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178 EL HOMBRE EN LA LENGUA i as indistinta- In andlisis, incluso sumario, de las formas clasificad inte mente como’ promominales, conde, pes, 4 reconoees enlace de naturaleza harto diferente y, en consecuencia, a distinguir entre ta Tengua como repertorio de signasy sistema de sus combinaciones, una part, ¥, Por oa, la lengua como actividad manifestada en Fistancias de discurso que son caracterizadas como tales por indices propios. Aen vENISTE PeoBLEMAS BE LinGgSTiCa GENERAL (= caPtruto xv DE LA SUBJETIVIDAD EN EL LENGUAJE* Si el lenguaje ¢s, como dicen, instrumento de comunicacién, ja qué debe semejante propiedad? La pregunta acaso sorprenda, como todo quello que tenga aire de poner en tela de juicio la evidencia, pero a ‘veces es titil pedir a la evidencia que se justifique. Se ocurren enton- ces, sucesivamente, dos razones. La una seria que el lenguaje aparece de hecho ast empleado, sin duda porque los hombres no han dado con medio mejor'nisiquiera tan efter para comunicatse, Esto ces vale a verificar lo que desedbamos comprender, Podra también pen- sarse que el lenguaje presenta disposiciones tales que lo toman apto para servir de instrumento; se presta a trasmitir lo que le confio, una ‘orden, una pregunta, un aviso, y provoca en el interlocutor un com- portamiento adecuado a cada ocasién, Desarrollando esta idea desde lun punto de vista més téenico, afiadirfamos que el comportamiento del lenguaje admite una descripcién conduetista, en términos de ito € ins- Yo que se habla aqui? {No se lo confunde con el discurso? “Si aceptamos que €l discurso es Ienguaje puesto en accién, y necesariamente entre par- tes, hacemos que asome, bajo la confusién, una peticién de princi- pio, puesto que la-naturaleza de este “instrumento” es explicada por su situacién como “instramento”. En cuanto al papel de trasmisin que desempefia el lenguaje, no hay que dejar de obse arte que este papel puede ser confiado a medios no gestos, mimica, y por otra parte, que nos dejamos equivocar aqui, hablando de un “instrumento”, por ciertos procesos de trasmisi que, en las sociedades humanas, son sin excepcién posteriores al len- i fan el funcionamiento de éste. ‘Todos los sistemas de estén en este caso id la comparacién del lenguaje con un instrumento —y trumento material ha de ser, por cierto, para que la com- + Jounal de Peychologi, juliosept., 1958, P. UL F. 182 EL HOMBRE EN LA LENGUA solamente de lenguas particulares, Pero los hechos de las lenguas particulares, concordantes, testimonian por el lenguaje.. Nos confor- ‘maremos con citar los més aparentes. Los propios términos de que nos servimos aqui, yo y td, no han de tomarse como figuras sino como formas lingiisticas, que indican la “persona”. Es un hecho notable —mas ,quién se pone a notatlo, siendo tan familiar?— que entre los signos de una lengua, d poca o regién que sea, no falten nunca los “‘ptonombres personal Una lengua sin expresién de la persona no se concibe. Lo més que puede ocurrir es que, en ciertas lenguas, en ciertas circunstancias, estos.‘pronombres” se omitan deliberadamente; tal ocurre en la ma- yorfa de las sociedades del Extremo Oriente, donde una convencién de cortesia impone el empleo de perifrasis 0 de formas especiales entre detemminados grupos de individuos, para remplazar las referencias personales directas. Pero estos usos no hacen sino subrayar el valor de las formas ‘evitadas; pues ¢s la existencia implicita de estos pro- nombres la que da su valor social y cultural a los sustitutos impucs- tos por las relaciones de clase. Ahora bien, estos pronombres se distinguen en estd de todas las faciones que la lengua articula: no remiten ni a un concepto in. individuo. No hay concepto “yo” que englobe todos los yo que se enuincian en todo instante en boca de todos los locutores, en el sentido en que ‘hay un concepto * que se reducen todos los empleos indi- juales de drbol. El “yo” no denomina, pues entidad Podrd decirse'entonces que yo se refiere luo par- , se tratarfa de una contradiccién permanente iguaje, y la anarquia en la prictica: zc6mo el odria referitse indiferentemente a no importa cud yal mismo tiempo identificarlo en su particularidad?, Esta- mos ante ‘una clase de plabrs, Tos “pronombres personals”, que escapan al estatuto de todos los demés signos del len se refiere? “A algo muy sing es exclusivamente i yo se refiere al acto de discurso individual en que es prontn cuyo locutor designa. Es un témino que no puede ser iden mis que en To que por otro lado hemos Tamad e otra referencia que la actual. La realidad a la DE LA SUBJETIVIDAD EN EL LENGUAJE 183 "or poco que se piense, se advertiré ivo de la identidad del sujeto que smo. ‘organizado de tal forma que permite a cada locutor apropiarse la lengua entera designéndose como yo. Los pronombres personales son el primer punto de apoyo para este salit a luz de la subjetividad en el lenguaje. De estos pro- nombres dependen a su ver o vos, temporales ” tomado como punto de referencia: “esto, aqui, ahora”, y sus numerosas correlaciones “eso, ayer, el afio ‘Tienen por rasgo comtin definirse solamente ‘por relacién a la instancia de discurso en que son producidos, es decir bajo la dependencia del yo que en aquéll Fécil es ver que el dominio de Ia subjet se marque en la flexién de un verbo o mediante palabras de otras clases (particulas; adverbios, variaciones léxicas, ete.) —es cosa de presente no puede El Dictionnaire général define el para indicar “el ti fen que se habla”. Es éste el momento eternamente “presente”, pese no referitse munca a los mismos acontecimientos de una cronologia ‘por estar determinado para ca instancias de le tocan. EL HOMBRE EN LA LENCUA DE LA SUBJETIVIDAD EN EL LENGUAJE 185 tide? zPuedo considerar este yo creo como lo que yo siento? zAcaso me (que...)? De seguro que no. ‘modo alguno el objeto del El Ienguaje es pues la posi siempre las formas Ting®ist y el discurso de pensamiento no es emergencia de que consiste 3 90 creo (que...) equivale a una as . Di- jerto modo formas ciendo yo creo (que. ..), convierto en una € jetiva el iscurso se apropia, y que hhecho afirmado impersonalmente, a saber, el tiempo va a cambiar, mismo tiempo él mismo como {que ¢s la auténtica proposicién. Consideremos también los enunciados siguiente r —Presumo que Juan hal ido del hospital, de lo cual coneluyo que esta e in verbos de operacién: suponer, presumir, con- operaciones. Pero -suponer, presumir, 1h 18 persona, no se conducen como to hacen, por ejemplo, razonar, reflexionar, que sin embargo parecen vecinos Poreanos., Las formas yo razono, yo reflexiono me describen raz0- nando, reflexionando, Muy otra cosa es yo supongo, yo presumo, yo coneluyo. Diciendo yo concluyo (que. ..), no me describo ocupado qué podria ser Ia actividad de “concluir”? No me represento en plan de suponer, de presumir, cuando digo yo supongo, | 0 presumo, Lo que indica yo concluyo es que, de laste ‘eada, extraigo una dado. Es esta relacién légica la, que os instaurada en sonal, Lo mismo yo supongo, yo presumo estén pongo, yo resumo. En yo supongo, yo presumo ha yo y una pareja com de todas las coordenadas que definen el sujeto, y de las que apenas hemos designado sumariamente las mas aparentes. La instalaci6n de ta“ y —creemos— fuera de él también, la categoria de por lo denis efectos muy variados en la est Tenguas, sea en el ajuste de las formas 0 en las ‘Aqui nos fijamos en lenguas particula espafiol oftece algunos e} De manera general, cuando empleo el presente de un verbo en las tres personas (segiin la nomenclatura tradicional ), pareceria que la diferencia de persona no acarrease ningiin cambio de sentido en ada, io tina operacién descrita, Incluyendo en la forma verbal conjugada. Entre yo como, ti comes, ico que adopto determin: en comin y de constante que la forma verbal presenta una desctip- hhabré advertido en efect nuida respectivamente, y de manera idéntica, Entre yo sufro y ti sufres y él sufre hay descripeién de un mism ppresion de una evidencia, ya implicada' por la ordenacién formal en el paradigma de la conjugaci ‘Ahora bien, no pocos verbos. escapai sentido en el cambio de las personas. Lo: tan disposiciones u opera ado presente. Dic yna_proposi ersonal que la gobierna. i m, es, por asi decirlo, el que sigue el co’ yo —duda, presuncién, inferencia— propio para caract td del locutor hacia cl enunciado que profiere. Esta m: de la subjetividad no adquiere su relieve més que en la persona, Es dificil imaginar semejantes verbos en la se- fa persona, como no sea para reanudar verbatim una argumenta- ‘supones que se hia ido, lo cual no es sino una manera de repetir lo que “ts acaba de decit: “Supongo que se Pero Tenortese la expresién de la persona y no se deje més que: é supone describo una impresién que me afecta. Pero qué pasard de yo siento (que el tiempo va a cambiar), digo? yo creo (que el tiempo ‘ve a cambiar)? Es completa la simetria formal entre yo siento y yo EL HOMBRE EN LA LENGUA DE LA SUBJETIVIDAD EN EL LENGUAJE +++» ¥ lo tinico que. queda, desde el punto de vista del yo que la Bastantes nociones en lingtistica, quizs hasta en psi ¢s una simple verificacién. cerén bajo tna nueva luz si se las testablece en el marco » gene, discemitd mejor adn la naturaleza de esta “subjetividad” con- {ue es la Tengua en tanto que asumida por el hombre que hal siderando los efectos de sentido que produce el cambio de las per- in de intersubjetividad, ‘nica que hace posible la sonas en ciert de palabra. Son verbos que denotan por su nicacién lingiistica. de alcance social: jurar, prometer, garan. tes locucionales tales como comprometerse En Tas condiciones sociales en que la lenotados por estos verbos son considera- Pues bien, aqui la diferencia entre la enunciacién Ta enunciacién “no subj ido en la cuenta de la per que no bjeto situado fuera a Ia persona yo del locutor que, enunciéndol sona”. Tal es su estatuto, La forma él. necesariamente parte de un discurso ent : Pero yo juro es una forma de valor singular, por cargar sobre i realidad del juramento, Esta enunciacién es _enuinciacién yo juro, que liga a Ego, La enunciacién yo juro es el acto mismo que ‘me compromete, no la descripcién de] acto que cumplo. Diciendo prometo, garantizo, prometo y garantizo efectivamente. Las conse: cuencias (sociales, juridicas, etc.) de mi juramento, de mi promesa, arrancan de la de discurso que contiene lentifica con. el

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