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Hans Kelsen éUna nueva ciencia de la politica? Réplica a Eric Voegelin discusiones indice 7_1.Introduccién, por Eckhart Arnold 71. Prefacio u_2. Sobre la configuracién del texto 15_Il, HANS KELSEN: {UNA NUEVA CIENCIA DE nr ftica? 15_1, Una cruzada contra el positivismo 57__2. Una nueva teoria de la representacién 168 3. El gnosticismo: una nueva categoria de la ciencia de la politica 245 11. Posfacio, por Eckhart Arnold 245 _1. Introduccién 249 2. La réplica de Kelsen 265 3. Acerca de la evaluacién de la réplica de Kelsen 297 Bibliografia I Introduccién* 1. PREFACIO El escrito de Hans Kelsen, publicado por primera vez en este libro bajo el titulo ;Una nueva ciencia de la poli- tica?, es una exhaustiva y muy critica discusién con La nueva ciencia de la politica de Eric Voegelin. Kelsen habia elaborado el presente escrito ya en 1954, es decir, inmediatamente después de la aparicién del libro de Voegelin; sin embargo, desistid de publicarlo por diver- sas razones a las que nos referiremos en el posfacio. La publicacién de este escrito me parecié pertinente, por no decir imperiosa, dado que, aunque el reciente interés acerca de Eric Voegelin —del cual éste se ale- gré desde temprano— ha conducido a ampliar el uni- verso de la bibliografia secundaria en torno de su obra, ello no ha contribuido en mucho, hasta ahora, a una discusion critica de su produccion. Al parecer, Eric * Traducido del aleman por Joaquin Etorena. 8 | ECKHART ARNOLD Voegelin es ignorado por sus criticos y slo en raras ocasiones es criticado por aquellos que no lo ignoran. En este contexto, Hans Kelsen constituye una excep- cidn, al realizar, con esta resefia, una exhaustiva critica de La nueva ciencia de la politica con un alto nivel argu- mentativo. Kelsen tenia una buena razén para ello, si se considera que Voegelin, en La nueva ciencia de la poli- fica, no se limita a atacar ciertas posiciones politicas y cientificas sino, en general, el proyecto de una ciencia social racional, libre de valores e independiente de ideo- logias, es decir, un tipo de ciencia que Kelsen, quien se consideraba positivista, defendia con fervor. La pregunta ético-politica que plantea esta discusién, esto es, si es posible y deseable un orden politico libre de pretensiones religiosas, ha sido planteada empero anteriormente, en la historia del pensamiento, bajo otro titulo y por otros protagonistas. Asi lo demuestra, por ejemplo, la discusién acerca de la Teologia politica de Carl Schmitt. Sin embargo, resulta valioso discutir con la variante de la teologia politica que ofrece Voegelin, asi como con sus criticas. Esto se justifica visto que, por un lado, Voegelin, quien —a diferencia del ex nazi Carl Schmitt no esta desacreditado desde el punto de vista moral, ha disefiado, pese a algunos rasgos autorita- rios, una variante de la teologia politica mucho mas compatible con la democracia, tal como podrian esgri- mirla sus simpatizantes hoy en dia. Por otro, esta clase INTRODUCCION 9 de preguntas nunca podran ser resueltas del todo, de modo que, mds aun en el marco de un didlogo inter- cultural, la fundamentacion religiosa de la politica nos competera también en el futuro, De todas formas, el comentario a la discusién entre Kelsen y Voegelin acerca de La nueva ciencia de la poli- tica queda reservado para el posfacio. Aqui no quiero dejar pasar la oportunidad de agradecer a algunas per- sonas que, de diversas formas, hicieron posible la pre- sente publicacién. En primer lugar, debo mis agrade- cimientos al profesor Dietmar Herz de la Universidad de Erfurt. El fue el primero en llamar mi atencién sobre el manuscrito de Kelsen e impulsar de este modo la publicacién del presente libro. Luego, quiero dar mis gracias a Josephine Hage, quien me ayudo en la correc- cién de estilo y en la comparacién del texto con el ma- nuscrito. Ademas, debo agradecerle al profesor Peter J. Opitz del Eric Voegelin Archiv en Munich, quien me ha aportado algunos datos valiosos acerca de La nueva ciencia de la politica y su génesis. Cabe mencio- nar, en este punto, que la posicidn del profesor Opitz respecto de La nueva ciencia de la politica de Voegelin difiere en mucho de aquella que resulta de la resefia de Hans Kelsen, asi como de la del posfacio del presente libro. Por lo tanto, a quienes deseen indagar con mayor profundidad en esta problematica y conocer una inter- pretacién distinta del texto de Voegelin, aconsejo leer 1O | ECKHART ARNOLD el posfacio de Peter Opitz a la reedicién 2004 de La nueva ciencia de la politica, Finalmente, deseo agrade- cerleal Hans Kelsen Institut de Viena por ceder la auto- rizacin de publicar el presente manuscrito, Eckhart Arnold, Diisseldorf, 2004 INTRODUCCION il 2. SOBRE LA CONFIGURACION DEL TEXTO El manuscrito de la resefia de Voegelin elaborado por Kelsen es un texto de 125 paginas, escrito a maquina con correcciones manuales. El original de este manuscrito se encuentra en los archivos del Hans Kelsen Institut de Viena. Una copia estd en la sede del Eric Voegelin Archiv en Munich. En la transcripcién del manuscrito se ha dado la mayor importancia a la fidelidad con respecto al original; esto es, con excepcidn de los pocos cam- bios mencionados abajo, el texto ha sido transcrito palabra por palabra, y fueron consideradas las correc- ciones y tachaduras manuales. Los pasajes que Kelsen ha subrayado estan puestos en cursiva. Aparte de esto, las notas al pie —a diferencia de lo que ocurre en el manuscrito— llevan numeracién continua, mientras que tanto los capitulos como su numeracién interna fueron tomados en forma directa. El original fue escrito por Kelsen en inglés. He d tido de traducirlo al aleman, dado que el idioma inglés esta hoy tan difundido en los paises de habla alemana que la accesibilidad del texto no se vera obstruida, mien- tras que, por otro lado, muchos mas lectores podran leer el original en inglés antes que una traduccidén ale- mana. Las siguientes partes del texto de Kelsen fue- ron modificadas en razén de la existencia de errores sintacticos y de su cardcter fragmentario: 12 | ECKHART ARNOLD 1. En la pagina 26, en el texto de la nota al pie Ne 12, ala palabra “justicia” [“justice”] se agregé la expresion “filosofia de la” (“philosophy of”]. En el manuscrito, la palabra “philosophy” fue anotada en el margen infe- rior y sin adjudicacién precisa. 2. En la pagina 159, el texto de la nota al pie N° 187 fue reemplazado por una referencia a un fragmento -tratado por Kelsen en este texto— que se encuentra enun libro de Hendrik Berkhof, dado que el contexto hace presumir que Kelsen ha querido referirse aqui a Berkhof. En el manuscrito, la nota al pie est4 incom- pleta y expresa: “Cf. supra, p ...”. 3. En la pagina 224, la posicién de la frase “La divi- sién en dos mundos es el resultado de la Revolucion Rusa pero no fue de ningin modo el resultado de la revolucién puritana ‘gnéstica’”” [The split into two worlds is the result of the Russian revolution but was not at all the result of the ‘gnostic’ Puritan revolution] sélo pudo ser deducida a partir del contexto. En el manuscrito, esta frase se halla sin referencia exacta a su posicién, y fue anotada con posterioridad al mar- gen y algunos renglones mas abajo. El contexto, sin embargo, sugiere que la frase debe ser incorporada mas arriba. Hans Kelsen éUna nueva ciencia de la politica? II éUna nueva ciencia de la politica?* 1. UNA CRUZADA CONTRA EL POSITIVISMO. Es un hecho innegable que el avance extraordinario de Ja ciencia en la era moderna es, ante todo, el resultado de su emancipacién de los lazos en los que la teologia la mantuvo cautiva durante la Edad Media. Se deno- mina positivismo al principio de describir la realidad de modo fidedigno y de explicarla en forma estricta- mente empirica, sin recurrir a la teologia ni a nin- guna otra especulacién metafisica. Es otro hecho cons- tatado que una ciencia social positivista no esta en posicién de justificar un orden social establecido como la realizacién de valores absolutos, pues puede evaluar una institucién social sélo como un medio adecuado para lograr un fin presupuesto, pero inadecuado si se presupone otro fin. Es decir, puede evaluar una insti- tucién social slo con caracter condicional o, lo que * Traducido del inglés por Isolda Rodriguez Villegas. 16 | HANS KELSEN es lo mismo, puede atribuirle sdlo un valor relativo, entendiendo por “valor” —positivo o negativo-la rela- cién de un medio con un fin. Esta es una relacion de causa y efecto, y puede verificarse en forma cientifica sobre la base de la experiencia humana. En consecuen- cia, una ciencia social positivista no puede evaluar un fin que en si mismo no constituya un medio para otro fin, sino que sea un fin ultimo. No puede evaluar una institucién social en forma incondicional o, lo que es lo mismo, no puede atribuirle un valor absoluto. Lo absoluto en general y los valores absolutos en parti- cular pertenecen a una esfera trascendental que esta mas alla de la experiencia cientifica, pertenecen al campo de la teologia y de otras especulaciones meta- fisicas. Es por eso que el positivismo cientifico esta aso- ciado al relativismo. Cuando las guerras y los movimientos revoluciona- rios sacuden los cimientos del orden social estable- cido y se vuelve imperiosa la necesidad de una justifi- cacién absoluta y no meramente relativa de ese orden, la religion, y con ella la teologia y otras especulaciones metafisicas, se ubica al frente de la vida intelectual y se transforma en instrumento ideoldgico de la politica. En vista de la gran importancia que reviste la ciencia en la sociedad moderna, aumenta la tendencia —siem- pre existente pero reprimida en periodos de equilibrio social—a emplear la ciencia social con el mismo propé- CUNA NUEVA CIENCIA DE LA POLITICA? | 17 sito. Y esta tendencia se manifiesta como una oposicién apasionada al positivismo relativista y como un intento de que la ciencia vuelva a estar dominada por la teolo- gia y otras especulaciones metafisicas. Un sintoma caracteristico y muy serio de esta ten- dencia es un libro de reciente publicacién que ha sido ampliamente comentado: La nueva ciencia de la poli- tica, de Eric Voegelin.' Esta obra encara nada mas y nada menos que la completa restauracién de la cien- cia de la politica, necesaria porque —seguin afirma el profesor Voegelin— esta ciencia ha sido destruida por el positivismo. Voegelin no subestima la inmensa enver- gadura de esta empresa. Seguin él, Cuando la ciencia llega a un estado de destruccion tal como el que tenja hacia el 1900, la mera recupe- racion de la capacidad teérica resulta una tarea colo- sal, sin mencionar la cantidad de materiales que deben modificarse para reconstruir el orden de rele- vancia entre hechos y problemas.* 1 Eric Voegelin, The new science of politics. An introduction. Charles Walgreen Lectures. The University of Chicago Press, 1952. [Todas las citas pertenecen a la edicién en espafiol de Eric Voegelin, La nueva ciencia de la politica. Una intreduccidn, Buenos Aires, Katz editores, 2006.] 2 Ibid., p. 37. 18 | HANS KELSEN En oposicién al “positivismo destructivo” que eludid su tarea, la nueva ciencia de la politica debe afirmarse, para “tener una comprensidn teérica del origen y la vali- dez del orden” —la idea de justicia—, sobre la base de la “especulacién metafisica y la simbolizacién teoldgica’, es decir, bajo la autoridad espiritual de Platén y de Tomas de Aquino, los principales pero no los tinicos representantes de este tipo de pensamiento.s Voegelin acusa al positivismo de haber destruido la ciencia, pero no ofrece ninguna definicién medianamente clara de esa escuela de pensamiento contra la cual dirige su grave acusacin. El término colectivo “positivismo’, en general, y el término “ciencia social o ciencia politica positivista’, en particular, abarcan muchos tipos diver- sos de sistemas tedricos que sélo tienen en comun un criterio negativo: la oposicién a recurrir a la especu- lacién metafisica (y ello incluye la especulacién reli- gioso-teolégica). Voegelin parece ser consciente de esto, ya que menciona la “variedad de fendmenos positi- vistas” y considera inadecuado definir el positivismo “como la doctrina de tal o cual destacado pensador positivista”.* De alli que la tendencia decisiva en su lucha contra el positivismo no pueda ser otra que la reaccién contra la actitud antimetafisica que prevalece 3 Eric Voegelin, op. cit., p. 18. 4 Ibid., pp. 18 y ss. CUNA HUEVA CIENCIA DE LA POLITICA? | 19 en la filosofia y la ciencia sociales modernas. La eman- cipacién de la ciencia de la politica respecto de la meta- fisica y, en especial, de la teologia, no se retrotrae tanto en el tiempo como la emancipacién que logré la cien- cia natural. Hasta fines del siglo xvi, la teologia man- tuvo un estricto control sobre la ciencia de la politica. La doctrina de que el Estado era una institucién divina y el soberano una autoridad elegida por Dios gozaba de una aceptacidn casi general. Por lo tanto, no es exac- tamente una ciencia de la politica “nueva” a la que apun- ta Voegelin, a pesar del titulo de su libro. Es una ciencia muy antigua, que se dejé de lado porque se demostré que era una seudociencia, el instrumento de poderes politicos definidos, Voegelin esgrime dos argumen- tos de caracter muy amplio contra el positivismo en su conjunto. Ambos pueden refutarse con facilidad. El primero es “la destruccién que produjo el positivis- mo’, debido al supuesto de que el inico método cien- tifico —que, en consecuencia, deben aplicar asimismo las ciencias sociales— es el método “matematizante” empleado con éxito por las ciencias naturales. Este argu- mento no puede ser mas falaz. Existe una escuela de pen- samiento de la ciencia social abiertamente positivista, es decir, antimetafisica y antiteolégica, que de manera expresa y enfatica distingue los problemas de las cien- cias sociales a los que se les puede aplicar los métodos de la ciencia natural con ciertas modificaciones, de los 20 | HANS KELSEN problemas a los que se les debe aplicar un método com- pletamente distinto. Dado que me considero un tipico representante del positivismo, me remito a mi ensayo “Causality and imputation’, en el que sintetizo los resultados de la doctrina metodoldgica que distingue las ciencias sociales que aplican —al igual que las natu- rales— el principio de causalidad, por ejemplo la socio- logia, de las ciencias sociales que utilizan un princi- pio totalmente diferente, el de la imputacién, y que tratan sobre normas, como la ética y la jurispruden- cia. Tales son las ciencias que Voegelin tiene en mente cuando acusa a la ciencia social positivista de tener efectos destructivos, las ciencias que tratan el problema del bien y del mal, de la justicia y de la injusticia. No caben dudas de que un erudito de tan extraordinario conocimiento literario no desconoce esta escuela de pensamiento dentro de la ciencia social positivista. E] segundo argumento planteado contra el positi- vismo es, en verdad, idéntico al primero, en el que esta implicito. Voegelin asevera que el positivismo hace del uso de un método el criterio de la ciencia, en vez de medir la capacidad de un método por su utilidad para los fines de la ciencia. En ningin momento intenta demostrar esta critica citando autores responsables de 5 Hans Kelsen, “Causality and imputation’, en Ethics, N° 61, 1950, pp.-n. dUNA NUEVA CIENCIA DE LA POLITICA? | 22 este error. Recuerda a los positivistas destructores la verdad de que “diferentes objetos requieren diferen- tes métodos”.’ Por cierto, Voegelin sabe que nadie mas ha insistido en esta verdad estigmatizando la falacia légica del “sincretismo de los métodos” con tanto énfa- sis como el positivista arriba mencionado, cuya prin- cipal preocupacion era, y atin lo es, demostrar que el objeto de ciertas ciencias sociales es absolutamente diferente del de las ciencias naturales y que, en conse- cuencia, el método adecuado para las primeras debe ser distinto del aplicado por estas ultimas.” Sin embargo, Voegelin no es muy consecuente con el principio que inculpa al positivismo de transgredir: que diferentes objetos requieren diferentes métodos. Afirma —como una objecién contra el positivismo en el campo de la ciencia social— que si nos dejamos con- ducir por la ciencia social positivista hacia la nocién de que el orden social sélo se origina en la voluntad de poder y el miedo, sabremos que per- dimos la esencia del problema en algiin punto de 6 Eric Voegelin, op. cit., p17. 7 Véase Hans Kelsen, “Was ist die Reine Rechtslehre” [;Qué es la ‘Teoria pura del derecho?], en Demokratie und Rechtsstaat [Democracia y Estado de derecho], Festschrift zum 60. Geburtstag von Prof. Z. Giacometti [publicacion homenaje en los 60 afios del profesor Z. Giacometti], Zurich, 1953, p. 147.

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