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Autor: Alex Dolcino

De entre las rocas ardientes de los volcanes


brotó tu vida inmortal,
inmenso monumento a la dignidad.
El eco de tu profunda voz
retumbó los andes americanos
cual inesperado trueno de tormenta,
como rayos de sol al alba
tu palabra dura y redentora
a la América toda de su letargo despertaste,
la venda de los ojos le quitaste
y América pudo ver,
tambaleándose, herida y desangrándose se levantó,
las cadenas se rompieron…
Tu figura orgullosa y viril
alcanzó las nubes cual cíclope venido de otros mundos,
imponente, eterno.
Con tu mano de roca ardiente
dura y fuerte de revolucionario indio
la ruta señalaste por donde habrá que caminar:
un sendero lleno de espinas y tormentos,
de sangre y fuego.
Las masas hambrientas de indios
de los más ignotos y remotos lugares
entre peñascos y muerte

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a tu encuentro van
camino a la gloria,
el cóndor andino desde las alturas del cielo
majestuoso te saluda
Hijo del Sol, inca sabio.
Tu ejemplo de rebeldía
el tirano cobarde pretendió extirpar
mas de los restos de tu sagrado cuerpo
despedazado y esparcido por la tierra bendita
brotarían las figuras gigantes de San Martín y Bolívar.
“Quien por la libertad cae
nunca muere sino vive”
tú vives en la eternidad
Condorcanqui, nunca mueras
Sol eterno, PADRE NUESTRO.

Alex Dolcino
Ecuador, 07 de Febrero de 2010

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