Mrchense todos!.. Dejadme que confiese la terrible verdad
(SHUI-TA se quita la mscara. Ahora es SHEN-TE) Yo soy vuestra alma buena! La orden que un da me disteis, ser buena y seguir viviendo, me desgarr como el rayo en dos mitades. No s cmo ocurri, pero no pude al mismo tiempo ser buena para con los dems y para conmigo. Ayudar al prjimo y ayudarme a m misma fue demasiado duro. Ay, qu difcil es vuestro mundo! Cunta miseria hay en l y cunta desesperacin! Tended una mano al desdichado y os la arranca. Ayudad a un hombre perdido y vos mismos os perdis. Quin podr largo tiempo resistirse a ser malo cuando se ve morir a los que sufren hambre? Todo lo que necesitaba, de dnde iba a sacarlo? Slo de m misma? Me habra sido imposible hacerlo sin morir! El peso de las buenas intenciones me tena agobiada. Pero me era suficiente cometer una injusticia Para imponer mi ley y poder comer hasta hartarme. Algo debe andar mal en vuestro mundo. Por qu es recompensada la maldad, por qu tan duras penas aguardan a quienes prodigan la bondad? Ay, encerrado en mi alma haba un tal deseo de ternura! Pero tambin un secreto saber, pues mi nodriza me lav en el agua del arroyo. Eso me dio una mirada aguda. La compasin me haca tanto dao que en loba furiosa me trocaba tan slo al ver a los necesitados. Y me converta en otro ser. Mis dientes se cambiaban en colmillos y las buenas palabras saban a cenizas en mi boca. Sin embargo deseaba ser el ngel del suburbio. Dar me haca dichosa. Ver un rostro feliz me colmaba de gozo. Condenadme; todos mis crmenes los comet para ayudar al prjimo, para amar a mi amor y salvar a mi hijo de la miseria. Oh dioses, ante vuestros grandiosos designios. Yo, pobre alma, era demasiado pequea!