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VABM Lhiu yhan, el garrapatero del jardín imperial

Lhiu yhan, el garrapatero del jardín imperial

Lhiu lhiu, la jirafa del jardín imperial, cuyo nombre secreto era: “Exceso en
desproporción”; tenía solo un amigo: Lhiu yhan, que no tenía nombre secreto y era el
último de los garrapateros que quedaban, de doce que el concejo de sabios decidió
traerle; para contrarrestar el exceso de belleza de ella y mantener el equilibrio entre la
felicidad y la desgracia; la belleza y la fealdad; ya que si algo los sabios saben, es
equilibrar.

Los once garrapateros compañeros de Lhiu yhan, murieron más que de hambre, de
aburrimiento, debido a que,- como todos supondrán- , la joya del jardín del emperador, no
tenía garrapatas.

La realidad normal de esos tiempos, era el perfecto orden imperial, en el que los
guardaespaldas de los ayudantes de los lacayos, tenían asistentes. Así que incluso el
último asistente de Lhiu lhiu, disponía de varios barbaros para el cuidado diario de sus
dientes.

Lhiu lhiu y Lhiu yhan gustaban de estar juntos, como es natural en toda verdadera
amistad, Y se hacían falta, como se acostumbra siempre en las verdaderas amistades.

Ambos extrañaban el rumor del mismo arroyo, el olor de las flores y frutas de un mismo
árbol, y el estremecimiento de ciertas hierbas, con una añorada briza, durante una hora
de común recuerdo para ambos. Esas carencias avivaban su amistad.

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Los sabios saben que todos repetimos la forma del universo, que el emperador es el
universo en nuestro momento y que observar su comportamiento es un privilegio
reservado a los generales, a los sabios y a los santos.

Así que cuando el emperador decidió, -por supuesto que después de evaluar los concejos
de los sabios-, buscarle pareja a Lhiu lhiu, también encargó otra docena de garrapateros
para el futuro autor de la descendencia de ella.

Todos sus súbditos entendieron que esa era la mejor manera de celebrar la inclusión en el
imperio, de un montón de reinos barbaros, y de contrarrestar el ingreso al imperio de la
miseria y fealdad, que es inherente a dichos reinos lacayos.

Nadie nunca ha entendido las razones del mar, para ahogar a los doce garrapateros que
acompañaban a Lheu Lhian, la joya macho del jardín imperial.

Hay muchas cosas cuya explicación no saben sino los sabios; por ejemplo, ellos hablan del
Yhan o sea la combinación de factores que engendran a un animal o planta, y que hacen
que sea natural hallarlos en un lugar y no en otro.

Por ejemplo, es necesario que haya pirámides cerca de una cueva, para que los jaguares, -
que repiten en su piel algunos signos-, procreen.

Al lagarto del desierto sería estúpido buscarlo en los ríos, nadie lo ha encontrado jamás en
uno, ni siquiera en los que ya se han secado.

Esta verdad es una de las pocas que no está basada en la obtención del equilibrio ideal;
pero ha sido demostrada hasta la saciedad. Todos sabemos que las ratas languidecen lejos
de los albañales.

Lo cierto es que, -quizá originado por un desequilibrio no notado de antemano por el


concejo de sabios-, a Lhiu yhan le tocó ser el único garrapatero de las los joyas del jardín
imperial.

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Ese desequilibrio ocasionó celos entre la pareja de joyas.

Lhiu yhan continuó siendo la compañía preferida por Lhiu lhiu, a pesar de los esfuerzos de
los sabios por encariñarla con Lheu Lhian.

Las joyas de jardín imperial nunca procrearon.

Esta falta de amor y de sus resultados tangibles y prácticos, originó la desconfianza del
emperador ante los concejos de los sabios.

Esta desconfianza originó disturbios entre los súbditos, que fueron aprovechados por los
barbaros para amotinarse.

La victoria militar correspondió a los barbaros, porque hay cosas que ocurren, que ni aun
el emperador puede evitar; por ejemplo: Un estornudo.

Los barbaros, que nunca han sido orientados por los consejos de los sabios, -mediante las
decisiones del emperador en sus asuntos diarios-, mataron a casi todos los animales del
jardín imperial.

A todos menos a uno, a Lhiu yhan no lo mataron, él fue robado por el cuidador de las uñas
de su pata izquierda, como un recuerdo de los mejores tiempos pasados; y vivió muchos
años.

Aún hoy, -tan falsos y numerosos como sus Dioses-, atesoran los descendientes de esos
barbaros, cadáveres disecados de garrapateros en sus altares más sagrados; los llaman
Lhiu yhan y les atribuyen el poder de atraer a las sorpresas placenteras.

VABM 02 de febrero de 2010

Para Susan

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