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Ignorancia Avanzada, Prolegómenos A Una Fenomenología
Ignorancia Avanzada, Prolegómenos A Una Fenomenología
AVANZADA
(PROLEGÓMENOS A UNA FENOMENOLOGÍA)
Noy Godin E. C. Angulo
De los autores:
Baste con decir que Noy Godin es profesor de Filosofía, Letras y Humanidades,
oriundo de Puisaye (Yonne) en la región de la Borgoña Francia, quien reside
orondo y lirondo en Colombia.
COMENTARIOS
Este trabajo a dos mentes, cuatro manos y veinte dedos, ha dejado a sus autores,
especialmente al sinuano, a las puertas de la sabiduría. Es decir, al umbral de la
ignorancia con conciencia.
José Luís Garcés Gonzáles. Escritor y profesor. Universidad de Córdoba.
Quién hubiera podido creer que dos ignorantes hayan sido copaces- con tal
desparpajo- y con algún resquicio de humor, escribir este incalificable, pero
recomendable texto. Este libro es una prueba inequívoca más de que la ignorancia
es atrevida; pero bueno, a ratos, muy divertida e ilustrativa.
Alex Jalal B. Filosofo, Universidad de Piensacola.
IGNORANCIA AVANZADA
Noy Godin y E.C. Angulo
E-mail: ec.angulo@gmail.com
Montería - Córdoba - Colombia S. A.
Primera Edición: Julio de 2007
DIAGRAMACIÓN Y DISEÑO: Felicia Palomo
PORTADA: Aspecto “La muerte de Sócrates”, Jaques Louis David.
Ediciones PALOMA
Tel: 7833703 - Cel. 3126970892
Montería - Córdoba - Colombia S. A.
El contenido de este libro se puede copiar libremente.
Michiu Kaku
INDICE
ABSTRACT
1. INTROITO O PROEMIO METODOLÓGICO
Y APOLOGÉTICO
1.2 Introducción
1.3 El conocimiento: ¿Antitesis de la Ignorancia?
1.4 La ignorancia se define
1.4.1 Estado cero del conocimiento
1.4.2 Agnatología
1.5 Del Homo Sapiens al Homo Ignarus…
1.5.1 ¿Una fenomenología de la Ignorancia?
1.5.2 Ignorancia Emocional
2. TAXONOMÍAS DE LA IGNORANCIA
2.1 Universal e Individual
2.2 Trinómica de Rochefoucauld
2.3 Michael Smitson
2.4 Emma Denby y Jhon Gamamack
2.5 Abededaria de Montaigne
2.6 Ann Kerwin
2.7 Ernesto Garzón Valdez
2.8 Las Ignorancias de la UNESCO
2.9 Otras ignorancias
3. MEDICIONES DE LA IGNORANCIA
3.1 Niveles de Armor
3.1.1 Armor sintetizado
3.2 Medición por vía Inversa
3.3 Universidad de Berkeley
3.4 Geometría de la Ignorancia
4. DEMASIADA INFORMACIÓN, DEMASIADA
IGNORANCIA
4.1. Demasiada información
4.2. Demasiadas ignorancias
5. IGNORANCIA, INTELIGENCIA Y ESTUPIDEZ..
5.1 Leyes de la estupidez
5.2. Isaac Newton
6. DE ALGUNOS TIPOS DE IGNORANTES
7. EL SABIO GALLO DE SÓCRATES
CONCLUSIONES
ANEXO
BIBLIOGRAFÍA
ABSTRACT
Instead of asking Montaigne’s question, “Que sais-je?” (What do I know?), this essay proposes that
contemporary man, frankly and without frustration, face the opposite question: Que ne sais-je? (What I
do not know?). We intend to take a step beyond Socrates’ statement, “One thing only I know, that is that
I know nothing.”
How much ignorance is hidden behind the dark corridors of the mind, side by side to intelligence,
knowledge and wisdom? Although it might seem contradictory, do we know how much power we are
wasting by failing to understand what we do not know?
Facing this huge void about ignorance (a lot of darkness in matter and energy), we are convinced this
work should be helpful in enticing philosophers, epistemologists, phenomenologists, psychologists,
sociologists, historians, and researchers of other disciplines to focus their efforts in this neglected area of
knowledge… or lack thereof.
It is possible that this open quest –that is both personal and social—would lead us to uncover new
dimensions of the real. Or the unreal, whatever it is. It is equally possible to realize the potential to
transform human life, or at least contribute to make it more intense and diverse.
There would be a day when somebody will write or talk about the phenomenology of ignorance. Or
may be it happened already and we do not know about it?
Speaking about ignorance, all kinds of it are included in this exploratory text. This is a look at
ignorance from its own perspective. (1)
1. INTROITO o PROEMIO METODOLÓGICO Y APOLOGÊTICO
“El propósito de la ignorancia es liberar a las mentes de las restricciones de las
cadenas del conocimiento”. BOREN
Se ha acusado a la estupidez como la gran responsable de infinidad de dañinas
conductas humanas, lo mismo que de innumerables tragedias de la humanidad. Pero se
ha subestimado la parte de culpa que ha tenido y sigue teniendo la ignorancia en todo
ello. Ha habido tanto ignorancia como estupidez en las grandes equivocaciones del
hombre.
No ha sido sólo la falta o la disminución transitoria de la inteligencia o de la razón, o la
torpeza en comprender las cosas, o la obnubilación de la conciencia, lo que ha llevado al
hombre por despeñaderos, dolorosas equivocaciones e inexplicables conductas. La
escurridiza ignorancia tiene mucho que contarnos, así la arrogante inteligencia pretenda
acallarla para adueñarse de todo el éxito. Aunque en verdad son muchas las ocasiones
en que suelen actuar en eficaz complicidad.
Aun en las cotidianas decisiones del hombre, el peso específico de la ignorancia suele
ser mayor de lo que se cree.
Para superar la ignorancia hay que conocerla a fondo. Así como para vencer al
enemigo se debe llegar a entender muy bien sus movimientos y paradas, sus escondites
y madrigueras, sus vicios y virtudes, sus lados débiles y fuertes…. En fin, la mayor parte
de sus facetas evidentes y ocultas.
La reflexión sobre la ignorancia ocupa al hombre desde épocas en que todavía ella
misma no se había extendido tanto. En consecuencia, nos hemos visto en la obligatoria
tarea de echar una rápida mirada panorámica, que nos muestre lo que hemos aprendido
de ella, ya sea por examen bibliográfico o por experi-mentaciones e investigaciones auto
soportadas.
Reconocidos pensadores de todos los tiempos han respaldado una y otra vez, la
necesidad de abordar con amplitud el arduo, incómodo y sensible tema. Karl Popper
dentro de los más recientes, se ha encargado de volvernos a restregar el asunto en
esclarecedora conferencia dictada en la Universidad Complutense de Madrid, con motivo
del otorgamiento del doctorado Honoris causa, a sus 90 años de edad: “El conocimiento
de la ignorancia”, en la que destaca la esencia del pensamiento Socrático, revelado por
la deidad: la verdadera sabiduría consiste en el conocimiento de nuestras limitaciones, “y
lo más importante en el conocimiento de nuestra propia ignorancia”.
Buena parte de nuestro trabajo tiene como marco conceptual algunas reflexiones del
segundo Wittgestein, aunque sin tomarlo en forma absoluta y excluyente. Creímos de la
mayor conveniencia pragmático-teórica, otorgarnos una cierta flexibilidad o ruptura
metodológica-dogmática, sin perder de vista en ningún momento lo dicho por el maestro,
y a quien nos referiremos en repetidas ocasiones:
“No quiero juzgar hasta qué punto mis esfuerzos coinciden con los de otros
filósofos. De hecho, lo que he escrito aquí no tiene aspiración alguna de
novedad en sus detalles; y la razón por la que no indico fuente alguna se debe a
que me resulta indiferente si lo que yo he pensado ya había sido pensado con
anterioridad por algún otro” (Wittgestein, Tractatus, 2002: 103-104).2
2
Todo lo anterior bajo una estricta metodología ecléctica interdisciplinaria- transdisciplinaria-
multidisciplinaria, que toma lo esencial de la epistemología bayesaina (mucho cuidado no epidemiología, ni
epididimologìa), el deconstructivismo de Derrida, la lógica borrosa de Zadet, el falsacionismo de Popper, el
pensamiento débil de Vatimmo, el tautologismo asertivo de Peter Grullo, la complejidad de Morin, el
pensamiento lateral de De bono, el primer conexionismo de Edward Thorndike, y el reformulado de
Rosenblatt, con todo el respaldo de las ciencias cognitivas, algunos elementos de la fusión de horizontes de
Godamer, la Axiología Nietzcheiana y el neo constructivismo de segunda generación de Heinz Von
Foerester. Pero ante todo atendiendo las implicaciones y consecuencias extra-matemáticas de la
incompletitud de Godel. Y sin perder de vista la visión integradora de Feyarabend. Todo lo anterior
direccionado (el corrector automático del procesador de textos se empeña en remplazar por diseccionado) por
una heurística rizomática, derivada, de la concepción de Deleuze y Gauttari. No olvidemos que algunos
paradigmas (Khun) han hecho crisis y otros esperan su turno.
Una amplitud metodológica de tal calibre nos ha obligado a proceder con sumo cuidado para evitar el
surgimiento de contradicciones insolubles que hagan nugatoria su imbricación inter-conceptual. Mejor dicho,
hemos hecho un esfuerzo titánico, como se verá con mínimos resultados, para evitar un mazacote teórico de
impredecibles e incomprensibles resultados. Y hemos tratado a toda costa de evitar situaciones bochornosas
como la ocurrida con el caso Sokal. Eso sí, dejamos explícito, que no hay aquí intereses vedados o
propósitos subrepticios.
Podríamos anticiparnos a concluir que el principal aporte del trabajo es el de resaltar la necesidad de una
convergencia holística-cognitiva, indispensable para intentar comprender a cabalidad las nuevas realidades
del hombre, en la era del info-conocimiento posmodernista, del hipercapitalismo post-salvaje, de la células
madres, de las clonaciones de todo tipo, al lado de las mismas viejas iniquidades y maldades de siempre.
Estamos ante la misma vieja ignorancia; solo que ahora ensanchada, avanzada y en muchos casos hasta
disfrazada. En espera de una supuesta evolución del sustrato biológico al híbrido bio-chip inflado (léase bio-
chiflado). Del paso del ser-humano al post-humano, según lo cree Ray Kurzweil. Y nada lejos de esa
misma “Vieja Ignorancia” que poetizó William Blake en “The Gates of the Paradise” (con ilustración y todo):
1.2. INTRODUCCIÓN
“He decidido reír y ser feliz porque además es bueno para la salud.”
Francois Marie Arouet (Voltaire)
Todo nuestro proyecto teórico reconoce en la Filosofía del lenguaje y en los trabajos
de Wittgestein, los tropiezos y balbuceos en el manejo de los significados y significantes.
Esto sin atrevernos a involucrar de lleno a Saussure ni toda la construcción ideológica
de la semiótica y la semiología. La semasiología ha quedado por fuera por falta de
espacio.
Hemos querido exorcizar cualquier manifestación de signos, símbolos, metáforas,
metonimias u otras nimiedades. Aunque entendemos que tal tarea no es del todo posible.
No hemos podido evitar que se cuelen, sin nuestro consciente consentimiento, algunos
espíritus y fantasmas inoportunos e inesperados.
Las palabras en general, y las de algunos en particular, suelen no reflejar la realidad
con tanta objetividad como se quisiera. Otra vez acude en nuestra ayuda la sapientísima
frase del mismo Wittgestein: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”. Y
cuán extra limitado es el nuestro.
Para acercarnos con algún grado de confianza a la definición aproximada de la
ignorancia, es indispensable revisar algunos conceptos preliminares ubicados en el lado
contrapuesto de nuestro objetivo, que son de gran ayuda para la finalidad propuesta. 3
Las definiciones de datos, información, conocimiento y sabiduría (todos en general en
adelante los llamaremos DICS), contribuyen desde el lado contrapuesto a acercarnos e
iluminar el estrecho sendero y el sentido de la oscura Ignorancia.
DATOS
De acuerdo con una definición de Bell Labs, datos “es una representación de hechos
conceptos, o instrucciones de una manera formalizada, apropiada para comunicaciones,
interpretación y procesos “.
Datos se puede definir también como información en bruto, básica o de simple
estructuración, para ser procesada por una computadora o trasmitida por una red de
comunicaciones.
INFORMACIÓN
CONOCIMENTO
Conocimiento es la tenencia mental organizada, analizada y sistemática de
información sobre la realidad del mundo exterior (físico y meta-físico) e interior (mente,
espíritu, conciencia), en manos de toda la humanidad o de cada persona.
Para Savater, conocimiento es “información acerca del mundo que le permite al
experto juzgar y tomar decisiones». Reflexiona sobre la información recibida, jerarquiza
sobre su importancia significativa y busca principios generales para ordenarla”.
Nos referiremos en lo sucesivo a C1 como el conocimiento total en poder de la
humanidad. Y a C2 como el que está en poder de cada individuo. Y Cx, el que todavía
no se conoce; lo que aún no se sabe de la naturaleza, del universo o del hombre o de
otras criaturas existentes.
Si se nos permite una expresión laxa, podríamos decir que el conocimiento tiene
ansias de acción; está muy cerca de la voluntad. Ya se trate de que ésta decida actuar o
se abstenga.
La información y los datos son pasivos. Están en la memoria en espera de
procesamiento por parte de alguna inteligencia que los transforme en conocimiento y los
convierta luego en acción.
Hay aquí material para muchas otras discusiones y disquisiciones que desbordan el
alcance temporal y espacial de este ensayo.
La abundante generación de datos, información, conocimientos y experiencias ha dado
nacimiento a innumerables disciplinas y saberes específicos, que parcelados dieron lugar
a la creación de los centros de educación, donde se transmite de quienes lo tienen a los
que no. profesiones, especialidades, maestrías, doctorados y postdoctorados, e infinidad
de cursos con distintos alcances y propósitos, buscan la transmisión del conocimiento y
sus soportes primarios.
Pero nos saldríamos de nuestro objeto central si siguiéramos ahondando en terrenos
del conocimiento y nos olvidáramos de la ignorancia, que es lo que el hombre quiere
“gestionar” o “gerenciar”, como también se intenta hacer con su inverso conceptual.
No debemos perder de vista que el conocimiento evoluciona tan rápido que se debe
tener cuidado hasta de su propio significado. Así como tampoco de que cada yo
cognoscente despliega su marcada individualidad repleta de sus singularidades.
Rematemos aquí con una lúcida reflexión de Mauro Ceruti: “La reinserción del sujeto y
del observador en el tejido final de los conocimientos, y una nueva interpretación de las
leyes de la naturaleza, convergen en la perspectiva de un cambio epistemológico en el
pensamiento científico que podemos definir a grandes rasgos, como pasaje de una
ciencia de la necesidad a una ciencia del juego”. El mito de la omnisciencia y el ojo del
observador.
SABIDURÍA
Continuemos con la guía conceptual de Fernado Savater, “la Sabiduría vincula el
conocimiento con las opciones vitales o valores que podamos elegir, intentando
establecer cómo vivir mejor de acuerdo con lo que sabemos.”
Éste es el máximo nivel al que un hombre puede llegar. Y no por vía de acumulación
cuantitativa de DICS. Aun en el hipotético e imposible caso de que un hombre poseyera
todos los DICS del mundo, ello por sí mismo no le haría poseedor de la sabiduría.
Ese hombre imaginario imposible o “DICSTECA” o infoteca universal, sería sin duda,
el más grande erudito de todos los tiempos, pero nunca, detentaría la sabiduría.
Por el contrario, un hombre que haya alcanzado la sabiduría podría no contar en su
haber una abundante cantidad de DICS; pero sí que necesita al menos alguna razonable
proporción. Bien difícil establecer ese baremo.
Deberá tener, eso sí, un amplio dominio, con diferentes niveles de profundidad, de
varios saberes. Un hombre de la tercera cultura que detente una sumatoria algebraica de
ciencias y cultura. (compleja ecuación)
Una de las tantas preguntas que no hemos alcanzado a responder es la de si un
ignorante contemporáneo (hasta títulos académicos podría tener) ¿puede alcanzar la
sabiduría?
Para ser estrictamente ajustados a las realidades históricas y contemporáneas del
hombre, a la sabiduría se puede llegar por diferentes vías o métodos.
No se puede soslayar la significación mítico-religiosa-esotérica de conocimiento y
sabiduría. Cada corriente o fe religiosa ha construido su propia significación, asociada por
lo general a la obtención un estado o condición superior de espíritu-alma-conciencia y en
algunos casos del mismo cuerpo.
Para algunos, tal estado de adquisición de la sabiduría- conocimiento supremo, está
asociado con la compresión de secretos esenciales de la vida, del mundo o del espíritu, o
con la llegada al seno de un ser superior, el alcanzar un cielo o un paraíso eterno o una
condición iluminada, o al alcance de una verdad suprema o verdad de verdades, o
situaciones de este tenor.
¿Dónde está hoy la sabiduría? ¿Dónde están los sabios?
Nos inclinamos a aceptar el sentido de la sabiduría que ha expresado F. Savater, que
de alguna manera coincide con lo dicho por el escritor y premio nobel José Saramago: el
ser más sabio que he conocido, no sabía leer.
Pero si se observa el mundo circundante contemporáneo, trastornado en su percepción
por las filtraciones y simplificaciones mediáticas, se pueden identificar las siguientes
categorías de sabiduría:
1. La Mítico-Religiosa-Esotérica-Hermética-Supramaterial. Aquella en poder de los
máximos sacerdotes, líderes, estudiosos, iluminados, etc, de cada cuerpo teórico
profundo de cada fe, religión, creencia o cuerpo teórico del caso.
2. La Humanista-Tecno-Científica. El más alto nivel de conocimiento (o el más
profundo) de cualquier saber. Comprende un alto nivel totalizador de asimilación de
estas categorías del conocimiento. Presupone algún nivel básico de erudición. Supone
las más altas acumulaciones de conocimiento creativo en áreas puntuales de la
ciencia, la técnica, el arte o las letras. Los premios Nóbel de Física. Química, Literatura
lo son. Pero no los de la paz.
3. La sabiduría de la vida: Saber vivir, saber ser feliz. Así de escueto, pero qué tan
difícil de alcanzar. ¿Cuánto de material? ¿Cuánto de espiritual?. ¿O cuánto sólo de
cada componente?.
Los sabios de la ciencia ven como una recua de ignorantes a los sabios de la fe. Y
estos a su vez los ven a ellos como ignorantes de la más sabia sabiduría. Con las razones
de la ciencia no se puede comprender la fe. Y con las “razones” de la fe, la ciencia
resulta insuficiente.
Allen Newell dedicado a la inteligencia artificial considera que: “La sabiduría se
caracteriza por la utilización de conocimientos para la consecución de una meta”..
Antes de la fecha de cierre, nos encontramos con los siete saberes de Morin,
necesarios para el futuro de la educación. Solo los enunciamos para sugerir su lectura,
que se ha convertido en un referente indispensable, y cuya obra completa está disponible
en Internet: “las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión, los principios de un
conocimiento pertinente, enseñar la condición humana, enseñar la condición terrenal,
enfrentar las incertidumbres, enseñar la comprensión y la ética del genero humano.”
No pudimos evitar la gran tentación de meternos con la sabiduría cuando apenas
nuestro objetivo es el de tropezarnos con la ignorancia. Ésas son muestras presuntuosas
de conductas de una mente ignorante y de escasa actividad neuronal.
No será necesario acudir a su etimología, con raíz griega o latina, y que muchas veces
no dice nada más que lo mismo. Pero para que no se nos achaque de poca
documentación, la palabra ignorancia viene del latín ignorantia, que era precisamente lo
que acabábamos de señalar.
Milan Kundera en su novela “La ignorancia”, profundiza la raíz etimológica de la
palabra, gracias a lo cual pudimos saber que ignorar (no saber de algo) proviene de
añorar. Que será entonces lo que añoramos? Algún conocimiento o sabiduría esencial
que no hemos alcanzado pero de la que se siente la intuición del vacío?
El diccionario de la RAE dice: “falta de ciencia, de letras o noticias, general o
particular”. El Larousse: “Falta de instrucción. Falta de conocimiento acerca de una
determinada materia o asunto”. El Webster: “Estado o cualidad de ser ignorante:
Ignorante: Falta de educación o conocimiento “.
El diccionario María Moliner: “Estado del que ignora una cosa. Falta de cultura o de
ciencia”.
Ignorancia, pues, vista en términos ultra elementales, casi pueriles, es la cantidad de
conocimientos sobre un todo o una parte que no se tienen, no se conocen o ni siquiera se
sabe que existen.
O bien pudiera decirse que la ignorancia es una carencia o una falta de DICS en
cantidades diversas y que, al igual que la desnutrición alimenticia, ocasiona serias
afecciones al cuerpo y la mente.
Es claro entonces que estamos ante una situación del hombre en la cual le faltan
datos, conocimientos, y sabiduría. Y ello como es apenas natural afecta la vida del
hombre en todas sus posibilidades.
Lo complejo de esto radica en que una inmensa mayoría de personas no alcanza a
identificar cuántas y de qué proporciones son sus ignorancias. Y lo que es peor aún, que
en las confrontaciones de ignorancias, las de los otros son casi siempre mayores.
En lo que no sabemos en un momento de la vida puede estar lo fundamental de ella
misma…Y se nos puede pasar toda sin que nunca lo hayamos sabido o siquiera enterado.
La Ignorancia puede ser vista como el conocimiento o la información que aún no se
tiene, siendo o no plenamente conscientes de su falta. Sin importar de qué clase sea la
carencia. Cabe, como es natural, en cualquier campo de lo que sea capaz de almacenar
o percibir el cerebro humano o cualquiera de sus producidos, físicos síquicos, extra
síquicos o para-síquicos. Y se habla de conciencia, mente, alma, espíritu, y cuanta
expresión dispongamos para denominar estas categorías.
Tomar conciencia de todo lo que se ignora no es una tarea de corto aliento ni de
rápidos resultados. Con tanta información basura y conocimientos efímeros que se han
depositado en el cerebro, éste da por descontado que eso que se ha adquirido durante
varios años y mediante lento aprendizaje es de por sí valioso. Y por tanto al ocupar
espacio en la limitada memoria y mezclarse con una menor cantidad de información y
conocimientos, éstos sí preciosos, llega a convencer al propietario del cerebro, que es
toda una autoridad en algunas o varias materias. Cuando en realidad sólo es una
autoridad en ignorancia, pero eso de verdad lo desconoce totalmente.
Sócrates intentó en vano- mediante la refutación irónica- porque hoy el asunto ha
empeorado, convencer a las gentes, de que para conocer la realidad externa y la interna,
hace falta demasiada humildad conceptual y cognitiva, para lograrlo.
El estudio de la ignorancia, o lo que es lo mismo, del saber negativo o casi, o del no sé,
también se podría llamar NOSELOGÍA, pero seguramente para evitar ser confundida con
la NOSEOLOGÍA o teoría del conocimiento, es por lo que no se ha adoptado el uso de
esta expresión.
Lorenzo Scupoli en el combate espiritual, se refiere a la ignorancia como uno de lo dos
vicios que atacan al entendimiento, el otro es la curiosidad. De allí que la curiosidad por
la ignorancia sea doblemente viciosa.
“La ignorancia consiste en no saber lo que deberíamos saber, lo que nos convendría
saber. La ignorancia impide al entendimiento poseer y conocer la verdad, la cual es el
objeto para el cual fue hecha la inteligencia. Es de primerísima necesidad que el alma
que desea llegar a la perfección se esfuerce por ir adquiriendo cada día mas y más
conocimientos espirituales, y por tratar de conocer cada vez mejor lo que debe hacer
para llegar a la perfección y para adquirir las virtudes, y lo que se debe evitar para lograr
vencer las pasiones”
Para alejar la ignorancia según Scupoli se requieren de dos luces muy especiales: la
oración, pidiendo al espíritu santo que nos ilumine lo que debemos hacer, decir, y evitar.
La segunda es dedicarse continuamente a analizar las situaciones y las cosas que
queremos hacer y decir, para identificar cuales son buenas o malas, según la idea que
nos inspire el espíritu santo.
La “cientificaciòn” del mundo o la nueva idolatría por lo científico-tecnológico, ha
convencido a miles que lo más lejano de la Ignorancia es comulgar con los preceptos y
métodos de la ciencia. Desvalorizando el conocimiento de Dios y convirtiendo a muchos
de ellos en verdaderos ignorantes de Dios.
Creemos que no debe haber razón para tal contraposición excluyente. Si bien la
ciencia ha echado por el suelo innumerables mitos y fantasías religiosas, ella misma
puede estar encargándose de descubrir las huellas de Dios en la naturaleza.
“Desde Tales hasta los más quiméricos charlatanes, no hubo ningún filósofo que
influyese ni siquiera en las costumbres de la calle donde vivía”. VOLTAIRE (1694-1778)
Un daño inapreciable le infligió Linneo a la humanidad. La nomenclatura binomial
(homo sapiens) con la que clasificó a los seres humanos, fue asumida sin ningún
reparo y con total desparpajo por la comunidad científica en 1758, año en que se publica
la décima edición de su obra Systema Naturae. Y de allí en adelante por todos los
individuos de la especie, como si se tratara efectivamente de una condición universal
bien distribuida.
Todos y cada uno de los miembros del género homo se han sentido desde entonces
como hombres que saben.
Lo que era sólo una clasificación taxonómica de la especie, de carácter científico, se
convirtió sin que nadie lo esperara en un atributo per se de todos los individuos. Como
quien dice, en una característica propia e indiscutible a priori de todos sin excepción.
Para tratar de remediar el asunto, posteriormente, surge la denominación, aún más
altiva y confusa de homo sapiens sapiens, que no logró apaciguar la arrogante auto
calificación de sabio. Peor aún, con la doble calificación el asunto se empeora. Sin que se
logre tampoco descifrar el fondo de la neo clasificación. El hombre que sabe que sabe.
Estará tan seguro de lo que sabe?
Ante las nuevas realidades de acumulación de conocimientos se abre paso una
subcategoría: Homo sapiens ignaro. El que sabe que ignora. Que no estaría muy lejos de
la tesis central de Nicolás de Cusa en su docta ignorancia.
En vista de la enorme imprecisión y el daño que ha causado la clasificación de Linneo,
hemos considerado de alta conveniencia plantear a la comunidad científica y filosófica
internacional, la búsqueda de una nueva descripción taxonómica de la especie. Para lo
cual estaremos realizando próximamente una votación global en la que se escoja en
primer lugar los posibles nombres, para posteriormente ponerlos a consideración de toda
la especie. Hemos preseleccionado como segundo miembro del binomio, homo: ludens
(Huazinga), Ridens (Aristóteles), ignarus (Mario Bunge ), insciens o insipiens (Ortega y
Gaset), ignoraticus (nosotros), cogito (Descartes), complex y demens (Morin), Noeticus
(White), Necans, efimerus, parlante, stultius, resus (que reza), sinsesus… etc.
El sentido de filosofía que hemos adoptado para demarcar el límite tentativo de este
ensayo es la de Wittgestein (no podía ser otro. Y machácale con Wittgestein, como si
éste fuera nuestro único faro orientador y protuberante influencia): ”La filosofía es una
lucha contra el embrujo de nuestro entendimiento por medio de nuestro lenguaje”.
Investigaciones Filosóficas, Editorial Criterio, Barcelona, 1998.
Fenomenología, filosofía, e ignorancia son palabras problémicas, polisémicas e
incluso endémicas. Y ello comporta serias dificultades a la hora de hacer precisiones
cuando los limites espacio temporales son implacables.
La fenomenológía aporta luces y oscuridades de gran valor a la hora de acudir a
descripciones e interpretaciones (hermenéutica) de la vida cotidiana y de terrenos
aledaños, que pueden ser muy extensos.
La ignorancia, como tiempo y espacio a ser colmados y calmados, también admite una
puesta entre paréntesis; no propiamente una reducción, por el contrario, en nuestro caso
se busca una amplificación fenomenológica, aserto que puede en apariencia expresar una
contradicción con la esencia misma de la fenomenología.
El mismo Martin Heidegger, colega de Husserl y también su crítico, pensaba que la
fenomenología debe poner de manifiesto todo lo oculto en la experiencia común diaria.
Así lo describió en El ser y el tiempo (1927) cuando hablaba de la ‘estructura de la
cotidianidad’, o ‘ser en el mundo’.
No se trata, en nuestro caso, de entender el significado de una intencionalidad oculta,
sino de develar la intencionalidad, sin alcanzar siquiera a entender su significado.
La fenomenología aspira a un conocimiento estricto de los fenómenos, tal y como se
muestran a la conciencia, tal y cual son. Una especie de espejo a la vera del camino, tal
como lo expresó el escritor francés Stendhal, sobre lo que debería ser la Novela. ¿Fue
acaso el autor de Rojo y Negro un precursor de la fenomenología?
La fenomenología de la ignorancia, tiene por tanto, semejante aspiración, solo que en
el presente caso, el instrumental que se ha utilizado para alcanzar tal cometido, no se le
ha extraído todo su potencial, debido a limitaciones de los instrumentistas y a deterioro de
los propios instrumentos.
La fenomenología de la ignorancia solo aspira a ser tenida en cuenta al lado de todas
las demás fenomenologías, sin importar su fondo conceptual o teórico: fenomenología del
espíritu, del lenguaje, cognitiva, del arte, de la ciencia, de la nada, del cuerpo,
trascendental, pura, materialista, metafísica, de la vida afectiva, eidética, minimalista, de
la conciencia interna del tiempo, de la imagen, patafísica, de la religión, callejera… y un
etcétera per secula seculorum
No hay necesidad de leer en repetidas ocasiones a Husserl, Heidegger, Ricoeur,
Scheler, Zubiri, Merleau-Ponty, Ortega, Eliade, Botul, Derrida, Gadamer (relación
accidental sin ninguna intencionalidad) y una larga lista de no menos de 166 filósofos y
varias de sus obras, sin contar sus críticos, analistas e intérpretes, para lograr una cabal
comprensión de los alcances de la incipiente fenomenología de la ignorancia; ante todo
telúrica, lúdica, y hasta su impúdica metafísica.
No hay aquí tampoco ninguna intencionalidad con foco determinado, cuando hemos
adoptado la voz fenomenología, proveniente del termino griego phainomenon (lo que
aparece), en cambio de filosofía, o ciencia, o arte, o rudimentos, o elementos, o
aproximaciones, o divertimentos, o … Bien pudimos inclinarnos por anti-fenomenología,
para referirnos contrario sensu a lo que no aparece. Ya se trate de personas o
conocimientos o cualquier otra cosa. Allí cabrían los que no aparecen por ningún lado,
casi como si no existieran. Asimismo todo lo que no aparece en nuestra mente, en
nuestra memoria, en nuestras bases de datos, en nuestro corazón, en nuestros referentes
esenciales y de vida.
1.5.2. Ignorancia emocional. La Inteligencia emocional, aquélla que según Howard
Gardner, tiene que mucho que ver con las interacciones sociales, también se ve
afectada por la Ignorancia. Al igual que lo hace con otros tipos clasificados por Gardner.
El psicólogo Howard Gardner señala que: “La inteligencia es un conglomerado de siete
aptitudes distintas, tres de ellas -verbal, lógica-matemática y espacial- se corresponden
con las tradicionales inteligencias académicas, pero además está la inteligencia musical,
la intrapersonal que es la capacidad de autocomprensión, la interpersonal o aptitud para
comprender a los demás, y la corporal cinética que es la habilidad para los movimientos
corporales complejos.”
Por razones todavía objeto de estudio, la inteligencia emocional-espacial, suele
encontrarse junto a la ignorancia. Esto explica el porqué es tan común ser tan benévolos
con muchos deportistas excelsos.
La ignorancia emocional está circunscrita al poco o limitado conocimiento de las
fuerzas emocionales o pasionales del hombre. Las cuales reducen la capacidad de
analizar o comprender con objetividad las realidades del yo frente a ellos (los otros yo).
Incluso, del yo frente a ella. Nos referimos a la madre naturaleza.
Se trata de una de las ignorancias más frecuentes en el hombre. ¡Cuánto se
desconoce de uno mismo! Cuán poco sabe el yo del Yo. Para evitar equívocos, es lo
mismo que decir que los humanos tienen una gran dificultad en conocerse a sí mismos.
Nada hay tan cerca que pueda estar más lejos. 6
Pese a tantos esfuerzos de toda índole, no se ha logrado que se instale o se arraigue
en el cerebro o en la mente, el antiguo aforismo, o mandamiento, o algoritmo textual:
“conócete a ti mismo”.
Según hemos podido averiguar, sin fuentes que lo validen, la frase se remata con una
segunda parte. De la que conocemos dos versiones: “ …y conocerás al universo y a los
dioses” y : “…, no esperes que Dios lo haga; el estudio apropiado de la humanidad es el
hombre..… broma y enigma glorioso”. Templo de Delfos. (Fócida, Grecia; siglo VII a.C.).
Atribuido comúnmente a Sócrates, a Pitágoras, a Solón, a Tales de Mileto, o a los 7
sabios, lo que sí parece ser cierto es que figuraba en el frontispicio (o en el altar) del
afamado templo de Apolo, ubicado en la desaparecida localidad de Delfos en Grecia.
Estamos convencidos de que el tema ha sido ampliamente tratado, pero estos dos
yos o yoes lo ignoran. Ignoramos además, sin tiempo para consultarlo, si es aceptable
construirle un plural al yo distinto del nosotros. Es que sentimos la enorme pérdida o
decaimiento del yo, cuando se convierte en nosotros. Aquí habla un yo dual, no colectivo.
Ni siquiera nosotros dos, nos parece adecuado.
2. TAXONOMÍAS DE LA IGNORANCIA
“Nadie ignora todo, nadie sabe todo. Por eso aprendemos siempre.”
PAULO FREIRE
Jorge Luis Borges, menciona en su ensayo “El idioma analítico de John Wilkins, que
el Doctor Franz Kuhn, atribuye a una enciclopedia China titulada Emporio Celestial de
conocimientos benévolos, una peculiar clasificación de los animales: “pertenecientes al
Emperador, embalsamados, amaestrados, lechones, sirenas, fabulosos, perros sueltos,
incluidos en esta clasificación, que se agitan como locos, innumerables, dibujados con un
pincel finísimo de pelo de camello, etcétera, que acaban de romper el jarrón, que de lejos
parecen moscas”.
Esta misma clasificación aparece mencionada por Michel Foucault, al comienzo de
Las palabras y las Cosas, y también se refiere a ella Mario Veggeti en Los orígenes de
la racionalidad científica. (Ediciones Península. Barcelona 1981).
Lo anterior nos es útil para demostrar cuán variadas y útiles suelen ser las
clasificaciones. Que pueden asumir, subjetivamente hablando, las más hermosas
variaciones imaginadas.
Éstas son algunas de las que hemos identificado:
Aunque suene reiterativo, son demasiadas las ignorancias que padece el hombre y la
humanidad. Un ligero auto examen individual (se requiere eso sí de mucha objetividad y
humildad) basta para comprobar la magnitud del asunto. Veamos sólo algunas otras de
las multimillonarias existencias.
Ignora en términos científicos de dónde viene y a dónde va (solamente las religiones
llenan ese vacío por la fe).
Ignora con alguna exactitud de qué está compuesto todo el universo. Sólo entre un 4 ó
5% se sabe que es la materia física tradicional (todo lo compuesto por átomos y demás
partículas que podemos ver o detectar). El resto se supone que anda escondido (lo ha
llamado a falta de mejores nombres: materia oscura (70 y 73% y energía oscura 23 a
25%)
No sabe con certidumbre que ocurre después que el sustrato biológico perece. No
sabe su fecha de expiración, excepto cuando toma la decisión de ponerle fin a la vida o
cuando alguna enfermedad le da serios indicios de pronta culminación.
Según datos astronómicos científicos más o menos aceptados (satélite WMAP), toda
esta ignorancia comenzó hace 13.700 millones de años (2003) y terminará dentro de
unos 20.00 millones de años, si acogemos uno de los modelos que se extraen de la
hipótesis de la energía oscura (tan oscura que todavía no saben qué es). En cuyo caso de
produciría un big rip (gran desgarro). Y nosotros que andábamos tan cómodos con el big
crunch y el Apocalipsis.
Al menos, parecemos estar de acuerdo en que hace 13,703 años se produjo el big
bang. Lo único aparentemente irrebatible, de orden semántico sonoro, es que fue un gran
alboroto el que comenzó todo (¿o acaso pudo ser una explosión silenciosa?). Y al parecer
otro ruido de marca mayor acabará el jaleo (una gran contracción o un gran desgarre).
Que ningún humano oyó ni oirá. No hay oído que soporte tantos decibeles.. .
Aunque también, los científicos le apuntan a un gran final silencioso y helado: El Big
Chill (gran frío). Hasta donde la ignorancia nos permite y la mente comprende,
entendemos que existe otra hipótesis, según la cual, el asunto podría ser cíclico. No un
comienzo y un final de todo. Sino, comienzos y finales sucesivos, ad infinitum…
De todo ese extraordinario banco de conocimientos universal de todas las ciencias,
artes y de todos los saberes evidentes y ocultos, el más aventajado de los hombres de
esta época, sólo logra apropiarse en su corto de periodo de vida, de una ínfima o
minúscula parte. A más conocimiento universal, menos individual.
Ahora sólo somos enciclopedias superficiales de cuadros sinópticos y algunos
pequeños tratados. Y hay quienes hacen alarde de sus conocimientos y se pavonean de
sabios. Ya pasó la época de los sabios generalistas o universales, ahora vivimos la era
de los expertos en conocimientos delimitados y circunscritos. O tal vez de sabios de lo
muy poco.
5. IGNORANCIA, INTELIGENCIA Y ESTUPIDEZ
Isaac Newton, reconocido como uno de los más grandes científicos de todos los
tiempos, y dotado de una inteligencia superior (genio), es la prueba más fehaciente de
que de la ignorancia y de la estupidez nadie se libra.
Richard Westfall, uno de sus biógrafos, deja entrever que fue un hombre muy egoísta
y soberbio, siempre con afán de recibir honores y cargos. Tanto así que llegó a ser
designado como recaudador de impuestos.
Dada la profunda admiración que sentimos por el científico, nos queda
extremadamente difícil aceptar que haya sido estúpido e ignorante. A lo sumo que
cometió algunas inevitables estupideces y apenas natural que mantuviera su dosis de
ignorancia, por demás reconocida por el mismo en una apreciable frase (Lo que
sabemos es una gota de agua, lo que ignoramos es un océano).
Cuenta F.J Yndurain (Quien anda Ahí, Editorial Debate, Barcelona, 1997, pag. 144),
que Newton dedicó mucho de su tiempo al estudio de vulgares fenómenos seudo
místicos. Y se sabe también que no fue poco el tiempo que le dedicó a la alquimia y a
escribir sobre temas esotéricos. Y le quedó tiempo para actuar como juez, condenando
con penas gravísimas, incluso a niños, por delitos que se juzgaban con poca severidad
(hurtos).
Newton consideró que las sagradas escrituras eran la más sublime filosofía. Y le
dedicó algún tiempo a descifrar algunos secretos que hubiese dejado dios sobre el
universo en sus textos. Llegó a predecir que el mundo se acabaría en el año 2.060 ,
según cuenta el profesor Canadisse Stephen Snobelen, en un documental de la BBC :
Newton: The Dark Heretic.
No es posible referirnos a la estupidez sin reseñar sus leyes fundamentales, que ha
“descubierto” Carlo Cipolla.:
1. La Primera Ley Fundamental: «Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros
subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo».
2. La Segunda Ley Fundamental: «La probabilidad de que una persona
determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma
persona».
3. La Tercera Ley Fundamental: «Una persona estúpida es una persona que causa
daño a otra o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o
incluso obteniendo un perjuicio».
4. La Cuarta Ley Fundamental: «Las personas no estúpidas subestiman siempre el
potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan
constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia tratar y/o
asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infali-blemente como un costosísimo
error».
5. La Quinta Ley Fundamental: «La persona estúpida es el tipo de persona más
peligroso que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado».
6. DE ALGUNOS TIPOS DE IGNORANTES
“Lo peor no es cometer un error sino tratar de justificarlo en vez de aprovecharlo como aviso providencial
de nuestra ligereza e ignorancia.”
SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL.
«Un día, unos hermanos fueron a entrevistarse con el abba Antonio; entre ellos estaba
el abba José. Deseoso de ponerlos a prueba, el anciano citó un texto de la Escritura y les
preguntó, empezando por el más joven, cuál era su significado. Cada uno lo explicó lo
mejor que pudo, pero a cada uno el anciano le replicó: «Todavía no has encontrado la
respuesta.» Se volvió, finalmente, al abba José y le preguntó: «¿Y tú qué piensas que
quiere decir este viejo texto?» Él le respondió: «No lo sé». Entonces el abba Antonio dijo:
«Verdaderamente el abba José ha encontrado el camino puesto que ha dicho: No lo sé»
(Apotegmas de los Padres del Desierto).
ANEXO
premios Nóbel, laureados con medallas al mérito, premiados, profesores eméritos con
edad superior a 50 años, con una vida plena dedicada a la investigación).
Se tuvo el cuidado de incluir en la lista a distinguidos hombres de una variopinta
formación académica (físicos, químicos, sociólogos, abogados, ingenieros, ...). Gente que
realiza investigaciones con los más aventajados pares de todo el mundo. Es decir
conocen quién es quién en cada área del saber en el resto de la ciencia. Fueron en total
100 hombres de ciencia o cultura. Luego por e-mail se solicitó su colaboración para
responder un breve cuestionario. Bendito mail, si hubiese sido por teléfono o carta escrita
quién sabe cuánto tiempo se hubiese tardado.
En fin, en menos de 10 días las respuestas estaban en el buzón. Ah pero se olvidaba
el contenido de la preguntas.
1) ¿Qué porcentaje de todo el conocimiento o información que existe en el mundo
está almacenado en su mente o cerebro? En magnitud de 5 ceros…
2) ¿Qué porcentaje de todo el conocimiento de su área de saber está en su cerebro.
3) ¿De las personas que usted conoce en todo el mundo, sabe usted de qué
porcentaje es la cifra?.
4) ¿Que porcentaje del conocimiento total del universo posee la humanidad en este
momento?.
5) No sabe. No responde.
Después de elaborada y enviada la encuesta se cayó en la cuenta de que se trataba
de una pregunta ofensiva y obvia para los destinatarios. Ninguno podría responderla
negativamente. Excepcionalmente alguno se atrevía a decir en público que no sabe de
lo que sabe… No responder sí era una posibilidad.
De los 100 mails enviados respondieron 95, un éxito total.
De los 90, tres se excusaron muy amablemente, dos se habían mudado a otro barrio
para siempre.
Se debe destacar que gracias al sondeo investigación, ensayo, paper, ponencia,
presentación, recibimos una invitación de la U.de Toronto para que realizáramos una
investigación a fondo sobre la Ignorancia. Una beca con todos los gastos pagos. Al
revisar las condiciones, descubrimos para nuestro pesar y desilusión, que todavía no
calificábamos académicamente. Era preciso contar con un master, o un doctorado 10
años de investigación, tres papers, 4 artículos en revistas indexadas, dominio simultaneo
del inglés y del francés. Y nosotros con este pobre español arrastrado y atropellado. En
español sólo se escribe literatura, política, expedientes judiciales y demás asuntos
intrascendentes.
Otro distinguido hombre del saber respondió también muy brevemente. El
conocimiento total tiende a infinito y el personal a cero. Sobre estos dos puntos límite
actúa cada hombre en un corto periodo de tiempo.
Una de las respuestas recibidas me exigió un esfuerzo especial de interpretación.
Decía: la Ignorancia es un asunto demasiado importante para dejársela a los militares. No
se que quería decir, esto me sonó a otra muy citada frase…Yo supuse que los quería
decir era que la ignorancia es un asunto muy importante que solo los ignorantes
podemos conocer.
O ajustándolo al pensamiento de Pascal. Los ignorantes tenemos nuestras razones
que los sabios no entienden.
El punto 4 de la encuesta, está basado en una anécdota atribuida a Albert Eintein,
según la cual el científico en una reunión con sus más aventajados alumnos, discutiendo
sobre si Dios existe o no, les planteó igual cuestión. Éstos, después de algunos
estimados, le respondieron que un 2%. Les replicó que habían calculado muy alto pero
que en aras de discusión les aceptaba esa cifra. Luego les dijo: de acuerdo con ese 98%
que no sabemos del universo ¿cuáles son las posibilidades de que Dios realmente
exista?
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