En los llanos siempre se cuentan muchas historias, leyendas de miedo, historias de
terror, pero casi ninguna de es cierta, son inventos para asustar nios y distraer turistas, que se los digo yo, este servidor sabe de lo que habla. Los fantasmas no se aparecen, no lloran no silban. Los fantasmas no existen, las almas en pena s, espritus que deben cumplir penitencias y vigilan, caminan hasta que llegue la oportunidad de cumplir con lo que tienen que cumplir. A los espritus les gusta la soledad, los lugares oscuros, porque la luz y la gente le traen recuerdos. Algunas veces no aguantan los impulsos (s, tambin los tienen) y van a visitar a sus conocidos, amados u odiados, visitan lugares sonda alguna vez pisaron con pies y no con ese viento frio que los ahora los arrastra. Hace muchos aos estaba en el ro viendo la puesta de sol y escuch un gemido de mujer entre los matorrales, me asust porque cre que era un aparecido, pero me acerqu y le pregunt que qu le pasaba; no respondi. Estaba vestida toda de blanco y era plida, flaquita la muchacha; le ofrec mi ruana y cuando volte tena los ojos ms terribles y dolorosos que he visto, pareca confundida, me pregunt si la poda ver (yo pens que estaba loca), le dije que s, que claro, que se cubriera que empezaba a hacer fro. Se levant y me pregunt cunto tiempo tena all. Le dije que poquito, que apenas desde que el sol se estaba poniendo; la mujer solt una risa macabra, muy sonora y dijo pobre diablo. Pens que yo estaba en desgracia pero siempre hay uno peor. No le hice mucho caso y le ofrec acompaarla, pero me dijo que yo no poda ir a ningn lugar, no todava. Y tena razn, porque yo su servidor, soy un alma que slo espera que alguien escuche sus historias.