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articul Chile: la vocacion regionalista del gobierno militar Sergio Boisier! Abstract ‘The article analyzes the charactertsties of the Chilean process of regionalization in order to highlight some elements (hat have not been mentioned before. Reflections about public policies for regional development before 1973 and the agreement of the military government with regard to the regional issue, are examined from a perspective that focuses on aspects of the process that are usually not recognized. The article discusses the regionalization carried out by Conaxa (National Comission of Regionatization) and shows the main vtstruments used in the context of regional development for that period. Contradictions and regional conflicts (some of them still active) are examined along with an analyzes of the dominant regional policy during the eighties. The latier was a legacy not questioned in the transition from the autoritarian regime to the democraite one. The article examines the nature of this regionalist legacy and mentions some of the most important challenges that the country needs to face in order to have amore inclusive, democratic and egalitarian development. This is part and parcelof the need for a regional development that ts well-directed and framed within the context of a market economy, open and decentralized, where the main actor is the civil society. Keywords: Regionalization, Military Government, Regional Development Resumen Elarticulo examina algunas caracteristicas del proceso de regionalizacién chileno, con la pretension de senalar elementos escasamente mencionados hasta ahora, Son analizadas las politieas ptiblicas de desarrollo regional previas a 1973 y el compromiso del Gobierno Mililar con la cuestién regional desde una perspectiva que privilegia aspectos poco conocides del proceso. La regionalizacién realizada Por CONARA es objetivo de discusién y se muestran los principales instrumentos, de distinto orden, usados en el contexto del desarrollo regional de la época. Las contradicciones y los conflictos regionales (algunos todavia vigentes) son mostrados, conjuntamente con el analisis de la politica regional dominante durante los afios ochenta, en buena medida una herencia no cuestionada por la Transicién desde el autoritarismo a la democracia. Se examina precisamente la naturaleza dle la “herencia” regionalista y se mencionan solamente algunos de los desafios mas importantes que el pais debera superar si efectivamente se desea lograr un desarrollo mas inclusivo, democratico y equitative, cuestion que pasa, inexorablemente, por tn bien direccionado esfuerzo de desarrollo regional en el marco de una economia de mereado, abierta y crecientemente descentralizada, en la cual el actor principal es la sociedad civil. Palabras clave: Regionalizacion, Gobierno mililar, Desarrollo regional Estudio realizado por encargo de la Corperacién Tiempo 2000. Revista eure (Vol. XXVI, N° 77), pp. 81-107, Santiago de Chile, mayo 2000 (81) Sergio Boisier “Un gobierno fuerte, centralizador Diego Portales I. Et CENTRALISMO: UN SELLO DE AGUA EN EL ACTA DE NACIMIENTO DEL EsTapo e ha sefialado en muchas opor- iunidades que Chile constituye luna suerte de epifenémeno del centralismo latinoamericano. Las cau- sales apuntan a cuestiones de diverso orden, desde Ja configuracién geomor- foldgica del territorio nacional, pasan- do por Ja dificultad —de espanoles pri- mero y de chilenos después— para establecer la soberania del Estado so- bre la totalidad del territorio, a causa de la tenaz resistencia araucana. Por cierto, se mencionan con frecuencia, ademas, las guerras externas que provocaron la anexién de importantes territorios, de manera tal que sdlo a partir de la tercera década de este siglo queda configurado el territorio nacional tal como hoy se le conoce, despues de resuelto el plebiscito so- bre Tacna y Arica ¢ iniciada la real colonizacién de Aysén. Se agrega to- davia un asunto por demas importan- te: la herencia juridiea y administra- tiva espafola, heredera, a su turno, del centralismo borbénico francés. Planteado este juicio general, acd se sostendra que el centralismo chi- leno se asienta entonces, en verdad, en cinco elementos que, a su vez, se inscriben en los factores que C. Véliz (1984) anotaba como explicativos de la “tradicién centralista” de América Latina (ausencia de un fendmeno politico equivalente a la Revolucion Francesa, ausencia de un fenémeno social como la Revolucién Industrial, ausencia de relaciones feudales y ausencia de pluralidad religiosa). 82 cure Estos cinco elementos que parecen haber operado “detras” del centralis- mo nacional serian: i) el modelo borb nico de concepcién de la soberania y en consecuencia, de Ja organizacion del Estado y de la administracion pu- dlica; ii) la situacion de guerra que casi en forma permanente afecto a Chile desde la Conquista hasta fines del siglo x1X; iii) la influencia del Mi- nistro Diego Portales a partir de los aiios treinta del siglo XIX, con justicia considerado el “forjador del Estado- Nacion”; iv) la modernizacion decimo- nonica a partir de la década de los sesenta, y v) el proceso de migracién rural/urbana en los treinta, cuarenta y cineuenta de este siglo. Una breve referencia a cada uno de estos elementos es suficiente. La dinastia borbénica introdujo en Espafia el cambio del destinatario de la soberania, siempre de origen divi- no, desde el “pueblo” al monarea. Era el “pueblo” el que delegaha la sobera- nia en el monarea, a través de cuer- pos intermedios, que pierden casi su razon de existir al ser directamente el monarca el depositario de la sobe- rania. La monarquia adquirié carac- teres patrimonialistas y perdieron relevancia las instituciones interme- dias entre, como se diria hoy, la so ciedad civil y el poder central. Esto configuré un marco propicio para el ejercicio de Ja centralizacin, Como es bien conocido, Chile re- sulté ser una especie de presente grie- go para la corona espaiiola, debido si- multaneamente a su relativa pobreza y ala belicosidad del pueblo araucano, al punto que ya a comienzos del siglo XVII se constituye un ejército profe- sional. El conflicto se traslada al Esta- do chileno después de la Independen- cia, Estado que ademas asume gue- tras externas hasta casi el término del siglo xix. Obviamente, un manejo centralizado del Estado es una nece- sidad en tiempos de guerra. No menos conocido es la forma como el Ministro Portales consolidé el centralismo chileno. De hecho, Porta- les consolida el Estado chileno con un régimen_ presidencial autoritario cen- tralista que en lo formal se extende- ria desde 1833 hasta 1891, pero cuya influencia intelectual perdurara has- ta la Constitucién de 1980 inclusive. Portales hizo de los intendentes la pie- za clave del centralismo, al transfor- marlos en agentes directos del Presi- dente de la Republica, nombrados por él, responsables ante él, y ocupados, ante todo, de ejecutar sus drdenes en el territorio a su cargo. Es de propia mano del Ministro la redaccién en la Constitucién de 1833 (y reproducido en todas sus versiones posteriores), del articulo que define a los intenden- tes como agentes naturales e inme- diatos del Presidente de la Repiiblica. La personalidad autoritaria, civilista y paternalista de Portales queda bien reflejada en una carta a J. M. Cea: Un gobierno fuerte, centralizador, cu yos hombres sean verdaderos mode- los de virtud y patriotismo y asi ende- rezar a los ciudadanos por el camino del orden y las virtudes. Cuando se hayan moralizado, venga el gobierno completamente liberal, libre y Meno de ideales, donde tengan parte todos los ciudadanos. Eso es lo que yo pienso y todo hombre de mediano criterio pen- sara igual Las tendenctas liberales moderni- zadoras que se entronizan en Chile en los tiltimos decenios del siglo xix introdujeron una lamentable confu- sion entre democracia, igualdad y homogeneidad. Confundida la demo- Chile: la vocacion regionalista del gobierno militar cracia con una “sociedad de iguales’, no fue dificil confundir también igual- dad con homogeneidad, en cuyo caso, un Estado nacional fuerte y ceniraliza- do era el mejor instrumento de mo- dernizacién. En aras de la homoge- neidad, confundida con la igualdad y confundida esta con Ja democracia, él Estado aplasté los particularismos te- rritoriales e impuso un modelo de sociedad uniforme, que tuvo sus vir- tudes en la construccién del Estado- Nacién, pero al costo de instaurar una cultura nacional mas extranjerizante que autéctona y un modelo de relacio- nes sociales extremadamente centra- lizado, De Arica a Magallanes el pais parece ser uniforme, pero en verdad dista de serlo. Finalmente, los intensos procesos de migracién rural-urbana en las dé- cadas de los treinta, cuarenta y cin- cuenta, a su vez producto de fendme- nos mas profundos, tomaron forma, tal como lo sefialara brillantemente Jor- ge Ahumada, sin un paralelo proceso de educacién civica. El campesino, habituado a centurias de inquilina| habia desarrollado una cultura de de- pendencia del padre-patrén, el duefo de la hacienda y proveedor de servi- clos. Trasladado a Ja gran ciudad y en su desamparo, el campesino recrea la figura del padre-patrén en la nueva figura del padre-Estado, sin modificar st trasfondo cultural, Esta situacién representara, ademas, un verdadero regalo para la naciente y creciente burocracia que, alimentando esta cul- tura, se legitima a si misma. Por todas estas razones es que bien se puede hablar de una verdadera cultura centralista en Chile, cultura que hoy se presenta como uno de los grandes escollos para avanzar a un modelo de relaciones sociales mas subsidiario, descentralizado y basado eure 83 Sergio Boisier en la auto-responsabilidad. Es una ilu- sidn pensar que en Chile el solo im- perio de la ley producira la descentra- lizacion, Hay varios excelentes estudios acerca de la “herencia centralista” de Chile; entre otros, por su directa rela- cin con el tema de este documento, vale la pena examinar el de Luz Bul- nes (1988), el de Ceballos (1990) y el de Villalobos (1988), este ultimo desde un punto de vista mas histérico. Tl. Powiticas PUBLICAS DE DESARROLLO REGIONAL DESCENTRALIZADO HASTA 1973 Chile no escapa a lo que parece ser una regla general en América Latina: la importancia de catastrofes natura- les en la generacién de politicas de desarrollo regional.? En el caso chile- no sera el terremoto de Chillan el desastre que da inicio a un desarrollo regional impulsado por la corro:? de todos modos, hay que esperar un se- gundo gran desastre natural, los te- rremotos y maremotos de mayo de 1960 para que de este fenémeno sur- ja, ya en forma mas explicita, una politica estatal de desarrollo regional. Este esfuerzo inicial tendra como ele- 2 Por ejemplo, en el Brasil el procs (Departamento Nacional de Obras contra as Secas) precede a la supene, en Ecuador el crea (Centro de Reconversién de Azuay, Cahar y Morona Santiago), en el Perit la Comision de Reconsiruccion del Cajon del Huaylas, ete. * En rigor, el plan industrializante de la corro “produce como efecto secundario” un proceso modernizador en varias reglones debido al tipo de programa ejecutado por este organismo (aziicar, acero, electricidad, fruticultura, hotelerfa, ete), sin que ello respondiese a un deliberado esfuerzo de planificacién del desarrollo de las regiones, 84 cure mentos centrales, por un lado, el es- tablecimiento de los COMITES PROVIN- CIALES DE DESARROLLO cuyo propésito era *...equilibrar el desarrollo econé- mico del pais, eliminar los focos de centralismo, la concentracién produc- tiva y el crecimiento dispar de las diversas regiones del pais” y, por otro lado, los estudios realizados al ampa- ro del Convenio CorFO-Universidad de Chile, que constituirian la semilla de los trabajos ejecutados posteriormen- te en la ODEPLAN . Segin Boisier (1993), la campana presidencial de 1964, que culminaria con el triunfo de Eduardo Frei Mon- talva, ya incluia por primera vez en la historia de Chile pronunciamientos programaticos en torno al desarrollo regional y a la descentralizacién, bajo la poderosa influencia intelectual de Jorge Ahumada, cuyo clasico libro En vez de la miseria se habia convertido en el documento programatico de Frei. El Gobierno de Frei crea la Oficina de Planificacion Nacional (ODBPLAN) y traspasa a su novisima Subdireccién de Planificacién Regional las tareas respectivas en manos de la CORFO, iniciindose asi un periodo de notable creatividad en la formulacién de poli- ticas puiblicas de desarrollo regional. La descentralizacién, si bien balbu- ceante y ni siquiera bien conceptua- lizada Se instala en el centro mismo de la cuestién regional. Un cuarto de siglo después, el documento principal producido en esa época (Politica de Desarrollo Nacional. Directivas Naciona- les y Regionales) mantiene buena par- te de su validez metodol6gica. Una muy reciente conceptualiza- cién acerca de las politicas regionales (en un contexto de globalizacién, es cierto) las define como “una matriz de politicas piiblicas conformada por tres vectores: ordenamiento territorial descentralizacién, fomento al creci miento y al desarrollo”.4 La politica regional del Gobierno de Frei fue, en términos de esta conceptualizacton, principalmente una politica de fornen- to al crecimiento econémico regional. Se expresé mediante la identificacion clara de sus objetivos, asi como el es- tablecimiento de prioridades regiona- les, a través de la definicion de los polos de crecimiento como ubicacio- nes prioritarias para el desarrollo integrado urbano regional; delimita- cién de regiones, proposicién de orga- nismos regionales tanto de coordina- cién como de ejecucién y mediante estatutos especiales para ciertas re- giones, Fue, fundamentalmente, un esfuerzo, de no escaso éxito, por regio- nalizar el desarrollo sectorial. Entre otros, Achurra (1978) y Boisier (1981) han revisado en detalle esta experiencia, La politica de desarrollo regional de la administracién Allende debe ser entendida, y casi todos los aspectos de dicha administracién, como un in- tento no acabado, ciertamente frus- trado, de alterar radicalmente el sis- tema y el estilo de desarrollo del pais. Segiin Galilea (1990): “La administra- cién Allende contintia con las tareas propias de la planificacién regional, esbozando diversos cambios que inten- tan ser congruentes con el proyecto politico de movilizacién social y tran- siclon al soctalismo de la Unidad Po- pular, * Esta proposicion circulé recientemente en un Seminario Internacional realizado en Brasilia y organizado por et Gobierno de Brasil _y la Fundacion Adenauer. Vease Boisier S.: Politica regional en una era de glo- balizacton, ¢ Hace sentido en América Latina ?, documento presentado al Seminario. Chile: la vocaci6n regionalista del gobierno militar No es el propésito ahora de entrar a un anilisis detallado de este perio- do, pero la cuestién era bastante mas compleja que lo que Ja cita preceden- te deja entrever; en este campo, como. en otros, se desaté una lucha entr posturas radicales que atribuian la configuracién econémica territorial de Chile al capitalismo exclusivamente, como Bedrack (1974), y otros mas cautos que evitaban interpretaciones mecanicistas, como, por ejemplo, Ca- vada, Marinovic y Rocha (1972). III. LA DESCENTRALIZACION Y LA PLANIFICACION REGIONAL! DOS APARENTES ANOMALIAS EN EL BIEN ESTRUCTURADO DISCURSO DESARROLLISTA DEL GOBIERNO MILITAR E] Gobierno Militar que asume el po- der total en 1973 representa el rom- pimiento drastico con el estilo de de- sarrollo que el pais habia venido si- guiendo—con las naturales diferen- cias emanadas de los distintos grupos politicos que acceden al poder— desde practicamente fines de la década de los veinte. Estilo que, entre sus ca- racteristicas principales, mostré una asincronia creciente entre el desarro- Ilo social y politico y el crecimiento econémico de! pais. El rompimiento es totalizante y radical y busca —una vez mas en la historia de Chile— crear una situact6n de irreversibilidad so- cial mediante la desarticulaclon de las estructuras econémicas, politicas, so- ciales, sindicales y culturales del pais, a fin de consiruir una nueva socie- dad. Si esa era verdaderamente la intencién, un cuarto de siglo después puede verificarse un nivel de logro muy considerable, El pais vivid una revolucién en el amplio sentido del término. eure 85 Sergio Boisier Dentro del marco general de la doc- trina de la “Seguridad Nacional”, el Gobierno define su accién (Declara- cién de Principios del Gobierno de Chile), como antimarxista, naciona- lista y autoritaria.® Paralelamente plantea un esquema econémico com- pletamente liberal dentro del cual se consulta la privatizacion y desna- cionalizacién paulatina de la propie- dad, la apertura externa de la econo- mia y se postula la libertad de precios de manera de permitir al sistema de precios operar como el tinico meca- nismo de asignacién de recursos. aunque, naturalmente, la practica matizara paulatinamente algunos de estos predicamentos. En un contexto como el descrito resulta licito pensar, en primera ins- tancia, que la descentralizacién y la planificacion regional constituyen verdaderas “anomalias” en un discur- so, autoritario por un lado, y ultrali- beral por otro. Constituye esta situa- cién un caso de estudio muy intere- sante para descubrir la racionalidad de la politiea publica. gCémo se expli- can estas aparentes anomalias? A manera de hipétesis acd se ex- ploraran dos vertientes desde donde emanan las influencias que ayudarén a configurar esta verdadera vocacion regionalista del Gobierno Militar. Una de estas vertientes es de amplio co- nocimiento ptiblico, no asi la otra. En primer término, hay que men- cionar el trabajo de un grupo de eco- nomistas, quienes desde comienzos de 1973 se reunian esporadicamente a fin de discutir alternativas de politica * No puede resultar extrana la entroni- zacién de la figura de Diego Portales como una suerte de “patrono” del régimen. Por otro lado, el “nacionalismo" alegado no sera, por cierto, un nacionalismo econémico. 86 eure econémica, las que finalmente se articularon en un documento conoci- do como El Ladrillo que sirvié de bi mento a la Junta Militar de Gobierno para formular la nueva politica econé- mica. Como lo senala Arturo Fontaine Aldunate (1988) al comentar la poste- rior publicacion, “antes del mediodia del miércoles 12, los oficiales genera- les de las Fuerzas Armadas que ejer- cen responsabilidades de Gobierno ten- dran el plan encima de sus escritorios...". La propuesta en cuestién contenia un fuerte alegato a favor de la descen- tralizacion, entendida esta en un ri- guroso contexto de teoria econémica, es decir, entendida la descentraliza- cién como el marco institucional de un sistema econémico basado en el mercado y en un conjunto libre de precios que, en términos relativos, configurarian los parametros para la asignacion Optima de los recursos. No habia una referencia, ni cereana ni Jejana, a la dimensién territorial de la descentralizacion. Textualmente (1992; 62) se seria- laba que la politica de descentraliza- cién supone: 1. El esclarecimiento de las funcio- nes del Estado. 2, Utilizacién del mercado para asig- nar eficientemente los recursos. 3. Independencia administrativa de las unidades econémicas. 4. Desarrollo de organismos interme- dios. 5. Efectiva participacion. 6. Simplificacién de los sistemas le- gales y de control estatal. Asi, el concepto de descentraliza- cién econémica (que no es equivalen- te al concepto de descentralizacién fiscal) se introduce en el discurso del Gobierno, hasta Hegar a convertirse Chile: la vocacién regionalista del gobierno militar en una suerte de slogan y, sin solu. Aparentemente es esta la primera cién de continuidad, plasmara como oportunidad en que se muestra este una cuestion territorial, ligada a la hecho, que tuvo, tal vez sin que los regionalizacién. propios autores del documento se lo propusiesen o lo imaginasen, profun- Hay una segunda vertiente de la da Influencla posterior. Sélo como ele- cual se alimenta la vocacién regiona- mento de prueba se muestran a con- lista en este periodo, segunda vertien- tinuacién parrafos selectos del docu- te también concretada en un docu- mento de overLaN y del Manifiesto. mento, ivicialmente entregado al Di- rector de la opEPLAN designado por Ia Resiauracién nacional y desarrollo Junta de Goblerno (Roberto Kelly) y regional posteriormente procesado por la co- 7 Nara al punto de pasar, en 1974, a formar parte del texto del Manifiesto _—---tn_esfuerzo importante y cons- del Presidente de la Republica con ciente a favor del desarrollo regio- nal de Chile se justifica como un medio para contribuir al logro de los siguientes objetivos basicos y permanentes del pais: motivo de la Iniciacién del proceso de regionalizacién del pais (11.7.74). Este documento, titulado Restaura- 4. Mayor justicia social. Se acepta cién nacional y desarrollo regional. Ba- en general que el concepto de jus- ses para una politica, fue preparado por ticia social puede ser asimilado a un amplio grupo de expertos de opr: Ja nocién de una mayor igualdad pLaN® y su finalidad principal era, en d@ oportunidades para todos los individuos. Es un hecho evidente que en Chile las oportunidades que se ofrecen a las personas en dife- rentes zones del pais son marca- damente diferentes, 1o que impide el ejercicio de una democracia ple- cierto sentido, rescatar la obra reali- zada en ODEPLAN en materia de pla- nificacién regional y aprovechar, des- de el punto de vista del desarrollo regional, la coyuntura de profundos cambios que se avizoraba. Textual- na. A titulo de ejemplo, piénsese mente se sefalaba: “La etapa actual en las oportunidades abiertas a una de reconstruccién y restauracién que persona que vive en Santiago o en vive Chile presenta una oportunidad Chiloé. Esto indica en términos ge- inmejorable para atacar las causas de nerales que la justicia social no fondo que determinan la forma que puede alcanzarse sin una debida asume el desarrollo econémico territo- consideracion a las diferencias geo- gréficas de la estructura y funcio- namiento del aparato econémico y social. rial de Chile, En verdad, de no aprove- charse esta coyuntura, parece poco See guns Pe inae de 2, Mayor descentralizacion del see- manera significativa el patron de desa- tor pablico. La centralizacién de rrollo espacial del pais" (ODEPLAN ;1973). tedo el sistema de toma de deci. siones del aparato estatal chileno ha aleanzado niveles que compro- meten su propia eficacia y que entraban considerablemente la ini- Este grupo fue, accidentalmente, clativay de las personas, y dc, los dirigido por cl autor de este documento e grupos sociales. Como la centrali- Incluyd @ Jaime Auda, Juan Cavada, Helo zacién se manifiesta tanto a lo Suarez, Esteban Marinovie, Esteban Soms y largo de lineas funcionales como muchos los. eure 87 Sergio Boisier en un sentido geografico, no es su- ficiente una solucién unilateral. Cabe destacar en este sentido que Ja provincia no resulta una unidad geogréfica adecuada para este pro- POsito, entre otras razones, debido al elevado numero de ellas y al reducido tamafo de algunas. 3. Mayor seguridad nacional. El per- manente proceso de concentracion econémica asentado principalmen- te en Santiago ha impedido ocupar de manera mAs racional el espacio nacional y ha provocado situacio- nes que comprometen o que pue- den legar a comprometer tanto la seguridad interna como la externa del pais. Asi, se han mantenido es- pacios vacios a lo largo de todo el territorio, situacién que resulta particularmente delicada en un pais de la forma geografica de Chi- le, se ha generado una estructura econémica provincial considerable- mente especializada y poco diver- sificada, lo que transforma a las provincias en economias muy vul- nerables ante conflicto internos y externos y se ha concentrado exce- sivamente el parque industrial en escasos puntos del territorio, ampliandose la fragilidad de la es- tructura econémica ante un even- tual conflicto externo. No resulta ocioso sefialar, en este mismo con- texto, que la guerrilla urbana en- cuentra una s6lida base de susten- tacion en la excesiva concentra- cién industrial en algunas ciuda- des y barrios de ellas. 4. Mayor crecimiento econémico. Puede demostrarse que la excesiva concentracién econémica (en San- tiago basicamente) est4 alcanzan- do niveles de tal magnitud, que obliga a distraer cuantlosos recur- sos en obras urbanas (el Metro es un buen ejemplo) que obviamente tendrian una rentabilidad social mayor si fuesen invertidos en acti- vidades productivas en la perife- ria, De esta forma, la concentracion excesiva limita las posibilidades de 88 eure crecimiento econémico mas acele- rado. 5. Mayor unidad nacional. El logro de ciertos objetivos trascendentes de caracter nacional, como puede ser el crecimlento econémico ace- lerado, el control del proceso in- flacionario, 1a reduccién de la de- pendencia externa del pais, exige no pocos sacrificios por parte de la comunidad nacional. Esto no puede lograrse sin mediar un nivel minimo de consenso social y de co- hesién social en torno a tales obje- tivos, Estos procesos de consenso y cohesion pueden ser generados con mayor facilidad si se utiliza un marco geografico de referencia intermedio entre el pais como un todo (unidad que resulta demasia- do grande para concitar eficazmen- te la colaboracién de la comunidad) y Ia localidad o la provincia por otro Indo, demasiado pequefa y de lealtades demasiado locales para garantizar la eficacia de tales pro- cesos. La regién aparece asi como una unidad territorial adecuada para los propésitos anteriores”. Manifesto de la regionalizacién 1) Este proceso de integracién na- cional s6lo puede lograrse a través de: a) Un equilibrio entre el apro- vechamiento de los recursos natu- rales, 1a distribucion geografica de la poblacién y la seguridad nacio- nal, de manera que se establezean las bases para una ocupacién mas efectiva y racional del territorio nacional; b) Una participacién real de Ia poblacion en la definicion de su propio destino, contribuyendo y comprometiéndose, ademas, con los objetivos superiores de su re- gion y del pais, y c) Una igualdad de oportunidades para alcanzar los beneficios que reportara el proceso de desarrollo en que esta empefia- do el gobierno; 2) Ademés es necesario que exista un cquilibrio fronterizo bien defi- nido y el pais esté s6lidamente co- hesionado en su interior, para que sea posible a sus habitantes poder vivir y prosperar en armonia y tran- quilidad. Ello plantea como tarea ineludible una estrecha vinculacién entre la integracién antes expresa- da y los objetivos propios de la seguridad del pais. No favorecen lo anterior si el pais presenta nume- rosos espacios vacios dentro del territorio nacional, o si existen 4- reas de bajo desarrollo o hay des- aprovechamiento parcial de los re- cursos en determinadas regiones, Asimismo, la excesiva migracién rural-urbana crea alrededor de las metr6polis cinturones de poblacio- nes marginales, donde proliferan ciudadanos frustrados, proclives a la delincuencia, a aceptar ideas fo- réneas o a Ia subversién. 3) Por otra parte, las metas del de- sarrollo econémico y social requie- ren de una mejor utilizacién del territorio y de sus recursos. 4) La_excesiva concentracién_econ6- mica en algunas ciudades ses. eclalmente_en y niveles de tal magnitud, que obliga disiraer_cuantiosos recursos en obras urbanas, que obviamente_(endrian_una rentabilidad social mayor_si fuesen_in- vertido: cliv roductivas permilirian_un_crecimiento econdmico nuis_acelerado y regionalmente equili brado.* Seria de todos modos presuntuoso pensar que el solo documento de la ODEPLAN hubiese tenido la capacidad para generar la “vocacion regionalis- ta” en cuestion. En verdad, el docu- 7 Se ha reproducido en “megrita” In parte del texto que muestra un alto nivel de coincidencia con el documento de ovcv.aN y se ha subrayado la parte del texto que reproduce textualmente parrafos del docu- mento comentado. Chile: la vocacion regionalista del gobierno militar mento encontré un terreno cultural- mente abonado entre los militares, puesto que el concepto de territorio es a la cultura de los militares Io que el mercacio es a la cultura de los eco- nomistas, es decir, cl espacio profe- sional por naturaleza. A esto se agre- ga. adicionalmente, el hecho de que muchos de los altos mandos habian sido instruidos, aqui y en el exterior, en Ja doctrina de la “seguridad nacio- nal” con un fuerte componente de geo- politica (y de “darwinismo social” se podria afadir). La geopolitica tiene mas que puntos de contacto con la planili cacién regional; en realidad posee am- plias areas de traslapo, de forma que no resulté dificil, para un sector mili tar (particularmente el sector que daria forma a la coNara) entender y aceptar el trabajo previo de la ODEPLAN en esta materia, maxime cuando cl contacto histérieco y el trabajo conjun- to con el alto mando habia sido ruti- nario en el pasado. Pue fa Comisién Nacional de la Re- forma Administrativa (CONARA) el or- ganismo responsable de la creciente asociacién entre las ideas de descen- tralizacion y de planificacion regional del desarrollo, una asociacién que sobrevivira al embate que el “micleo duro de los Chicago Boys” haran a la idea de planificacion, a fines de ta década de los setenta. IV. LA REGIONALIZACION DE LA CONARA: gALGO MAS QUE UN MERO AJUSTE? El Gobierno Militar encargé a la CoNA- ra Ja tarea (histérica) de ir a la reor- ganizacién de la division politico-ad- ministrativa del pais y de los siste- mas de Gobierno y Administracion Interior. Producto de clio fueron los Decretos Leyes 573 y 575 de 1974 que eure 89 Sergio Boisier establecieron la regionalizacion ac- tual. Posteriormente se modificarian los Decretos Leyes N° 1230 y 1317 de 1975, a fin de establecer la division provincial y en 1976 entra en opera- cién el Decreto Ley 1289, referido a la divisién_comunal. REGION PROVINCIAS 1978 Primera Tarapact Segunda Antofagasta “Tercera Atacama, Coquimbe Cuaria Valparaiso, Aconcagua Quinta O"Hygns, Colehagua Senta Cured, Talea, Maule, Linares septima Suble, Concepeidn, Arauco, Bio-Bio, Malleco ctava Cautin Novena Valdivia, Osorno Dedma Lhanquifue, Chiles, aysén Décimo Magallanes Primera Décimo Segunda Region Santiago Metropotizana Una comparacién superficial del “mapa regional” pre y post 1973 pro- bablemente abonaria la tesis de que la regionalizactén de la conara fue simplemente un ajuste de la regio- nalizacion existente. En el cuadro anterior (tercera co- lumna) figuran entre paréntesis las nuevas provincias. Como puede apre- clarse, en principio, las modificacio- nes a la regionalizacién vigente a 1973 serian pocas: separacién de la Provin- cia de Coquimbo para dar origen a la Cuarta Regién, incorporacién del De- partamento de San Antonio a la Pro- vincia de Valparaiso y a la region res- 90 eure pectiva, separacién de la Provincia de Malleco de su antigua region para conformar con Cautin la actual Nove- na Regién, la agrupacién de las Pro- vincias de Valdivia y de Osorno con Llanquibue, Chiloé y (posteriormen- te) Palena, para configurar la actual PROVINCIAS 1974 ‘Tarapaci (Artea, Iquique) Antofagasta (Tocopllia, Antofagasta, El Loa) Atacama (Chaitaral, Coplapé, Huasco) Coqquimbo (Elqui, Lamar, Choapa) Valparaiso, Aconcagua Valparaiso. San Antonio, Quillota, Petorea, San Felipe. Los Andes, Isla de Pascua} (O'Higgins, Colchagua (Cachapoal, Colchagua) Curiod, Talca, Maule, Linares (Curted, Talca, Linares) Ruble, Concepeién, Arauco, Bio-Bio Muble, Concepetén, Aratien, Bio-Bio) Malleco, Cautin (Maileco, Cautin) Valdivia, Osorno, Llanguthue, Chiloé, Plena (Valdivia, Osomo, Llanquilive, Chiloé, Palen) Aysén (Aysén, General Carrera, Capitan Prat) Magallanes (Ultima Esperanza, Magallanes, Terra del Fuego, Antartica Chilena| Santiago (Santiago, Chacabuco, Cordillera, Melipilla Malpo. Talagante) Décima Regién, la transformacién de la Provincia de Aysén en la Décimo Primera Regién y, como es obvio y ya implicito, la secesién del Departa- mento de San Antonio de la Region Metropolitana Pero una lectura como esa seria incompleta. Mas que un mero ajuste, la conara formulé, aunque parcial- mente, un nuevo ordenamiento terri- torial del pais. Lo que la teoria de la modernizacién social habia recomen- dado, por boca de los regionalistas de los amos sesenta, es decir, un nuevo ordenamiento territorial para acele- rar la integracién nacional, a fin de hacer mas rapido el proceso de mo- dernizacién (detenido por muchas ata- duras, entre ellas, una arcaica divi- sién politico-administrativa, segin se decia), fue ejecutado por los militares, aprovechando un contexto en el cual pedir y considerar la opinién ajena no contaba mucho. En realidad, todavia sigue siendo este periodo el unico con respecto al cual se puede hablar de la existencia de una politica de ordena- miento territorial, uno de los tres vectores que configura una moderna politica regional. ¢Hubo una racionalidad detras de este intento de reordenamiento terri- torial? Sin duda; se aplicaron deter- minados criterios como requisitos para configurar las regiones y se in- corporé el importante concepto de microrregién a nivel provincial. S gun se establece en Ja documentacién pertinente, los requisitos de una re- gién fueron los siguientes: 1) Cada unidad regional deberia ac- tuar con una dotacion de recursos naturales que avalara una perspecliva de desarrollo cconémico de amplia base, compatible con el ritmo de cre- cimiento que se desea imprimir al pais; 2) Debia poseer una estructura urba- no-rural que garantizara un nivel de servicios basicos a la poblacién regio- nal y, ademas, contar con un lugar central que actuara como nucleo de Jas actividades econémicas y sociales para orientar la dinamica de crecimien- to; 3) Es necesario, diriase imprescindi- ble, que exista una base poblacional suficiente para impulsar el desarrollo, actuando como fuerza de trabajo y mercado de consumo; 4) Ademas es indispensable que su delimitacién geografica contemple los objetivos de Ja seguridad nacional en armonia con las metas de desarrollo regional y nacional; Chile: la. vocacién regionalista del gobiemo militar 5) Y finalmente, el tamafo de las re- giones debe ser tal, que facilite la eft- ciencia desde el punto de vista de la administracién territorial y el manejo de recursos; 6) Pero estos criterios técnicos deben también acompanarse con un conjun- to de medidas y normas que permitan su adecuada administracién y gobler- no. Por eso es que conjuntamente con la nueva divisién territorial se han resuello profundas modificaciones al régimen de Gobierno y Administracién Interior: 7) En cada region se establece una nueva institucionalidad homogénea y equivalente, basada en el principio de la desconcentracién del poder y la des centralizaclén administrativa, debida- mente inlegrada al sistema nacional de planificacién y al proceso de toma de decisiones (conara: 1976, 12). La definicién de las nuevas provin- cias, sobre la base de las veinticinco antiguas y del nivel departamental {ahora suprimido) se ajusté al concep- to de microrregién, definido como “un Ambito geografico con un destino pro- ductivo caracteristico y predominan- te, dentro del cual existe una estruc- turacién de entidades de poblacién jerarquizadas e intercomunicadas con su centro urbano principal, mediante un sistema vial concurrente a este, sistema vial que funciona dentro de un 6ptimo de distancia-tiempo, en consideracién de la frecuencia de las actividades habituales de la poblacién y, particularmente, en relacién con el equipamiento urbano, Asi, entre regian y microrregién no hay, por tanto, una simple diferencia de tamaiio, es decir, no se trata del mismo elemento territorial visto en dos escalas, Las diferencias entre ambas son basicas y de sus respecti- vos contenidos se deduce que la mi- crorregion debe desarrollarse intensi- eure 91 Sergio Boisier ficando su produccién tipica: en cam- bio la regién lo hara sobre la b: de integrar diversos sectores de la pro- duccién, representados por las micro- regiones. Si bien los requisilos regionales no eran muy diferentes de los criterios utilizados en la primera regiona- lizacisn hecha durante la Administra- cién Frei Montalva, tal como fueron planteados por Stéhr (1969), el trabajo ‘calizado por la CONARA fue bastante mas “fino” que lo efectuado anterior- mente. Mas aim, como se dijo, aca se esta al frente de un intento casi com- pleto de definici6n de una verdadera politica de ordenamiento territorial, puesto que se hace un nuevo arreglo politico-administrativo, credndose (des- de el punto de vista de su institucio- nalidad) una nueva categoria (la re- gion, institucionalizada mediante de- creto ley), se elimina una division preexistente (el departamento) y, so- bre todo, se asigna a cada nivel terri- torial una institucionalidad nueva. No es necesario reproducir acd la estruc: tura de dicha institucionalidad; es facil recordar que ella se definia a lo Jargo de tres subsistemas: cl subsis- tema participativo, el subsistema je- rarquico, y el subsistema técnico y a lo ancho de cuatro niveles: nacional, regional, provincial y comunal. Era un. arbol muy bien armado, en cl cual el movimiento de cualquier hoja no po- dia pasar inadvertido. V. Los INSTRUMENTOS DE LA REGIONALIZACION La politica de desarrollo regional del Gobierno Militar utilizé, en su diver- sas versiones y a lo largo de todo el periodo de gobierno fundamentalmen- te siete categorias de instrumentos: 1) financieros; 2) organizacionales; 3) 92 eure participativos; 4) de planificacién 5) de capital humano; 6) sociales y 7) eco- némicos. 1) Instrumentos financieros. Fue- ron principalmente dos: el Fondo Na- cional de Desarrollo Regional (FNDR), establecido en 1975, y el Fondo Co- mun Municipal (rem) creado a través de la Ley de Rentas Municipales (D.F.L. N° 3036 de 1979). El FNDR era una idea ya planteada durante el Gobierno de Frei Montal- va,8 pero el mérito de su puesta en practica cabe al Gobterno Militar, Ini- cialmente se definié como una parti- da del presupuesto de la Nacién, de manejo regional, al cual deberia des- tinarse a lo menos un 5% de los re- cursos obtenidos por ingresos tributa- rios y arancelarios, excluida la con- tribucion de bienes raices (que pasa- ria al Fondo Comin Municipal). Se- gun Serrano (1996), “constituye el mas potente instrumento de descentrali- zacion fiseal, por cuanto es el mas im- portante mecanismo de asignacion de inversion publica propiamente regio- nal: la region decide en qué quiere invertir, formula sus proyectos y los financia por intermedio del Fondo”, Segiin la misma autora, la Consti- tucion Politica y la Ley Organica so- bre Gobierno y Administracién Regio- nal definen al FNDR como un Progra- ma de Inversiones Publicas para el financiamiento de proyectos de infra- estructura social y econémica, con el * Vease al respecto el documento oficial de onerian El desarrotio regional de Chile en la década 1970-1980 (overian, C/PR/70-002. Santiago de Chile). Alli (pagina 197 y siguientes) se formulaba y se desarrollaba Ta idea de establecer un verdadero sistema de fondes regionales. Este tipo de mecants- mo financiero existia, por lo demas, en varios paises latinoamericanos. objeto de lograr un desarrollo regional arménico y equitativo, No tiene mucho sentido mostrar ahora cifras. Mas importante parece anotar tres cuestiones: inicialmente cl FNDR tenia un piso presupuestario, el que fue en definitiva eliminado por las comisiones redactoras de la Cons- titucién de 1980 con el argumento que se introducia una rigidez inconve- niente en el presupuesto nacional: mas importante todavia es recordar que inicialmente el NDR fue conce- bido como un fondo para financiar proyectos capaces de generar creci- miento econémico en las regiones cuestion definitivamente abandonada debido a la profundidad de Ia crisis de inicio de los ochenta y lamentable- mente no retomada atin, quedando el FNDR como una fuente de financia- miento para proyectos de pequena escala local, es decir, se transformé el FNDR de una categoria inicial de Jondo productive a fondo social; en 1985 y como producto de esta misma situa- cién, el gobierno establecié un conve- nio de financiamiento con el Banco Interamericano de Desarrollo (tip) que se mantiene hasta hoy y que consti- tuye actualmente el principal compo- nente del Fondo, El Fondo Comtin Municipal (Fc) fue establecido por la Ley de Rentas Municipales en 1979 y esta concebido como un fondo de solidaridad inter- comunal. Sus recursos provienen fun- damentalmente del pago de las con- tribuciones sobre bienes raices y del pago del impuesto a la circulacién de automéviles y de hecho significa, para muchos municipios pobres, la tinica o al menos la principal fuente de recursos. 2) Instrumentos organizacionales. Fueron cuatro los instrumentos orga- nizacionales principales del periodo: i) Chile: la vocacién regionalista del gobierno militar las Secreta s Regionales Ministeria- les (SEREMIs], 6rganos desconcenirados de los ministerios nacionales (salvo los Ministerios de Interior, de Delen- sa y de Relaciones Exteriores), estruc- turas entonces destinadas a expresar regionalmente la administracién del Estado; ii) las Secretarias Regionales de Planificacién y Coordinacién (sEr- pLac), también un organismo descon- centrado de la entonces ODEPLAN. pero con un estatus superior al resto de la Secretarias, dado su papel de “coordi- nacién” y su funcién como secretaria técnica del intendente; tii) las Secre- tarias Comunales de Planificacion y Coordinacion (SEcPLAC), organismo asesor y secretaria técnica de los al- caldes; iv) la Subsecretaria de Desa- rrollo Regional y Administrative (sup. DERE) del Ministerio del Interior. En general, como puede apreciarse, toda una estructura desconcentrada. La creacion de las universidades regio- nales debe inscribirse en este acapite, agregando que esta fue una de las decisiones mas acertadas y trascen- dentes del Gobierno Militar. Sin uni- versidad, la region es un cuerpo sin cerebro, se podria decir parafraseando a J. Boudeville. Ja SUBDERE, el mds potente instru- mento organizacional y “el hada no- driza de la descentralizacion”, tienc una historia curiosa, En 1984, por medio de la Ley N° 18.359 se crea el cargo de Subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo, con funcio- nes de coordinacién, impulso y eva- luacién del desarrollo regional, provin- cial y local, colaborando ademas con el Ministerio del interior en las fun- ciones de modernizacién y reforma administrativa y en las de estudio, apoyo técnico y otras contenidas en la Ley 1.028 de 1975, asi como las que el Presidente de la Republica deter- mine (en cl plazo de un aro), La sub- eure 93 Sergio Boisier DERE se transformara asi en la here- dera de la CONARA. Segim ha trascen- dido, la creacién de este cargo habria obedecido a la necesidad de garanti- zar la permanencia —en el circulo in- terior del gobierno— de un alto oficial del Ejército, muy cereano al general Pinochet. En cualquier caso, como lo comenta un especialista, la SUBDERE nacié “de oficio”. 3) Instrumentos participativos. Principalmente los Consejos Regiona- Jes de Desarrollo (COREDE) y los Con- sejos de Desarrollo Comunal (coDECO) y, secundariamente, puede anotarse la creacion de nuevos distritos electo- rales concordantes con la nueva divi- sién politico-administrativa del pais. Ambos consejos fueron concebidos como estructuras corporativas, con re- presentacién estamentaria, fuerte pre- sencia de las Fuerzas Armadas y re- presentacion mayoritaria del sector privado. La oposicién politica de la época acusé sistematicamente de *no- democraticos” a estos Consejos, prin- cipalmente al CoREDE; pas6 por alto en realidad que la ausencia de demo- cracia estaba radicada en las organt- zaciones de base y en la forma cémo alli se designaban los representantes en el Consejo y pasé por alto también el hecho de que estos Consejos ha- bian sido copiados de los respectivos organismos franceses, atin mas cor- porativos y mas ligados al Primer Ministro, sin que en su pais de origen fueran acusados de poco democraticos. 4) Instrumentos de_planificacién. No deja de constituir una curiosidad el apego a la planificacién que mues- tra el Gobierno Militar, en el campo regional y hasta 1979. Dos son los ins- trumentos de esta categoria que men- cionan los propios especialistas de ODEPLAN de la época: los planes re- gionales y comunales de desarrollo y 94 cure el Banco Integrado de Proyectos (a1”). Los planes no ameritan mayores co- mentarios y fueron tan ineficaces como los anteriores y como los ac- tuales.® El Bip, por el contrario, cons- tituyé una importante innovacién, vi gente hasta ahora. Consiste en una base de datos que incluye todos los proyectos de inversion publica en sus distintas etapas, a nivel sectorial y regional. El Bip ha sido un gran avan- ce en el proceso de inversién publica. 5) Instrumentos_de capital huma- no. También dos instrumentos espe- cificos, © programas, dicron forma a esta categoria: por un lado, un ambi- cioso programa de capacitacién que incluyé un elevado mimero de becas para estudios de postgrado en el ex- tranjero, en combinacién con el BID, la O£A y la propia Universidad Catéli- ca de Chile, asi como un exitoso cur- so de Preparacién y Evaluacion de Proyectos (CIAPEP) contratado con la misma Universidad; por otro, un es- fuerzo mas 0 menos sistematico de tecnificacién de la Administracién Ptiblica a nivel regional y municipal. 6) Ins| entos sociales. Subsidios y subyenciones y gasto en infraestruc- tura basica dan forma a esta catego- ria. Se trata del “Subsidio Unico Fa- miliar y Pensiones Asistenciales”, cuya regionalizacion se aprobé en 1986 y que operaba entregando al intenden- te la distribucién de los recursos en- tre las comunas y a los alcaldes la entrega directa del beneficio, de las ° EL autor ha Insistido, en mumerosas publicaciones, que la ineficacia de los planes regionales de desarrollo, en cual- quiera de los gobiernos contemporaneos de Chile, tiene que ver con su excesivo formalismio, pero sobre todo, con la carencia de un conocimiento “cientifico” acerca de la causalidad del desarrollo regional. En esas condiciones, los planes son, popularmente hablando, sparos al aire” “Subvenciones en Educacién y Salud”, un mecanismo de acompanamiento de la municipatizacion de la educacién y salud basica, y finalmente de la construccion de infraestructura social basica mediante los recursos del FNDR. 7) Instrumentos econémicos. El Go- bierno Militar adopts algunas medi- das tendientes a fomentar activida- des en las cuales la inversion por parte del sector privado habia estado historicamente deprimida, ello en el marco de la simultanea apertura eco- némica y de climinacién de distor- siones. Entre los instrumentos que configuran esta categoria esta la Ley de Fomento Forestal de 1974, que sig- nificd un estimulo notable para la fo- restacién; ademas, en 1985 se dicta el D.L, N° 18450 de Fomento a las Obras de Riego y Drenaje, buscando aumentar la superficie agricola bajo riego y mejorar el abastecimiento de agua en superficie. También se esta- Dlecieron subsidios a la contratacién de mano de obra y subsidios a las inyersiones, ambos para las regiones extremas del norte y del sur del pais. Adicionalmente, en esta categoria se inscribe la privatizacin de empresas regionales (una suerte de capitalismo popular en versién regional). VI. PiepRas EN EL CAMINO A, La insuperable contradiccion entre el discurso y la practica descentralista La pretension de insertar a plenitud la economia chilena en el comercio internacional, uno de los pilares de la estrategia econémica del Gobierno Militar, no podria haber pretendido quedar inmune a Ia “infeccion descen- tralista” que recorre el mundo. El ‘vi- rus de la redistribucién del poder” in- Chile: la vocacién regionalista del gobierno militar fecté —y no podia ser de otra mane- ra— a Chile, puesto que la descentra- lizacién se ha configurado como una megatendencia universal y puesto que, resulta cada dia mas dificil ser competitivo con estructuras decisio- nales centralizadas. Como ya se comenté, la idea des- centralizadora Mega a la Junta Militar vehiculizada por el documento El la- drillo; lo importante es que la descen- tralizacion adquiere carta de ciudada- nia regional a través de la CONARA. Paulatinamente el discurso politico del régimen comenzé a reiterar la idea de una descentralizacién estrecha- mente asociada a una propuesta de regionalizacién y de desarrollo regio- nal, como también asociada al plano municipal. No obstante, como lo comenta Bol- sier (1993, op. cit.) *...este discurso estaba condenado a entrar a un calle- jon sin salida mds temprano que tar- de, Enfrentaba una contradiccién 16- gica entre una prédica descentralista {en lo politico) y una realidad de un régimen autoritario incapacitado, por ello mismo, de abrir espacios politicos propios de un proyecto descentraliza- dor, espacios que eventualmente po- drian ser Henados por fuerzas distin- tas de las que detentan el poder". Por ello y con razin, un miembro de la Junta de Gobierno (Matthel) sefialaba a un importante rotativo en 1984: "La regionalizacion esta estancada™.!° E] reiterado discurso supuestamen- te descentralista del Gobierno Militar desatara una dialéctica politica en torno al tema, que guarda no pocos "© EL general Matthel no estaba para hacer filigranas coneeptuales. Para él, regionalizacién y descentralizacion eran la misma cosa, pera es claro que se referia a la descentralizacion eure 95 Sergio Boisier puntos de semejanza con lo ocurrido en Europa, en Italia y en Francia prin- cipalmente, hace varias décadas. Mas adelante se volvera sobre esto. B. Conflictos territoriales sectoriales y regionales La aceién del Gobierno en materia de regionalizacién, descentralizacién y desarrollo regional no estuvo exenta de conflictos, Atin en el contexto ini- cial de una dictadura, que paulatina- mente se transforma en un régimen autoritario, no resulta extrafo el sur- gimiento de conflictos de variada na- turaleza, pero que hacen del territo- rio un referente importante del propio conflicto. Hay que distinguir entre conflictos en las regiones y conflictos de las regio- nes. 8] Gobierno Militar enfrenté con- flictos de ambos tipos, incluso uno de ellos, (odavia persiste Por un lado se produjeron conflie- tos con productores, que por la natura- leza de sus actividades productivas, localizaciones bien especificas dicta- das por disponibilidades de recursos naturales, suelen asumir o suelen pre- sentarse como conflictos regionales, aunque se trata cn realidad de con- flictos sectoriales tervitorializados. Se hace referencia acd a los conocidos “enfrentamientos” entre el Gobierno y los productores de trigo en un caso y los productores de leche en otro, pro- ductos ubicados preferentemente en las Regiones de La Araucania y de Los Lagos. En realidad estos conilictos no cuestionaban asuntos centrales de la politica regional, sino fundamentalmen- te la politica de precios y arancelaria. Por otro lado se produjeron conflic- tos verdadcramente regionales, en un 96 eure caso de alcance nacional y en otros de aleance mas localizado. Tal vez el mas curioso fue el prota- gonizado por la totalidad de los inten- dentes en 1977 durante la reunion anual con Pinochet, una practica in- teresante establecida en 1975, Como se recordara, en aquella oportunidad los intendentes formaron una suerte de Santa Alianza en contra de la po- litiea econdmica, que en regiones mos- traba de una manera muy nitida, cruel, el costo social del ajuste estruc- tural. Ese conflicto fue abortado por cl propio general Pinochet quien, como también se recordara, les enrostré a Jos intendentes su postura a través de la famosa frase que, ciertamente, no fue dicha en tono amable: “Recuer- den los senores Intendentes que son representantes del Presidente de la Reptblica en las regiones y jno repre- sentantes de las regiones ante el Presi- dent Los dos conflictos propiamente re- gionales de mayor significacién fue- ron el conflicto en torno al Proyecto Astillas Chiloé, un conflicto “ganado” por la comunidad regional, y el con- flicto todavia vigente en torno a la demanda por la regionalidad de la Pro- vineia de Valdivia, EI Proyecto Astillas de Chiloé deri- vo de una asociacion establecida en 1974 entre la CoRFo y las empresas japonesas Marubeni Corporation y Sanyo Kokusaku Pulp Company, me- diante Ia cual se cred la Sociedad Faclibilidad Astillas Chiloé Ltda. para estudiar la factibilidad técnica y eco- némica de una planta productora de astillas de madera y de aserraderos para explotar los recursos forestales de la Isla Grande de Chiloé. Segin Abalos (1985). las principales caracte- risticas del proyecto eran: i) el esta- blecimiento de una planta de astillas con una eapacidad anual de produc- n de 1.250.000 toneladas largas; ii) la construccion de un puerto mecani- zado; iii) establecimiento de un ase- rradero con capacidad de 1.000.000 de pulgadas de madera, por ano, para aprovechar las especies forestales de mayor calidad; iv) construccién de 1.659 kms. en rutas y 480 puentes; v) absorcion de 1.845 personas en em- pleos estabies. No es posible entrar en detalles en esta oportunidad. Baste sefalar que el proyecto desaté una reciente opo- sicién tanto en Chiloé como en el resto del pais, oposicién liderada por la Iglesia Catélica, apoyada por diver sas fuerzas extra-regionales que vie- ron en esta lucha una oportunidad para plantearse en contra del Gobier- no Militar y que, en definitiva, termi- nd con el retiro de las firmas japone- sas. El movimiento prob la fuerza potencial del regionalismo. por lo me- nos en un lugar de Chile, y demostré que no existe gobierno alguno que tematicamente pueda hacer caso omiso de las demandas territoriales y sociales. Segtin Abalos (op. cit.): “El movimiento de protesta regional, que se realizé, no obstante el fuerte rece- so politico impuesto por el Gobierno, se debid a que el proyecto entraba en conilicto con Jos objetivos de desarro- lio demandados por la comunidad local”. El otro conflicto tipicamente terri- torial enfrentado por el Gobierno Mili- tar, y heredado por los dos gobiernos sucesivos, es el conflicto valdiviano. La Provincia de Valdivia tuvo un acomodo dificil en todas las propues- tas regionalizadoras, desde el Gobier- no de Frei Montalva en adelante. Ini- cialmente se la agrupd junto con las provineias de Cautin y Osorno en lo Chile: la vocactén regionalista del gobierno militar que fue la inicial Regién de Los Lagos (Region VIII en esa época). Esta re- gién mostré diversos conflictos inter- nos que culminaron en 1968 en la “secesion” de la Provincia de Cautin (que pasaria a formar una region pro- pia), dejando conformada (hasta 1973) la Region de Los Lagos con sélo las provincias de Valdivia y Osorno. La regionalizacion hecha por la CONARA, como se vio, definié nuevamente esta regién incluyendo las provincias de Valdivia, Osorno, Llanquihue, Chiloé y Palena, y trasladé la capital regional desde Valdivia a Puerto Montt, una cuestién facilmente explicable aten- diendo a razones objetivas, pero que signified un atroz agravio para la clu- dad de Valdivia,'! la que desde ese momento ha cuestionado la decisién, ha luchado en contra de ella. ha mo- vilizado a mas y mas sectores socia- les detrs de su demanda (capitalidad) y la ha transformado en una deman- da actual por regionalidad (que, de resolverse, obviamente devolveria a Valdivia su estatus de capital regio- nal). Hasta el momento de escribir estas lineas, todavia puede etiquetar- se esta situacion como un movimien- to regional, pero tiene toda la poten- cialidad para transformarse en el cor- to plazo en un conflicto regional. Tanto el Gobierno Militar como los dos gobiernos de la Concertacion no han podido sustraerse a la fuerza de esta demanda y de este movimiento, pero han sido por completo incapaces de dar una respuesta que, alejada de © Si bien Ia eleecién de Puerto Montt se puede justificar con [acilidad desde varios Angulos, no es menos cierto que detras de esta decision ha habido una historia oculta” de conilictos entre diferen- les ramas de las Fuerzas Armadas, de “pretendidos* derechos adquiridos, de cues- tiones jerarquicas dificiles de entender en el _mundo civil, etc. eure 97 Sergio Boisier todo maximalismo infantil, satisfaga por lo menos parcialmente a la comu- nidad valdiviana y preserve cuestio- nes fundamentales de la visién sobre desarrollo territorial que, se supone, tiene el Estado de Chile." Posiblemen- te la mayor dificultad que tuvo tanto el Gobierno Militar como sus suceso- res, para abordar esta cuestién, es la incapacidad para reconocer que esta demanda, como gran parte de las de- mandas reiyindicacionistas regiona- les, no se plantea en el plano de la racionalidad econémica 0 administra- tiva y por tanto respuestas meramen- te financieras 0 burocraticas no son aceptables. Igual que en el caso de Chiloé. este problema ha mostrado con claridad que ni atin el gobierno mas autoritario puede permanentemente desoir de- mandas sociales, puesto que en una oportunidad fue el propio general Pino- chet el que ordené atender las deman- das valdivianas. No obstante, tal “aten- cién” estaba encuadrada precisamen- te en ldgicas que no corresponden a las légicas que gobiernan la deman- da, Fue, en definitiva, un problema que el Gobierno Militar no pudo resolver. VII. La POLITICA REGIONAL HEGEMONICA EN LOS ANOS OCHENTA: EL DESARROLLO REGIONAL COMO BY-PRODUCT DE LA ESTRATEGIA DE DESARROLLO NACIONAL EI “canto del cisne” de la planificacién regional tradicional en Chile proba- » Reclentemente el Gobierno, por inter- medio de la suapere ha solicttade a un grupo de consultores independientes del propio Gobierno, un informe y una propuesta de solucién, informe y propuesta entregada por los consultores (Boisier, Dockendor!l, Marino- vic] a comienzos de 1996. 98 eure blemente esté bien representado por el libro de oppPLAN Estrategia Nacio- nal de Desarrollo Regional 1975-1990, publicado en 1976. La simple lectura del indice da cuenta de cémo la plani- ficacién normativa!® resulta atracti- va a la cullura militar. Esta adscrip- cion al modelo de planificacién de los sesenta durard hasta fines de los se- tenta, cuando el *niicleo duro de los Chicago Boys” adquiera el contro! to- tal sobre el aparato econémico y de planificacién, una operacién en Ja cual la figura del Ministro M. Kast fue de- terminante. Refiriéndose a esta operactén, Boi- ster (1981, op. cit.) escribe: “A medida que el modelo econémico global co- mienza a mostrar éxitos aparentes de corto plazo {reduccién inflacionaria, saneamiento de las finanzas piiblicas, situacién de comercio exterior, etc.), el poder relative del equipo de politica econémica se incrementa para, final- mente, eliminar de hecho la funcién de planificacién regional en 1978, aprovechando la coyuntura de una reorganizacién interna de la Oficina de Planificacién Nacional. En el nue- vo esquema sélo subsisten las Secre- tarias Regionales de Planificacton y Coordinacién como organismos dedi- cados a mejorar la informacion (sobre recursos y proyectos) regional a fin de incentivar la inversién privada”. Lo que caracteriza de manera fun- damental la década de los ochenta, desde el punto de vista de la politica regional es que de los tres vectores que definen tal politica (ordenamien- ‘© Hay que decirlo con honestidad, planifiacién normativa de la cual_ todos fuimos sacerdoles y acélitos, hoy transfor- mados en apostatas. to territorial, descentralizacién y fo- mento al crecimiento y al desarrollo de las regiones), los dos primeros se desdibujan por el mero hecho de ha- ber dado por terminados sus propios procesos es decir, la regionalizacién esta plenamente configurada, la ar- quitectura institucional regional esta en marcha, el equipamiento sigue ausente (el caso de la Carretera Aus- tral responde a una légica diferente) y la descentralizacion habia legado a “punta de rieles’. Asi que la década mostrara sélo el fomento al crecimien- to y al desarrollo. Hay que sacar del cuadro inmedia- tamente el componente de “fomento al desarrollo regional”. Dejando en claro que se entra acd al terreno de los juicios de valor, a cuestiones ver- daderamente teleolégicas y por tanto de legitimas discrepancias, el desa- rrollo es incompatible con sistemas no democraticos de gobierno y es igual- mente incompatible con el desrespeto a los derechos humanos. Por tanto no podia, en verdad, plantearse una poli- tica de fomento al desarrollo regional, si es que ello involucraba una prota- gonica participacion de la sociedad civil y un sistema de eleccién peris- dica de autoridades y un respeto a las libertades y derechos basicos de las personas, tanto a titulo individual como grupal. Ahora, en términos de fomento al crecimiento regional, lo que prevale- cera en la década es una estrategia de desarrollo nacional, cuya columna vertebral esta en la apertura externa (la consolidacién del mercado, precios libres, control de desequilibrios macro- econémicos, descentralizacién, papel subsidiario del Estado, ete., son, en la practica, requisifos para maximizar las posibilidades de éxito de una estrate- gia aperturista en una economia como Chile: la vocacién regionalista del gobierno militar la chilena). No sera necesaria una particular estrategia de desarrollo re- gional de aleance nacional, ya que el territorio se “ordenaré” en funcién de una légica de mercado y el Estado dejar en libertad plena a cada region para insertarse “a como de lugar” en el contexto de competencia interna- cional, proveyendo, eso si, el Estado las condiciones politicas e institucion- ales para facilitar el proceso. En este marco, el papel de las SER- PLacs cambia y tal cambio va acom- pafiado de una profunda mudanza en las “habilidades profesionales” de su personal técnico, el que es fuertemen- te entrenado en preparacién y eva- luacién de proyectos. La visién’ impli- cita del desarrollo de cada regién hace este proceso igual a una suma de pro- yectos afslados, de ahi la importancia de su correcta evaluacién. De hecho, al asumir el Gobierno de Aylwin esta situacién se mostraraé como un esco- lo para el tipo de trabajo profesional que deben desarrollar estas agencias. En términos mas técnicos, sera el triunfo definitivo de la funcién sobre el territorio, sélo amagado, aqui y alla, por los conflictos territoriales ya co- mentados. En otras palabras, lo que prevalecera como fomento al crecimien- to regional sera el efecto regional del cuadro de Ia politica econémica mas que cualquier esbozo de politica regio- nal directa. Desde el punto de vista regional, ni el Estado ni la politica eco- nomica seran neutros, al contrario del discurso oficial. Segtin lo comenta Raczynski (1986) en uno de los mas completos andlisis de la politica regional del Gobierno Militar: “La politica de desarrollo regional en el discurso enfatizé el reforzamiento de las regiones extre- eure 99 Sergio Boisier mas en lo econémico y demografico y la disminucién del caracter metropo- li-periferia de la estructura econémi- ca del pais, La informacién y los ante- cedentes disponibles mostraron que en los hechos el régimen militar dio es- casa importancia al desarrollo regio- nal; la importancia que le dio fue declinando en el tiempo; la politica que hubo tendid a favorecer a las regio- nes extremas del pais, esto es, prima- ron los criterios de geopolitica y segu- ridad nacional. Las exigencias del modelo, neoliberal en lo econdémico y autoritario en lo politico, primaron y anularon los intentos de planifica- cion y de politicas regionales”... Fue principalmente la politica eco- némica la que definié las transforma- ciones en las situaciones regionales. Como se anota en el Plan Nacional Indicativo de Desarrollo 1979-1984 pu- blicado por opEPLAN (1979:105): “La regionalizacion, entonces, esta orien- tada fundamentalmente a alcanzar el desarrollo de las diferentes regiones sobre las bases reales que les entre- gan sus potencialidades y ventajas comparativas a través de la aplicacién, a nivel de regiones, de las politicas nacionales de los diferentes sectores y de la eliminacién de todos aquellos obstaculos que, en el pasado, impidie- ron o dificultaron dicho desarrollo”. Es interesante observar que en el prélo- go de dicho documento, escrito por el Ministro-Director de la epoca, M. Kast, se anota que la “Estrategia Nacional de Desarrollo Regional de 1975" se encontraba “actualmente en revision". Como ya se insinud, esto no quie- re decir que no hayan ocurrido cam- bios estructurales en las regiones. Por el contrario, la inexistencia de una politica nacional explicita de desarro- 100 cure lo regional, aunada al marco general macroeconomico, provocé cambios en las estructuras productivas de las re- giones muchisimo mas potentes que todos los intentos dirigistas preceden- tes. Boisier y Lira (1995) han proce- sado las cifras del pip regional para un periodo de treinta afos y Ilegan a la conclusion que, en términos estruc- turales, el subdesarrollo comienza al sur (de Santiago), titulo que figurati- vamente intenta senalar el desplaza- miento del eje geografico del creci- miento, hacia el norte del pais: sin embargo, hay que ser cuidadoso en la interpretacién de las cifras, ya que no siempre es posible atribuir determi- nados cambios a definidos periodos gubernamentales. En cualquier caso, es de suyo evidente al observador el cambio en el “paisaje econémico” chileno. VIII, LA HERENCIA PARA LA TRANSICION: BLANCO Y NEGRO DEL LEGADO A La dificil construccién de las regiones sin democracia La regionalizacién chilena se inscri- be en el modelo polar de regionaliza- cién caracterizado, porque la institu- cionalidad precede y crea la regiona- lidad."4 No es Chile un pais de regio- nes, ni siquiera de lugares y, como lo apunté alguna vez John Friedmann, “asombra el escaso apego del chileno al terrufio”, Nada de lo anterior puede resultar extrafio si se recuerda la im- pronta centralista de Chile. La regionalizacién chilena no res- ponde a ninguna demanda social ni a ninguna circunstancia histérica. En términos de la teoria de las politicas '* Esla es una clasificacion utilizada por el autor en varios de sus trabajos. El modelo publicas, ella es claramente el resul- tado de una racionalidad burocratica weberiana. La regionalizacion nace desde el mismo corazén del Estado (una oficina asesora de! Presidente de la Republica) y es impuesta, primero, con el leve peso de un decreto presi- dencial y posteriormente con la fuer- za de un decreto-ley en plena vigen- cia de un autoritarismo a ultranza. Creadas las regiones mediante esta légica burocratica weberiana, admi- tiendo incluso su plena pertinencia y funcionalidad, surge la necesidad de dar forma real a una entelequia. Esto es lo que se ha denominado Ia cons- truccién social y politica de las regio- nes. En las palabras del autor: “Cons- truir socialmente una regién significa potenciar su capacidad de autoorga- nizacién, transformando una comuni- dad inanimada, segmentada por inte- reses sectoriales, poco perceptiva de st identidad territorial y en definitiva pasiva, en otra organizada, cohesio- nada, consciente de la identidad so- ciedad-region, capaz de movilizarse tras proyectos politicos colectivos, es decir, capaz de transformarse en su- jeto de su propio desarrollo.”, Boisier (1991). Regiones artificialmente creadas carecen de un elemento aglutinador esencial (crecientemente reconocido como importante factor de desarrollo): cultura capaz de producir la auto-re- ferencia y la identificacién socio- territorial. Este es un problema parti- cularmente agudo en el caso de las regiones multiprovinciales, en las cua- les existen diversas manifestaciones culturales de orden local, sin que ellas polar opuesto es el caracterizado porque Ia regionalidad precede y crea Ia institu- cionalidad, como sucedié en Espafia por ejemplo. Chile: ta vocacién regionalisia det gobiemo militar leguen a plasmar una verdadera cul- tura de la region. Por eso es que se ha sostenido que todo proyecto colectivo de desarrollo (todo proyecto politico regional) debe entrelazarse con un proyecto cultural paralelo, capaz de crear la cultura de la region. Este es un terreno escabroso. En primer término, tal cultura no puede ser impuesta, sino que debe ser cons truida a partir de las microculturas preexistentes. En segundo lugar, la cultura regional debe representar una mezcla virtuosa del rescate, preser- vacién y socializacién de las culturas locales con la asimilacién de la cultu- ra “universal” (si este concepto existe como tal). Lo claro, en cualquier caso, es que se requieren varias culturas: una cultura entendida en su acepcién mas tradicional, como cosmogonia y como ética, que muestran particula- ridades ligadas al territorio, y también una cultura en una acepeién desarro- llista si se quiere, como una mezcla igualmente virtuosa entre la cultura compelitiva/individualista y la cultu- ra cooperativa/solidaria en relacién al desarrollo econémico. No se necesita argumentar mucho para observar que este proceso, ni siquiera iniciado verdaderamente en Chile, no puede intentarse en ausen- cia de un marco democratico. De nuevo la tantas veces mencionada sociedad civil, Gnico actor colectivo legitimo en este proceso de construc- cién regional, necesita un espacio de libertad para poder cristalizar en si misma y para poder, a partir de alli generar la sinergia que conduce a un desarrollo participative, en el cual la region se transforma precisamente en actor. eure 101 Sergio Boisier B. El surgimiento de nuevos segmentos de la sociedad civil con un discurso descentralista Uno de los procesos sociolégicos mas interesantes ocurridos durante el Go- bierno Militar tiene que ver con el surgimiento de nuevos actores colec- tivos en la sociedad civil, con una presencia mucho mas nitida en las regiones que a nivel del pais en su totalidad. La estrategia econémica puesta en aplicacién hizo surgir un nuevo em- presariado en Chile, que se ha carac- terizado por su dinamismo, modernis- mo y agresividad (esta ultima gene- rando ya anticuerpos en el resto de América Latina), La nueva clase em- presarial, muy profesionalizada, ha surgido en torno a la apertura de la economia, vinculada a la exportacion de recursos naturales en los cuatro sectores en los cuales el pais tiene enormes ventajas comparativas: mi- neria, silvicultura, pesca y fruticul- tura, Como es bien sabido, sectores de localizacién “periférica” o regional. Es bastante comprensible que el em- presariado de estos sectores haya hecho suyo el discurso descentralista del Gobierno Militar, transformandolo en bandera propia y haciendo surgir un “regionalismo cupular” que ha ge- nerado instituciones adhoc. Prolifera- ron las Corporaciones para la regio- nalizacién de... (la Araucania, del Bio- Bio, ete.), agrupadas en una organi- zacién de alcance nacional y de no poca capacidad de convocatoria: la CoRCHILE (Corporacién para la Regio- nalizacion de Chile). Paralelamente se multiplicaron las corporaciones priva- das de desarrollo regional (p. e. CORDE. PROVAL, CORPRIDE, ete.) que buscaban poner al servicio del desarrollo regio- nal la capacidad empresarial privada. 102 eure Muchas de estas corporaciones bus- caban replicar la exitosa y novedosa experiencia de CIDERE (Corporacién para el Desarrollo Industrial de la Re- gidn del Bio-Bio).!° En general, se tra- ia de un fenémeno muy positivo, que debiera recibir mas apoyo del que actualmente tiene, tanto en sus pro- pias comunidades como por parte del Estado, Por otro lado, la politica regional del Gobierno Militar tuvo un acierto in- discutible y de enormes pero no rea- lizadas potencialidades, al crear las universidades regionales o universi- dades “derivadas”. Entre ellas, la Uni versidad de La Frontera, la Universt- dad del Bio-Bio, la Universidad de Talca y la Universidad Arturo Prat han al- canzado niveles académicos muy res- petables, pero falta todavia una mejor insercién regional, falta todavia para que Ieguen a calificar en la doble categoria de universidad regional (por la pertenencia y por la pertinencia regional) y de universidad nacional (por la excelencia de su quehacer). En cualquier caso, surgié otro actor so- cial colectivo representante del mun- do académico regional. De nuevo no habra de resultar extrano que este nuevo segmento de la sociedad haga también suyo el discurso descen- tralista y regionalista. Muchos acad: micos regionales se converliran en activos miembros de las corporacio- nes privadas de desarrollo regional. "© Esta Corporacion parece demostrar algunas tesis que circulan en los medios académicos y que ligan procesos exitosos de desarrollo local y aun regional, al papel de indivicuos. De aqui su dificil replicabilidad. ©. La dialéctica descentralista al inicio de la Transicién y su sintesis: la Ley Organica de Gobierno y Administraciéxn Regional El reiterado discurso descentralista del Gobierno encontré un terreno abo- nado en los dos nuevos segmentos de la sociedad civil recién comentados, que Io hacen suyo. Surge entonces un dio de voces descentralistas: el Go- bierno y sectores de la sociedad civil con abiertas simpatias gubernamen- tales. No sera extrafia entonces una paulatina y suave “derechizacién” del reclamo descentralista en la sociedad civil. Pero también se trata de un tema asumido por la oposicién politica de la época. Los partidos politicos abren un espacio interno, en sus estructuras técnicas, para la discusién acerca de la descentralizacién y el desarrollo regional.!8 Todo ello conduce a una situacién inédita en la historia de Chile: por primera vez, en la campa- fia presidencial que culminaria en 1989, la descentralizacion y el desa- rrollo regional ocupaban un lugar sig- nificativo en el discurso politico. El ILPES publicé un documento titulado La descentralizacion en el discurso po- litico de la Transicién en Chile.'? No resulta extramio que fuese la Concer- tacién de Partidos por la Democracia la que enarbolase la propuesta mas completa en esta materia. Incluso su "© Esto fue particularmente importante en la Democracia Cristiana, a partir del Congreso ce Profesionales y Técnicos en Punta de Tralca y del posterior “Proyecto Alternativo’. 1” Con trabajos de J. Abalos, S. Boisier, J. Cavada, E. Meneses, B. Palma, V. Silva y R. Sugg, representando un amplio arco de posieiones partidisias. Chile: la vocacién regionalista del gobierno mil candidato y posterior Presidente, Pa- tricio Aylwin, cerraba su campafia hablando en Concepcién y diciendo: “E] desarrollo regional es un problema regional”, frase preftada de promesas de un desarrollo pensado y ejecutado por las propias regiones. Pero una vez instalado el Gobierno la cuestion regional parecié perder prioridad en favor de la mas sentida necesidad de democratizar el ambito municipal mediante la correspondien- te reforma constitucional. Es asi que en mayo de 1990 el Ejecutivo presen- t6 a la Camara un proyecto de refor- ma constitucional que incidia princi- palmente en la modalidad de eleccion de alcaldes, proyecto rechazado en el Senado, fundamentalmente porque los Senadores de oposicion consideraron inaceptable la falta de un tratamiento integral de la descentralizacién, es decir, la falta de una propuesta regio- nal. Por ello, un amo después el Ejecu- tivo envia un nuevo proyecto, esta vez de alcance tanto regional como comu- nal, proyecto transformado en las le- yes organicas respectivas (Lor 19.175 y LOM 18.695}. Politicamente la oposicién actué con una légica impecable. Por un lado, tomé en sus manos una emergente demanda nacional (por restringida que estuviese a ciertos sectores “ilustra- dos”, pero con fuerte capacidad de pre- sién), arrebatando la iniciativa al Gobierno y obligandolo a modificar su posicién. Por otro, tal como habia su- cedido en el pasado en paises curo- peos (Italia, por ejemplo}, la oposicién hizo calculos politicos y electorales muy sencillos que permitian prever dificultades de largo plazo para ganar una eleccién presidencial (el unico cargo que vale en un sistema centr lizado y presidencialista) y dificult: des de corto plazo al enfrentar la po- eure 103 Sergio Boisier sibilidad cierta de perder gran parte del control de los municipios (cues- tion que la realidad probé muy pron- to). De ahi la conveniencia de poten- ciar nuevos espacios politicos {las re giones) en donde larvar su presencia en el aparato del Estado. Esta dialéctica terminé en una sin- tesis promisoria para el pais: la Ley Organica de Gobierno y Administra- cién Regional y su potencial para avan- zar en una profundizacion de la de- mocracia y del desarrollo de la perite- ria del pais. Como lo senala acerta- damente Abalos (1993): “La reforma regional emergié como producto del Juego politico mas que como una prio- ridad absoluta dada por alguno de los actores relevantes, y durante toda su tramitacién mantuvo esta condicién de tema relativamente de pocos”. D. El desarrollo regional descentralizado en el segundo quinquenio de los noventa: alcances, peligros, posibilidades, desafios. La variedad regional en la unidad nacional como meta de una sociedad mas democratica y moderna Como se anoté en el resumen ejecu- tivo de este documento, Jos procesos sociales deben ser concebidos en un continuum temporal. Esto significa que no podria terminarse este anali- sis el 10 de marzo de 1990, simple- mente porque en ese momento cam- bié el régimen politico chileno. El de- sarrollo regional, empleando este tér- mino para englobar tanto la regio- nalizacién como la descentralizacién, ya es una pequena politica de Estado y en tal caso lo hecho y lo dejado por hacer por el Gobierno Militar se mues- tra hoy y se mostrara en el futuro. 104 eure La regionalizacién tiende a ser considerada por muchos como “un acto unico y definitive” y, en conse- cuencia, no sujeta a cambios. Es ne- cesario mirar este asunto con una vision mas moderna, La revolucién cientifica y tecnolégica en marcha, quizas el hecho mas trascendental de la historia, introduce el cambio a una velocidad exponencialmente crecien- te en todos los ambitos, en todas las organizaciones, en todas las estruc- turas. La flexibilidad, que deriva de la capacidad para “estar en cl cambio" es ahora un factor clave del éxito, en la produccién, en el comercio, en el conocimiento: en fin, en todo. gPor qué deberiamos tener, en este rincén del mundo, la vana pretension de haber implantado una geografia politica in- mutable? Esta misma geografia politi- ca se esta trizando a nivel interna- cional (mas de veinte nuevos paises en lo que va de la década actual) y se resquebraja incluso en aquellos pai- ses considerados como modelos de estabilidad como Alemania, por ejemplo. Lo que sucede es que los territo- rios organizados, sean comunas, scan provincias, sean regiones, buscan reacomodos y acuerdos flexibles, en un mundo en que la distancia no cuenta, para poder posicionarse como. triunfadores en la dura competencia internacional de la cual ahora ellos son actores de primera linea. A esto se suma la paradoja de la globali- zacion: la dialéctica esquizofrénica entre la necesidad de ser simultanea- mente universal y local. En Chile es necesario introducir flexibilidad en el ordenamiento territorial, 1o cual no significa necesariamente tirar por la borda la actual regionalizacion. Pero considerarla inmutable puede intro- ducir costos elevados en la moderni- zacién globalizadora del pais. En relacién a la descentralizacién, hay que valorar positivamente lo he- cho hasta ahora, pero hay que lamar la atencién sobre sus limitaciones y peligros. Primeramente, hay que in- sistir que el paso desde un modelo centralista de organizacién social a otro, descentralista, presupone un cam- bio cultural, puesto que la sociedad chilena posee una cultura centralista de larga data y profundas raices. Este paso debe iniciarse en la escuela basica o antes, puesto que, siendo un paso colectivo, no es menos cierto que el centralismo, bajo la forma de de- pendencia al igual que el machismo, se incorpora tempranamente en la formacién de los nifos. En segundo lugar, Ia descentralizacién_presupone un manejo profesional de los asuntos transferidos desde el Estado a las or- ganizaciones intermedias y no se ob- serva un esfuerzo nacional de suli- ciente envergadura para entregar co- nocimientos profesionales a la consi- derable cantidad de personas que hoy estan envueltas en el manejo de asun- tos locales y regionales (alrededor de 10.000}. En tercer lugar, la descentra- lizacion juega su destino en el campo de la eficacia y eficiencia de la gestion publica mas directa. Sdlo sobrevivira el proyecto descentralizador si el ciu- dadano comin percibe que el modelo descentralizado le resulta més eficien- te que el centralizado en dos aspec- tos: prestacion de servicios basicos y generacién de condiciones locales que hagan posible desarrollar su proyecto de vida en su propio entorno. Finalmente, en relacion al desa- rrollo regional, treinta afios de esfuer- zos enmareados en diferentes moldes docirinarios y teéricos no han produ- cido situaciones cereanas a un ver- dadero desarrollo en las regiones. Crecimiento econdémico y transforma- ciones productivas, como procesos Chile: la vocacién regionalista del gobierno militar esencial y exégenamente determina- dos, si han ocurrido como resultado, en algunos casos, de esfuerzos de po- liticas piblicas muy explicitas (Arica en los 60, [quique en los 80) y en otros, de cstrategias nacionales genéricas (apertura externa, ventajas compara- tivas) con manifestaciones localizadas de interés (Antofagasta, Copiapd, Cu- rico, Puerto Montt) La explicacién de la situacion des- crita tiende a centrarse cada vez mas en nuestro propio desconocimiento de la fenomenologia del desarrollo regio- nal, es decir, no se sabe a ciencia cierta cuales son los factores causa- les del desarrollo regional, de qué depende este, en iiltimo término. Ha- bida cuenta de este desconocimiento, los intentos de intervencién para pro- mover el desarrollo de las regiones dificilmente habrian podido tener éxi- to. Esto explica, al mismo tiempo, que en la practica las autoridades regio- nales crean que el desarrollo de sus regiones equivale a la suma de pro- gramas y proyectos, todos los cuales pueden ser en si mismos valiosos, indispensables y contribuidores direc- tos a ciertas parcialidades del desa- rrollo, pero evidentemente escamo- tean la complejidad de un fenémeno que s6lo puede captarse en su inte- gridad. Esto hace de las intervencio- nes a favor del desarrollo de regiones (p.c. Plan Austral, Plan Arica, etc.) ver- daderas intervenciones hipotéticas, que tal vez apunten correctamente y gatillen el desarrollo y tal vez no. Las palabras finales. La accién del Gobierno Militar en este campo de las politicas pitblicas fue profunda, sisté- micamente pensada, parcialmente ejecutada y entreg a los gobiernos que lo han sucedido una responsabi- lidad y unos desafios no sélo impor- tantes en la permanente moderni- eure 105 Sergio Boisier zacion de Chile, sino que sumamente atrayentes en la tarea de construir un futuro en el que se entienda que la “variedad territorial” en estilos de vida, enmarcados en la *unidad na- cional” de una sociedad mas equitati- va, es la mejor expresion concreta de una democracia propia del siglo XXI. BIBLiocraria Abalos J., (1985), “Crecimiento regio- nal versus la comunidad. Chiloé: un caso de autoconfianza colectiva regional” en Revista Latinoamerica- na de Estudios Urbano-Regionales, EuRE, N° 34/35,. 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Lia Osorio Macniapo Urbanizagao e mercado de trabalho na Amazonia Brasileira Faoricio Lrat pe Ouverrs A metéfora cidade-empresa no planejamento estralégico de cidades CHELEN FiscHer DE Lemos. Audiéncias ptblicas, tuta social e participagao democrética Wane. Meiers Novo ciclo de investimentos da industria automobilistica no Brasil e seus desdobramentos regionais Editor: Henri Acselrad IPPUR/UFRJ Prédio da Reitoria, Sala 543 Cidade Universitaria/IIha do Fundao 21941-590 Rio de Janeiro RJ E-mail: cadernos@ippur.ufkj.br http://www.ippur.ufij.br

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