Está en la página 1de 1

Recuerdo que durante mis años adolescenciales, imaginarme un reloj con televisor y

radio incluidos era ya una maravilla. Mis amigos hablaban de las maravillas que
ideaban los japoneses y nos quedábamos alusinados pensando que cuando "fuéramos
grandes", cuestión que sigo pensando porque me quedé en el metro 70 (la verdad es
que se trata de 1.69), y nuestros sufridos bolsillos alcanzaran el "money" soñado,
podríamos comprarnos todo aquello que japoneses, coreanos, chinos y cuanto
personaje con ojos rasgados inventara.

Llegó el tiempo de la informática, apareció internet, las voladas de una "one more
night" con alguna minita perdida y encontrada entre tanta onda virtual (sin la
preocupación de usar píldoras, condones ni menos que pudiera quedar embarazada),
el chateo a veces exagerado y muchas otras yerbas. Lo que nunca me imaginé (aún
habiéndolo pensado en algún momento) como algo real, es el que un hombre pueda
quedar embarazado. No sé si los japoneses tendrán que ver con este tipo de "avance
biológico" o es una volada de alguien que tiene mucho tiempo como para enredarnos
la perdiz con este tipo de temas.

Para no quedarme con la preocupación de que hay cambios biológicos, de los que uno
podría ni siquiera enterarse, considerando la tecnología que nos avasalla en estos
días, me puse a buscar rápidamente información sobre el caso. Según he leído se
trataría de un transexual (fiu! ese requisito no lo cumplo, por lo que respiro
tranki) y a medida que sigo leyendo me entero que el supuesto hombre era en
realidad una mujer, que se realizó una...una...masterectomía (ni idea!).

Su mujer no puede concebir hijos y como Thomas Beatie, que así se llama el
operado, mantuvo sus ovarios y el útero, acordaron por dos votos contra cero que
sería él quien engendraría al bebé.

O sea que todo ha sido una falsa alarma y que me perdonen los japoneses por
haberlos metido en este lío, pero nunca se sabe...

También podría gustarte