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"El peor analfabeto, es el analfabeto político.

No
> oye, no habla, no participa de los acontecimientos
> políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del
> poroto, del pan, de la carne, del vestido, del zapato y de
> los remedios, dependen de decisiones políticas. Es tan
> burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que
> odia la política. No sabe que de su ignorancia política
> nace la prostituta, el niño abandonado y el peor de todos
> los bandidos: el político corrupto, mequetrefe y lacayo del
> gran capital". (Bertolt Brecht).
>
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>>
> Jugar con agua, jugar con fuego
>
>
> Carta abierta al Ministerio de Educación de la Ciudad de
> Buenos Aires
> Buenos Aires, 19 de diciembre de 2008
>
>
> Los diarios de hoy difunden la
> noticia de que, en el patio del Colegio Mariano Acosta, la
> Directora compartió un festejo acuático y divertido con
> los alumnos egresantes. No parece un hecho demasiado
> relevante, pero ha cobrado una trascendencia digna de mejor
> causa. Sin decir “¡agua va!”, el Ministerio de la
> Ciudad inicia un sumario administrativo por faltas a los
> “principios de la moral” y las “normas de ética”.
> Me gustaría saber cuáles son los principios transgredidos,
> porque no hallo en Aristóteles ni en Kant referencias al
> remojón como vicio ni alusiones a la necesidad de mantener
> sin humedad el rol directivo.
>
> Creo que la autoridad se funda en lo que un docente es y
> hace cotidianamente, lo que enseña con sus gestos y sus
> omisiones, las convicciones que expresan sus actos. Por eso
> mismo, puede tener autoridad una Directora que se empapa de
> los problemas de sus alumnos, mientras la pierde un Ministro
> a quien salpican toda clase de críticas y desconfianzas en
> su primer año de gestión. No conozco personalmente a la
> Profesora Papalardo, pero merece mi respeto una Directora
> que es invitada a festejar con sana alegría el fin de las
> clases, una autoridad que parece poner el cuerpo en la
> diversión como supo ponerlo en las horas difíciles de la
> institución.
>
> El Ministro se escandaliza por la modalidad del festejo y,
> según reseñan los medios, invoca mejores modos de
> festejar. Quizá impulse reemplazar la tradicional “vuelta
> olímpica” con un minué o una contradanza, porque las
> carreras de embolsados son un riesgo para la seguridad de
> los estudiantes y el palo enjabonado tendría hoy unas
> connotaciones impensadas para quienes concurrían a las
> fiestas mayas dos centurias atrás. ¿Cómo festeja el
> Ministro? El “loco” Sarmiento, a quien invoca
> frecuentemente, no ganó su apodo por mantenerse siempre
> dentro de las convenciones. Se sabe que tenía un carácter
> bastante podrido, pero al llegar a la Presidencia, impulsó
> el corso callejero los días de carnaval y luego ostentó,
> como distinción honorífica, una medalla conmemorativa en
> cuyo anverso figuraba una caricatura de su rostro con corona
> de emperador. Porque, digámoslo claramente, la autoridad no
> se desmerece por el buen humor, sino por lo que
> queda visible cuando una gestión se saca la careta.
>
> El primer año de esta gestión termina opacado por una
> larga lista de promesas insatisfechas, manoseos a la
> dignidad docente y desprecio por la tarea pedagógica. No
> estamos mejor hoy que un año atrás, después de gastar los
> días en arreglar lo que está sano y desbaratar lo que
> funcionaba bien. Transitando las escuelas, se percibe un
> malestar que no se ve desde Internet. Muchos padres,
> docentes y estudiantes reclamaron en estos meses respuestas
> a demandas que la gestión del Ministro Narodowski no ha
> resuelto. No parece casual que, mientras liberan al
> “Tigre” Acosta, quieran encorsetar al Mariano Acosta en
> las formalidades de una autoridad hueca, pero sequita.
>
> Otros chorros preocupan más a la sociedad porteña y
> deberían preocupar al Ministro: en la Honorable
> Legislatura, votan hasta los ausentes. Eso corroe cualquier
> autoridad: el incumplimiento de las responsabilidades
> públicas. Los funcionarios que acomodan las normas a su
> arbitrio están jugando con fuego, porque necesitamos
> recrear la confianza en las instituciones como herramienta
> para construir una sociedad más justa. La mala fe de sus
> compañeros de partido debería concitar un repudio sincero
> de quienes conducen la educación de la Ciudad. Pero, claro,
> entre bomberos no se pisan la manguera.
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> Isabelino A. Siede
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