N—S se clevara lo que Bodenbender (1905) denomind “clevacion pampeana”, o sea el rebarde que se extiende al oriente de la sierra Chica de Cordoba, eran mas numerosos pero de menor caudal. Ese leyantamiento forz6 a arroyos y ros a confluir tras asumir caricter de subsecuente, con lo que se redujo su niimero pero aumenté el caudal y Ia fuerza erosiva, la que pudo vencer la resistencia de las rocas (metamérficas, y sedimentarias y volcdnicas del cretivico) que afloran por aquél movimiento, lo que les permitio atravesar la Hanura, Cuando surcan la pampa clevada mantienen rumbo general al E, el que cambia al pasar a la hundida. Dos de ellos, los rfos Primero y Segundo son forzados a dirigirse al NNE hacia la zona de mayor descenso, la actual laguna Mar Chiquita; el Tercero y ¢l Cuarto al confluir, también por des- viacién forzada, pudieron esquivar cl obstéculo que iba ofreciendo en el, fmite oceidental del bloque de Armstrong la falla Selva—Melincué, al va- lerse de la dislocacion que define a éste por el S y que es ortogonal a ti aquélla, y entrar asi en la pampa levantada, Sélo el rio Salado del Norte, que tiene sus fuentes en el N en la zona montafosa de Salta, ha logrado cortar el obsticulo porque hacia el septentrién el salto de la falla es menor. En el S, en la hundida, cuando las aguas superan el impedimento de los médanos, coma vimos lo hacen hacia el SE y vierten en el Salado de la provincia de Buenos Aires. La pampa levantada cuenta con sélo dos rfos los que proceden de regiones. montafosas; cl Carcarand y el Salado del Norte o Juramento; todos. los otros son arroyos que le son propias, 0 sea que sus cuencas se hallan inclufdas totalmente en. ella: La mayorfa nace de la confluencia de canadas que se inician en el botde occidental del bloque de Armstrong, y al sur del Carcaraia lo hacen en la faja plana que la separa de la hundida Van al NE y, directamente o no, sus aguas terminan en el Parand. Hay pues en plena lanura un divortiven aguarum emplazado sobre el limite occidental de uno de los maximos de fa sinusoide y con el mismo rumbo de la geofractura que lo separa del minimo (pampa hundida o pampa de las lagunas). Es este un tasgo muy notable que va segdn los meridianes en el norte para girar luego al SE. Vista asf a grandes rasgos el comportamiento de las aguas superficiales que forman los cursos actuales de la llanura pampeana, lo haré ahora con un poco de detalle para demostrar Ja influencia de la neotectonica valién- dome de unos ejemplos. Uno de ellos es el que ofrecen los rfos ‘Tereero— Cuarto~Carcarana. El Tereero en la pampa clevada al profundizar sw lecho aleanza-capas sedimentarias del Plioceno superior; tiene unos 30 m. de ancho, pero al penetrar en la pampa hundida se expande en un cauce de unos 100 m, y mis, ¢$ poco profundo, con barrancas de un metro de alto en las que afloran sélo sedimentos modemos (HMoloceno), Mantiene esa morfologia hasta que tras unos 60 km, de recorrido, caleulados en Inca recta, cerca de la poblacién de Ramdbn J. Céreano vuelye a encajonarse, meandrifica en un lecho de unos 30 m. de ancho entre barrancas de unos 6 m. de’ alto hasta la localidad de Monte Leia, después de !a cual gira bruscamente al SSE (fig 2) y sin meandrificar corre entre barrancas cuya altura pasa sucesiva y rapidamente de 6 a 9, luego a 14, 11 -y 8 m, hasta su unién con el rfo Saladillo, dando nacimiento al rfa Carcarafia El primer cambio en la pampa hundida se debe a que penetra y surca una dovela que ha descendido mas que las laterales y Iuego se encaja‘en la que le sucede al oriente; el segundo cambio tanto en la morfolog’a como en el rumbo, se debe al descenso (2,50 m.) de un bloque de contorno casi cuadrangular que denominara “zona hundida de Colonia El Chaja” (Paso- tti, 1963). Este descenso provocé desviaciones y derramamiento, lo que acontecié en tiempos geolégicamente tecientes puesto que el rfo no ha alcanzado atin a hacer retroceder todas las isohipsas, las que se presentan con la concavidad hacia aguas arriba, Antes de que se construyera el dique que embalsa sus aguas en la entrada en la sierra Chica, durante las grandes crecientes se desbordaba sobre la margen ‘izquierda. En el blogue mas alto 12 situado al oriente del que soporté el mayor descenso, sus aguas se encau- zaban en antiguos lechos de direceién al NE y terminaban en la fosa fectonica conocida como “cafiada” de San Antonio, Uno de ellos nacfa entre Ramon J. Carcano y Ballesteros, el otro entre esta localidad y la de Morrison, Dicha fosa es recorrida de N a § por el arroyo Tortugas que constiuye un tpico ejemplo de trazado angular a causa de la tectonica, asi como lo ¢s su rumbo (Pasotti, Castellanos, 1963) El rio Tercero actual durante todo su recorrido en Jas partes elevadas y en las hundidas corta cafiadas del paleomodelo sean éstas rectas 0 como malla con lagunas estrelladas, El rfo Cuarto que le sucede al sur, tiene un comportamiento algo semejante al anterior al penetrar en la misma dovela mds hundida entre las mismas dislocaciones, pero dade el menor caudal, allf sus aguas se pierden y expanden formando lagunas y bahados que se conocen con el nombre de Bahados del Saladillo, El largo de éste es'de unos 60 km,, 0 sea similar al tramo del Tercero donde ensancha su lecho, Del Baitado sale indeciso ¢ impreciso el rio Saladillo que esta realizando erosion regresiva hacia aquél; el ancho de su boca, asf come las terrazas, no condicen, no se explican con el reducido caudal de hoy, de lo que se deduce que su curso fue interrumpido por el descenso del bloque que origina al banado, que tiene rumbo SW—NE, El rfo Carcaraia (nombre de una tribu que habitaba la zona) resultan- te de la confluencia de los dos anteriores, penetra en la pampa levantada valiéndose, como dije, de la dislocacion que limita por ds al bloque de Armstrong, Esta es una de las mas evidentes de la pampa pues su-salto es de 26 a 30 m,, lo que es de mucha significacion. Sus afluentes sobre ambas mérgenes tienen igual disposicién linear, pero rumbos contrarios; breves sobre el labio levantado (el N) y largos los de Ia ribera opuesta pues son los del paleomodelo que proceden desde ¢l SW. Varios kms. aguas abajo gira de improviso de ENE a casi NNW, ¥ siguiendo una fractura corre paralelo pero en direccién contraria al rfo Parand del que dista unos pocos kms, En este tramo y antes de retomar el rumbo al ENE para desembocar en este rio, corta varias cafadas rectas y paralelas del paleo- modelo que vierten en su ribera occidental, [in el drea comprendida entre la oriental y ¢l Parand, se localizan sin dificultad hileras de lagunitas dis- tantes entre sf que jalonan los cursos que fueron interrumpidos por cl Carcaraid. El curso de éste es pues posterior a la antigua red, y todo su trazado responde a la tectOnica. En la parte sur de la pampa levantada tenemos otra clara expresion de la neotect6nica a través del diseho de las redes hidrogrdficas: ¢l empa- rrado o emparrillado (irellis); cuando se reducen @ un solo curso, es angu- lar (Pasotti, 1958). Se extiende desde parte del arroyo Saladillo, Ifmite sur del Municipio de Rosario, hasta el norte de la divisoria del valle del rio Salado de la provincia de Buenes Aires. Es el sector donde es mas evidente la repercusion de las fracturas ortogonales del zécalo; los tramos mis lat, gos son paralelos a las geofracturas, NW-SE, pero las cafiadas del paleomo” delo en partes faltan o apenas se perciben, Atribuf este hecho (Pasorti, 13 1971a) a crosién provecada por basculamiento. Contamos, sin embargo, con una evidencia en cl baflado de Quirno cuya génesis se debe a una corta faila de unos 12 km. de largo, 6 m. de salto v rumbe paralelo.a las geofracturas, que endicd ocho canadas tal como pucde verse en la fig, 8, Todos sus cursos de agua presentan dos niveles de aplanamiento en las laderas de sus valles, no asi las caiiadas del paleomodelo. listo sugiere que se trata de dos sistemas de redes de edad diferente y que si esos niveles onden a glaciaciones (Pasotti, 197 1a) la edad del sistema de cafadas es anterior a la de los glacis de laderas, EI rio Arrecifes que sigue al $ del Pavn y del arroyo del Medio, tiene un modelo en emparrade mis tipico ain. Como tiltimo aludiré si sistema de arroyes conocidos como las Saladi- llos, que tiene modelo paralelo y direccién NS, distinta por lo tanto a la gran mayorta, si bien no a la totalidad, de ta Hanura pampeana. Se halla en cl NE de la provincia de Santa ambién en él se tiene la repercusion en superficie de las dislocaciones del basamento (Pasotti, 197 1b), Todo el sector surcado por esa red, limitado al W y E por sendas fallas, basculd descendiendo de conjunto en el §, lo que obligd a lay aguas a avenar en esta direccién encauzindose en fracturas paralelas entre si y a las geofrac- turas, que a csa laticud corren aproximadamente segtin los meridianos. En la parte norte corta a lax eafadas del paleomodele con angulos obtusos, en el sur éstas han desaparecido sea porque erosionadas por las inundaciones y desplazamientos de un brazo del Parana, como por la acumulacion de sedimentos aportados por éste y por los mismos Saladillos. Es uno de los sectores en el que se registran los menores gradientes que he hallado, hasta ahora, en la Manura pampeana: 0,09 a 0,054%. Si las luvias pueden en eauvarse y avenar se debe a la teetdniea, contrariamente a lo que aconttce en algunos sectores de la Hanura pampeana de mayor pendiente, donde tige el arrcismo. Por ejemplo en la mitad norte del bloque de Armstrong a la latitud de los Saladillos. Para datar ta palcored y las redes de hoy se requiere exponer previa- mente unas breves consideraciones para establecer la separacin entre el Pampcano y el Postpampeana. Esto puede basarse sobre la Paleontologia y la Geomortologia, en’ el sentido de variaciones por accidn climatica, Una y ‘otra No son excluyentes, sino que se complementan pues no sdlo no existe ninguna ravén valedera que no exima de tener en cuenta las investigaciones llevadas a cabo en cl campo de la palcontologia, sino que por el contrario ellas constituyen un clemento de juicio valioso. En una breve sintesis Castellanos (1973) nos lo demuestra. La Argentina cuenta con una conocida tradicién en el campo de las estudios de la fauna mamoldgica del pasado geologico de nuestra lanura pampeana y es lamentable ver como, a veces, no se la valoriza tal como se ha hecho acreedora, asi como se desconozea la obra de sus cultores. La némina de nuestros palcontélogos del pasado y de hoy es nutrida. Este desconocimiento ¢onduce a interpretaciones no exactas, tales como atri- buir a dicha fauna endemismo muy fuerte por haber sido Sudamérica una region aislada, lo que no fue asf. Lo han puesto en cvidencia numerosos i4 estudios no sélo nuestfos (argentinos), sobre Ia migracion de la fauna pampeana desde Sudamérica a América del Norte y vieeve! Debe aceptarse que a ciertos cambios de las condiciones: climéticas responda la extincién de la fauna gigantesca del Pampeana y que se pueda con fundamento asumir este hecho para cstablecer su limite superior y su separacién del Postpampeano, Esos cambios no influyeron solo sobre la morfolog/a sino, como es légico, sobre la fauna y la flora. No excluya que la extincién pueda ser atribufda a algin factor bieldgica, por ejemplo gigantomasia y calecmia, pero esto no viene al caso para nuestra fauna extinguida, Fue por pérdida de alimentos para los herbiveros, pues se pas de la pradcra o del bosque cn galeria, a estepa arborea y por Gltima a estepa; asi los roedores de las praderas se transformaron cn roedores de las estepas del Platense, disminuyeron los ciervos, cte. Su evolucion es una consecuencia, Esos cambios climaticos pueden hacerse corresponder a los tiempos glaciares ¢ interglaciares, y de los factores climiticos a las precipi- taciones y no a la temperatura baja come acontecia en el hemisferio boreal y en las conas montanosas altas, Como punto de partida asumo al Lijanense (Amegh.) caracterizado jor extensas lagunas en el continente y por wna ingresion marina que influyé y dejé depdsitos en la costa y zonas limitrofes, y en las desembo- caduras y partes inferior de cursos de agua. Es la ingresion Querandina que representaria el interglaciar Mindell—Riss. EI Lujanense estd constituido por sedimentos de tinte general verde blanquecino, verdoso, amarillento-verdaso, a veces con fuerte proporeion de CO3Ca; la forma de presentarse no da lugar a discusion a que se acumularon en cubetas excavadas en sedimentos del pampeano superior. Con éste ces6 la depositacion en gran escala y le sucedié a denudacion, Las Huvias se estancaron en las cubctas y la lanura fue asf eubierta por lagunas cuyos sedimentos' acumulados en su fondo tienen una poteneia que varia de 1 a6 m,, por ejemplo en Lujan. Constituyen el pampeano superior lacustre de Ameghino quien al tiempo de la duraci6n de este proceso lo denoming “época de los grandes lagos". Segin él, se extendian también al norte hasta el Chaco; investigaciones de Castellanos y de Tapia confirman y amplian el conocimiento del dtea de sus afloramientos, lo que ocurte solo a lo largo de algunos cursos de agua que labraron valles mas profundos. La extensién de ta Gltima paleored pleistocénica podré convencer a los que dudan de la interpretacién de esos hombtes de ciencia, En cuanto a la denominacién de “época de los grandes lagos"’, la potencia de hasta 6 m. indujo a considerar que algunos aleanaaron el caricter de tales, En sentido estricto, posiblemente no lo eran, pero esta lo reconoce ¢l mismo Ameghino cuando expresa: “es vicioso dicho términa pues en tiempos posteriores se formaron depdsitas lacustres postpampeanos” y ‘EL dia que encontremos, 0 se nos indiquc, 0 sc nos proporcionen otros mas adecua- dos, substituiremos el uso de aquéllos por ¢] de éstos”. Restos de fauna mamolégica se encuentrin en esos depdsitos laguna- res “por millares, formando.a veces esquelctos completos de una conservar cién maravillosa” (Ameghino, 1889), Son restos de mastodontes, megate-- 13 rios, gliptodontes, milodontes, cte., amén de restos de moluscos, todos tipicamente pampeanos, La abundancia de csos restos evidencia que cuan- do los animales iban a abrevar en sus aguas, se empantanaban, y eran apresados por los carnivoros, Los de moluscos son también abundantes, entre ellos los de Hydrobia Ameghini Doer. (Ameghino, 1889) Si las lagunas fueron extensas se debié a la abundancia de precipita- ciones y a la presencia de excavaciones preexistentes. No constitufan cuencas endorreicas, Con los tiempos htimedos del Lujanense termina el Pampeano y se inicia cl Postpampeano con la Formacion La Plata (Platense) catacterizada por un primer perfoda semidrido; la fauna de mamiferos demuestra que la pampa cstaba cubierta por una estepa arborea, La de moluscos ¢s del todo distinta de la del Lujanense; los marinos costeros y de agua dulce cuentan con las mismas especies de las vivientes, pero entre las de mamiferos, si bien unas son todavia caracteristicns del Pampeano, otras no lo son y estin extinguidas totalmente, por eso deben considerarse como pertene- cientes a épocas anteriores a la nuestra, En las capas sedimentarias que les sucedieron, las especies que vivieron durante su depositacién son camo las vivientes y corresponden al Platense (Pleistoceno superior), Asientan en concordancia sobre el Lujanense donde formaba lagunas, 0 bien sobre el Bonaerense superior no lacustre; su potencia oscila entre 3 y 4 m. Por la menor precipitacion, el régimen hidroldgica del final del Pam- peano soporté modificaciones sustanciales en sus tramos finales, y las re- des, cuando de reducida cuenca y eseaso caudal, se yolvieron endorreicas, Estos cambi los climaticos responderfan a un perfodo glaciar (Riss). La ‘oyumtitiad causada por la colmatacién de las cuenéas acentua ron a aquélld y reciprocamente, ésta favorecié a aquél proceso. Tenemos pues asf los factores que dieran lugar a que las aguas no alcanzaran a formar redes jerarquizadas y sf un sistema de cafiadas parale- jas, casi equidistantes, de reducido caudal, y con caricter de consecuente; no fue un escurrimiento ae que Jabraron cauces y modela- ron la llanura con suaves hondonadas, las que hoy son ahondadas con distinto alcance, o bien colmatadas, hecho que imputo a la tecténica. Con posterioridad hubo un nuevo perfodo himedo que dio origen a depésitos lacustres de mucho menor alcance que los del Lujanense. Las cubetas fueron menos extensas y profundas, la disposicién en rosario, 0 moniliformes, a lo largo de cursos de agua, por eso sus depdsitos se en- cuentran aisladas. Corresponden (son sinerénicos) a otra ingresion, la Pla- tense, que deja depésitos de conchillas perfectamente diferenciables de los de la ingresién anterior, sea por las especies como por el estado de conser- vacion de los restos. En cuanto a los sedimentos en sf, se distinguen de los de la otra transgresion por el tinte gris ceniza en vez de verdosoamarillento, por lo que en los casos en que éstos descansan sobre aquéllos, se los distingue sin dificultad, s Los restos fosiles de mamiferos son mis escasog y “casi siempre en un pésimo estado de conservacién lo que dificulta la exacta determinacion 16 especifica” (Ameghino, 1889). La mayor parte pertenece a especies toda- via vivientes; ademas hay restos que se pueden considerar como carac- teristicos. Segiin Ameghino, el lapso entre el Lujanense y el Platense fue lo suficientemente dilatado para que diera lugar a una completa evolucion de la fauna tanto de mamfferos como de moluscos, para que desaparecieran los grandes edentados del primero y los sustituyeran los del segundo, para que especies de moluscos fueran reemplazadas por otras, asf como para que la erosion formara cauces que tras ser colmatados fueran posterior y mis recientemente erosionados, con la formacién de mucvos lechos. El perfodo semidtido que le sucedié, puede corresponder a la regre-_ sion flandriana, en cl Platense superior, y el maximo de la transgresién flandriana es el Ajymarense marino de Ameghino, o sea el Dunquerquense de Europa, Considero que contando nosotros con muestras denominacio- nes, no corresponde reemplazarlas por otras, Con esta sucinta exposicién procuraré ubicar el tiempo en el que se iniciaron las redes hidrogrificas actuales que estin superpuestas a la dltima paleored, Esta data de las postrimerias de los tiempos lujancnses y comien= zos de los platenses. La reactivacién de las dislocaciones en que esti fra turado el basamento cristalino debe hacerse comenzar en los tiempos pli tenses (Pleistoceno superior) y continuar hasta hoy. Son pues redes pleisto—holocénicas, Si consideramos la red del rfo Carcarana, los valles que ella labré, los acontecimientos que ella revela (dislocaciones, hundimientos, derramamien- tos, etc.) a los que aludi al comienzo, llegamos a la deduccién de que no puede haberse formado en un lapse tran breve como es el Holocencs Segiin un pel de Castellanos' para la zona de Villa Maria, ciudad emplazada en el bloque de la pampa hundida que soperté mayor hundi- miento, (1958, fig. 5), se ve que su Platense inferior colmaté el fondo de un valle esculpido en sedimentos del Pleistoceno medio; aquél fue poste- riormente incidido y en sus bajas barrancas hoy afloran su Platense supe- rior cubierto por sedimentos t(picamente holacénicos modernos. Esto nos lleva a ta conclusién de que la Formacién La Plata debe ubicarse en el Pleistoceno y no elevarlo, como se hizo, al Holoceno. Todas las redes actuales estin superpuestas a la paleored en toda la pampa. Ello constituye un indice estructural que contribuye al conocimiento del oculto basamento cristalino a través de su expresion de neotectbnica. Segiin lo expuesto al comienzo, las grandes fracturas de la sinusoide dirigen toda manifestacién ulterior; estos movimientos péstumos tienen lugar sélo donde el basamento esta fracturado, fallado, pero sin excluir la aparicién de otras que pueden o no localizarse en fallas o fracturas aun si eicatrizadas, asf como si varfa la procedencia de las presiones. Con respec- To a esto Gltimo, creo que na se puede excluir que empujes puedan pro- ceder también del E; mé baso sobre el comportamiento de uno de los pequeiios pilates: el de las colinas de Galvez cuya inclinacién, a mi juicio, Justifica esta interpretacién a la que apoya la particular disposician de 17 lagunas en el piso de la ‘cahada"' de Rosquin (Pasotti, 1966), En este caso no fue por reactivacién de fracturas existentes, sino formacién de nuevas. Es conocido que cuando un curso de agua presenta un cambio brusco de direecién, hay que aceptar que se halla en una zona fracturada, sea que la roca maciza aflore o que se encuentre en profundidad. En 1958 todo esto lo expuse con numerosos ejemplos, en especial de los iltimos, pero tomé como punto de partida el primer caso (roca aflorante). Hay pucs que analizar cuidadosamente la tectdnica reciente y In actual, asi como la posibilidad de variaciones cn la direccién de procedencia de las presiones en nuestra cubeta pampeana, a la que puede considerarse como cuenca de plataforma inestable de acuerdo con la clasificacién de Perrodon (1971). RESUME; Moyennant une méthode congue par l'auteur pour représenter le re- liet de la plaine pampéene, on a mis en évidence I'existence d'un réseau de ravins (“‘cafladas'') paralléles entre cux—mémes dans quelques secteurs, et formant une maille dans d'autres, qui a couvert la pampa & une époque attribuée au Pleistocéne; gue les cours d'eau actuels se trouvent superposés au réseau men- tienné; que tout cour d'casu que ne draine au NE, posséde une déviation forcée par la tectonique; que tel reseau a supporté postéricurement l'influence de dislocations que l’ont interrompu ainsk que modifié; que les dislocations mises en évidence de cette maniére, ont affecté jusqu’aux couches sédimentaires du Holocéne et qu’elles sont plus nom- breuses de ce qu'on supposaity + qu'on doit attribuer a ces dislocations, la géntse des blocs lesquels en agissant de fagon differentielle en ensemble ou individuellement, donnent les grands trais et ceux des détails de l'actuelle morphologie de la plaine; que d’autres en s'enfongant formérent des zones inondables allongées et etroites dans lesquelles on reconnaft a l'aide des aérophotographies la continuation antérieure des cours de “cafadas”’ interrompus de telle sorte; qu’en outre la Néotectonique est un des facteurs qui exerce son in- fluence sur le modéle des réseau: hydrographiques ainsi comme sur la distri- bution des aires d’exploitation agricole ou d’élevage de la pampa; des nivélations de haute précision démontrent que le mouvement differentiel des blocs continue aujourd'hui encore et qu'il est le respon sable de la morphologic actuelle, 1s Fig. 1.— Zona limftrote sur de la cluded de Rosario con partes de dos zones anogadizas ¥y evidenciss de! paleamodelo en sectores hoy topogrdficamente més altos. ag Fig, 2.— Malla de cafiadas can legunes estrelladas del paleomodelo, en un sector de ta lle ‘ura de Cérdoba, ssreaca por al rfo Tercero. (Zona de Ball Ville). Fig. Z— Aarototogratta con ejemplos de eafiedss del paleomodela, zona cercena a Otl- veros, Provincia de Santa Fe, Fig, 4. Bloques tecténicamente hundidos y basculados con restos de'cafiadas del pa: ‘eomodelo an su piso, Caftadas de Carrizales y de Arogy faja riberefia, (Pcla, Santa Fe), Fg, &— Aerototografia de la faja riberefte con hileras de lagunas que jalonen entiguss cafiedss, i ato del bloque elevado, Fig. 6.— Bloque tacténicamente hundido, con les cinco cuenews snagadizes, correspon: dientes-a los arroyos Sen Lorenzo, Luduafie, Saladilio, Frfes y Seco. (Pcia. Santa Fe). 2 tuto 2 arin 4 Atco 8 at Pon 6 A°Candeta 7 At Honle 8 APSen Love AO Sauce 10 AL Toten 17 Cs Carnes 12 Bau Be vce 12 io Gara 14 Romie 15 Zavala 18 Poi 17 Balin 18 Ure Fig. 7. Sector de Ia llanura santatesins que % axtiende desde In caflade de Rosquin aN, al A° diel Medio al S y desde el r/o Parand ai E y In “‘catiada’* de San Antonio al W. ig. €.~ fed dal A” fob on ol belinda di Cito foe soto erie de ocho caRadat det BIBLIOGRAFIA AMEGHINO, FLORENTINO, 1881, “La Formacién Pampeona Extudlo sobre lov terrenod de trent porte de la cuenca def Plata” Buenos Aires. AMEGHINO, FLORENTINO, 1889. “Los mamiforos fOsitex da fa Repiblica Argentina’: Aet. ‘Acad. Mac. Ciencias, Cordoba, T, Vi AMEGHINO, FLORENTINO, 1909. “Las formaciones sedimencarias de Ja regién ttoral de Mar dot Plats y Chapadmeial” An, Museo Nac. Hist, Natur., T.X, sria IN, Buenas Alros, BODENBENDER, GUILLERMO, 1905, "La Sierra de Cévdoba, Constituciin geolégice y productos minerales de uplicacién”. An, Minist. Agricult., 7.1, Nro. |, Buenos Aira. BORRELLO, ANGEL, 1969. “Los grosinctinales de la Argontinu’’, An. Direee. Nac, de Geologia y Minoria, Neo. 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