En un pueblo haba un lavandero que se puso muy feliz
porque le mandaron a lavar un montn de ropa de una familia rica que organizaba un matrimonio. El hombre ech sobre un burro varios bultos de ropa y, acompaado de su fiel perro, se fue de madrugada para el ro. Una vez all se puso a lavar la ropa, y la extenda a lo largo de la orilla. Mientras esto suceda, el burro se dio a comer pasto fresco, tomar agua y descansar; pero al perro le tocaba ir de un lado a otro de la orilla cuidando la ropa para que no se la robaran. As pas el da hasta la tarde cuando regresaron a la casa del lavandero. Esa noche el perro le dijo al burro que si llegaban los ladrones, l no iba a ladrar para dar aviso porque el lavandero todo el da lo haba puesto a trabajar y no le haba dado de comer, y como l no era un burro no iba a llenarse la barriga comiendo pasto. Fue as como a la media noche llegaron los ladrones por el tejado, y el perro no quiso ladrar a pesar de la insistencia del burro. ste viendo que los ladrones metan la ropa en costales se puso a rebuznar dursimo y a dar coces a la madera. El lavandero, furioso porque el burro no lo dejaba dormir, vino con un palo y le dio una paliza. El perro se burlaba del burro dicindole que eso le pasaba por metiche. Bueno, hasta aqu el cuento. Qu opinan de esta situacin? Qu enseanza nos deja este cuento? Osiris. No est bien que lo pongan a uno a trabajar y no le den de comer. Yo estoy de acuerdo con el perro. En cuanto al burro, pienso que no era su deber alertar al dueo sobre los ladrones. Los burros estn hechos para el trabajo y no para cuidar casas, no son celadores. Urania. Puedo decir algo? LOBITO. Por supuesto. Urania. Yo conoc tres hermanos
LAS CRÓNICAS DE GIGGLE GARDEN Una colección de alegres cuentos de hadas para niños.: Cuentos para dormir excepcionales, agradables y relajantes que imparten numerosas virtudes y fomentan el entusiasmo por el placer de leer.