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GRAGEAS BIOLGICAS
por Pablo Otero

Remedios de antao

18 de noviembre de 2014

Usted saba que en el medioevo se consuma momia en polvo como medicamento? S, momias
egipcias pulverizadas. Pero eso no fue lo peor, dada la escasez del recurso y la alta demanda,
apareci el polvo de momia trucho.
Usted saba que los enemas tuvieron una poca de furor en la cual una persona poda llegar a
hacerse tres aplicaciones diarias? Qu a los ahogados les hacan enemas de humo? y que se
invent la enema de electricidad? Claro ejemplo de que a veces es peor el remedio que la
enfermedad. Yo paso
Usted saba que en una poca era tan comn morir envenenado que los gobernantes y dems
personas de poder tomaban menjurjes que segn se crea anulaban el efecto de los venenos? Parece
que algunos de esos menjurjes fueron tan efectivos que un Rey acosado quiso suicidarse tomando
venenoy como no le hizo efecto, tuvo que recurrir a su espada.
Usted saba que en una poca si sufra de hemorragias lo trataban con sangras? Cmo? S, se
sangraba a la gente por cualquier dolencia y las personas sin cicatrices eran una suerte de milagro.
Luego se produjo un avance, se reemplaz el bistur por las sanguijuelas, pero se reutilizaban en
diferentes pacientesimagnese. Hasta llegaron a inventar una sanguijuela mecnica por la falta
de estas criaturas repugnantes.
Usted conoce la historia de la quinina, uno de las primeras drogas
antipirticas eficaces?
Y por ltimo, usted sabe del furor de las electroterapias en la medicina? Los
decadentes enemas le dejaron paso a los electrodos que, segn parece, se
aplican a diestra y siniestra en cualquier parte del cuerpo sin distincin.
Bueno, si tal cual me paso a m, usted ignoraba todo esto, tal vez le interese
este libro: Remedios de antao. Episodios de la historia de la medicina. Su
autor es Francisco Gonzlez Crussi y lo edit Fondo de Cultura Econmica en
2012. Se los recomiendo.
Para terminar, despus de leer este libro y ver los tratamientos mdicos de otras pocas, juro no
quejarme nunca ms por esperar a los mdicos de la obra social que me atiendan a la hora que se les
cante.
Pablo Otero

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